Partida Rol por web

Aquella playa miraba hacia el este, así que no verían el sol ponerse en el mar. Aunque verlo caer tras la silueta de la isla, escondiéndose tras los montes, no era menos bonito. La isla de Daring tenia costas escarpadas. O la tierra se encontraba con el mar en acantilados, o la linea de costa era rocosa y escarpada. Solo había dos excepciones: La playa del Oeste, donde se ubicaba la ciudad con su paseo marítimo, y,  en el otro extremo de la isla, la playa del Este. Aunque fuese pequeña, era una playa de arena de verdad, donde uno podía bañarse o caminar descalzo.

Por supuesto esto no era California. Donde la arena terminaba y comenzaba el bosque no había palmeras sino coníferas y el clima solo era ideal para bañarse en verano. Posiblemente en un par de semanas nadie entraría al agua ni borracho.

Al concentrarse la ciudad al otro lado de las montañas, en esta playa no se veían apenas luces en la silueta de la isla que iba quedándose poco a poco a oscuras. Se llegaba a la playa a través de una pista de tierra aplanada no asfaltada que terminaba en una zona despejada que servía de aparcamiento. Conforme llegaran los jóvenes se iría llenado y algunos coches tendrían que quedarse en la linde de la pista.

En cuanto llegaron los primeros empezaron a montar pequeñas hogueras en la arena. Ahora no eran necesarias, pero en un par de horas las agradecerían, sobretodo los que pensaban lucir carne.

Uno de ellos era Leo, el chico iba en bañador sandalias y camiseta, pero todos sabían que terminaría descamisado y descalzo y mojado. Era un yonkie del agua. Al menos este año parecía decido a hacer fuego y evitarse una gripe como el año pasado. Markus vino con él e intentó ayudarle en el proyecto de apilar ramas y leños y encender fuego.

Renata llegó con su corte. Mientras ella y sus dos inseparables amigas charlaban junto al coche, los dos chicos que las acompañaban se ocupaban de desplegar "el campamento". Su hoguera no era solo unos troncos en la arena, sino que la rodeadon de piedras (No por seguridad, sino por estética) y a su alrededor se desplegaron mantas de picnic, neveras portátiles e incluso alguna colchoneta hinchable. Era tal su preparación que uno de sus esbirros había venido con su pickup y no la aparcó en la zona designada, sino que se metió hasta la arena. En la parte de atrás cargaba con una batería cargada y un refrigerador portátil con el que tendrían hielo y bebidas frías toda la noche. También tenían, por supuesto, un buen equipo de música.

Esta vez no os he marcado como destinatarios por defecto para que podaís ajustar los destinatarios como querais y no tengais que "leer de más". Pero si alguien hace algo del tipo gritar como un loco, moverse de sitio, etc. que lo escriba para todos

Llego al lugar, a la diestra de la reina. Llevo unos baqueros con las rodillas desgastadas y una camisa gris medio desabrochada. Cargo con tres bolsas y, al llegar, me descalzo. Miro alrededor a ver quién está ya presente al grito de:

¡Yeeeeeh! ¡Alcohol!

Con eso debería ser suficiente, mientras alzo dos de las bolsas que traigo.

Caminaba algo entreverado entre la arena y que iba sin mirar por buscar algo dentro de mi mochila -Rayos, ¿Adónde lo dejé?-. Palpé un poco más y lo encontré -¡Ajá!- Dije sacando mi teléfono. Al bajar la mochila de mi vista, había quedado justo frente a un palo de luz. Un segundo más y hubiera sido una tragedia... o un moretón enorme en mi frente que empezaría el colegio conmigo.

-¿Y esto?- murmuré palpando un poco más. Saqué de la mochila un proctector solar. -Ay tía, la edad te está empezando a afectar- murmuré para mí mientras lo guardaba. Le había dicho que iba a ir casi al ocaso. Me encogí de hombros y volví a calzarme la mochila a la espalda mientras chequeaba mis mensajes.

Esperaba que Wyatt y Robert estuvieran cerca. Al fin y al cabo ellos eran los únicos a quienes conocía. No quería pensar demasiado. Si ellos no aparecían miraría el eclipse y luego me iría a casa. Al fin y al cabo siempre me sentí atraído a tales eventos naturales. Podría contemplar una flor por un largo rato, o quedarme en silencio mirando la luna, y me llenaría de paz.

"Yeeeeh! ¡Alcohol!"

