Partida Rol por web

En ese momento, Atsuko da un respingo. Y por lo que ves... se sonroja.

- Tú... ¿tú crees? Kyoya es un chico listo, seguramente ha visto a través de mi.

Entonces te mira, y se sonroja aún más.

- S-Saki. Esto no se lo expliques a nadie, por favor. Necesito... tu ayuda.

Le estaba costando horrores decir cada palabra.

- Yo... quiero... verás, lo que quiero decir es que me gustaría... argh. Quiero cambiar por Kyoya.

"Voy a matar a Atsuko como esto sea un estúpido truco..." 

Y a pesar de estos pensamientos, a Saki la había pillado totalmente por sorpresa esa reacción. Era exageradamente impropia de Atsuko, tanto que casi parecía pura interpretación. ¿Pero y si todo era cierto? ¿Y si había alguien debajo de todas esas capas de superficialidad? La historia que le había contado Atsuko era demasiado larga y detallada cómo para ser una simple broma... Si no era totalmente cierto, al menos gran parte de ella tenía que serlo. 

Y ahora llegaba el paso... El momento en el que Saki se libraba de su segunda enemiga...

"Dos en un dos dias... Esto tiene que ser un record." 

Debía darle la oportunidad. ¿Que perdería si Atsuko estaba fingiendo? Sólo le volvería a demostrar la persona que realmente es. 

- Podría intentarlo... - Dice Saki, algo insegura de cómo plantear la situación. - Aunque bueno... El cambio comienza contigo. Yo simplemente puedo darte consejos desde mi punto de vista... Y desde luego no puedo darte ninguno sobre relaciones amorosas. 

Hace que no con la cabeza.

- No necesito consejos amorosos. Lo único que quiero es poder estar con Kyoya sin sentir que le esté mintiendo. De hecho... ayer le expliqué esto mismo que te he explicado a ti. Le confesé lo de mi Arcano. Kyoya tiene... algo natural, ¿no crees?

Piensa durante un instante y luego aclara.

- Me refiero a eso artificial que intenté conseguir yo. Una imagen, una forma de ser que gusta a todos, o casi. Lo que se dice alguien popular. Kyoya no lo busca, simplemente por ser él ya lo consigue.

"Adular a Kyoya no es el objetivo aquí..." Piensa Saki, que no quería que la conversación derivara por ese camino. 

- Supongo que se lo que quieres decir... - "Aunque habría que saber quien está debajo de todo ese brillo..." - Pero en todo caso, si Kyoya sabe la verdad... Muéstrate cómo eres realmente. Quiero decir... ¿Puedo ser totalmente honesta contigo? Quizás incluso algo... ¿Hiriente? 

La expresión de Atsuko cambia. Cualquiera diría que iba a ponerse a gritar de un momento a otro, pero en vez de eso respira hondo y dice:

- No. Agradezco que quieras ser honesta, pero no es conveniente que digas ahora nada hiriente.

Atsuko mira a Saki fíjamente, y tuerce la cabeza hacia un lado.

- Saki, pensé que eras tú la que no quería tener más confianza conmigo. No puedes soltar esas cosas a alguien a quien odiabas hace 5 minutos.

Se detiene un momento y dice:

- O que probablemente odies ahora. Si te interesa tanto como a mi que nuestra relación mejore, tendrás que esperar un buen tiempo antes de eso.

Saki no puede evitar mostrarse sorprendida, e incluso algo indignada. 

"¡Pero si ha sido ella la que se ha sincerado en un abrir y cerrar de ojos! ¿Y ahora soy yo la que me precipito? Pensé que si íbamos a solucionar las cosas a esta velocidad, era mejor atajar por el camino más rápido... Pero supongo que Atsuko no dejara de incordiarme tan fácilmente."

Tras unos segundos, Saki añade.

