Partida Rol por web

- ¿Has visto...? - Se tragó sus palabras, pues aquello, aunque no era nada que hubiera visto en una película de terror, era realmente aterrador. - Si, será mejor que...

Jesse tragó saliva. Mientras dejaba una frase inconclusa tras otra, no podía dejar de mirar aquel punto negro que había caído del cielo. Era nieve. Al menos eso había creído, pero nieve negra. ¿Era eso posible? Era evidente que no y aunque un copo de nieve no fuera a matarle, no dejaba de asustarle. ¿Y si era ceniza? ¿Se estaba quemando algo? 

Meneo la cabeza para sacarse de encima aquellas preguntas y finalmente se giró hacia Wyatt. Aquel chico le estaba mirando con una ceja arqueada y de brazos cruzados, todavía en el interior del contenedor y con cara de pocos amigos. Era evidente que esperaba mayor colaboración por parte de Jesse para salir de allí, que meramente no hacer nada. 

- ¡Venga tío, ayúdame! - Le dijo Wyatt a Jesse. - Al fin y al cabo, tú me has metido aquí... - Sonrió.

- Claro... - Y tras aquella confirmación, Jesse se puso en marcha acercándose al contenedor y ofreciéndole su ayuda a su colega.

Extrajo con alegría las fotografías del fotomatón y al observar el revelado se quedó paralizada, en la última aparecía un rostro conocido, su madre, a quien ni siquiera había visto en fotografía en la pasada década. Aún así la reconoció al instante, una mujer de unos treinta años, la edad que debía tener cuando desapareció. Incluso si era una ilusión estúpida, Candy nunca había perdido la esperanza de que estuviese viva, simplemente dejó de pensar en ella, hasta ese mismo instante. La tira de fotografías se cayó de su mano temblorosa. Roland estaba a su lado y cuando lo miró quiso preguntarle- ¿Lo... has visto? -pero al pronunciar la última palabra hubo un corte de luz y sin pensarlo Candy se arrimó al chico para agarrarse a su brazo. La oscuridad duró unos segundos eternos para ella, sus pulsaciones se aceleraban y mantenía la mirada fija en una figura blanca y redondeada no muy lejos de ellos, a sus ojos fantasmagórica. No fue hasta que la luz volvió que descubrió que aquella forma eterea era bastante corporea, la señora del mocho. Sintió alivio y por fin dejó escapar un suspiro, juraría que había estado esos diez segundos sin respirar.

Candy iba como acostumbraba en aquella época del año, llevaba unos shorts con los que lucir piernas y un crop top ligero que dejaba el vientre al descubierto. Su aspecto era el de la Candy que todos conocen, su actitud no tanto. Soltó el brazo de Roland aunque no fue capaz de alejarse de él, tan sólo reunió el valor para agacharse despacio y recoger la tira del fotomatón del suelo, en la que lo único que había eran imágenes de ellos dos divirtiéndose. Se las quedó observando, esperando ver algo más que faltaba. Su corazón aún galopaba y trataba con toda su voluntad contener las lágrimas. Alzó la vista a todos lados para buscar con la mirada a su amiga, Holly se había alejado demasiado y probablemente no la pudiera ver, pero se fijó en que Al estaba por allí. Quería ir corriendo a su lado pero... estaba asustada, en ese instante no se sentía capaz de quedarse sola, le daba miedo que todo volviese a quedarse a oscuras y no hubiere nadie a su lado.

Escuchaba con genuino interés lo que explicaba Juniper sobre los almacenes, y también lo que Whitaker hablaba sobre las novedades en el supermercado. No intervenía demasiado, pero se le daba bien escuchar y dar su opinión cuando se la daban... Kelly ya había aprendido que si su opinión era totalmente contraria a la de su interlocutor, lo mejor era escurrir el bulto. No era una mentirosa, ni una hipócrita, pero apreciaba su vida... y más de cuando Whitaker se trataba, "bomba con detonedor", nunca se olvidaba de eso. 

