Partida Rol por web

Natsuko intenta sonreir con todas sus fuerzas, y al menos apreciáis la intención.

- Al menos ya no quiero tirarme. Gracias a todos... de verdad, gracias por venir. ¿Cómo te llamabas? - dice, dirigiéndose a Akito - Muchísimas gracias, en serio. Yo... me avergüenza que hayáis visto esto.

Kyoya saca el móvil, que ha vibrado. Entonces, levanta una mano en señal de interrumpir momentáneamente el flujo de la conversación.

- Es Saki. Os leo exactamente lo que dice: "Lo siento, no debí comportarme como lo he hecho. Si dijera que no se lo que me ha pasado mentiría, así que solo os puedo pedir perdón. Decidselo a Natsuko, no se merecía que le hablara así. Espero que las cosas vayan bien."

Saki llega tras un buen rato a su casa. Al entrar, saluda a sus padres de forma sistemática, pero Saki va directa a su habitación. Solo sube a su cuarto y llora contra la almohada de la cama.

Dejo escapar un sonido como de burla y murmuro muy bajito

- Pues piensa antes de hacer...

Akito parece murmurar algo, pero no alcanzas a oir el qué.

Me quedo mirando la escena. No tengo mucho que comentar a Natsuko, la conozco demasiado poco para opinar sobre su situación. 

- Si no hay nada más que añadir...

Mei se levanta, y con ella, el resto.

- Natsuko, puedes quedarte aquí esta noche si no te sientes con ánimos de volver a casa. Daichi, puedes hacerle compañía si quieres. El resto estáis invitados también, pero supongo que preferiréis ir a vuestras casas.

Natsuko y D-Five deciden quedarse.

Miro a Kyoya y él me asiente.

- Nosotros nos vamos. 

Antes de salir me giro a Natusko y le digo.

- ¿Podemos hablar un momento?

- Sí, por supuesto.

Natsuko sale un momento con Akito, Kyoya y Lylia para despedirlos. Cuando salen, Kyoya y Lylia se adelantan un poco y dejan a Natsuko y Akito algo de intimidad.

Sorprendentemente, comienza hablando Natsuko.

- Antes de nada, muchas gracias. En serio... no sabes lo que ha significado para mi que estuvierais ahí. Gracias.

Natsuko se inclina ante Akito en gesto de agradecimiento.

Hago un gesto con la mano, como diciendo "no es para tanto".

- Mira...- hago una pausa - Lo que te dijo Saki... Es una estupidez. La gente es egoísta, es natural, ella lo fue cuando hizo eso. Seguir vivo no es cosa del daño que le puedas hacer a los demás, sino de lo que te pierdes tú de tu vida. Estás en el instituto. Luego sales y se acabó. No les volverás a ver. Y lo decía en serio. Vamos y les damos una paliza, o varias. - La miro a los ojos, todavía se le notan los surcos de las lágrimas, y tiene los ojos rojos. - Si te va a hacer sentir más tranquila o más segura, Kyoya o yo podemos acompañarte a clase o volver de ella - hago una pausa y pienso un momento - no sé si vas al mismo instituto que Daichi, pero igualmente mantengo el ofrecimiento - hago un gesto con la cabeza hacia Kyoya -  opina igual te lo digo yo que lo conozco - sonrío y le pongo la mano en la cabeza - llorar no es malo, y hablar de los problemas tampoco. - respiro hondo - ahora mismo no es el momento, pero si necesitas hablar del tema alguna vez... tenemos más en común de lo que crees. Prometo no juzgar nada de lo que me digas si decides hacerlo. 

Retiro mi mano y espero su respuesta, aún con las pausas he hablado muy rápido. Dudo por un momento, a lo mejor me he excedido al tocarla o al decirle eso. Me comienzo a sentir inseguro de mis palabras, dudando si no hubiera sido mejor haberme mordido la lengua y no haber dicho nada. 

Al poner la mano sobre su cabeza, su expresión pasa a ser algo tal que así: >_<

Cuando Akito termina de hablar y retira la mano de su cabeza, ella levanta la cabeza, sonriente. Es una visión extraña, porque los surcos de las lágrimas aún se notan, pero claramente tiene una bonita sonrisa.