- No te confundas. - Intento de sonrisa traviesa. - Quizás me esté planteando el ayudarte, pero si por el camino puedo soltar mi opinión sobre tu "fingido" comportamiento sin tener repercusiones... No puedo dejar pasar la oportunidad. - Se encoge de hombros. - Y créeme que si te digo que lo único que se me ocurre ahora no te va a gustar... 

Atsuko te mira unos segundos con los ojos entrecerrados y se coloca en la silla, por encima tuyo aún.

- Está bien. Di lo que tengas que decir. Pero si te digo que dejes de decir cosas de mi, para.

- Está bien. - Dice Saki, con postura firme. - Seré directa... - Inspira, cómo para coger fuerzas antes de decir lo que va a decir. - ¿Quieres ser tú misma? ¿Quieres que Kyoya sienta que lo eres? Pues podrías comenzar por dejar de vestirte o comportarte como un putón.

La mirada de Saki era firme, no pretendía ser de tal todo hiriente, sólo quería dejar las cosas totalmente claras. Aunque Saki no podía evitar sentir cierta satisfacción diciendo lo que acababa de decir. 

Atsuko mira a Saki inexpresiva. Luego suspira, cansada.

- Quizá me equivoqué contigo, Saki. No sé si eres la persona adecuada para ayudarme con esto.

"¡Hija de...! No. He llegado demasiado lejos y se demasiado cómo para tirar todo por la borda."

- ¿Por qué? - Dice Saki sin poder disimular parte de su cabreo. - ¿Por decir lo que pienso sobre la imagen que has dado durante todo el tiempo que te conozco? Eso es todo lo que es, Atsuko. ¡Una imagen! Si de verdad has sido sincera conmigo, esa no eres tú. ¿Vas a defender lo contrario? ¿Vas a echarte atrás ante la primera opinión negativa que te encuentres? Si de verdad quieres conseguir algo tendrás que ponerle más fuerza de voluntad. 

- Es porque ya tienes una idea preconcebida de mi. Para ti, todo lo que haga es por dar una imagen. ¿Te has parado a pensar que a parte de las relaciones sociales que pueda tener con alguna gente llevo una vida normal? Todo lo que me digas irá condicionado a cómo me ves, y te aseguro que tal y como te lo he contado no vas a acertar.

¿Qué estaba diciendo Atsuko? ¿Que era más profunda o complicada de lo que Saki pensaba?

- Está bien. - Dice Saki, aguantándose palabras menos racionales. - No voy a negar que tenga una visión de ti que pueda distorsionar en gran medida mi forma de opinar. Pero mi oferta de ayudar sigue en píe. Si bien sigo sintiendo un cierto recelo por ti, me gustaría quitarme de encima este problema lo antes posible. Pero para ello, necesito que me demuestres quien eres realmente. Demuéstrame cómo es la Atsuko de tu "vida normal". 

"O lo acabaré sabiendo por mi cuenta... No pienso perderte de vista. Además, tengo gente con la que indagar... Kyoya es una posibilidad, aunque también un riesgo si lo va contando. Pero conozco a la hermana de Atsuko..." 

Atsuko camina hasta la mesa de Saki y pone sus dos manos sobre la misma mesa.

Mientras mira fíjamente a Saki dice:

- ¿Soy un problema para ti? No es algo que me resulte "molesto" como tal pero... ¿eres consciente de las implicaciones de lo que estás diciendo?

- Quizás "problema" es una palabra muy grande dentro del contexto en el que nos encontramos. - Dice Saki tras meditar unos segundos. - Pero sabes tan bien cómo yo que tu actitud me resulta bastante molesta. O al menos lo hacía, las cosas podrían cambiar a partir de hoy. Me alegraría que lo hicieran. 

Atsuko se separa de ti, y sin volver a su sitio dice:

- Está bien. Aceptaré tu ayuda. Pero espero que a cambio aceptes la mía. Está claro que no soy tu único "problema". Creo que podremos complementarnos bien, Saki. Esperaré con ansia a que empecemos.

En ese momento, entra el primer compañero a clase, con cara de haberse despertado hace cinco minutos y bostezando de forma sonora.

