Partida Rol por web

-¿Eh?- Contestó el crío sin entender mucho lo que pintaban aquellos cigarrillos. Alguien los habría tirado por lo que no le dio demasiada importancia, de hecho casi se consideraba más detractor del tabaco que alguien que respetaba a fumadores. -El conductor... -Le contestó como si pretendiese recordarle por qué estaba allí. -¿Dónde se ha metido éste?

Un aullido interrumpió su pregunta dejándole helado. No sabía qué era aquello pero sonaba a lobos por lo que empezó a buscar en torno a sí mismo esperando encontrarse con alguno de esos cánidos. Nada, entonces miró interrogante a Kenneth, él era más mayor y más grande, parecía saber muy bien lo que había que hacer en esta situación.

-Vamos. -Contestó obedientemente, quedarse solo era un plan de mierda. Y ya podía estar seguro de que tenía la suficiente experiencia de planes de mierda.

Morganne mira extrañada la licencia de conducción y se gira hacia Terry y Chirstie levantándola para que vean lo que ha encontrado: Al conductor se le ha caído el carné de conducir pero es extraño porque no solo es residente de Ebernburg sino que se supone que vive en la oficina de correos que es la tienda que tenemos delante.

-¡Qué hijo de puta!- fueron las únicas palabras que se le ocurrieron mientras llegaba a donde estaba la chica y casi le arrancaba la licencia de conducir de sus manos.

-¿Que clase de juego es éste? Seguro que ha sido él el que ha jodido el autobús a propósito para que compremos en su puta tienda y pasemos la noche aquí- dijo sin demasiado convencimiento, pero sin ninguna idea mejor.

Estaba claro que no iba a venir ningún otro autobús. Menudo cabronazo estaba hecho el viejo.

-Quedarnos aquí es perder el tiempo. Voy a machacar a ese desgraciado- dijo mientras se bajaba del autobús y se encaminaba a la parte trasera de la tienda, por donde se habían ido el chico de camiseta amarilla y el chavalín.

Christie se levantó a regañadientes mucho antes de lo que tenía previsto pero la situación lo requería. ¿Qué narices había pasado? Porque realmente parecía que el conductor había fingido la avería para así poder dormir a pierna suelta en su casita. ¿Y por qué la tendera no había dicho nada cuando salió? Si esto era una tomadura de pelo se habían equivocado de persona de la que reírse y, por lo que podía ver del hombre de color, no era la única. Sin embargo su postura no era tan agresiva, por más que le gustara también soltarle un puñetazo en esa cara.

- Eh, espera, - dijo al que se marchaba - voy contigo. Y tú, - dijo cuando pasó junto a la chica de pelo blanco - mejor no te quedes por aquí sola; vente con el resto. 

Morganne se sorprende un poco de la reacción de los demás aunque se huele que el conductor se trae algo entre manos y al requerimiento de Christie se levanta y les sigue: Si, no quiero seguir sola

Tras el inútil paseo Ros se sintió aliviada de encontrar de nuevo el embarrado camino que llevaba a las casas. Al menos su excursión en persecución de 'fuegos fatuos' no le haría perderse en el bosque. Cuando ya se disponía a guardar la cámara un ruido la sobresaltó.

- !Mierda! ¿Qué ha sido eso? - preguntó a nadie mientras miraba a los lados tratando en localizar la fuente del sonido. - ¿Estoy grabando? - se cuestionó mientras comprobaba que la pequeña videocámara está registrando.

Un vez echo esto analizó con la cámaras los alrededores para ver si podía registrar algún suceso extraño.

Justo después del escalofriante aullido, Christie, Morgane y Terry se apean del autobús. Van a encaminarse hacia la parte trasera de la tienda para encontrarse con Kenneth y Bobby cuando les ven doblando la esquina, ya de regreso, para encontrarse todos en un mismo lugar.

Ambos grupos se acercan mutuamente hasta coincidir cerca de la puerta delantera, bajo la luz de la farola que hay frente a la tienda. Una vez allí se miran unos a otros sin saber muy bien que cojones está pasando en este pueblo.