Paz. Parecía que era lo único que no habría esa noche. Lancé una mirada en dirección del sonido cercano y vi a un muchacho cargando una bolsas junto a una muchacha rubia. ¿Qué tendría en esas bolsas? Estaba seguro que no era zumo de manzana... De pronto un pensamiento pasó por mi cabeza... ¿Sería que había entendido mal y "El eclipse" era en sí un simple nombre para una fiesta en la playa en donde emborracharse aprovechando el día libre?

Una pickup paraba en la zona del estacionamiento, aunque no alcancé a verla del todo bien. -Creo que... debería haber comprado cigarrillos al menos...- murmuré sintiendome ligeramente fuera de lugar por un segundo. Aunque yo no fumaba...

Dorian llegó al lugar ron ropas algo más elegantes de las que cualquier otra persona llevaría para una ocasión tan informal, pero Deveraux no era un cualquiera, y hasta sus menos elegantes ropajes podrian competir con las mejores galas de los bajos estratos del instituto. Comenzó a caminar por las hogeras como cerciorandose de que todo estuviera en su sitio, aunque en ningún momento se dignó a mover un dedo por colaborar en la colocación de nada.

Tras su vistazo por la zona cuando parecia de acuerdo en cómo estaba todo colocado hubo 2 cosas que captaron su atención, había 2 personas que por razones desconocidas estaban en la fiesta, dudó sobre que hacer en ese instante cuando se escuchó al dramatico de Al gritar sobre el alcohol, ya era hora, porque ya iba siendo hora de sacar el vino blanco. Se acercó hacia Al y con una sonrisa dijo - Que pasa zorra, espero que hayais traido el vino... - extendiendo la mano hacia el matón para que le entregara lo que tanto ansiaba -¿Quien es el chico nuevo? - dijo mirando a la reina.

En cuanto le respondieron y le entregaron el alcohol no dudo un instante, un chico nuevo, un misterio... Un desconocido siempre es un reto, así que con una pícara sonrisa le dió un abrazo a Danny - Ahora estamos - y añadió un guiño de ojo para seguidamente dirigirse al chico solitario bajo la farola

- Hola zorra - dijo con una cálida sonrisa en su rostro - soy Deveraux, ¿nuevo en el insti?

Hacía ya rato que en el horizonte se veía una lancha fueraborda haciendo eses y variando el viraje a velocidades dispares, con aceleraciones bruscas y una clara falta de conocimientos náuticos por parte de la alocada timonel. Para los de la playa sólo era un zumbido de motor lejano, hasta que la proa encaró hacia la costa y empezó a avanzar surcando olas sin variar el rumbo. Al verdadero dueño de la embarcación al principio le pareció buena idea salir a la mar con un par de chicas en bikini que prometían fiesta y llevaban neveras de víveres, mayormente alcohol, ahora en cambio a medida que tierra firme estaba más y más cerca se afanaba por indicarles que botón, palanca o lo que fuera debían pulsar, aunque la pelirroja le prestaba poca atención.

“Atracaron” al incrustar contra la playa la amura de estribor. Los navegantes perdieron el equilibrio por el choque y Candy cayó con su 'pirate booty' sobre la cubierta. Al menos así soltó los mandos y el chico que las acompañaba pudo hacerse con ellos y detener la hélice. El motor se apagó y se hizo el silencio por un instante.

- ¡Wuu! -el grito de euforia que se escuchó a los segundos hacía notar que la pelirroja seguía viva. Se volvió a levantar y entre risas abrazó a su segunda de abordo, Vanessa Meyer (link pnj). Ambas se asomaron hacia los de la playa y la pelirroja alzó el brazo agitándolo, como si a estas alturas aun hiciera falta llamar más la atención- ¡Ey, chicos! ¡Ayudad aquí! -la elección de llegar así fue muy fortuita, se encontraron a aquel chico en el puerto de casualidad y la ocurrencia les vino sin planificación alguna, ya que la alternativa para Candy al vivir literalmente en la playa opuesta tendría habría sido patearse toda la isla, depender de alguien más que la llevase o, en el caso más desesperado, tomar el bus. No es que a ella le hubiese importado recibir miraditas todo el trayecto por el bikini náutico y a rayas que llevaba (link referencia), ya estaba acostumbrada y hasta le hacía gracia, pero entonces habría sido mucho más difícil trasladar todo lo que llevó consigo hasta la fiesta; dos neveras, una de bebidas alcohólicas, otra sin, un kit para pintura corporal, diademas con orejitas de distintos animales... Aunque de lo que estaba más orgullosa no era de todo lo que había rapiñado en las tiendas del puerto antes de salir, sino de la pelota de voley playa que consiguió en el centro comercial durante la mañana. Era fosforescente ¡Brillaba en la oscuridad!

