Partida Rol por web

- Gracias por todo - dice Christie antes de abandonar la tienda - Que pases una buena noche.

Acto seguido se encaminó dirección a la puerta donde la campanita aguardaba para anunciar también su salida de la tienda.

- Esperemos que nuestro amigo el conductor haya podido solucionar algo y que podamos salir de aquí cuanto antes - dijo mientras andaba más como reflexión suya que para el oído del resto.

Aunque Christie no era mucho mayor que la gran parte de los compañeros de viaje que por azar le habían tocado, no podía evitar sentirse en el papel de "madre". Sacudió esos pensamientos de su cabeza tan pronto como pudo y se concentró en encontrar la medida más apropiada para pasar la noche.

Salió de la tienda.

A Kenneth no le hacía gracia volver a subirse a aquel autobús, no tenía ningún rumbo concreto y no le importaba quedarse allí unos cuantos días, pero tampoco quería quedarse solo.

- Pues bueno - dijo tras suspirar - habrá que ir a hablar con nuestro amable chófer, aunque quizás yo me quede por aquí, ya me lo pensaré. ¡Hasta luego y gracias! - le dijo a la dependienta.

Finalmente salió junto al resto del grupo que quedaba en la tienda, tras Christie.

-¡Joder! -Salió el crío pegando un portazo a la puerta de la cabina que por el impacto acabó rebotando y golpeándole un brazo. -¡Esto es una mierda!- Ratificó nuevamente, sus ojos estaban vidriosos más el joven pugnaba por que no saliesen las lágrimas que pujaban por asomar entre sus lacrimales.

Entonces advirtió que estaba siendo observado. Sin saber qué hacer echó a caminar en dirección al resto del pueblo. Más tarde lo volvería a intentar.

-Estos chicos de hoy en día no saben comportarse con sus mayores, ¿eh?- dijo al chófer cuando éste colgó el teléfono. La verdad era que le importaban una mierda el viejo, el chico y aquel maldito lugar, pero era una forma de eompee el hielo.

-¿Que tal va la cosa?¿Vendrán a buscarnos?- preguntó.

20:45, Ebernburg, al norte del estado de Wisconsin.

Los pasajeros que quedaban en la tienda salen cruzándose con la chica de la moto, que vuelve para retornar la llave del baño y parece tener mejor cara.

Al conductor del autobús, Bernie, lo pilláis justo cuando iba a entrar a contaros algo. Aprovecha que salís todos, para reuniros y daros noticias sobre la situación actual.

- Ahora que están todos aquí les contaré en que punto nos encontramos. carraspea y hace una pausa. Con ese gesto no tiene pinta que vaya a decir nada bueno.

- La cosa está así. Este autobús no puede continuar el trayecto de forma segura sin una reparación. Aquí no hay ningún taller y me temo que perderían demasiado tiempo con el arreglo. Teniendo eso en cuenta, me he puesto en contacto con la compañía y van a traer un autobús de reemplazo, uno de los nuevos modelos. dice esto último para contentaros e intentar ahorrar una reclamación a la compañía por retraso en el viaje. - Lo malo es que llegará sobre las 23h. termina tragando saliva.

Teneros ahí, siendo casi ya de noche, durante más de 2 horas, es como para tragar mucha saliva. Si a eso le sumáis que la tienda va a cerrar pronto y que una triste farola es lo único de civilizado en cientos de yardas a la redonda...

Antes de entrar en la tienda para devolver las llaves te cruzas con los pasajeros del autobús que salen al exterior.

Con el cuerpo algo más recompuesto devuelves las llaves a la dependienta, que con una pregunta como recitada cien veces te asalta - ¿Ha cerrado la puerta con llave al salir? Suele pasar a menudo... dice no muy contenta. Haga sus compras antes de que cierre. Ya casi son las nueve.

Mientras, te sirve aquello que quieras. Dos mazorcas de maíz con mantequilla, una botella de agua y dos cervezas... masculla haciendo la cuenta. - Serán 7$ señorita.

¿Necesita algo más? te pregunta finalmente.

