Partida Rol por web

► The Host of Seraphin (Dead can Dance)

El agua golpeó la tierra, una vez, otra, y otra más. El océano mantenía aquel ritmo desde que tenia memoría. Y la memoria del océano era antigua.

Una mujer se acercó descalza, con las sandalias en la mano. Pare ella, aquella sucesión infinita de olas sonaba como una respiración o un corazón. Inspiró con intensidad y caminó por la playa, internándose en el mar hasta que el agua le llegó a las rodillas. Escuchó con atención el sonido que llegaba a su mente,  la respiración se acompasó a la de las olas.

-Tienes razón- admitió ella hablando a las aguas. Inspiró una ultima vez con solemnidad, como si pudiese llevarse una pequeña parte de la tranquilidad y sabiduría de los mares en sus pulmones y se encaminó de regreso por donde había venido. Tenia que confiar en que los jóvenes sabrían abrirse camino.

Las normas del consejo eran claras sobre una intervención. Había tanto que quería decirles, tantos errores del pasado que podría ahorrarles. Pero paradójicamente esa era la forma más rápida de repetir dichos errores.  "Que el hijo no pague los pecados del padre" se dijo.

En las paredes del paseo marítimo vio unos carteles que algún joven había pegado. "Fiesta del eclipse, hogueras y cerveza en la playa Este" Sonrió con amargura. pronto todo volvería a empezar. Estaba cansada, pero lucharía un ciclo más.

►Tove Styrke - Number One

Galerías Neptuno, que así se llamaba el centro comercial, se alzaba como un castillo moderno desafiante contra la oscuridad. Su iluminación le hacia destacar en su barrio, cuyas calles, ausentes de comercios solo eran iluminadas por las esporádicas farolas. Como una diva que reclama para sí hasta la ultima gota de atención.

En el monumento al capitalismo, en cambio, la iluminación era omnipresente, hasta molesta para los ojos en algunas zonas. El hilo musical ofrecía un refrito de canciones de éxitos que competían por la atención de los transeúntes con las musicas y tintineos de maquinas tragaperras de los recreativos y los hilos musicales de cada tienda. Los carteles de los escaparates y millones de luces intermitentes asaltaban sin mesura las retinas. Y el olor a fritanga o azucares industriales incitaban al hambre por alimentos insanos que alejarían a quien los engullese del tallaje que maniquíes y displayers mostraban en las tiendas de ropa.

El centro comercial vibraba de actividad. Era el ultimo domingo de las vacaciones de verano, el ultimo día antes de las clases. Algunos jóvenes se encerraban en sus cuartos no queriendo saber nada del mundo, sumidos en la depresión postvacacional. Pero la mayoría se encontraban aquí. una parte se afanaba en realizar las ultimas compras, otros disfrutaban de unas horas finales de libertad en la heladería o los recreativos antes de que el infierno escolar comenzase.

Al menos este año el primer día de clase coincidía con un eclipse. Es decir, iban a  hacer una fiesta aquel día si o si. Pero el evento astronómico le daba una cierta importancia y justificación. "Ey mamá no voy a beber cerveza, voy a usar el telescopio del trastero para algo cultural". Los nuevos amos del instituto, los seniors de doceavo, tomaban el casual evento celestial como una prueba de que su curso era especial y más importante que los anteriores.

La fiesta de la playa de mañana era lo más de lo más que iba a haber en la ciudad en los próximos días.

Visto desde arriba, aquel bullicio recordaba a las hormigas en sus cuevas. Los individuos se difuminaban percibiendose solo las corrientes de movimiento. Un flujo comercial donde cada comprador individual, un ser auto consciente con su propia historia y aspiraciones, se perdía en un fluir colectivo, como gotas de agua en un río.

La historia podría centrarse en aquella chica que se zampaba sus patatas gajo con ansiedad, mirando la pantalla del móvil con desesperación a la espera de un mensaje que no llegaba. La mostaza endulzaba la sensación de abandono.