- Agradezco la propuesta, en serio, pero no hace falta. Estaré bien, al menos durante un tiempo. Voy al mismo instituto que Daichi. A su misma clase, de hecho. Es la única persona que me habla... y bueno, soy la única persona que le habla también. Pero estamos bien. Pero creo que la propuesta de contarte mis problemas la aceptaré. Necesito desahogarme realmente. - ves como se sorprende de sus propias palabras - Pero no creas que no estoy bien cuando estoy con Daichi. Es solo que él vive en otro mundo. No tengo oportunidad de desahogarme con él. No hablando, al menos.

Hay un silencio que dura unos segundos. Parecía que le gustaba hablar. Pero en un instante, se comienza a poner roja y dice:

- ¡Olvida eso que he dicho de Daichi! Creo que iré adentro ya. De nuevo, muchas gracias. Le diré a D que me meta en ese grupo de Whatsapp. ¡Nos vemos!

Akito y Natsuko terminan de hablar y ella se despide de Kyoya y Lylia con la mano, antes de entrar de nuevo a casa de Mei.

- Va siendo hora de irnos. Te acompañamos un rato, Lylia.

Akito y Kyoya avanzan junto a Lylia hasta el punto donde se separan. Se despiden hasta el día siguiente y cada cual va por su camino.

Saki es incapaz de dormirse pensando en todo lo ocurrido.

Mientras tiene la cabeza en la almohada (¿después de cuánto? ¿15 minutos? ¿1 hora? ¿2 horas? Saki no sabría decirlo) escucha la vibración del móvil.

Saki tarda un rato en reaccionar. Su cabeza estaba llena de ideas, pero todas daban vueltas a lo mismo...

¿Por que lo había hecho?

Cada vez que una justificación se presentaba victoriosa en el campo de batalla que era la mente de Saki, la misma se hundía en las arenas movedizas del arrepentimiento. Habían pasado muchas cosas, había estado mal, tenía muchas cosas que hacer, se odiaba a si misma... Pero en el fondo no había nada. Nada era tan importante como para justificar su comportamiento. Y menos con aquella pobre chica. Saki había llegado a la conclusión de que se había visto a ella misma agarrada al puente. Había visto la debilidad de ese otro yo, y se había odiado, tanto como se odiaba a si misma. Pero no era justo... Aquella chica no se lo merecía... 

Cuando Saki consigue apartar un poco sus pensamientos, se endereza en la cama. No quería mirar ni que hora era, ni quería saberlo. Al día siguiente se levantaría con un sueño terrible, aunque en el fondo apenas se creía capaz de poder levantarse. Tendría que colocarse una máscara mucho más poderosa, más resistente... Ya no podía remediar lo que había hecho, ahora solo podía intentar que le concedieran la redención por sus pecados y que llegado un día se olvidara el tema. 

De nuevo estaba divagando sin rumbo por su mente. Saki intento despejarse una vez más y alargó el brazo para coger el móvil. Lo encendió, la luz intensa la cegó durante unos segundos, y lentamente volvió a abrir el Whatsapp. 

Suelto un silbido.

- Vaya día ¿eh?

Los sentidos de Saki la traicionaron. Eran las 10 de la noche.

No era tan tarde como esperaba. Instantes después, Saki mira quien le habla.

Mei.

[10:02] ¿Puedes bajar un momento?

Kyoya se pasa la mano por la cara en gesto de cansancio.

- Ya ves tío. Estoy reventado ahora mismo.

Ves como Kyoya gira un momento la cabeza hacia ti para mirarte, e instantes después se gira hacia delante de nuevo.

- ¿Sabes? Todo lo que le has dicho a esa chica en el puente... puedes aplicártelo también. Recuerda que no estás solo. Y ahora no soy únicamente yo quien te acompaña.

Encima de Kyoya estaba Kladenet, y les seguía por detrás Ayoik, pero Kyoya no se refería a esos, no.

Saki sonríe. Pero no es una sonrisa de felicidad, es una sonrisa casi de maníaca. Entre todas las personas, ¿Tenía que ser Mei la que le diera la redención? ¿O venía restregarle la culpa por la cara? Saki se hubiera comenzado a reir si eso no hubiera llamado la atención de sus padres. Quizás hubiera bajado con cualquier otra persona, pero no con Mei, no en su estado, no en su momento de máxima debilidad. 

Saki apaga la pantalla y se vuelve a tumbar en la cama. 

Las ideas siguen en su mente, pero ya no son tan dolorosas. El pensar que Mei esta esperándola abajo en vano la llena de un cierto regocijo vengativo. 

Comienzan a sonar golpecitos en la ventana. Cuando Saki se gira a mirar, son pequeñas piedrecitas lanzadas directamente a su ventana.