Bobby se encontraba alejándose del aparcamiento cuando escuchó cómo el conductor convocaba a todos sus pasajeros. Sabía lo que iba a decir, lo había escuchado por lo que no aminoró el paso rumbo a donde parecía haber algo de civilización. Llevaba un par de minutos caminando cuando advirtió que las granjas estaban bastante a tomar por saco así que se detuvo.

La cabina estaba libre y aún contaba con unos pocos dólares para seguir insistiendo con la llamada. La situación no mejoraba y aquel gilipollas la había dejado libre por lo que aún tenían alguna esperanza.

Tras resoplar volvió a desandar los pasos con la intención de volver a intentarlo, puede que emulando el golpe que dio el conductor lograse ponerlo en funcionamiento.

Las palabras de aquel conductor no sorprendían a Kenneth, pues ya había demostrado su ineptitud y su poca gana de trabajar. Por un momento pensó en quedarse en el autobús a esperar, pero llevaban todo el día allí y no le vendría mal dar una vuelta, aunque fuera por aquel solitario pueblo.

- Bueno... - se adelantó al grupo - O nos quedamos a esperar aquí dentro dos horas para que nos lleven a otro sitio similar o vamos a dar una vuelta por la zona para que estas horas pasen antes. ¿Alguna preferencia? Yo prefiero ir a echar un vistazo por los alrededores, pero me adaptaré. - concluyó.

La ex-militar escuchó atenta las palabras del conductor quizá con unas expectativas demasiado altas que, como no pudo ser de otra forma, se estrellaron contra el suelo.

- Después de este día de mierda, igual me da esperar dos horas más - dijo entonces Christie sin gana alguna de suavizar sus palabras - Y preferiría no alejarme mucho de por aquí; al menos hay algo de luz - señaló mientras hablaba la tímida farola que tenían justo al lado.

Lo último que quería después de todo este despropósito que había sido el viaje, era tener que cargar aún con más esfuerzo a su ya de por sí dolorida pierna.

Cabreado con el asunto de la cabina te marchas de aquel "sitio de mierda". La conversación que el gilipollas del conductor tiene con el resto de pasajeros te da lo mismo, pues ya sabes de que trata...

Comienzas a andar mirando al suelo, claramente enfadado, frustrado por la situación. Algo te dice que quieres seguir andando hasta llegar al pueblo.

Es entonces, pasados un par de minutos cuando alzas la vista de tus zapatillas y recuerdas que no hay pueblo como tal. Las granjas que apenas pueden verse ya, quedaban lejos. Alzas la vista y calculas que a unos quince minutos desde la tienda.

Pero te das cuenta entonces que a tu alrededor solo hay bosque espeso y oscuridad. De que no tienes linterna y de que podrías perderte fácilmente. Entonces miras hacia atrás, por donde has venido y ves como la única iluminación en la zona son las luces de la tienda y la farola que hay justo al lado...

Empiezas a sentirte vulnerable, desprotegido... y decides volver. Volver sobre tus pasos aunque esto te joda.

Esta aventura estaba empezando a salirte cara. Nunca te habías escapado de casa tanto tiempo y tan lejos. ¿Pero a quien le importas?

A tu padre no lo ves desde hace meses. Un padre modélico, que prefiere irse por ahí con su nueva novia que llevarte a ver los partidos como solía hacer cuando eras pequeño...

- ¿Todos vosotros siguen viaje? - Preguntó Ros un poco defraudada. La idea de pasar la noche en el hostal abandonado no parecía tan divertida si se quedaba ella sola pero había venido aquí con un objetivo y no se iba a dejar amedrentar por la soledad.

- Yo por mi parte también prefiero dar una vuelta. ¿Alguien más se apunta?

-Sí, cerré al salir.- contesto para tranquilizar a la dependienta, mientras le pago lo que quiero comprar.

Mientras me como mi mazorca con mantequilla observo a Sheila y pienso que debe ser una chica muy organizada, que le gusta llevar todo en orden y con mucha rutina. Me gustan las personas perfeccionistas, pero me da algo de pena verla tan sola en aquel lugar alejado del mundo.

