Mientras hablas con Hana, la luz de toda la biblioteca parpadea. Parpadea de nuevo, pero esta vez no vuelve a encenderse.
Durante un instante, oyes la voz de Hana diciéndote "¿Saki?". Pero no la vuelves a oir.
Ha sido un apagón realmente extraño. No ves absolutamente nada.
Negro absoluto
Solo hay una cosa que ves, y es a ti misma.
Te ves como si estuvieras iluminado desde todas partes a la vez, pero en cambio no ves ninguna luz. No oyes a nadie, ni nada. En cuanto intentas palpar el escritorio para ponerte de pie, no notas nada. De hecho, ya estabas de pie. No sientes ningún objeto a tu alrededor.
Saki mira a su alrededor, asustada. Intenta palpar alguna superficie pero lo hace en vano.
- ¿Hana? ¿¡Hana!? - Es lo único que se limita a decir, intentando averiguar que es lo que esta pasando. Pero lo único que recibe es el eco de su voz.
¿Quizás se ha desmayado? ¿Es esto un sueño? Fuera lo que fuera, aquello que ya era la gota que colmaba el vaso. El miedo comenzó a crecer en su interior, y por tal de frenarlo se motivó a si misma a caminar hacía adelante.
Un terror extremo se apodera de mi, casi desmayandome. Empiezo a temblar simplemente por la idea de quedar atrapada en un vacío infinito. - El amuleto de la sacerdotisa! - Pienso mientras intento controlar mis acciones.
Empiezo a palparme el pantalón hasta que saco de un bolsillo el amuleto y lo sostengo delante mío. Lo observo y mientras lo aguanto fuerte empiezo a gritar. - AYUDA! ALGUIEN ME PUEDE OIR!
De repente, una iluminación enfrente tuyo. A lo lejos, un pequeño haz de luz se proyecta, revelando la cara de Saki.
Mientras Saki busca sin mucho éxito algo a lo que agarrarse, de repente un foco de luz se proyecta en su cara. Es algo molesto, pero reconfortante dentro de la oscuridad. Además, de lejos ve acercarse una figura algo borrosa.
A medida que se acerca, descubre que se trata de Lylia.
- Saki! Saki!- Voy corriendo hacia Saki.
Trato de tocar algo a mi alrededor. Pero no siento nada. No oigo nada. Grito
-¿KYOYAAAAA? - tomo aire otra vez - ¿LYLIA? ¿WATANABE?
Saki, que esta totalmente desorientada, se tapa los ojos porque la luz de un foco le da de lleno. Cuando reconoce a Lylia también va hacía ella. El hecho de que Lylia aparezca en ese lugar solo hace las cosas más extrañas.
- ¿Lylia? - Dice confusa. - ¿De verdad eres tú?
Oyes tu propia voz bastante fuerte, pues es el único sonido.
Mierda, estaba pasando de nuevo. Esa oscuridad extraña.
En esos momentos de nervios, intentas recordar qué os dijo la sacerdotisa. A parte de permanecer unidos, claro, que ya no tenía mucho sentido.
- Sí, Sí, soy yo. Saki. - Le digo cuando nos encontramos.
Le doy la mano y la agarro con fuerza.-¿Puedes ver algo? Yo solo nos veo a ti a mi dentro de una oscuridad infinita.
- ¿Que...? - El contacto físico es lo primero que sorprende a Saki. Después analiza sus palabras. - Estoy igual que tú... Estaba hablando con Hana y la luz de la biblioteca comenzó a parpadear, hasta que se oscureció por completo todo. Sin que me llegara a dar cuenta ya no sentía lo que me rodeaba y estaba levantada... No entiendo que esta pasando...
De pronto parece que Saki ha recordado algo, pero no dice nada.