Miró a Bain y le pareció tan maravillosa como siempre. Tan deportista, tan pelirroja... ¿Qué shampoo usaría? Siempre se le veía tan fino y sedoso... era súper popular por méritos propios, ¿cómo se podía ser tan buena en algún deporte? Kelly podía tener un poco de aguante en las pruebas físicas, y tampoco es que fuera súper torpe, pero ni en cinco años de entrenamiento llegaría al nivel de Bain. 

Y justo detrás de ella vio a Glass, entrando por la puerta, y su respiración se contuvo en este mismo momento. ¿¿¿Y ahora qué??? Mierda, mierda, mierda... ¡no pienses en palabrotas...! ¡Que no me vea...! ¿O que sí...?  

Y la luz se fue. 

Kelly miró alrededor, las luces de emergencia estaban encendidas, también las máquinas que contaban con baterías externas o con generador. No se asustó. Kelly se asustaba porque algún popular fuera a decirle buenos días, no porque hubiese un simple apagón. Antes de poder decir que se fueran con calma hacia la salida, las luces volvieron. 

Trató de hacer memoria sobre si había habido alguna tormenta en los últimos días, pero seguramente solo hubiera sido un sobrecalentamiento del sistema. Nada grave. 

Y claro. Sus ojos volvieron a dónde estaba Glass. 

Maldita sea. 

Creo que... iré al baño. Quiero decir, que necesito ir al baño -les dijo a sus acompañantes, sonriendo ligeramente nerviosa. Solo necesitaba el tiempo suficiente para esconderse un rato y pensar. 

Roland estaba disfrutando del momento. La personalidad de Candy le resultaba tan arrolladora y atrayente que no necesitaba sexo para sentir que estaba pasando un buen rato con ella. Con Candy todo era tonteo, insinuación, y disfrutaba con ello porque sabía que a la chica también le divertía.

Al rey del instituto no le importó que ella se sentara sobre sus piernas en el fotomatón ni que fuera a hacer una foto para el Instagram, aunque eso sí, aprovechó para esbozar su mejor sonrisa en aquella fotografía. Las imágenes en el fotomatón le resultaron divertidas, con Candy siempre estaba a gusto por distinta que fuera cada situación, ¡incluso si en una de aquellas fotografías se le veía a él un pezón!

Pero lo que se había iniciado como un mero divertimento terminó en una situación de lo más extraña cuando ambos pudieron observar que en la última fotografía no estaban solos, sino que se hallaban acompañados de una mujer con un traje blanco. En un primer momento, Roland quiso aferrarse a la lógica y pensó que quizá fuera sólo un efecto óptico, un resquicio de la última persona que había pasado por el fotomatón antes de que ellos. Aunque el muchacho no era idiota y aquella opción duró en su mente escasos segundos. La mujer de la fotografía había aparecido demasiado nítidamente como para que fuera un fallo óptico. Nunca había creído en esas cosas, pero estaba seguro de que tenía que ser un fantasma. Para colmo, cuando observó las fotografías de nuevo, aquella imagen sólo mostraba cuatro fotografías, sin que apareciese en ella la fantasmal imagen que habían visto.

-Lo vi... -respondió Roland, ligeramente confundido. Observó que a Candy se le había caído la tira fotográfica de las manos y se agachó a recogerla. La miró, extrañado, pues nunca había visto a la pelirroja tan afectada y supo que algo no andaba bien-. ¿Estás..?

Antes de que pudiera terminar de formular la pregunta, el corte de luz ya se había producido y sintió que Candy se arrimaba a él para agarrarle del brazo. Estaba asustada, y no era para menos después de lo que había sucedido. Por fortuna, la luz no tardó en regresar unos segundos después, pero Roland no pudo evitar pensar que aquello era sin lugar a dudas una cosa de lo más extraña.

-Candy... ¿estás bien? -le preguntó, mirándola a los ojos y posando una mano sobre su hombro de manera afectiva. En esos instantes, había desaparecido todo atisbo de jugueteo o insinuación por parte del chico. Únicamente le preocupaba el estado de la joven-. No sé qué ha pasado, pero ha sido muy raro.