No sería menos interesante seguir la vida de aquel mocoso que plantaba sus manazas en el cristal del escaparate de la juguetería, muy enojado porque no recibiría el castillo hasta navidades ¡Tres largos meses! eso era una eternidad insufrible para él, mientras que a su madre ya le estaba doliendo el inminente pago del puto castillo.

La mujer que pasaba el mocho preguntándose si en casa sus hijos estaban bien y si se habían comido la cena tenia una aventura apasionante por delante. Un drama de supervivencia con el sueldo mínimo con dos hijos pequeños.

Pero nuestra historia parte de dos chicas, dos buenas amigas, que toman una bebida sentadas en uno de los bancos. Y en un chico, con el que comparten clase, que sale de una tienda. Ignorante de que, en cuanto doble la esquina, se va a encontrar con ellas.

la pelirroja mantenía el ceño fruncido ante la mera y simple idea de tener que volver a las malditas clases mantenía los brazos apoyados sobre el respaldo del banco manteniendo los antebrazos caídos uno con una lata de refresco y la otra libre caída cerca del hombro de su amiga mantenía la vista en un punto indefinido recordando todo lo que su padre le diría antes de salir de casa lo que debía y no debía hacer con el equipo que espera que lidere,lo mucho que su madre le desearía que se lo pasara bien o disfrutase.

Suspiró pesadamente agachando la cabeza hacia delante tengo la sensación de que este curso va a ser un gran coñazo más que añadir a la colección....Dijo Holly en voz alta y tono apesadumbrado pero es lo que hay....  miró a su amiga mientras que con la mano libre se recolocaba el pelo Candy porfavor dime que te ha pasado algo interesante los últimos días... le puso ojos de cachorrito abandonado y una pequeña sonrisa de burla tratando de olvidar que su padre la obligó a quedarse las 3 semanas anteriores entrenando para no "bajar el ritmo" como él decía

Se acababan las vacaciones y con estas pronto también el verano. Candy apuraba los últimos días de calor del año para llevar unos shorts con los que lucir piernas y un crop top ligero que dejaba el vientre al descubierto. Cuando llegasen las lluvias y el frío ya no podría seguir vistiendo así, no tan a menudo al menos. Estaba sentada junto a su amiga Holly, con una pierna en horizontal sobre el banco, flexionada y con el tobillo bajo el muslo opuesto. A una mano sostenía un granizado de limón del que iba sorbiendo por una pajita, con la otra iba leyendo en su teléfono los comentarios que le habían dejado en facebook.

Vio lo decaida que estaba su compañera así que le dedicó una sonrisa y se reclinó hacia ella dejando la cabeza sobre su hombro- Será un año divertido, volver a estar juntas a diario en clase. Ah, y estas semanas que no has podido quedar estuvimos solas Vanesa y yo -compartió todo lo sucedido días anteriores en redes sociales- Ir a la playa, salir de fiesta, ya sabes, lo típico. Te echamos en falta -volvió a incorporarse separándose del hombro de Holly y sentándose derecha- ¿Quieres ir a ver que han traido esta temporada? -a Candy no le hacía falta más ropa, sin embargo siempre terminaba comprando algo- O si prefieres podemos ir a los recreativos, ver una película, comer algo; así te animas.

Holly sonrió ante las opciones de su amiga y el razonamiento de "aun no te pegues un tiro que seguro nos lo pasamos bien" podríamos ir a alguna tienda no hoy había una fiesta en la playa? necesitaremos algo para llamar la atención  dijo con una sonrisa para depués beber parte de su lata pero vamos...lo que tu quieras  miró alrededor mirando el panorama de gente y mantuvo su mirada perdida entre el gran tumulto

Roland salía en esos momentos de una tienda, después de haber comprado varias camisas nuevas. Una de ellas la estrenaría en la fiesta de mañana. Siendo el rey del Daring High School, el muchacho estaba acostumbrado a ser el centro de atención de sus compañeros, por lo que quería exhibir sus mejores galas. No era una persona superficial, pero sabía que las personas siempre hablaban, opinando sobre cada detalle que considerasen oportuno, y él se había labrado una buena reputación que deseaba mantener.