Saki comenzó a pensar. Ya había vivido algo parecido... El día anterior, cuando se encontró con aquel chico. En el momento en el que apareció el dragón, no pudo sentir el calor que las llamas de este transmitía. ¿Tendrían esos dos hechos un relación directa? La posibilidad de que lo que había ocurrido ayer solo fuera una broma televisiva o su imaginación cada vez se reducía más. El miedo de Saki se transformó gradualmente en curiosidad.
Respiro hondo ¿qué dijo la sacerdotisa? ¡El amuleto! Pero, está en mi mochila, maldita sea no puedo cogerlo. ¿Qué más dijo? Piensa, piensa piensa...
¡Mantener la calma! Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Recuero a mi madre, ella cuando se ponía nerviosa hacia unas respiraciones de yoga, eran algo así como tomar aire contando hasta diez, retener y luego soltar contando otra vez. Respiro hondo 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10, aguanto, y comienzo a soltar 10, 9...
- ¿Shuujin?
Era la voz de Kyoya. Cuando Akito mira de donde viene la voz, siente un gran foco que, desde ninguna parte, le ilumina la cara. Es molesto, pero reconfortante en esa oscuridad.
En dos segundos, Kyoya aparece de entre la oscuridad. Cuando están suficientemente cerca, Kyoya apoya su mano en el hombro de Akito, en parte por bros, en parte para comprobar que es real.
- Tío, ¿qué narices pasa? ¿esto es como lo que te pasó ayer?
- ¡Kyoya! Sí, creo que sí. ¿Estás bien? Recuerda lo que dijo la miko, hay que mantener la calma. Dame la mano. - Y sin esperar a que responda se la agarro yo, me da igual lo raro que pueda parecer, no quiero volver a perderle de vista.
- Sí, lo recuerdo. A mi me dio un amuleto cuando estuvimos esta mañana, y da la casualidad que lo llevaba en el bolsillo, por eso he logrado enc... oye, ¿no es esa Lylia? ¡Y la bibliotecaria!
Tanto el grupo de Akito y Kyoya como el grupo de Lylia y Saki empiezan a iluminarse ténuemente con más focos que aparecen de la nada, de tal forma que ambos grupos se ven entre ellos.
Una vez los 4 estáis juntos, Kyoya dice:
- ¿Donde está ese chico? Ese Watanabe, el que estaba con nosotros.
Saki reconoce Watanabe como un apellido conocido, así que supone que sería del chico de su clase. Cosas de ser compañeros de clase. De forma colateral terminas por aprender sus nombres y apellidos.
Saki mira a todo el grupo, confusa. Parece reaccionar antes el nombre de Watanabe, pero no dice nada aún, se limita a mirar a Lylia para ver que va a hacer ella.
El grupo aumenta, y con él, la confusión de Saki. Que aparezcan los amigos de Lylia solo vuelve la cosas más extrañas. Aunque más raro le resulta lo tranquilos que están en ese momento. ¿Estarían implicados en lo que estaba pasando? Lylia parecía que no sabía nada pero aún así... Las piezas del puzzle estaban sobre la mesa pero Saki no sabía aún como encajarlas.
La aparición del chico la noche anterior y la relación con lo que ocurría en ese momento...
Las búsquedas que le había encargado Lylia a Saki...
El comportamiento extraño de los chicos con los que iba Lylia... Y aún había más... Ese chico de su clase también había estado con ellos, y parecía que lo buscaran en ese momento.
Algo le decía a Saki que todos sabían más que ella en ese lugar. Tendría que esperar a que alguien diera una explicación.
Me quedo unos momentos, que parecen eternos, recuperando la compostura y finalmente digo.- Esto debe ser obra de su arcano, dijo que le atacaba cuando estaba con más gente. Quizás su arcano lo que hace es separarlo de las demás personas y sumirle en la oscuridad. - Hago una pequeña pausa.
- Quizás... No podemos ni sentirlo ni verlo pero sigue estando en este espacio. Por lo que si lo tocamos podremos rescatarlo ¿no?