Partida Rol por web

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Saki se dirige a la escuela primaria como cada día. La calle que lleva a la parada de autobús está desierta. Más que de costumbre. En la carretera de la derecha, los coches están parados. No suena el motor. No hay nadie dentro de ellos. Son coches fantasma que ni vienen, ni van a ninguna parte. Simplemente son y están, pero no hacen.

Una vida vacía, tener el deber de cumplir una única misión y estar privado de ella. Así debían sentirse esos coches.

Pero, ¿cuál era la misión de Saki? ¿cuál era su objetivo principal?

En ese momento, encontrarse con Chika para ir juntas a la escuela. Pero parece que Chika llegaba tarde. Si estuviera cerca, ya hubiera armado un escándalo.

No.

Chika no estaba ahí.

Chika no
Quién estaba sentada en la parada del autobús no era Chika exactamente
Era una extraña
Una Chika extraña, se podría decir
Su peinado era diferente
Su rostro era serio
Parece que no sonríe
¿Chika?
¿Te pasa algo, Chika?

Saki se sentó al lado de la extraña para esperar al autobús que lleva a la universidad.

La intención era ir con Chikane, como siempre, pero por alguna razón no parecía la Chika de siempre.

- Buenos días, Saki.

Esta no era la Chika que conocía. Un saludo... triste. Apagado. Serio y eficiente. Lo justo para dar a entender que ha advertido la presencia de Saki y que desde ese momento están unidas por los lazos de una conversación iniciada, y que no se romperán hasta que la conversación se de por finalizada.

Unas simples palabras que bien analizadas pueden significar muchas cosas. Para Saki significaba mucho. La diferencia en la actitud de Chika(ne) era la que marcaba ese significado. ¿Podía una persona cambiar tanto en un solo día? Y en serio, ¿qué había pasado con su pelo? ¿Y sus rastas que tan orgullosamente lucía siempre?

Saki estaba acostumbrada a vivir en un mundo tan gris pero el comportamiento de Chika era un cambio en el guión. Su amiga que conseguía alegrarle un poco las mañanas con su sonrisa ahora era solo otra parte de ese estampado. ¿Que estaba ocurriendo? 

- Chika, ¿Te encuentras bien? - Dice Saki con preocupación. 

Chika(ne) frunce el ceño, confundida.

- Claro que estoy bien. ¿Por qué no iba a estarlo?

Un silencio prosigue a esa corta conversación, hasta que Chika dice:

- Mira, ahí viene el bus.

Saki se monta en el bus que lleva a la universidad mientras Chika se despide con la mano desde fuera. Tendría que haber subido con ella, pero Chikane era suficiente mayorcita como para saber lo que hacía.

El viaje en bus duró menos de lo esperado.

Saki se baja del autobús, quedando delante de la empresa que ofreció trabajo a la gente de su clase. Saki se dirige a la entrada, unas puertas de cristal automáticas.

Justo antes de abrirse, Saki se ve reflejada. Tenía orejas, cola y garras. Además, no llevaba gafas.

Avanza hasta recepción. En el mostrador hay una chica que está arreglando unos papeles mientras mira a una pantalla de ordenador. Es Hana.

Saki deja que el flujo de los acontecimientos la conduzca hasta su destino. Cuando entra dentro del edificio y ve a Hana se acerca al mostrador y sonríe. Siempre la hacía sonreír el ver a Hana. 

- Buenos días, Hana, ¿Como va todo hoy? 

- Bien, cómo siempre. Muy ocupada, ¡ya sabes! - Hana pone una de esas sonrisas que enternece el corazón de cualquiera - Pero me tratan muy bien. Es un buen lugar para trabajar.

Hana termina de escribir unas cosas en los papeles que tiene delante, y los deja a parte. En ese momento dice:

- Vaya, ¡casi es la hora! Prepárate, Saki.

Todos los empleados que estaban en recepción dan la vuelta al mostrador y quedan al mismo lado que Saki. En cuestión de unos segundos, comienzan a llover billetes del techo. Todos los empleados corrían y se agachaban a recoger los billetes del suelo o saltaban para atraparlos en el aire. Saki sabía para qué tenía que prepararse antes de verlo. De alguna manera, ya lo sabía y no le extrañaba en absoluto la situación.

"Fíjate, como cerdos a por su comida..." 

Realmente a Saki no le gustaba tener ese tipo de visión de sus compañeros de trabajo, pero no encontraba la necesidad que existía por exhibir de esa manera su hambre por el dinero. Ella en cambio se consideraba una chica sencilla, no necesitaba grandes cantidades de dinero, lo justo para subsistir. Al fin y al cabo, tampoco es que se mereciera tanto...

Algún día la agonía que veía en aquellos que tenía delante se derrumbaría sobre el peso de su propia consciencia. Pero mientras existiera gente tonta feliz el mundo seguiría con su rumbo habitual. 