Fue al doblar una esquina cuando se percató de la presencia de Candy y Holly, sentadas en uno de los bancos mientras tomaban un refresco. Las conocía de clase. Sobre todo a Candy, con quien mantenía una relación cordial y se conocían desde hacía casi una década. Holly, en cambio, le era más desconocida. Solía coincidir mucho con ella cada vez que acudía al gimnasio, pero más allá de saludarse o comentar algo sobre las rutinas del gimnasio de cada uno, apenas tenían relación.

Una sonrisa se formó en los labios de Roland mientras levantaba una mano para saludar a ambas jóvenes y aproximarse a hablar con ellas. No se sentó en el banco, Roland era un tipo educado y sabía respetar el espacio personal de los demás. En vez de ello, se acercó al banco y apoyó sus brazos flexionados sobre el respaldo del banco.

-Hola, chicas -las saludó, en tono cortés, mientras sonreía-. ¿Qué tal? ¿Pensando ya en la fiesta de mañana? -Sus ojos se posaron en Candy. Era la chica más animada y juerguista que conocía, por lo que estaba seguro de que no se la perdería.

- Sabes que nunca digo que no a ir de compras... Ah, hablando de algo interesante que está por pasar -la chica dirigió una significativa mirada con sonrisilla traviesa de Holly hacia el rey de la clase, que sin embargo no pasó de largo y se detuvo a saludar- ¿Que hay, Roland? -respondió al saludo extendiendo el brazo con el granizado de limón hacia los labios del chico, dejando la pajita a su alcance por si quería sorber. Compartir es amar- Por supuesto, allí estaremos. Estábamos pensando dar una vuelta por las tiendas a ver que llevaremos, aún no nos decidimos... Ojala hubiera alguien que nos diera su opinión -se encogió de hombros y miró al chico con picardía- ¿Se te ocurre a quien podría interesarle acompañar a un par de chicas que quieren encontrar bikini para la playa?

Sonrió ante el comentario de Candy hacia el chico con el que coincidía en el gimnasio más de una vez, "un absoluto misterio que no hablara mas con él "

 Miró a Roland y una sonrisa se dibujó en sus labios porfin nos vemos en otro sitio que no sea el gimnasio ,rubio se abofeteó internamente por el apodo y miró a Candy  la verdad sí estabamos pensando justamente en eso...iremos a comprar algunas cosas y ya si eso...pero no faltaremos de eso no te preocupes  ella mantuvo la sonrisa espero que coincidamos mas o que nos conozcamos más Plissken bebí de mi lata,escuchó el ofrecimiento de Candy a que nos acompañara, sus ojos verdes se abrieron levemente sorprendidos hasta que una voz en su cabeza dijo:

Es Candy como si no la conocieras 

Holly se rió para sus adentros y suspiró manteniendo una sonrisa ladeada mientras miraba a su amiga de perfil.

El hilo rojo que unía a aquellos tres no se limitaba a ellos. La fibra invisible se estiraba hacia un coche cuyas luces se abrían paso en la oscuridad del  crepúsculo como una estrella fugaz en el espacio de la noche.

A bordo del mismo, Danielle y Dorian charlaban esporádicamente mientras decidían que canción de las que sonaban en el equipo de sonido descartaban o incluian para la fiesta de Homecomming. El mundo no iba a terminarse con la fiesta de mañana, y dos semanas despues habría que celebrar el comienzo del curso. Aunque ellos no tuviesen un eclipse, su fiesta iba a ser mejor.

Realmente la fiesta era del instituto, pero ellos la sentían como suya, al estar encargados de la organización. Solo tenían que mantener a Renata lejos de ellos y todo culminaría en una fiesta donde Danielle seria la estrella a la que todos admirarían y Dorian no tendría que escuchar ni una sola canción que no le gustase.

***

Finalmente llegaron al aparcarmiento de Galerías Neptuno. Podían aprovechar lo que quedaba del día buscando algo nuevo en las tiendas de ropa o simplemente gastando algo de dinero en pasar un buen rato.

