Partida Rol por web

Había sido un sueño extraño. Saki recordaba gran parte de él, pero estaba convencida de que había soñado más cosas que en ese momento no recordaba.

Tsukihime parecía saber por igual lo que ocurrió en el sueño, de la misma forma que Saki, pero no dijo nada.

Saki tenía la mañana libre. Habían quedado a las 4 en la casa de Mei, y hasta entonces quedaba bastante tiempo. Podía salir, podía estudiar o podía hacer el vago en casa.

Durante la noche, Lylia fue despertada por su madre, que llegó borracha a casa. Subió a su propio cuarto, y no se la volvió a oir en toda la noche. Lylia logró conciliar el sueño de nuevo. El cansancio era superior a todo en lo que pudiera pensar.

Al despertar, Lylia realiza la rutina habitual. Al ser Sábado, solo tendría que ir un rato a clase, y podría incluso comer en casa.

Akito despierta la mañana del sábado con el despertador. Otra vez instituto, aunque gracias a dios solo tenía que ir por la mañana. Podría comer tranquilo en casa, era lo mejor de los sábados.

Akito realiza la rutina diaria y finalmente sale a la calle.

De camino a casa de Kyoya, como cada mañana, escucha unos golpecitos en la pared de una casa a través de la ventana abierta. Siempre había sentido curiosidad por saber que eran esos golpes, que a esas horas de la mañana sonaban totalmente coordinados, uno detrás de otro, dejando intervalos de tiempo entre medias de igual medida.

Mientras Akito se preguntaba por enésima vez en su vida qué sería aquel sonido, deja de oírlo por un instante. Deja de oírlo solo para volver a escucharlo más cerca, en el suelo. Y cada vez más cerca. Con curiosidad, mira al suelo, de donde proviene el sonido.

Una pelota de ping pong. Una única pelota rebotando contra el suelo, que había llegado ahí posiblemente desde la ventana. Akito la coge con curiosidad.

Segundos después, por la puerta de la casa sale un hombre. Tiene el pelo muy corto, cuerpo atlético y le saca una cabeza a Akito. Lleva unos pantalones de deporte y una camiseta blanca con el logotipo de lo que parece un equipo de ping pong.

Cuando Akito le tiende la pelota, el hombre solamente dice "Gracias" con amabilidad, y gira para volver a su casa.

Llego a casa de Kyoya y cuando sale le cuento que por fin he averiguado qué eran los sonidos raros que oía cerca de casa, con su nueva afición al ping pong le resultó curioso. 

Caminamos en dirección a la estacion hablando tranquilamente, se notaba que Kyoya me quería preguntar por el tema del arcano, pero preferí seguir haciendo como si nada por ahora.

¿Un sueño? No, lo recordaba demasiado bien para tratarse de un simple sueño. Aunque lo que más recordaba era que Tsukihime de nuevo había sido lo bastante directa como para dejar a Saki sin un camino claro que elegir.

Que simple... ¿No? Ahora ya conocía su problema, no confiaba en ella misma. ¿Y que? Era evidente cuál era la forma con la que Tsukihime pretendía que lo solucionara, o al menos parecía evidente... Forzar que Saki saliera del agujero que ella misma se había construido quizás podría ser fácil con su ayuda, la cuestión iba a ser mantenerse fuera. Por que al fin y al cabo... ¿Como iba a conseguir Tsukihime que Saki se creyese que estaba progresando? 

Pero ahora Saki no tenía la cabeza para seguirle dando vueltas a eso. Se le presentaba un día ajetreado. Quizás no más que los anteriores, pero hoy era diferente... Hoy el ajetreo había sido planificado... Y nada menos que por ella misma. La primera misión del día sería ahuyentar el pensamiento de que aquella quedada sería un error. Era evidente que no... ¿Como iba a serlo? ¿Que era lo peor que podía pasar?

"¿La gente me tomará en serio? ¿Les contaré algo nuevo o será algo que ya habrán deducido por ellos mismos? ¿La reunión creará un sentimiento de compañerismo o de tensión? ¿Estará de acuerdo Mei con que traiga a tanta gente? Ni siquiera es que sea una gran amiga y voy y le lleno el templo... ¡Aargh! ¡Esto es por el bien de todos! Tranquilízate, Saki. Lo que tenga que pasar pasara... Pero y si... y si..." 

Estos pensamientos y más se arremolinaban alrededor de Saki pero cuando ya estuvo harto intento despejarlos al levantarse rápidamente de la cama. 

Ahora necesitaba algo para desviar sus pensamientos un rato... Y tenía la escusa perfecta. Quizás las cosas habían cambiado a su alrededor, pero había tareas que no podía abandonar. A pesar de que su problema fuese una prioridad, los estudios seguían estando allí. Al fin y al cabo siempre utilizaba los sábados para repasar los apuntes que había hecho esa semana... Si, estudiar un rato le ayudaría a despejar la cabeza. 

Tras desayunar y comentar por encima que esa tarde había quedado, Saki volvió a su cuarto a enterrarse en apuntes. 

