Partida Rol por web

Shipley acepta dubitativo y con su brazo, que parece la rama seca de un árbol, hace un gesto para que le sigáis escaleras arriba.

- Pasen... Pasen... - Exclama afectuosa la Sra. Shipley.

- ¡Muy amables! - Exclamó alegremente el detective. 

Sin dudarlo ni un instante Artie Gumshoe pasó al interior del domicilio. No sabía muy bien que le iba a deparar la suerte, pero estaba preparado para cualquier cosa. Viendo el estado mental en el que se encontraba el artista allí dentro podían sorprenderles con lo inimaginable. 

- Bueno señor Shipley, ¿puede enseñarnos alguna de sus obras? - Le preguntó.

Honestamente dudaba de todos. La señora Shipley, por muy honorable anciana y atenta madre que pudiera parecer podría resultar en verdad ser alguna clase de criatura espectral con influencia psíquica sobre su supuesto hijo, así que por descontado que se anduvo con ojo y no le dio la espalda en ningún momento. Por otro lado, habida cuenta de que ya estaban dentro y había accedido el pintor a hablar con ellos, guardó el bloc en uno de sus bolsillos.

Observó cuidadosamente la casa, cada uno de los pequeños detalles que pudieran llamar su atención. Algo fuera de lugar, algo que no encajara, cualquier detalle que revelara el intrincado plan que seguía bullendo en su mente.

Desde luego, por los modales de aquel hombre, no se como la anciana le aguantaba. Aún así y todo, Artie había logrado convencerla para que les dejara entrar y ver los cuadros de su hijo, lo cual no sabía muy bien donde les llevaría. Aún así y todo, si estaban allí debían intentar mostrarse lo más encantadores posible, y en eso iba a poner su empeño Anna.

Seguro que su hijo tiene un gran talento para la pintura- le dijo a la anciana mientras le sonreía.

El recibidor no depara sorpresas, unos cuantos adornos sin importancia. A la derecha hay lo que parece una doble puerta que da a un salón, a la izquierda una puerta más y frente a vosotros, las escaleras que suben a la planta de arriba. También hay al lado de las escaleras un corto pasillo al que dan varias puertas cerradas del resto de la planta baja. Miles Shipley os conduce escaleras arriba, y terminando la comitiva va su madre Berta. En la planta superior, camináis unos metros hasta otro tramos de escaleras.

- Es aAarrIbA, eN la bUhaDilLa. - Dice Miles, sin girarse.

La puerta de acceso a la buhardilla está cerrada, y Miles se detiene frente a ella y saca una llave de uno de sus amplios bolsillos y la abre. Cuando ponéis los pies en la buhardilla de Miles Shipley comprobáis que es una habitación sin muebles, con el techo inclinado y alumbrada por lámparas de queroseno. Bajo el tragaluz que se ve desde la calle (y que está pintado de negro) hay un caballete sobre el que reposa un lienzo con apenas unos bosquejos a lápiz. A la izquierda hay una mesa con pinceles, pinturas, paletas, etc... Apoyados en las paredes pueden verse lienzos acabados. Son cuatro grupos de cinco cuadros de diversos tamaños cada uno, y aunque desde el centro de la habitación no podéis ver los detalles, sí que adivináis una temática extraña y macabra. En la pared norte hay una puerta cerrada que da a un pequeño habitáculo.

- ¿Qué les parece? ¿Sr. Lefebre? - Dice Berta Shipley a Artie, buscando aprobación.

A continuación, habla Miles:

- AaQuí tiENeN aLguUunAs dE miS ObrasS. ÉchEnleS un viIstaZo, pErO nO se EnTRetEengAn pOrqUe tEeeNgo quE trAbAjaR.

- Hay poca luz, señora Shipley, tendré que acercarme a las obras de su hijo para verlas con mayor detalle, pero desde luego, desde aquí... - Sonrió mirando a su anfitriona. - ...lo que veo tiene muy buena pinta. - Confirmó. - ¿Puedo? - Preguntó.

Acto seguido se acercó a uno de los grupos de cuadros. Tenía que verlo de cerca para apreciarlos con mayor detalle. Si tenían que encontrar alguna pista en aquella casa, lo lógico era empezar por aquellas pinturas. 

Desconocia que utilidad podía encontrar allí, pero quería que Artie investigara sin que fuera observado por aquel pintor y la anciana, así que miro al hombre y utilizó la mejor de sus sonrisas para que se centrarse en ella.

Y dígame, señor Shipley, ¿de donde saca tanta inspiración para sus cuadros? Siempre me ha fascinado la capacidad de los pintores en hacer grandes obras y que solo necesitan un poco de inspiración para ello. ¿Es su caso?

Un sexto sentido, adquirido tras los últimos acontecimientos, empezó a alarmar a Ofelia. ¿Porqué tanto secretismo? ¿Porque tanto recelo? ¿Porque la buhardilla cerrada en su propia casa? ¿Porque aquella señora no les quitaba el ojo de encima?

Seguramente se estaba volviendo paranoica, así que dio unos pasos atrás cuando subió a la buhardilla y dejó que sus compañeros hablasen. Introdujo la mano en su bolso y empuño el revolver, aprovechó el sonido que hacían aquellas maderas para quitar el seguro.

«Mas vale prevenir...»