Cuando caminaban por la explanada, dirección a las puertas de cristal escucharon un ruido de algo caerse y romperse. En el silencio de la noche el sonido retumbó estrepitosamente.

El origen del ruido era algo que se movía dentro de uno de los grandes containers de basura junto al que estaban pasando en aquel momento.  La tapa estaba abierta y algo no paraba de moverse en su interior, a apenas cinco metros de la pareja.
Antes de que pudiesen decidir si salir corriendo o a pasitos lentos una figura emergió del interior dando gritos...

-¡Ey Jesse! Mira han tirado todo este tofu. Y aún no caduca, no al menos hasta las doc...- El chico pestañeo y se apartó un trozo de bolsa del pelo. -Tú no eres Jesse-Le dijó a Dorian en una afirmación que, de existir el premio novel a las perogrulladas, le habria ganado la nominación directa.-¡Hola Danny ¿Todo bien durante el verano?

-Ey ahí viene Jesse.- Dijo señalando una sombra que se acercaba hacia ellos. Luego se volvió hacia los otros dos, cruzó los brazos sobre el borde del container y apoyó la cabeza sobre ellos. -Estamos haciendo una acción frigana. Si queréis uniros, aquí hay como para llenar la nevera de tres familias.- Les tendió un toblerone que pese a estar en perfecto estado debia ser descartado por haber alcanzado su fecha de consumo preferente.

Con un gesto brusco levanto la cabeza en dirección a la sombraque ya había llegado hasta la zona iluminada -¡Ey, tampoco eres Jesse!- Le dijo.

La sombra que había resultado ser una señora que tendría en común con Jesse un par de dígitos de la seguridad social pero no la altura ni la complexión, apretó el bolso contra su cuerpo y apuró los últimos pasos hasta la puerta. Durante los segundos que las puertas estuvieron abiertas, el sonido del centro comercial llegó más alto a sus oídos. Despues desapareció y afuera solo quedo el sonido del viento que estaba levantándose.

Wyatt miró como la mujer desaparecia tras la puertas de cristal, luego oteó hacia el este con el ceño fruncido. Se volvió hacia la pareja de populares. -¿Puedo quedarme con vosotros? Hasta que vuelva Jesse. O al menos ayudarme a salir.- Les puso ojitos de corderito.

Roland advirtió que Candy le tendía el granizado de limón, por lo que tomó la pajita para darle un buen sorbido. El chico pudo percibir que estaba realmente dulce y sabroso.

-Está muy bueno... -dijo, tras el sorbido. Escuchó las palabras de la juerguista pelirroja, quien le preguntaba de forma sutil si quería acompañarlas a comprar unos biniki. Una sonrisa pícara se dibujó en los labios de Roland. Difícilmente podía decirle que no a Candy-. Se me ocurre alguien, sí. Está con vosotras ahora mismo y no tiene plan en estos momentos. Os acompaño.

El chico se volvió entonces hacia Holly. No tenían mucha relación, pero lo cierto es que la muchacha le resultaba simpática y si era amiga de Candy, como mínimo sería interesante.

-Bueno, lo de conocernos más siempre puede arreglar, Holly -le indicó a la muchacha, en tono afable-. Si quieres, algún día de estos podemos quedar para hacer footing en las mañanas. Es muy sano. O puede secuestrarte Candy para coincidir en alguna fiesta a la que vayamos -le guiñó un ojo a la juerguista mientras lo decía. Roland sabía que si había alguien que podía convencer a otros de divertirse en una fiesta aunque estuvieran de bajón, esa era Candy.

La chica volvió a sonreir satisfecha cuando Roland le siguió el juego tanto sorbiendo el granizado como con la propuesta de acompañarlas- Genial, vamos entonces -se levantó del banco y volvió a sorber de la pajita escuchando al chico y respondiendo a su guiño ladeando la cabeza y dejando descansar su peso hacia una pierna- Me aseguraré de que vaya a la fiesta de la playa, pero eh, tu idea de salir a hacer running suena genial, podríais quedar los dos, Holly necesita entrenar... -miró a su amiga con provocación, no sólo pensaba a lo sucedidó en la maratón sino a que necesitaba practicar a relacionarse más con chicos, quizá para empezar haciendo deporte se sintiese más cómoda.