Candy no era una juerguista. Era LA juerguista y, haciendo honor a su rol en la sociedad del instituto, había entrado por todo lo alto en la playa. Aunque posiblemente los tres ocupantes del bote pronto tendrían algún moratón por aquel frenazo en seco que les había lanzado hacia delante, la espectacularidad de su llegada no dejo indiferente a nadie.

La chica soltó un grito para liberar adrenalina, no era el primero de la tarde. -Buahhh me late el corazón a mil. ¡Que subidón!

Wyatt se acercó corriendo a la lancha.  -¿Estáis bien?- preguntó sinceramente preocupado a los ocupantes. El chico no había venido por el mismo sitio que los demás, sino que caminaba por la playa como si viniese bordeando la isla a través de las otras playas y acantilados. algo peligroso en la noche.

El dueño de la lancha, totalmente indiferente a si esta había sufrido algún daño y aún más despreocupado por si habían dañado a alguien se rió como una hiena mirando con los ojos desorbitados a una chica y luego a la otra con giros de cabeza como si estuviese viendo un partido de tenis, pero más rápido.  soltando su risa a ráfagas, una ráfaga para cada una de las dos.

Todo bien macho. No te preocupes.- le respondió. -Venga se un buen chico y ayudanos con las cajas y neveras.

Wyatt se quedó paralizado medio segundo y de repente estalló: -¡BUEN CHICO LO SERÁ TU PUTA MADRE, SUBNORMAL DE MIERDA!- Acto seguido se giró 180 grados y se fue a buscar un sitio en el que instalar un fuego.

Renata olió el dinero que los padres del dueño de la lancha tenían en el banco desde la otra punta de la playa y con paso decidido, a la par que elegante, se encaminó hacia la lancha encayada moviendo caderas y meditando su aparición y sus palabras.

El pequeño delincuente escolar aparcó su coche en la explanada y entró en la playa. Al ver el panorama, echó a correr cargando con su cesta -¡Hola Al! Hola nuevo! ¡Hola zorra que nos llama zorras!- saludó conforme pasaba al lado de cada uno pero sin detenerse. -Abrid paso. Es una emergencia. Gracias.- Se dirigía en rumbo de intercepción a Wyatt.

-Hasta con celulitis estás buenorra.- le dijo a Renata cundo pasó a su lado, dejando a la aspirante a reina un poco descolocada.

-¿En serio necesitas ayuda con las cajas?- Preguntó Vanessa tocándole un brazo y lanzando una mirada a Candy que decía "podemos jugar al pin-pon usando al desgraciado como pelota"

En cuanto se acerca la mano derecha de la Reina preguntando por el vino pongo los ojos en blanco.

¿Por quién me tomas? Claro, compré unos vinos chilenos que tenían bastante buena reputación. A ver qué tal.

Río, hasta que miro al chico nuevo y me limito a encogerme de hombros. Entonces el sonido de la lancha y aquella pelota brillante hacen que mi atención se desvíe.

¡Candy! ¡Fubtolista del año! ¡Yeah!

Saludo a la juerguista en cuanto aparece y pronto mi humor cambia en cuanto ya están jodiendo la fiesta. Es por ello que nada más pasar Wyatt por mi lado le tomo del hombro.

Estamos intentando divertirnos, así que no me jodas la noche.

Le doy un empujón, más suave de lo que habitúo, pero no quiero empezar una pelea, sólo advertirle que o controla esa maldita bocaza o la llenaré de arena.

Sonrío como un lobo al ver al nuevo. ¿Qué tal sería? Sólo había un modo de verlo. Tomo una lata de cerveza y...

¡Eh, chico nuevo!

Sin dejarle reaccionar lanzo esa lata de cerveza en su dirección, preguntándome si la cogería al vuelo o sería un pringado nada más comenzar la noche. Sí, necesitaba algo para alegrarla.

...¿Zorra?

Comencé a sonrojarme ligeramente ¿Eso era un insulto o un halago? De repente sentía como si todas las clases que había tomado y todos mis conocimientos del idioma se esfumaran de mi cabeza. ¿Cómo debería responderle? ¿Enojándome y poniéndolo en su lugar? ¿O sonriéndole y asintiendo?

En ese instante apareció Robert, a quien mentalmente apodé como "Mi Salvador" por ese momento. Su comentario me aclaró bastante las cosas. Abrí paso para que pudiera pasar y me volví al muchacho que me había hablado. -¿Así que así le dices a todos? Y yo que estaba a punto de empezar a sentirme especial- le sonreí - Soy Matías. Matt.- le extendí la mano para saludarlo. 