Debe aburrirse mucho... seguro que a diario aquí no entra ni Dios. Pobre chica.-pienso mientras le doy el último bocado a mi mazorca de maiz, me chupeteo la mantequilla de los dedos y me limpio la boca con la servilleta.

Decido salir al exterior porque Brian estará esperando sus dos cervezas como agua de mayo.

-Gracias por todo. Ha sido muy amable.- le digo a Sheila esbozando una sonrisa sincera.

Salgo por la puerta de la tienda haciendo sonar la campanilla y me dirijo hacia Brian, dándole sus cervezas.

Observo que hay bastante gente fuera: todos los pasajeros de un autobús y el conductor que estaba desde que llegué. Al parecer tendrán que esperar dos horas para poder marcharse, pero yo no quiero estar más por aquí, así que le doy prisa a Brian para que se tome sus cervezas y en cuanto lo hace me monto en la moto y me abrazo a él. Quiero volver ya a la autovía y seguir nuestro viaje con los moteros.

Los pasajeros, como era de esperar, no se toman la noticia con agrado. Después de un día tan largo, con la espalda y el culo molidos, sólo faltaba esto.

Un parón de más de dos horas desde que bajasteis del autobús, tres si contáis con el desvío de la carretera principal.

Todos, salvo Rosemary, que ha llegado a su destino, pensáis que a estas horas deberíais de estar llegando ya a la frontera con Canadá y no es así. Eso os frustra y enfada por partes iguales...

- Bueno, yo voy a tomar algo. - dice Bernie para luego adentrarse en la tienda. Este se cruza con la chica que va a salir.

Son casi las nueve, la tienda está apunto de cerrar y no sabéis en que matar el tiempo.

El autobús tiene tanto el capó como las puertas abiertas. Todavía no hace frío pero ya empieza a refrescar bastante. Estar sentado en la entrada de la tienda no parece muy buena opción, aunque el duro asiento tampoco es que sea una alternativa mucho mejor.

A todo esto, de reojo veis como el motero se enciende otro cigarrillo en la penumbra. No dice nada, solo os observa en silencio...

- Espero que se encuentre mejor. - dice la dependienta mientras comienza a recoger y a ordenar.

Por tu parte, te tomas el maiz y ella comienza a fregar el suelo. La mazorca está algo grasienta, pero es mejor que nada.

Cuando terminas te acerca la bolsa de basura que previamente ha sacado de la papelera, para que eches allí la servilleta y la pueda cerrar.

Habiendo terminado te despides con una sincera sonrisa. Compadeciendote de aquella mujer y de su monótono y solitario trabajo...

- Que tenga un buen viaje. - te desea la dependienta cuando te encaminas a la salida.

Antes de que salgas por la puerta un hombre, el conductor del autobús, entra por ella. Te saluda con un leve gesto de cabeza y se dirige a la barra.

Tú, sales al exterior, haciendo sonar de nuevo la campanilla.

Brian sigue en la moto, esperándote. Al llegar a su altura tira un cigarrillo que apenas acaba de empezar, probablemente el segundo o el tercero desde que llegasteis. Pero a ti te da igual, él sabrá lo que hace. Mientras no te apeste con su humo...

Bobby regresa de su paseo nocturno y se une al resto del pasaje que parece algo enfadado. Él, en cambio, parece algo nervioso, inquieto quizá...

La amiga del motero sale de la tienda con dos cervezas y cruzándose con Bernie que entra. El motero, al verla llegar, tira el cigarrillo recién encendido al suelo.

- Como me conoces... dice cogiendo las dos latas de cerveza de las manos de la chica.

Se abre la primera y se la bebe de un trago. Una vez vacía, la deja caer al suelo, la cual emite el típico sonido. La segunda también la abre, pero se la empieza a tomar con más calma mientras se queda mirando lo que sucede con los pasajeros...

La chica por su parte parece impacientarse por algo.

Morgannne escucha molesta la explicación del conductor, aunque comprende que se pueda romper algo (ella está más que acostumbrada). El resto de pasajeros parecen encontrarse también contrariados excepto Rosemary que venía aquí.

- ¿De verdad este era tu destino? ¿Qué piensas hacer aquí? Entiendo que deberías conocer al alguien ¿no?