Candy no tenía predilección por ninguna tienda particular aunque se las conocía todas, así que tras acabar su bebida y reciclarla, guió a los demás a hasta la primera donde vió vendían bikinis. Siendo final de verano muchas ofertas estaban rebajadas, aunque eso a ella nunca le ha importado, siempre obtiene cualquier capricho sin importar el precio- ¿Aprovecharás tú también para comprar algo... o sólo has venido a mirar? -mirar la ropa, pero por el tono que usó Candy se entendía el doble sentido.

Recorrió la tienda en un primer vistazo rápido, tomando sin vergüenza cuantas prendas le entraban por los ojos, no sólo bikinis, y una vez tuvo unas cuantas se fue directa hacia los probadores- Soy una indecisa, voy a empezar por estas, si quieres puedes buscarme alguna más que te guste para mi -le propuso a Roland, si lo vió sin nada que hacer, mientras iba desapareciendo tras la cortina- Si necesito más ayuda ya te avisaré para que entres aquí -aparentemente bromeó, aunque la idea de acabar con un chico en un probador sonaba propio a lo que se suele decir de ella.

Ir de compras con Candy era un acto de paciencia, aunque podía resultar divertido a poco que te gustara ir de compras. Entraba al probador, se cambiaba de ropa y pasaba un instante mirándose en el espejo, antes de asomar la cabeza por la cortina y si los demás estaban ahí salir fuera para mostrarse, posar para ellos y escuchar sus opiniones. Ella hacía lo mismo para los demás, siendo sincera con Holly sobre que le quedaba mejor ya que quería verla lucir su atractivo disimulado, y si Roland le pedía opinión, probablemente tardaría unos segundos en decidirse, en los cuales miraría al chico de arriba abajo con bastante, bastante... bastante detenimiento.

► Galantis -Peanut Butter Jelly

El hilo rojo también se extendía hasta el Supermercado del centro comercial, donde se enlazaba entre tres personas, haciendo una pequeña madeja.

Bip
Cepillo de dientes Kolgate 0,50
bip
Patatas fritas apilables Rringels 0,60
bip
llavero "Ricky el Ratón" 2,50
bip
Medallones de Merluza empanados Pescasana 4,50
bip

Bip... pip... bip... bip...

Asi transcurría la vida de Arthur quien, a pesar de que la empresa de su madre estaba triunfando, prefería ganarse su propio dinero para costearse sus vicios. Una muestra de responsabilidad de un chico que había visto las ojeras de su madre y su hermana y el constante hacer números que se habían traído en las épocas duras.

El hilo musical repetía las mismas doce canciones que ya conocía de memoría. Mientras, productos de marcas de segunda, muchas de ellas imitaciones de marcas conocidas, se deslizaban por la cinta transportadora a la espera de que él las escanease y las encerrase en bolsas.

A un metro de él, Kelly y Juniper depositaban sus productos. Juniper no podía gastar mucho, pero algo necesitaba para escribir durante las clases y Kelly no estaba dispuesta a dejar que su amigo suspendiese por preferir gastarse el dinero en cuarzos en vez de en bolígrafos. Aunque fuesen "Bolígrafos Vic escriben finamente"

Finalmente la señora que estaba empeñada en que la oferta "compre dos y pague uno" en pienso para gato debería significar que si compraba tres pagaba uno y medio y que se negaba en redondo a comprar cuatro para pagar dos cedió a la evidencia y se marchó con solo dos sacos de "pienso miau, miaulicioso"

Por casualidades de la vida, cuando la mercancía de los dos chicos llego a la caja y reconocieron a su compañero de clase (y excompañero de trabajo para Juniper), los fluorescentes parpadearon un momento antes de que los jóvenes pudieran saludarse.