Todos pudieron ver cómo Roland posaba una mano sobre el hombro de Candy, a quien se le veía bastante afectada por lo que acababa de vivir. El muchacho estaba tratando de hablar con su compañera y calmarla y, luego, dirigió una mirada nerviosa a su alrededor. Los ojos del rey del instituto echaban un vistazo a su alrededor, buscando con la mirada a la persona que le gustaría que estuviera con ellos dos ahora: Holly Bain. No sabía dónde se encontraría la otra pelirroja, pero estaba seguro de que si Candy necesitaba a alguien, esa era su amiga.

-Un helado suena estupendo, vayamos.- Y así es como los tres salimos del supermercado. En el camino lo más que hacíamos era el ponernos el día entre yo y Juniper, al igual que hablábamos de algunas anécdotas y cosas que se hacen en el Supermercado. No era lo más interesante que se podría hablar en el momento, pero al menos era un tema de conversación.

En el camino nos encontramos con Holly, esa linda chica deportista de la escuela la cual estaba seguro que podría aplastar con facilidad mi cabeza con sus brazos. Lo más que hice de mi parte fue saludarla al agitar mi mano. 

Pero finalmente llegamos hasta el Centro Comercial, todo como siempre, pude ver un par de caras como la de Al, el cual esperaba que no llegáramos a cruzarnos, y... Creo que más nadie de momento, no podía ver alguna otra conocida sorbe ese mar de chicos yendo de aquí hacia allá en este gran lugar, pero entonces todo se apagó. La primera reacción que tuve fue suspirar. Más de una vez se había ido la luz en el Supermercado, además de claro el inminente peligro de que algún transformador explotara y todo empezara a incendiarse, pero este no era el Supermercado. Volteé para ver a Juniper notablemente confundido, pero en el momento se me ocurrió una pequeña broma. -No sé ustedes, pero si algo pasa no dudaré en salir corriendo, ustedes deberían de hacer lo mismo.- Y allí se hizo la luz, mientras tenía una ligera sonrisa bromista en mi rostro, la cual se borró apenas la luz volvió.

-Bah, de seguro no fue nada.- Dije mientras alzaba los hombros, tratando de restarle importancia antes de que Kelly anunciara que iba al baño. Se le notaba algo rara, pero no sería yo el que le iba a preguntar que tenía. -Pues bueno, ve y nosotros te esperamos aquí, o podemos vernos en el puesto de los helados, ¿Que dices Jun?-

El punto negro estaba en la explanada del parking. Pese a ser minusculamente pequeño, su presencia era evidente incluso a varios metros. Era demasiado negro, "más oscuro que el color negro". Mirarlo hacia que uno se plantease cosas extrañas, como ¿qué había "fuera" de la realidad? ¿Había espacio-tiempos alternativos? ¿Qué pasaría si un día las normas que regían el universo se tomaban unas vacaciones? ¿Podían las leyes de la física irse de veraneo y dejar el cosmos colgado unas horas?

Wyatt agarró con fuerza la mano de su amigo y salió del container con la elegancia de un atleta profesional... que hubiese perdido las piernas y los brazos en la guerra. Varias latas cayeron y rodaron ruidosamente por el suelo.

Ambos miraban aquel lugar con terror, pero a la vez sin poder apartar la vista. Wyatt se acercó dando pasos nerviosos hasta la zona para poder mirar aquello de cerca.

De repente, pero con lentitud, emergieron pequeños zarcillos de aquel punto de oscuridad, como si fuesen patitas, o mejor dicho tentáculos,  con la que aquello empezó a deambular sobre el suelo de asfalto.

Pese a que ello era solo un pequeño asterico de apenas un centímetro de largo, Wyatt se echó hacia atrás.

Cuando entro en el hall lo único que está en mi mente es cómo pasar esos últimos minutos de libertad antes de regresar a aquella rutina infinita de estudios y tareas. El mero hecho de recordarlas hace que emita un leve gruñido de disgusto y sólo por eso en mi radar aparezca aquel grupo de empollones de poca monta capitaneados por Kelly, pensando en que quizá debería darles una lección preventiva antes de que empiece el curso. De hecho, quizá estén aquí porque me echan de menos ¿porqué sino iban a venir? Además, ha sido demasiado tiempo sin...