Saki estudió, repasó apuntes, hizo ejercicios y se preparó la clase del lunes.

Sí, quizá no era la mañana de sábado más emocionante que había vivido la joven universitaria, pero tal como pensaba, seguía siendo su deber estudiar y sacar buenas notas.

Sorprendentemente, Tsukihime dejó trabajar a Saki a gusto. Prácticamente no habló desde que despertaron hasta que comieron. En parte inquietaba a Saki, pero era innegable que en cierto modo era un alivio.

Cuando llegó casi la hora de la quedada, Saki se dirigió a la puerta tras despedirse de sus padres. Había quedado con Hana a medio camino después de una llamada que le hizo por la mañana. Sonaba tan feliz como de costumbre.

Una vez se encontraron, Hana se lanzó a los brazos de Saki.

- Sacchaaaaaaan~

Abrazo.

*Muaaack*, un beso en la mejilla. Hana parecía feliz.

- ¿Cómo va todo?

El día pasa tranquilo, sin incidentes. Se encuentran con Lylia en el tren, como de costumbre. El periodo escolar es corto el sábado y los profesores intentan no atosigaros demasiado. Quieren tanto como vosotros terminar la semana.

Tras las clases, Akito y Kyoya van a comer rápidamente a sus casas y se reencuentran para dirigirse a casa de Mei.

- Tiiiiiio. ¿Qué crees que nos explicarán hoy? Hagamos apuestas. Yo creo que el gobierno está metido en todo esto.

Obviamente, Kyoya bromeaba, pero esperaba impaciente la respuesta de Akito.

- Bien, bien. - Dice Saki, intentando aparentar los ánimos que puede. - Ya sabes, muy liada con el tema de los arcanos pero... Creo que tengo la cosa algo más controlada. ¿Que tal tú?

Saki se moría de ganas por hacerle la pregunta directa... ¿Había ido Hana a recuperar su trabajo? Pero bueno... Paso a paso... Lo importante era que fuese ella la que entrara en el tema. Y entre otras cosas... ¿Se había llegado a comunicar Hana con su arcano? El otro día cuando lo manifestó delante de Saki parecía parte de ella, y no parecía haber adquirido una forma humanoide. Quizás Saki tuviera que buscar algún momento oportuno para darle un empujón a Hana igual que le había dado a Lylia. 

El día de Lylia empezó como uno cualquiera. Fue al instituto, se encontró con Kyoya y Akito en el tren (además de Satoshi) y tuvo unas clases más bien ligeras.

Típido de los sábados. Los profesores deseaban terminar tanto como los alumnos.

Tras el instituto, volvió a casa a comer rápidamente, y finalmente marchó a casa de Mei.

A medio camino, Lylia vió a Satoshi en una encrucijada por la cual tenía que pasar Lylia, como esperando a alguien. Cuando llega a su altura, Watanabe parece alegrarse y la saluda.

- Hey Lylia. ¿Qué tal?

Le miro con desprecio absoluto y seriamente le digo:

- Es EVIDENTE que son los alienigenas tiiiiiiiiiiiiiio

Seguimos andando hacia casa de Mei.

- Hey! ¿Cómo va? - saludo de vuelta. 

Como parece que estaba esperando a alguien pregunto. - ¿Estás esperando a alguien? 

- Bueno, supuse que tu también vendrías hoy a la reunión con Mei. Creo que estaremos todos los que estamos metidos en el asunto. ¿Vamos?

Sí. Efectivamente, Youta estaba esperando a Lylia. Tras el camino que queda hasta casa de Mei, que transcurre en silencio excepto por comentarios o preguntas de Watanabe sin mucha relevancia, llegáis al templo...

Tarde o temprano, todos acabáis llegando al templo. Cuando llegáis (Saki llega primera con Hana, luego llega Lylia junto a Watanabe y finalmente Akito y Kyoya) notáis que la puerta está cerrada. Tras picar un par de veces, Mei os llama la atención desde detrás de la casa.

Al no haber espacio para todos dentro, Mei ha optado por poner sillas plegables y una mesa de plástico fuera. Ya hay platos con galletas y demás alimentos para picar, además de bebidas.

Mei demostraba ser una gran anfitriona una vez más. Demasiado quizá. Eso parecía una reunión entre amigos de primaria, pero en el fondo, la comida es comida, y no había nadie alrededor en la mesa que no apreciara una buena merienda.

Alrededor de la mesa habían caras conocidas y no tan conocidas.

Saki, Akito, Lylia, Kyoya, Watanabe, Hana, Mei... y algunas caras nuevas para otros.

Un chico vestido completamente de negro, con el pelo corto de color castaño y los ojos de color rojo miraba al grupo, apoyado en un árbol, con aires de superioridad. Hacía gestos extraños cada cierto tiempo, y cuando aparecéis os parece escuchar como saludo de su parte "Buenas tardes, mortales". Poco antes de iniciar la reunión, se presentó como Double Dark-Dragon Destroyer of Doom, o D-Five para abreviar.