En los segundos que la gente se miraba unos a otros y  a los fluorescentes, Kelly, la otra Kelly, se acercó a la caja de Arthur. Para ella aquello era lo más normal de mundo. Evidentemente la instalación eléctrica llevaba dando problemas años pero aquí nadie iba a invertir un céntimo. Algún día habría un chispazo en algún sitio y todo seria llantos, "yo no sabía" y "¿¡Pero inflamable significa flamable!?". Como ella solía decir a los empleados a su cargo: en caso de que algo "tufe" a quemado, que le den por culo a todo y salid corriendo. Ni fila ordenada ni extintores ni pollas en vinagre, corred al punto de reunión en el parking.

-Ey Whitaker. empanado. ¡Tu turno terminó hace dos minutos! Si te piensas que te los va a pagar alguien es que "tas" " mu" fumado.- La chica le dio unos golpes de cadera como para echarlo de su asiento o para sentarse encima de su pierna si no se apartaba.

-Ey junito ¿qué tal todo? ¿tan flipado como siempre?- Le increpó la chica con sus modales de Londres del este, pero sin absolutamente ninguna maldad. Al contrarío, aun se partía la caja recordando las anécdotas de cuando trabajó aquí. Juniper era (sin él saberlo) una figura popular entre los amigos de Kelly.

La chica cogió el escáner y le guiño el ojo a su tocaya. -Ya tengo una pistola laser, soy como "la princesa lela".- Dijo en lo que ella consideraba que era intentar socializar animada y educamente. -él es "chewaka"- les dijo señalando con la cabeza a Arthur.

-Venga Arthur, laaargo de aqui. ¿Chicos, podéis sacar a este yonki del trabajo de la tienda?- Mientras hablaba fue pasando las cosas, aunque no escaneandolas pues estaba disparando disimuladamente contra un codigo de barras que empleaban para identificar el usuario y contraseña. En otras palabras, todos los artículos de juniper hicieron "Bip" pero todos se identificaron como "articulo no encontrado, escanee de nuevo". Todos menos el ultimo que sirvió para poder imprimir un ticket. Kelly extendió la mano sin decir en voz alta el precio final. De reojo controlaba que el siguiente en la fila no se hubiese coscado de nada. Por suerte estaba enganchado al móvil y no se habría enterado de nada aunque estuviesen descuartizando un cordero vivo con una motosierra en la cinta transportadora.

Como era usual en mi turno me la pasaba sentado, apenas y le dirigía las miradas a las personas que pasaban o les saludaba, y eso que estaba hoy de buen humor, al menos hasta que llegó la señora de los gatos que parece ser que no tiene buena comprensión lectora con la oferta que estábamos teniendo hoy, pero decidí solo explicarle de forma calmada las cosas.

Una vez pasó el siguiente y alcé la mirada los reconocí al instante, creciendo así una leve sonrisa en mi rostro la cual se borró apenas las luces comenzaron a titilar arriba de nosotros. A pesar de que había pasado un par de veces igual no me acostumbraba, así que extrañado subí la mirada hacia el techo y luego hacia Juniper y Kelly, antes de que la otra Kelly llegase a saludar. Volteé a verla con una leve sonrisa y le respondí. -No sé, pero alguien tendrá que pagarme mi centavo por esos 2 minutos que llevo aquí en la caja.- Mientras ella daba esos golpes en mi cadera antes de que me hiciera un lado para levantarme.

Mientras Sanders hacía conversación con Juniper y Kelly me fui quitando el delantal el cual tenía un pequeño gafete con mi nombre y el nombre del Supermercado, para así doblarlo antes de soltar una ligera carcajada por como Sanders decía de esa forma los nombres de los personajes de Star Wars. -Oh vamos Kelly, sabes que te encanta que esté por aquí. Pero si quieres que me vaya lo haré, solo no me extrañes tanto, hasta luego.- Largué una carcajada mientras pasaba por fuera de la caja hasta el otro lado. -Hola hola Juni y Kelly número 2, ¿Que tal están?- Pregunté con una sonrisa algo vaga mientras tanteaba mis bolsillos, para así sacar de uno de ellos mi teléfono y verificar la hora que era.