Saki se agacho a coger un par de billetes, y quien sabe, quizás había cogido más de lo que se merecía... Pero al fin y al cabo, era mejor para todos adaptarse al sistema que combatir contra él. 

El sueño volvió a cambiar.

Saki se levantó después de recoger billetes. Hana no. Estaban en el parque, y ella lloraba. Aunque era de noche. Estaba muy oscuro, comparable casi al Arcano de Watanabe. Esta vez, era Saki, sin orejas, ni cola ni zarpas de loba. Pero Tsukihime estaba a su lado, observando como Hana lloraba.

¿Qué le pasaría ahora? ¿No le había dicho ya que le ayudaría?

Aún tratándose de Hana, no era un llanto desconsolador como el de la otra vez. Por alguna razón, Saki podía soportarlo, aunque no le gustara.

Saki intento parecer serena y se acercó a donde estaba Hana. Se arrodilló y la abrazó para intentar consolarla. 

- Ya está... Tranquila... Voy a ayudarte... Podemos solucionar esto juntas...

A pesar del sentimiento que quería transmitir sus palabras parecías frías y ensayadas. Hasta que punto le importaba realmente solucionar aquello... Porque le importaba... ¿Verdad? Hana era su mejor amiga, era su concepción de la idealidad... No, no podía pensar en su estado como un camino sin salida, como una justificación de la imposibilidad de sus objetivos... Tenía que recuperar a la Hana de siempre. Tenía que hacerlo por el bien de ambas. 

Saki escuchó como Tsukihime se acercaba por detrás lentamente.

Saki se gira hacia ella y Tsukihime dice:

- Claro que deberes ayudarla. Te comprometiste a ello. Es tu responsabilidad ayudarla ahora. Es una gran carga, pero es algo que haces por Hana. Porque la quieres. Pero cuidado, porque no será fácil.

Tsukihime señala a Hana, aún siendo abrazada por Saki, y Saki se da cuenta de que ya no era Hana. Era una figura humanoide totalmente negra, como una sombra. Se le escuchaba llorar aún, pero no había lágrimas. El tacto era algo extraño. Como si no fuera nada conocido.

Aunque de alguna manera se podía deducir que seguía siendo Hana.

Saki había pensando en responder "Soy consciente de ello", pero el nuevo estado de Hana le llama más la atención. 

Saki intenta abrazar a Hana con más fuerza, intenta sentirla más. 

- Hana... No te preocupes... Todo se solucionará... 

Saki comenzaba a sentir que le brotaban lágrimas de los ojos. ¿Pero porque lloraba? ¿Era por sus sentimientos en frente del estado en el que estaba Hana o era por su incompetencia, por no poder mejorar como se sentía? En todo caso si comenzaba a llorar la cosa solo podía ir a peor, pero cada vez perdía más las fuerzas. 

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El llanto de Saki hace eco en el parque. Mientras tanto, abraza tan fuertemente a la figura oscura que esta se extiende, como si fuera masa para hacer pan que ha sido aplastada, y seguidamente rodea a Saki, introduciéndola en una oscuridad absoluta.

El proceso dura alrededor de 3 segundos. 3 caóticos segundos.

NEGRO ABSOLUTO

Saki podía a duras penas verse las palmas de las manos. Al menos durante un instante. Un momento después, pareciendo que emite luz propia, Saki puede verse sin problemas.

A lo lejos, aparece un espejo de pie. O quizá ya estaba. Saki no sabe si es de metal o de madera, no se distingue. Solo sabe que hay un espejo ahí, pues refleja una luz de la cual tampoco conoce el origen.

Sospechando la finalidad de ese espejo, Saki se mueve lentamente hacia él.

El reflejo:

NEGRO ABSOLUTO

No había nada que reflejar. De nuevo Saki no se veía ni a si misma. Después de mirarse las manos sin resultado, vuelve a mirar al espejo. Enfrente suyo, imitando todos sus movimientos, estaba Tsukihime.

Inmóvil.

Sin expresión.

Esperando a que su dueña realice algún movimiento para poder imitarla. Esperando órdenes, como si se tratara de un perro esperando a que su amo le dijera qué hacer.

Sí, sabía que algo raro había en Tsukihime. Es como si su orgullo de lobo hubiera desaparecido por completo de su rostro.

Saki esta confusa y no sabe como reaccionar ante aquello. Al fin y al cabo... ¿Era ese acaso un día normal? Cuando más se repetía en su cabeza el procedimiento que había seguido para llegar allí, más extraña veía la correlación de eventos. Se quedó inmóvil mientras pensaba, mirando fijamente al espejo, con Tsukihime devolviéndole la mirada, inmutable.

Tras bastante tiempo, que se hizo eterno, lo concluyó: 

"Si, definitivamente hay errores en los eventos. Hay algo que no está bien aquí." 