Sea lo que sea que vaya a hacer se desvanece en la nada en cuanto las luces se apagan y mi cuerpo se tensa, dispuesto a golpear muy fuerte, muy duro y muchas veces a cualquier cosa que tuviese la osadía de entrar en mi espacio vital. Y es que, había escuchado del viejo, el miedo se manifiesta con tres reacciones primarias: huir como una rata, enterrar la cabeza como una avestruz o arañar como un león acorralado. Y está muy claro qué tipo de animal prefiero ser.

Al regresar la luz emito un suspiro silencioso, me había ahorrar golpear algo aunque la verdad es que casi lo necesitaba. Mis ojos se cruzan entonces con los de Candy y, aunque no soy ningún Sherlock, sé de sobra cuándo le preocupa algo con sólo mirarla media décima de segundo. Tuerzo el labio con un gesto de resignación y voy para allá, percatándome entonces de que se encontraba con, ni más ni menos, el Rey del instituto.

Hago un ademán divertido con la mano derecha a modo de saludo hacia ambos mientras me acerco.

¿Qué pasó? ¿Se les comió la lengua el gato? ¿U olvidaron que tenemos móviles con linterna?

Sonrío confiado, como si instantes antes no hubiese estado a punto de estampar a algo o alguien por el nerviosismo. Si había reparado en alguien más es algo de lo que no doy muestras.

Si sólo hubiese sido ella le habría resultado más fácil calmarse y creer que todo fue una mala trastada de su mente o que lo había imaginado, pero saber que Roland también la había visto la dejó intranquila- Si... no se... -respondió indecisa a si se encontraba bien, no encontraba una explicación a lo que habían visto aunque la situación volvía a ser la habitual, todos actuaban con normalidad en el centro comercial, la música sonaba de nuevo en las tiendas.

El gesto de Roland hizo que dejase de mirar a otro lado y se centrase en él. Dejó su mano sobre la del chico y empezó a sentirse menos nerviosa. Se la apretó ligeramente, agradecida por su preocupación- Vamos a olvidarlo... -prefería no pensar en ello, fingir que no había sucedido, al menos unos minutos hasta que estuviese más calmada- ¿Te importa que me las quede yo? -le pidió al chico, refiriéndose a las fotos, como si aún entre ellas hubiese una posibilidad de que su madre estuviese reflejada.

Candy vió que Al se acercaba y esperó hasta tenerlo frente a ella para rodearlo entre sus brazos con calma, arrimándose a él y quedándose ahí unos instantes, apoyada contra su pecho cariñosamente, casi como si eso fuera justo lo que necesitaba en ese momento para calmarse- Si te lo digo vas a creer que voy fumada... -lo cierto es que había dejado la hierba en casa y pensó que ojalá no lo hubiera hecho, le estaban entrando unas ganas locas de fumarse un poco para relajarse- ¿Esta noche tienes planes? Vente conmigo, no pienso dormir sola... -susurró un poco sin pensar en sus palabras, aunque un instante despues se dió cuenta del posible malentendido y... no le importó. Lo único que tenía claro es que aquella noche dormiría con las luces encendidas y preferiblemente acompañada de uno de sus amigos.

Al fin dejó a Al recuperar su preciado espacio vital, se separó de él suspirando- He venido con Holly, se fue a comprar algo, aunque... -le aclaró a su amigo, más calmada, aunque aún no tan alegre como acostumbraba ser ella- Ya es casi hora, podríamos ir a cenar cuando vuelva -cualquier plan en el que no se quedase sola le parecería bien, y de momento estando junto a aquellos dos chicos se sentía más segura.

- ¡La hostia! - Gritó Jesse asustado. 

Aquello si que no se lo esperaba. Nieve negra a la que salían patas y empezaba a caminar. De tratarse del inicio de una película de terror, sin duda se trataría de una de serie B. Pero aún así, a Jesse no lo hacía ni puñetera gracia aquel bichejo.