Por otra parte, sentado al lado de la mesa, había un hombre de unos 30 años. Parecía totalmente fuera de lugar entre todos los jóvenes. Tenía el pelo muy corto, casi rapado, y estaba bastante musculado, además de ser alto. Iba vestido de forma bastante informal. Su cara no denotaba especial placer al estar en esa situación. Casi se le podía leer la mente. "¿Qué hago rodeado de niños?". Akito lo reconoció como el hombre al que vió esa mañana. Se presentó como Hideki Oshiro. Kyoya hace un gritito ahogado, solamente percibido por los que más cerca están de él.

Una vez realizadas las presentaciones por parte de todos, Mei os invita a sentaros alrededor de la mesa y comer cuanto queráis.

Hana no parece darle muchos datos de interés a Saki... Era evidente que había preferido olvidar lo que pasó el otro día, o al menos dejarlo correr un tiempo. Quizás fuera lo mejor después de como terminó la escena... Hana necesitaría más tiempo para pensar... Aunque Saki confiaba en que no fuera demasiado tiempo... 

En todo caso Saki no debía insistir, si la reunión iba bien Hana también aprendería un par de medidas que tomar. Saki ya se había estado preparando mentalmente sobre algunos de los puntos más importantes. Aunque aquella preparación no le había servido demasiado para relajar los nervios que traía consigo. 

Cuando llegó al templo y la gente comenzó a venir, Saki no pudo más que pensar en lo subrealista que era todo aquello. Y lo peor es que la responsable era ella... 

"Pero es mejor que no me arrepienta a estás alturas". - Le echó una ojeada a los asistentes, sobretodo al desconocido. - "Parece que ha sido todo un exito..." - No sabía si aquella la alegraba o la entristecía. - "Por lo menos es un día que me va a costar olvidar." 

También para la mirada en D-Five. 

"Tan predecible como siempre... Me extraña que haya sido tan puntual." 

A Saki se la nota especialmente nerviosa cuando la gente comienza a llegar. Saluda a todos de forma sistemática, casi como si fuera una formalidad y parece que los analiza con la mirada. Presta especial interés en Hideki, parece que su presencia la incomoda o que le tiene un cierto temor.

Cuando por fin Mei les invita a sentarse, ella obedece y invita a Hana a sentarse a su lado. Aún así la situación sigue algo fría y tensa. Llegado a un punto Saki se siente responsable de romper el hielo. 

- Esto... - Dice con tono nervioso. - ¿Tu nombre era Hideki, verdad? Supongo que Mei ya te ha dicho el porque de esta reunión, ¿No?

Hideki asiente sin llegar a abrir la boca.

Saki estaba remarcando lo obvio. ¿Por qué estaría ahí, si no? Cuando parecía que el intento de Saki de romper el hielo había sido un fracaso, Hideki finalmente habla.

- Sí. Me ha contado lo que pasa, pero que esté de acuerdo es otro tema. La señorita sacerdotisa insiste en que tengo un Arcano. Yo insisto en que no. Vivo mi vida como siempre, sin problemas.

Su forma de hablar es bastante seria, y quizá hasta poco amigable. Pero de alguna forma sabéis que no es exactamente como dice. Si esa fuera su única línea de pensamiento, no estaría ahí con vosotros.

Saki parece sorprendida ante el carácter de Hideki. Tras un silencio incomodo continua: 

- Bueno... No puedo saber si realmente estás implicado en esto o no... Pero si te puedo asegurar que los arcanos son reales. Aunque no se si lo que tengo pensado decir tendrá mucho sentido si el tuyo aún no ha despertado... 

Saki se queda callada, como si pensará en algo. 

¿Quien había invitado a ese tipo? Parecía cosa de Mei... A Saki no le hacía especial ilusión tener a un invitado sorpresa, y menos a alguien como él. En todo caso no parecía muy colaborativo, y eso era lo que menos necesitaba en ese momento. 

El tal Hideki escondía algo, y parecía que solo pretendía hacerse el duro ante un puñado de jóvenes... Al fin y al cabo, ningún hombre de su edad se dejaría convencer por una chica como Mei si no fuera que creyese su historia, o si no estuviera ya implicado en algo tan "sobrenatural" que le obligara a creérsela un poco.

Pero lo mejor era no comenzar con un ataque directo. Saki ya se estaba acostumbrando a su método. 

"Tsukihime, ¿Podrías decirme el estado de todos los arcanos de la gente que hay aquí?"

"Oye, no soy un detector de metales, tengo sentimientos, ¿vale?"

La falsa modestia de Tsukihime relaja un poco a Saki. Parece que con su apoyo si que contaría.

"No estoy muy segura pero... creo que están todos latentes excepto el de D-Five y el de el tío nuevo."

- Me gustaría aclarar que todos los presentes estáis implicados. Algunos habéis tenido más contacto con vuestro Arcano y otros menos. ¿Sí?

Mei terminó la frase mirando a Hideki. Este hizo una mueca, pero no negó las palabras de Mei. De alguna forma parecía que respetaba a Mei.