¿Pero quien estaba detrás de aquello? ¿Quien...? ... ¿Quien iba a ser? 

- ¿Que quieres conseguir con esto? - Dijo Saki hablando con el espejo. 

- ¿Qué quieres conseguir con esto?

Repitió la Tsukihime del espejo exactamente al mismo tiempo, como si adivinara su pensamiento.

En ese momento, Tsukihime vuelve a hablar, y Saki con ella, de forma totalmente involuntaria.

- No sé, Saki. Dímelo tú. ¿Quién soy yo?

Deja de hablar unos instantes. Saki siente como si se hubiera quitado un peso de encima al terminar la frase. Luego Tsukihime vuelve a hablar, pero entonces Saki ya no habla.

- ¿Qué quieres conseguir con esto?

- Yo soy tú y tú eres yo. - Dice Saki con seriedad. - Quiero conseguir lo que ambas queremos conseguir, queremos solucionar un problema. Yo quiero solucionarlo con tu ayuda, por lo que quiero solucionarlo con mi ayuda. 

Saki paró un tiempo, después continuo. 

- Todo esto ya lo tengo claro, ¿O acaso no lo tengo claro? Bueno, si no lo tienes claro tú quiere decir que no lo tengo claro yo. Pero si tenemos una opinión distinta entonces hay algo que tu sabes pero yo no. ¿Que es? ¿Y porque puedes saber algo que no se?

- Solo sé lo que sabes. Por lo que si sé algo, tu también lo sabes. Puede que el problema realmente sea no querer saberlo.

Tsukihime sale lentamente del espejo y Saki se aparta para dejarle sitio.

Una vez completamente fuera del espejo, Tsukihime se inclina, agarra con ambas manos la cabeza de Saki, y le besa en la boca forzadamente.

Obviamente, para Saki es molesto. Le hace daño y es bastante incómodo, además de técnicamente estar morreándose a ella misma.

Saki se aparta bruscamente de Tsukihime, con agresividad. Saki no entiende porque ha hecho eso último, pero no quiere entenderlo, está más ofuscada por otros temas. 

- ¿Que no quiero saberlo? ¿Acaso tengo la opción? Si de verdad tuviera la opción de saberlo o no, acabaría pensando en ello. ¿Como puedo saber de pronto aquello que no se? ¿Acaso con el suficiente tiempo se puede saber cualquier cosa? No... El simple hecho que sepas que hay algo que no se, ya indica que tu sabes más que yo. 

Tsukihime comienza a caminar lentamente alrededor de Saki, como si nada hubiera pasado.

- Hay partes de nuestra mente. De nuestro ser. De nuestro conocimiento. Partes que no recordamos, que creemos no saber o que solo nuestro subconsciente conoce.

Tsukihime se para detrás de Saki y la abraza a la altura del ombligo.

- Hay cosas que nuestra mente cree que es mejor que no sepamos. No es lo correcto. Tampoco deja de ser correcto. Simplemente es un hecho. Nuestra mente actúa así intentando beneficiarnos. Pero aún así, no siempre es la mejor opción. ¿Te suena de algo esta historia, Saki? ¿Sabes de qué te estoy hablando?

Saki comienza a perder la paciencia, pero se resiste. 

- Entiendo de lo que hablas. Pero eso no elimina el hecho de que tu aceptes lo desconocido y yo no. Deja de darle vueltas... Siempre has insistido en que somos el mismo ser, que solo sabes aquello que yo se... Pero es mentira, ya lo veo más claro, no eres yo, eres otra parte de mí. Una parte que quizás pueda formar parte de mi pero que mantengo aislada. Por eso puedes saber algo que no se, porque ese algo pertenece a esa parte. Una parte que... ¿Por culpa de mi problema? - Se queda callada unos instantes y luego continua. - Una parte que me es imposible alcanzar, de momento. 

Entonces se planta de cara a Tsukihime. 

- Así que deja de tratarme con ese tono enigmático que traes hoy. Si tanto quieres... O quizás tanto quiero yo... Llegar a esa parte de mí, más vale que no te andes con rodeos. 

- Solo hago lo que creo conveniente, Saki. -dice Tsukihime mientras hace una pose que debería resultarte absurda- Y si tanto puedo permitirme actuar, si tanto poder he adquirido estos días es solamente por ti, Saki. Gracias a ti, y para ti. Eres la causa y el objetivo. Y por si fuera poco, eres el medio.

Tsukihime se sienta en el mostrador de la biblioteca. ¿Desde cuándo estáis allí? Entonces habla de nuevo.

- Eres el centro de tu propio universo, Saki. Soy parte de ti, así que lo haré todo por tu bien. Por mi bien. Nuestro bien. Te pediría que confíes en mi, pero... ¿cómo pedirlo, cuando no confías en ti?