- ​​​​​​¡Start, písalo o algo! - Le recomendó el activista pro derecho de los animales. 

Acto seguido Jesse comenzó a tomar posiciones para salir por patas de allí, si es que aquella cosa hacia algo imprevisto como acercase a él, moverse de forma rápida o desarrollar otros apéndices.

Danny iba a contestar a su acompañante, cuando de repente las luces se apagaron. Lejos de comportarse como una princesita indefensa, una vez más Danny demostró que hasta eso le importaba bien poco. Antes de que se apagaran, había llegado a ver los diferentes grupos que reconocía y se habían formado. Una vez dejó de verlos, oyó voces que reconoció y se acercó por puro instinto al grupo que más le interesaba, el del rey y compañía.

Dios mío, que solo han sido 10 segundos... Dijo para quitarle importancia. Miró y sonrió a todos los presentes. ¿Listos para la fiesta? ¿Ideas o peticiones? Preguntó para cambiar de tema y animar un poco la cosa.

-Mejor no pensar en lo que ha pasado... -coincidió con Candy, dubitativo, aún un tanto confuso por lo que les había sucedido a ambos-. Sí, quédatelas tú, tranquila...

Roland vio que se aproximaba Al, el matón del instituto, y le saludó con un gesto de cabeza. Lo cierto es que Candy tenía razón. Si le contaban lo que verdaderamente había sucedido, tal vez el chico pensase que ambos estaban fumados.

-Si quieres, puedes mandarle un mensaje a Holly y pedirle que se reúna con nosotros -le dijo a la pelirroja, preguntándose dónde se encontraría la deportista-. Quizá esté mirando algo en la sección de ropa deportiva. -Holly había dicho que les dejaría a solas por diez minutos y lo cierto es que desde que se apagaron las luces, cada segundo se había hecho aún más lento. Pese a que no parecía demasiado incómodo, Roland no quería quedarse mucho más en el centro comercial.

En ese momento, Roland vio acercarse a Danny Cooper, la reina del instituto, y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

-¡Hola, Danny! -la saludó, en tono cordial-. Candy había sugerido que fuéramos a cenar los cuatro cuando Holly vuelva Podrías venirte con nosotros y hablar sobre planes para la fiesta mientras tomamos algo.

Holly caminaba hacia el establecimiento de compra de camino se encontró con un grupo en el que llegó a ver a Arthur, él le saludó con la mano, ella se tensó y le sonrió (como una boba a su parecer) , y le respondió el saludo torpemente continuando su camino, de nuevo se abofeteó mentalmente y cuando los hubo pasado suspiró mentalmente, era relativamente popular no....? porqué tenía esta "kriptonita" con los chicos que le llamaban la atención? cada vez lo entendía menos pero antes de continuar en su ciclo de hundimiento las luces se apagaron subitamente paró en seco y se retiró el casco retrocediendo levemente. 

¿que mierda?

Fue lo único que pensó, cuando las luces volvieron una voz en su cabeza le dijo:

puede que el grupo de antes no esté muy lejos....

Dio media vuelta y se enganchó con una sonrisa amistosa al hombro de Kelly 

No es por ponerme en una mala posición pero os importa que vaya con vosotros? no me ha hecho mucha gracia eso de que las luces se apagaran 

dijo con la misma sonrisa y algo de nerviosismo

por cierto soy Holly encantada 

conocía a Arthur y Juniper de oídas pero la chica le resultaba familiar aunque no sabía su nombre, nunca viene mal conocer a alguien

El viento agitó el pelo del otro activista, metiéndoselo en los ojos. Este se lo sujetó para tener una visión clara y -obedeciendo a Jesse-dio un pisotón al punto de oscuridad con patitas. Cuando apartó la deportiva, comprobó que el asterisco seguía en el suelo y, para su desagrado, se movió de nuevo. Más deprisa que antes. Ambos miraron como deambuló unos centímetros sobre el asfalto.