De pronto comienzan a escucharse ruidos de vegetación moviéndose. El sonido viene del bosque que rodea la zona. A lo lejos entre los árboles os parece ver sombras que se mueven en la oscuridad.

Y de nuevo suena otra serie de aullidos, pero esta vez mucho más cerca…

Sea lo que sea lo que se encuentre agazapado en las tinieblas, os está rodeando, os acecha. Podéis sentir una tensión en vuestro interior, algo que os remueve por dentro y que os hace estar alerta ante cualquier ruido o movimiento.

Estáis rígidos bajo la luz de la única farola que comienza a parpadear como si fuera a apagarse de un momento a otro. Como si esa luz, de alguna manera generara en vosotros una barrera protectora imaginaría frente a lo que hay en las sombras.

Oís entonces un jadeo cadencioso…

Esto es demasiado real para tratarse de una ilusión o un autoengaño creado por una mente asustadiza.

Bobby, el chaval que antes parecía tan gallito comienza a dar unos pasos hacia la puerta principal de la tienda. Al principio lo hace muy despacio pero a medida que se va alejando de vosotros aprieta el paso. – ¡Joder! tendría que haberme quedado en mi puta casa… dice asustado mientras comienza a intentar forzar la puerta sin éxito. Está cerrada con llave y obviamente el no tiene fuerzas para hacerla echarla abajo. - Ábrete maldita... puerta.

Te detienes justo en el momento en el que oyes el terrorífico aullido. Tu pulso se acelera, sientes como el corazóm empieza a acelerar las pulsaciones. Enciendes rápidamente tu cámara de nuevo para captar algo en la densa oscuridad de la noche. A través del visor y con el pulso algo tembloroso comienzas a barrer todo el perímetro.

No hay nada, sólo arboles, matojos y un camino embarrado que lleva hacía el norte... ¡De pronto ves algo que se mueve! Un sonido de ramas crujiendo y de vegetación movida... Enfocas pero parece que ha desaparecido... Vuelves a hacer otro barrido y una sombra pasa por delante del camino. Gracias a la visión nocturna distingues de que tipo de figuras se trata.

Son cánidos, criaturas que andan a cuatro patas y con sus brillantes ojos te observan tras los matorrales describiendo círculos cada vez más cerrados. Están acercándose poco a poco, como hacen los depredadores, creyendo que tú no puedes verles.  ellos olfatean el aire en busca del olor del miedo que puedas llegar a desprender.

Puedes contar sólo a dos, pero no sabes si puede haber más... y empiezan a estrechar el cerco.

Ya habéis comenzado a retomar el camino cuando de repente oís unos aterradores aullidos. El corazón te da un vuelco, la respiración se acelera. Miras nerviosa a tu alrededor y te cruzas con la mirada de Brian que te devuelve la suya con ojos inquietos. No sabéis que demonios está pasando aquí, pero esto empieza poneros los pelos de punta.

A un lado y a otro del camino, veis que empieza a despejarse ya esa molesta niebla. Por suerte o por desgracia eso también os deja ver dos sombras que se mueven a ambos lados. Parece que os siguen. Entonces emiten otro aullido gutural. Pensáis que esto no puede ser real, pero lo es. Es demasiado real como para formar parte de una ilusión, de una fantasía creada por la mente en la oscuridad de la noche...

- ¡Vamos, sube a la moto! te ordena Brian montándose y poniéndose el casco. Eso que os acecha parece que cada vez está más cerca... Finalmente arranca la moto y arriesgándose a sufrir un accidente con la niebla y el camino pedregoso, lo prefiere antes que encararse a esas cosas.

Salís de allí entre la niebla y tras vosotros comienzas a ver a dos animales salvajes que comienzan a correr detrás de la moto. Está muy oscuro para verlos con claridad y la luz trasera apenas lanza sombras rojizas entre la niebla. En ese momento respiras tranquila. La moto se aleja del peligro y comienzas a recuperar el aliento y el pulso. 

Tras un apenas un minuto, de pronto notas como la moto empieza a dar bandazos de un lado a otro del camino. Brian está forzando la moto al máximo para esquivar algo que se le acaba de cruzar. Tú casi ni has visto ni lo que era, pero os lo habéis estado apunto de llevar por delante. De nuevo Brian vuelve a pegar un giro, dos , tres... hasta que finalmente no puede evitar el impacto.

