El día anterior fue un día cansado. Además, ya era viernes. Lylia arrastraba el cansancio de toda la semana.
Vestirse, preparar las cosas para el instituto, desayunar... Lylia realizó todo mecánicamente antes de marcharse de casa camino al instituto.
Como siempre, alcanzó el tren que llega antes al instituto sin problemas. Se mete en él, y encuentra rápidamente sitio para sentarse. A estas horas y en esta estación el tren estaba casi vacío.
- Buenos días.
Era Satoshi. Poco después de sentarse Lylia, apareció Satoshi y se sentó cerca. Aunque por el momento, no parecía tener mucho más que decir.
- Buenos días Satoshi!
Digo en contestación y me quedo sentada pensando en mis cosas. Desde ayer ando dándole vueltas a que la razón de mis problemas sea madre.
y más importante... Cómo soluciono el problema.
Ando realmente perdida en mis pensamientos hoy.
Mientras Lylia piensa en sus cosas sin prestar atención a Satoshi, que está a su lado, siente algo pesado en el hombro.
Satoshi, que hace un momento la había saludado, ha caído de lado y ahora tiene la cabeza apoyada en el hombro de Lylia. Está totalmente dormido.
Era una situación realmente inesperada, y era difícil saber como reaccionar ante ello. Estaba claramente dormido, se notaba en la respiración. Pero parecía un hombre realmente maduro, no alguien que se saltara sus horas de sueño porque sí. Fuera como fuera, tenía la cabeza de un hombre apoyada en el hombro. Aunque en ese momento no hubiera gente alrededor, seguía siendo vergonzoso.
Cuando noto la cabeza de Satoshi en mi hombro dejo de pensar en mis problemas y cambio mi cara de concentración por una expresión entre sorpresa y vergüenza.
Lo sacudo un poco mientras digo - Hey, Satoshi, Hey. Te has quedado dormido ¿No vas a perder tu parada? - Lo hago con la esperanza que se levanta antes de que lleguen mis compañeros de clase y me encuentren en una escena tan insólita.
Satoshi despierta de golpe y pone la cabeza en la posición habitual. Instantes después, reacciona y mira a Lylia.
Su sonrojo es digno de ver. No pega para nada con la actitud seria que ha tenido hasta ahora. Parece realmente avergonzado. Se levanta y se pone enfrente de Lylia, y comienza a dedicarle reverencias rápidas y en grandes cantidades mientras repite:
- Losiento losiento losiento lo siento de veras. Ruego que me disculpes.
Después de la escenita, se sienta enfrente de Lylia, para que no se repita la situación. En vez de mirar al frente como suele hacer, ahora mira al suelo. Da algo de lástima incluso.
Se disculpa tan fuerte Satoshi que me da pena... y poniendo mi mejor cara digo.
- No pasa nada Satoshi.- Cuando su cara vuelve a un color normal le pregunto. - ¿Has dormido mal estos días?
- Algo así. Con el trabajo casi no he podido dormir. Hay mucho que hacer y tengo que quedarme hasta tarde.
Es de respuesta corta, pero lo dice todo. Ha vuelto a su semblante serio, aunque tiene cara de sueño. A veces da cabezadas al dormirse y despertarse súbitamente.
- Pero tranquila por mi. Pasa a menudo. Y vale la pena.
- Bueno - Miro a Satoshi y le digo antes de volver a mis pensamientos.
- Si quieres puedes intentar dormir lo que puedas y cuando te falte una parada te despierto.
- Gracias.
Una única palabra.
Una sonrisa.
Y Satoshi inclina su cabeza hacia atrás para apoyarla en el asiento, y no dice ni una sola palabra más.
Sigo meditando sobre ayer mientras escucho con atención por qué parada vamos.
El tren para donde se suelen bajar Akito y Kyoya. Son los primeros en subir por la puerta que Lylia tiene más cerca, y se ponen al lado de ella.
Cuando entra toda la masa de alumnos a sentarse, se sientan a izquierda y derecha de Takeshi, despertándole. Parece que no hará falta avisarle cuando llegue su estación.
Miro a Satoshi y encojo los hombros como diciendo "Me sabe mal pero así es la vida" cuando abre los ojos y miro a su alrededor el alboroto.
Doy los buenos días a Akito y Kyoya.
- Buenos días!- hago una pequeño pausa en la cual pueden ver como miro quien hay en el tren y añado. - Hoy me encuentro bastante mejor que ayer. - y hago un pequeño tosido.
Casi me cuesta aguantarme la risa ante tan mala actuación. Hoy con lo del examen tengo el día cruzado, así que digo en voz baja pero que se oye perfectamente:
-¿Será porque fuimos a visitarte a casa? - le sonrío encantadoramente mientras pienso que me asesinará en cuanto pueda por esto....
- Puede ser.- Digo cortando al conversación ahí.
Me siento bien mirando hacía delante.
Decido ponerme los cascos y escuchar un poco de música.
Kyoya y yo seguimos hablando de tonterias mientras esperamos a que llegue el tren a la escuela.
Finalmente llegan al instituto. Kyoya y Akito pasan un rato con Lylia en la sala del consejo antes de separar sus caminos e ir cada uno a su clase.
Kyoya y Akito podrían haber hecho el examen con los ojos cerrados. En serio, tenían capacidad para examenes mucho más complicados.
Aún así, mientras duraba el examen no fue tan bonito. Antes de repartir los examenes, Akito mira a Kyoya como es habitual, para desearse suerte en silencio, pero lo que ve no le gusta nada. La espada que está encima de Kyoya tiembla. Tiembla de tal forma que parece que pudiera caerse en cualquier momento. Pero cuando reciben el examen y hacen una primera lectura, parece que la espada deja de zarandearse, y pasa al estado habitual. Pese a que todo termine bien, da miedo solo de pensar en que pueda caer.
Al terminar comentan cómo ha ido el examen.
Últimamente las clases cumplían una función para Lylia que no habían cumplido hasta ahora. Las clases seguían, por la última página donde lo dejaron. Siempre.
Independientemente de cómo la tratara su madre.
Independientemente de qué ocurriera con su Arcano.
Las clases le decían que todo seguía hacia delante, y que nada de lo que ocurriera era el fin. Pese a no hablarse con prácticamente nadie de la clase, estar en la escuela era un alivio.
Por ello, las clases pasan bastante rápido. Al terminarlas, Lylia se da cuenta de una cosa: hacía varios días que no iba al club de teatro a pasar la tarde.
Como cada día después de clases voy a la biblioteca. No aviso a Akito ni a Kyoya para que me acompañen. Quiero hablar a solas con Saki.
Mientras camino medito sobre el club de teatro. Hoy tendría que haberme pasado por el club antes de clase para ensayar un poco.
"¿Por qué quiero ensayar?" me pregunto a mi misma.
"¿Qué es lo que me gusta del club? No me relaciono más de lo necesario con nadie de allí..."
Sé la respuesta, la razón por la cual iba religiosamente al club y ensayaba. Pero me resisto unos momentos a aceptarlo.
"Deseo impresionar a madre..." Sentenció y el pensamiento hace que me acuerde de la niebla y el que parece su significado. Al final sigo dando vueltas al pensamiento que me lleva persiguiendo todo el día.
¿Cómo soluciono mi problema si este es mi madre?
En el tren de camino, suena tu móvil. Es Akito.