A Wyatt se le ocurrió la idea de alumbrarlo con la linterna del móvil. Fue una idea terrible porque aquella cosa era tridimensional pero negra como una sombra, una sombra muy oscura, o más bien una zona del espacio donde la luz no entraba. Era desagradable de mirar. Ante sus ojos aquello se posó sobre una hormiga y empezó a desaparecer. O, mejor dicho, a encogerse hasta que desapareció dentro del insecto.

La hormiga se giró hacia ellos y caminó en su dirección con una determinación impropia de una hormiga. Los dos chicos sintieron odio manar de ella. Un odio intenso y antiguo. Algo de tal fuerza que, cuando reflexionaran sobre ello, lpensarían que no cabia en ningun alma humana. Como si su mera existencia fuese una ofensa para el insecto (o lo que había dentro de ella). Un dolor que le torturaba desde el principio de los tiempos.

-¡Me cago en Dios y en la virgen zorra!- Grito Wyatt -Joder, joder... ¡Joder!- gritó Wyatt mientras pisotea a la pobre "hermana hormiga"

Jesse escuchó un ruido a su espalda y se giró. El ruido no era otra cosa que las puertas del centro comercial abriéndose para dejar salir a a cuatro personas y un carro de la compra. Era una de esas familias que parecen sacadas de un anuncio de cereales con fibra. Padre en forma y sonriente, Madre perfectamente maquillada y peinada. Hija con hermosos rizos dorados y un mocoso que corría alrededor del carro imitando con la boca los ruidos de un avión.

Al escuchar las blasfemias del ecologista, aceleraron el paso para alejarse de los dos chicos. Por desgracia eso hizo que su rumbo estuviese en el curso de otro "copo" negro que caía, a pesar del viento, en una perfecta linea recta desde el cielo.

El hombre que empujaba el carro se paró en seco y se llevo las manos a la cara.

-¿Estás bien?- pregunto ella

-¡Se me ha metido algo en el ojo!- Respondió él.

-Déjame ver... Quita la mano... AHHHHHHHHHHHHHHHH- El grito hizo que los dos niños se pararan en seco.

-¿Que tengo? ¿Que es? ¡Me escuece!-Exclamó él

La escena de la familia se sincronizó con los gritos de Wyatt que no se enteró de nada de aquello porque estaba viendo como del cadaver de la hormiga emergia de nuevo aquella cosa, que se negaba a morir de un pisotón.

De repente el padre agarró a la madre por el cuello, levantándola del suelo medio metro, y se la llevo un par de metros de aquella manera mirando al cielo. Jesse miro hacia arriba y vio un copo cayendo hacia donde la madre... No solo eso. Vio, o intuyó, cientos de aquellos puntos de oscuridad cayendo.

No esperaba la reacción de Candy, lo que provoca que al sentir su abrazo mi espalda se tense en un primer momento como la cuerda de un arco, pero al escuchar el tono de su voz y sentir que me necesita mis hombros se relajan casi al instante y coloco una mano en su cintura con un aire protector, mirando alrededor como intentando identificar a alguno de los típicos babosos. Hablo en una voz baja y casi un poco confidencial.

Está bien, pero tú pagas las pizzas.

Accedo a su petición, sin siquiera preguntarle cuál es el foco de su atención, sencillamente mi tarea era encargarme de ello. Cuando mi espacio vital vuelve a ser el habitual mis ojos van al Rey, quien parece darle completamente la razón a mi amiga y tuerzo un poco el gesto casi con algo de incredulidad, pues sé que se trata de un tipo bastante capaz y confiado normalmente.

Si necesitáis algo, podéis contar conmigo. Me encargaré del problema.

Aunque antes de encargarme del problema, fuera el que fuese, las silueta rubia e inconfundible de la más popular hace su aparición y mi gesto se torna más confiado al verla, tan relajada y radiante como de costumbre.

Ey, Coop -saludo de modo completamente inteligente-. Lo habitual, siempre consigues unas fiestas realmente grandes. ¿Tienes el alcohol que necesitas o te hecho una mano?