Los dos salís disparados por los aires de la moto. El tiempo en ese momento se ralentiza y ves como todo te da vueltas antes de que recibir un duro golpe que te deja semiinconsciente.

Por suerte llevas el caso y el impacto contra el suelo no te abre la cabeza. Pero sientes que tienes la vista nublada durante unos momentos. Te incorporas, algo mareada y levantas la visera del casco. Puedes entonces ver una escena salida de la peor de tus pesadillas...

Una decena de cuerpos, que parecen humanos se tambalean de un lado a otro. No puedes creer lo que estás viendo hasta que caes en la cuenta de Brian. Te arrastras hasta donde se encuentra, no muy lejos de allí. Parece que él si ha quedado inconsciente. Miras atrás y ves un rastro de sangre en medio de la carretera. Lo sigues con la mirada y ves la moto estrellada en la cuneta. Debajo de la moto uno de esos extraños cuerpos se retuerce emitiendo gruñidos...

Ese ser es lo que había causado el accidente... Las criaturas parecen haberse dado cuenta de vuestra presencia y comienzan a acercarse. 

Morganne cierra el puño y mira de un lado a otro intentando localizar el origen de los ruidos y los aullidos. El chico parece estar perdiendo los nervios pero ella lo achaca a la corta edad, realmente y aunque pueda haber algo rondando por allí tampoco es como para echar la puerta abajo.

- ¿Alguno sería capaz de echarle un vistazo al autobús para ver si realmente está averiado y no se puede arreglar? Yo soy un poco manazas.

- ¿Habéis oído eso? - preguntó Christie poniéndose alerta.

Por las caras de sus improvisados compañeros de viaje dio por hecho que sí. La tensión allí casi parecía una sexta persona; se podía palpar, escuchar, oler...

Al primero que terminó por sobrepasar fue al más joven de todos; el chaval de la gorra de beisbol trató en vano de abrir la puerta de la tienda. Ya había visto otras tantas veces en el ejército ese desbordamiento de emociones que te llevaba a perder los nervios y, habitualmente, el perder los nervios era sinónimo de peligro real.

- ¡Eh, chico, cálmate, ¿quieres?! - le gritó - No os separéis - dijo con un tono de voz más neutro, como quien da un orden que no admite ser cuestionada.

Tanteó su mochila buscando la seguridad de su cuchillo y esperando no tener que sacarlo... ni mucho menos utilizarlo.

¿Pero que cojones estaba pasando allí? ¿Qué eran esos aullidos? ¿Animales salvajes?

-¡Me cago en el puto Bernie de los huevos!- exclamó. Estaba empezando a perder la paciencia.

- ¿Alguno sería capaz de echarle un vistazo al autobús para ver si realmente está averiado y no se puede arreglar? Yo soy un poco manazas.

-Yo no tengo ni idea de mecánica, pero seguro que el puto viejo se ha encargado de que ese cacharro no arranque- contestó a la chica de pelo blanco, tras lo que se dirigió a la puerta donde el chaval estaba peleándose con el picaporte.

-Aparta chico, deja que un profesional se encargue de ésto- dijo con una sonrisa mientras agarraba el pomo con ambas manos y tiraba hacia arriba y a la derecha para luego girar bruscamente y aplicar todo su peso en la dirección contraria. Era una cerradura muy simple, con eso debería de servir para hacer saltar la cerradura.

- Mierda, mierda, mierda.

Masculló Ros mientras observaba las figuras que la rodeaban en lo que parecía ser una estrategia de caza. Tragó saliva y respiró hondo para mantener la compostura, recordando las clases de meditación que tanto le gustaban.

Lo poco que sabía de animales salvajes era que una huida dispararía su instinto cazador así que procuró no perder la calma y mantener el paso mientras avanzaba por el camino. Sin dejar de grabar los alrededores con su cámara, más para situar a las bestias que con fines documentales, comenzó a concentrarse en el mantra que la permitía protegerse*.

- Lammmm, vammmm, rammmm, ...