Una lancha llegó de manera abrupta a la playa con una atractiva muchacha bajando de ella y acaparando bastante la atención, entre más desconocidos. Reconocí la voz de Wyatt levantarse por ahí. Iría a ver si estaba bien cuando terminara de hablar con el chico "Zorra".

Mientras le atendía escuché a alguien llamar mi atención, y ni bien dirigí la mirada hacia donde venía el sonido, vi una lata volando hacia mí. Afortunadamente mis reflejos fueron más rápidos que mi pensamiento y apenas noté el momento en que atrapé la lata justo antes que me golpeara en toda la cara. Segunda vez en la noche que me salvaba del suicidio social. Esperaba que así siguiera.

-¿Cerveza?- murmuré leyendo la lata. Volví a mirar en dirección a quien me la había arrojado y le dediqué un gesto de agradecimento -Matt- le dije en voz alta para que pudiera oírme -¡Gracias!- Abrí la cerveza y tomé unos tragos. Hacía bastante que no tomaba alcohol, por lo cual los primeros sorbos me resultaron algo fuertes. 

Me aclaré la garganta y volví al muchacho que tenía en frente -Veo que muchos andarán con resaca mañana en la escuela. ¿Hacen esto seguido por aquí?- comenté comenzando a caminar hacia donde Robert para ayudarlo a preparar lo... lo que sea que hubiera llevado.

Los dos repetidores llegaron juntos a la playa. -Y aquí están nuestros nuevos compañeros- Le dijo a Edward. -Ese me cae bien.- Se refería a Wyatt que en ese momento estaba llamando puta a la madre de alguien. -¡Totalmente deacuerdo! ¡Subnormal total! ¡Verguenza para ti y para tu vaca!- Gritó hacia la oscuridad pues desde donde estaba aun no alcanzaba a ver la lancha ni a su dueño. Pero que no supiese de que iba la película no iba a frenarla de insultar. -Vamos allá- Dijo recolocandose la parte de arriba del biquini.

La chica llevaba una nevera portátil de las que vendían en el supermercado que le había costado, tras aplicar su descuento de ser la que hacia el inventario a solas, cero dolares, dos botellas de ginebra de la marca "ginebra ginebrosa, ni maravillosa ni tenebrosa" (la única marca a la venta en Supermecados Descuento) de similar precio, hielos también gratuitos, unas bolsas de patatas fritas también sustraídas... En resumen se había gastado en la noche absolutamente nada. Así que, a nada que alguien le entretuviera un poco, la relación diversión/coste sería muy rentable.

Los primeros días de clase siempre eran complicados. Volver a la rutina resultaba algo tremendamente tedioso, y más cuando aquel año repetía curso y no conocía a los que serían mis nuevos compañeros y compañeras.

Cuando Kelly me comentó el plan de la playa, sentí durante unos segundos algo de pánico ante la realidad que supondría empezar aquel año. Pero rápidamente se pasó. Lo cierto era que no me costaba relacionarme, no tenía una de esas personalidades tóxicas que algunos sí que tenían. De todos modos, y para ganar puntos a la hora de las primeras impresiones, decidí ir al supermercado dónde trabajaba Kelly para comprar algo de beber y no ir con las manos vacías.

Una vez llegamos a la playa, miré con sorpresa como empezaba a sacar bolsas del supermercado y todo aquello que había traído. Que raro, no la he visto coger nada de esto cuando quedamos. Sin darle más vueltas, cogí las bolsas que había traído yo con un poco de todo, cervezas, refrescos y alguna que otra bolsa de patatas. Realmente no sabía lo que les gustaría a mis nuevos compañeros, por lo que me decanté por un poco de todo.

Andaba algo distraído cargando con las bolsas, hasta que la voz de Kelly me devolvió un poco a la realidad, alzando la voz ha alguien, aunque no tenía ni la más remota idea de a quien estaba insultando.

Avanzamos hasta llegar a un grupo de gente. Me sonaban algunas caras, pero sólo de vista. Dejé las bolsas en la arena, me quité las chanclas y extendí la toalla que había llevado alrededor del cuello hasta aquel preciso momento. Sin llegar a sentarme todavía, me coloqué un poco el bañador y la camiseta de tirantes, y miré al grupo. - Muy buenas. Soy Eddy. - dije con una sonrisa que no me molestaba en disimular. - He traído cervezas, refrescos y patatas fritas, aunque veo que con la cantidad de cosas que hay por aquí, no va a sobrar precisamente. - añadí riendo, viendo la cantidad de bebida que había.

- ¿Puedo echar una mano en algo? - pregunté mirando a cada uno de los presentes, esperando que alguno decidiera romper el hielo y darme conversación.