Cuando Atsuko se dirige a su sitio, pasa por la mesa de Saki y agachándose para estar a la altura de Saki, que está sentada, dice al oído de Saki:

- No te esfuerces demasiado hoy. Es el último día de clase.

"No hace falta que te molestes en ayudar... Con que dejes ser una furcia me quitas un gran peso de encima. Sólo espero que realmente lo cumplas..." 

Piensa Saki, pero no responde al último consejo de Atsuko. ¿Habían salido las cosas bien? Parecía que si... ¿Aquello había acabado? Era evidente que no... Quizás Atsuko-Enemiga era cómo un grano en el culo para Saki pero aún estaba por ver que cabía esperar de Atsuko-Aliada... 

En todo caso, la clase estaba por empezar, y Saki se mantuvo en silencio observando la puerta, con la esperanza de ver pasar a Watanabe por ella. Su desaparición la estaba comenzando a preocupar... 

Pero Watanabe no apareció.

La clase se llenó en pocos minutos, pero el sitio de Watanabe estaba vacío, y no apareció durante el resto de la clase.

Al terminar las clases, Atsuko se despide. No es una despedida amistosa, pero al menos tampoco lo era enemistosa. Era un gran paso.

Después de comer Saki se marcharía a su encuentro con Hana, delante del templo, tal como ella le pidió.

Saki come algo deprisa, ansiosa por su encuentro. Era claro que lo que Hana quería decirle iba a ser algo importante y que resolvería la mayoría de misterios que la envolvían últimamente, y Saki no podía parar de sopesar posibilidades.

Saki toma el bus, y ni puede concentrarse en leer.

Llega a la parada y se dirige al templo. El camino es corto y Saki va a paso rápido.

Y al fin, Saki llega.

La sola visión de Hana en las escaleras del templo le desvela todo lo que había estado pasando a sus espaldas.

Hana, vestida de sacerdotisa, barre las escaleras mientras canturrea. Cuando se gira para limpiar las escaleras de debajo ve a Saki, y aguantando la escoba con una mano saluda con la otra, sonriendo.

- Sakiii. ¡Buenas tardes!

Saki se queda paralizada varios segundos, pero no tarda mucho en asimilar la noticia. No le parecía para nada descabellado lo que sus ojos estaban viendo.  

"Ahora entiendo el secretismo..." 

Y por mucho que le fastidiara en ese momento, no encontraba ningún motivo para quejarse sobre aquello. En primer lugar, nadie le había lavado el cerebro a Hana (O al menos eso quería pensar Saki) por lo que no se convertiría en una sacerdotisa cómo lo había sido Mei. En segundo lugar, aquello solucionaba en gran medida el problema de Hana, el encontrar un trabajo que le gustara... Aunque no estaba claro si alguien le iba a pagar por ello... Y por último, relacionado con la segunda razón, Hana parecía ideal para estar ahí, para Saki era evidente que su amiga tenía la capacidad de transmitir la paz que necesitaban aquellos que iban al templo al mismo tiempo que alegrarles el día. 

Pero había algo que mosqueaba mucho a Saki, algo relacionado con la reuniones que había mantenido con Mei, y no sabía cómo plantear el tema sin que sonara a acusación. Aquello no había pillado por sorpresa a Hana, Hana había hablado con Mei sobre ello... Entonces, ¿Hana sabía las intenciones de Mei la noche anterior? Es decir... ¿Acaso sólo Hana lo sabía y los demás se habían dejado llevar por lo que ellas habían planeado?

Sin poder quitarse esto de la cabeza, a Saki sólo se le ocurre una pregunta que hacer, antes incluso que devolverle el saludo a Hana. 

- ¿Estás segura sobre esto? 

- Sí. O eso creo... Esto puede ser bueno para mi, y ahora que no está Mei, todos necesitaréis una nueva sacerdotisa. Además, este vestido es cómodo.

Hana da una vuelta sobre si misma, ondeando el largo vestido.

- ¿No crees que me queda bien?