— Parece todo muy interesante, sí —  secundó.

Parece que aqui hay buen material, pero tambien tengo que verlo de cerca para valorar su precio- comento el profesor al igual que gumshoe y junto a el hizo el ademan de acercarse a ver las pinturas- sin duda tiene usted un ojo prodigioso para poder plasmar tanta arte con esta poca iluminación

Observó de reojo a Ofelia y cómo introducía su mano en el bolso. Le dirigió una mirada cómplice y asintió de manera apenas perceptible con la cabeza. Ambos pensaban lo mismo. Algo allí no encajaba, más allá de una madre atenta y servicial preocupada por un hijo anárquicamente traumatizado y devorado por sus propias pinturas. Y no era ya simplemente una iteración de situaciones en los casos, sino que el propio Silas parecía alguien con quien se podía hablar y resultó ser un criminal de baja estofa dedicado a las mismas artes oscuras que los demás.

De un modo u otro, y eso sí era obvio, Miles estaba conectado con todo eso. ¿Era a través de Berta o no era más que una inocente corista de aquel sin Dios mitológico de criaturas y seres extraterrenales? Lo ignoraba y empezaba a darle un poco igual. No habían encontrado en ninguna parte un 'manual de las cosas raras' y tampoco podían escribirlo: su información era puntual, inconexa e incompleta.

Se mantuvo cerca de la puerta, evitando con el pie que se cerrara por completo por si acaso, y poniendo oreja no ser que hubiera alguien más en la casa y les estuvieran distrayendo...

Artie y el Dr. Bedford se acercan interesados hacia un grupo de pinturas en una pared, alejándose unos metros del resto. Mientras, en las inmediaciones del caballete del centro de la buhardilla, Miles contesta a la Srta. Vixen.

- LaA inSpIraAacIón llEga eN suUeÑos. ¡NoOo! No sOn SueñOOs. SoN... vIsIoNnes... VienEeEn de RePeNteeE, cOmO iMÁgEenEs dE oTRos mUndOs... oTtrOs pLanOs... OtRos TiempOoOs... - Su voz chillona e inestable suena como rascar un plato con un cuchillo. - A dIfEReNcIaAA de tODa Esa esCoOria SurRealIsTa, mIS vIsiONes pAReCenN tEnEr uN oriGgEn mÁs rEaL qUe toDoS eSoS dIBujJjjjOs dEfOorMEs siN mmMÁs.

Entre el grupo de cuadros que contempláis, os llama la atención uno de ellos. Muestra una montaña pintada con colores oscuros rodeada de desierto o sabana, sobre la que se alza una figura monstruosa con múltiples extremidades a modo de piernas y brazos indistintamente y, de cuyo cuerpo central, sale un apéndice más grande que el resto y de un vivo color rojo, con un orificio dentado al final, como si fuese una especie de lengua-cabeza amorfa. En la base del cuadro, unas pequeñas figuras humanas cerca de un templo alzan sus manos hacia su dios, y todos llevan el mismo característico gorro. El mismo repugnante gorro que lucían las cabezas de los negros que asesinaron a Jackson Elias en la habitación del hotel.

El conjunto de la imagen os produce inquietud, y os hace sentir vulnerables.

- Son muy buenas, ¿verdad? - Pregunta sonriente Berta, junto a su hijo, a Artie y el Dr. Bedford que están viendo las pinturas a varios metros.

- Muy buenos. - Confirmó Artie tratando de disimular su repulsa. - Y muy interesantes, desde luego...

El cuadro de la montaña, el repulsivo serie muchos brazos y los adoradores humanos, acababa de confirmar que estaban tras la pista adecuada. Aquellos gorros eran la conexión que necesitaban para relacionar la investigación con aquel lugar y aquel extraño pintor. 

- Éste es excepcional. - Afirmó el detective. -;¿Proviene de visiones dice? - Preguntó retóricamente. - Increíble... - Artie siguió observándolo. - ¿Me podría contar algo más sobre él? ¿Qué lugar es éste? ¿Quiehes son los humanos del gorro? O... ¿Qué es ese ser?

Sonrió nerviosa a Henry que parecía pensar lo mismo que él. Se encogió de hombros algo abochornada por su actitud pero siguió con su postura.

No le quitaba la mirada a la mujer mayor y sonreía y asentía ante cualquier mirada que recibiera.

si, señora shipley estas pinturas son una joya -dijo obsevando los trazos que representaban a aquellos sectarios con los que se habia cruzado no hace tanto y viendo que su compañero se encargaba de las preguntas decidio ver mas cuadros mientras a ver si con el contenido de varios podia llegar a alguna conclusio de que era todo aquello y por que aparecia en los sueños de aquel extraño pintor

Otra de las pinturas muestra una especie de cueva o sala subterránea iluminada con antorchas. En ella, numerosos negros desnudos bailan con frenesí alrededor de un agujero en el suelo al que lanzan varias personas maniatadas. Una figura, que parece un lider, marca la frente del resto mientras bailan con unas garras de león. Dicho lider va ataviado, además, con un manto de plumas.

- NoO IntErPreEetO lAs vIssSSssiOnes, sOlO lAss PiNTo. - Dice únicamente Miles.

exaltado por las vision del siguiente cuadro Bedford  acerca su cara para ver con detenimiento mas los detalles de la pintura