Escucho en ese momento tanto a mi amiga como al Rey hablar de Holly y pongo los ojos en blanco por un momento. No se trataba de que me cayera mal, pero la chica era bastante insistente cuando algo se le metía en la cabeza. Sin embargo la idea de ir los cinco no suena tan mal, doquiera que estemos merecerá la pena, así que me limito a asentir cuando propone que nos acompañe.

- Por mi vale -respondió con un susurro a su amigo sonriéndose ligeramente mientras lo abrazaba, aquello le sonaba bien, además acostumbrada a ser caprichosa por lo que nunca le había importado invitar o ser generosa con su dinero. Al separarse de Al fue respondiendo a ambos chicos a medida que le hablaban- Ahora cuando decidamos que hacer la aviso, que tampoco quiero marearla -dijo primero a Roland, y despues a Al- Quedándote conmigo ya me ayudas -mirándole con afecto, bastante agradecida de contar con él cuando era necesario.

Se les unieron un par más de compañeros así que Candy trató de recobrar su humor y olvidar lo sucedido. Si sólo hubiese sido la oscuridad no le habría dado tanto miedo- Va a ser en la playa, así que... hogueras, que hará frío, o os vais a perder verme en bikini -propuso ella sin pensar demasiado, lo primero que se le vino a la mente, la prenda roja que había comprado por Roland.

Fue armándose el plan de ir todos juntos a cenar, lo cual Candy no solía hacer con varios de los presentes, porque no los conocía mucho más allá de fiestas o el club de teatro, así que la idea le parecía divertida, sin embargo tampoco quería perder la oportunidad de asegurarse que al menos uno de sus amigos no se separaba de su lado, así que se arrimó a Al y le preguntó directamente- ¿Prefieres pizzas en mi casa, tú y yo? Y puede que Holly ¿O nos quedamos por aquí y cenamos con ellos? -en parte sentía ganas de querer quedarse a solas con sus amigos para contarles lo sucedido, aunque en aquel momento estaba dispuesta a dejarse llevar por la situación para no quedarse sola.

Jesse estaba aterrado. No sólo había más de uno de aquellos copos de nieve oscura, sino que posiblemente había cientos, o miles. El primero que vieran caer se había metido en el interior de una hormiga y era como si ahora dominase aquel diminuto organismo. Parecía de risa, pero no lo era, todo lo contrario. 

Wyatt había matado a la hermana hormiga. Jesse se lo agradeció por mal que eso le hiciera sentir, pero en esos momentos el miedo estaba por encima de si consciencia ecologista. No obstante, aquello no detuvo al punto oscuro. Seguía ahí, no se le podía matar. Porque... ¿Estaba vivo, no?

Y entonces pasó algo horrible. Uno de aquellos copos pareció meterse dentro del cuerpo de un pobre hombre. Ese pobre hombre agarró a su mujer del cuello y la levantó llevándosela un par de metros hacia la lluvia de copos de nieve oscura. Aquello fue demasiado para Jesse que pensó en salir corriendo para refugiarse en el interior del centro comercial, pero los niños...

- ¡Wyatt, los niños! - Le gritó a su amigo y salió corriendo hacia los pequeños.

Aquello podía parece un secuestro, pero pretendía salvarlos. Se paró delante de ellos y se agachó mirándoles a los ojos. 

- Venid conmigo. - Les dijo con voz calmada y ofreciéndoles su mano.

Dorian entró por las puertas del centro comercial junto a la reina, al llegar a uno de los escaparates se paró a mirarlo y le dijo algo a Danny cuando de pronto se va la luz de todo el lugar, pasados unos 10 segundos la luz vuelve y al ver cómo Danny se acercaba hacia otros de la multitud se dirigió hacia allí.

- Hola zorras - dijo Deveraux al llegar a la altura del resto - Se ha ido la luz, no os volvais locas... - añadió en un tono burlón mientras su mirada se dirigió hacia Al 

¿Tienes el alcohol que necesitas o te hecho una mano?

- Justo estabamos hablando de eso - agregó mientras sacaba el teléfono para mirar la hora.