-¿Comprando cosas para el regreso a clases?-

Danny frena su paso cuando oye su nombre. Gira la cabeza y deja que el chico acabe, pero su ceja se ha arqueado desde el segundo uno. No tenía nada en contra de los activistas pero... ¿en serio? ¿dentro de un container?

Suspira. Sí, el verano bien, gracias. Dice con una sonrisa que todos conocían. La rubia no era alguien a la que se le caerían los anillos por ayudar a alguien o ensuciarse pero... ¿hacerlo por alguien que no corre peligro y que se ha metido ahí solito? Eh.... pasando.

Mira a Dorian y con la mirada se lo ha dicho todo. Bueno, verás... es que tenemos prisa. Seguro que Jesse no tarda. Dice con tono amable. Si además añadimos el factor Jesse, todavía la vería ayudando a salir a ese pobre chico y con la mala imagen que tiene de ella, pensaría que era la culpable de que él estuviese ahí. Mejor salir de ahí cuanto antes. Le daban pereza las confrontaciones innecesarias.

Sin molestarse en camuflar su cara de asco Dorian arqueó una ceja y miró al chico de arriba a abajo

- No, no soy Jesse, pero tranquilo, está apunto de llegar... o no, pero tenemos prisa - Dorian se giró para irse pero justo antes de dar el primer paso se gira - Que demonios, no, no pienso ayudarte, zorra mal oliente, das asco... y mucho - añadió sin cortarse ni un pelo para después darle la espalda y marcharse.

Una vez se habían alejado se acercó un poco a Danny - ¿Pero que mierda hacen mirando en la basura? A ese ni se te ocurra invitarlo.

Roland siguió a las chicas, caminando en dirección a las tiendas y dejándose guiar por Candy, quien había tomado la iniciativa de dirigirse ya en dirección a las tiendas donde vendían bikinis.

-Ya he comprado algo, un par de camisetas -indicó el muchacho, señalando la bolsa que portaba en su mano-. No compraré nada más, aunque ya sabes que yo no suelo ser de los que sólo van a mirar... -Se formó una sonrisa pícara mientras decía esas palabras, siguiéndole el juego a Candy. Le encantaban la picardía y los dobles sentidos de la pelirroja.

Roland observó que Candy se dirigía a uno de los probadores y le sugirió que buscase algún bikini que a él le gustase para la chica. El muchacho lo tenía claro. Había muchos colores que seguramente sentarían bien a Candy, pero él quería verla con uno rojo, a juego con su cabello, por lo que escogió un par de bikinis rojos para la joven.

-¿Necesitas ayuda ahí dentro, Candy? -bromeó Roland, en tono divertido, en una de las veces en que veía a Candy entrar en el probador. No obstante, el chico no quería dar de lado a Holly. Por ello, mientras Candy se probaba los bikinis, aprovechó la ocasión para hablar con la deportista e intentar conocer algo más de ella-. ¿Hace mucho que os conocéis? -le preguntó a Holly, intrigado.

siguió a Candy junto a Roland con un auricular puesto tarareando la canción de "sweet child o´mine" en relativo silencio mirando los escaparates de las tiendas por las que pasaban de reojo, su mente estaba en blanco no pensaba en nada y eso la sorprendía normalmente estaba pensando en más de una cosa a la vez, se rió al ver que Roland le seguía el juego a Candy y mantuvo la sonrisa mirándoles , al entrar en la tienda miró las elecciones de roland:

No tienes mal gusto para colores dijo con la sonrisa anterior, cuando le preguntó le sorprendió un poco Bueno...la verdad nos conocemos de hace bastante la verdad somos amigas realmente cercanas, me gusta pensar que mejores amigas, pero el caso es que si, nos conocemos de mucho... su sonrisa pasó a una expresión de nostalgia recordando los buenos momentos que pasó con la otra pelirroja