Brian había decidido junto con mi sugerencia que lo mejor sería volver al pueblo. Con esa niebla era imposible seguir adelante montados en la moto así que tuvimos que bajarnos y volver andando.

La idea de caminar de noche, rodeados de bosque y niebla no me hacía ninguna gracia, pero... ¿teníamos otra opción?

Empezaba a hacer bastante frío, cuando escuchamos aullidos, seguramente de algún lobo o jabalí cercano. La verdad es que aquello me dio bastante miedo, pero no quise pensar demasiado porque no había manera de evitarlo ni de hacer otra cosa.

La niebla se va despejando y me da la sensación de que aquellos animales nos están persoguiendo...

Cuando Brian me dice que me suba a la moto, no lo dudo ni un segundo, pego un salto y me agarro fuerte a su cintura. Cuando iniciamos la marcha corriendo, miro hacia atrás y veo que aquellas fieras nos persoguen sin parar aunque Brian consigue despitarlas.

Menos mal...-pienso mientras siento un escalofrío recorrerme todo el cuerpo.

¿Qué está pasando? ¿Tan fieros son los jabalíes?- pienso. La verdad que no estoy acostumbrada a vivir ni estar en el bosque, y no tengo ni idea qué tipo de animales es normal encontrar. 

Inmersa en mis pensamientos, de repente noto que Brian da bandazos con la moto y mi primer pensamiento es que está haciendo el tonto otra vez, pero... no, no es el momento ni las circunstancias. Algo está pasando y no se lo que es, la moto va para todos lados cuando intento gritarle a Brian:

-¡¿Qué está pasando?!- grito antes de salir disparada de la moto.

La respiración de Kenneth aun seguía agitada cuando llegó a reunirse con los demás, aquellos aullidos en la cerrada noche le habían puesto el corazón en un puño.

Cuando quiso darse cuenta, el chaval ya había ido corriendo a la tienda otro del grupo le siguió.

Deberíamos permanecer juntos joder...

- Yo entiendo lo mismo de mecánica que de mujeres, nada - dijo en un intento de chiste, fruto de los nervios. - ¿Alguien ve algo?

Se alejó unos pasos del grupo, intentando buscar algún arma o cualquier cosa con la que poder defenderse, examinando la zona lo más rápido posible esperando al siguiente aullido, si lo hubiera.

Abro los ojos y noto que tengo la vista nublada. No se que ha pasado, estoy desorientada y mareada.

Levanto la visera del casco que me quita visión para saber dónde estoy y veo la imagen más aterradora de mi vida. Un montón de personas que parecen muertos se acercan.

¿Qué demonios es eso? ¿Muertos salidos de sus tumbas?.- me pregunto mientras trato de incorporarme.

De repente recuerdo que iba con Brian en la moto, huyendo de animales salvajes cuando chocamos con algo. Gracias a Dios yo no me hecho “nada” he tenido la suerte de rodar fuera de la carretera y caer en una zona donde no había muchos árboles, así que sólo me he raspado los brazos, se me ha rajado el pantalón a la altura de la rodilla y he perdido un zapato.

Por cierto...¿Dónde está Brian?- miro asustada a todos lados y lo veo tirado en el suelo al parecer insconciente.

Me acerco a él lo más rápido que puedo, lo observo y lo zarandeo para ver si responde.

-¿Brian? ¿Me escuchas? ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Despierta, Brian!- le grito sin quitarles ojo a los muertos vivientes que cada vez están más cerca.

El chaval comienza a ponerse nervioso, zarandea la puerta sin éxito hasta que llega el tipo negro. Este empieza a forzarla sin mucha delicadeza y tras unos segundos suena un crujido. La puerta principal queda entreabierta y Terry se queda con el pomo en la mano.

Todo el grupo instintivamente comienza a dar un par de pasos hacia atrás mientras esas sombras parece que siguen moviéndose, llegando al límite del área de luz que la farola puede iluminar. Ahora lo veis más claro, son dos figuras que se mueven en la penumbra. Comienzan a separarse para cercaros.  

Kenneth se aleja unos pasos  e intenta buscar rápidamente algo con lo que defenderse en la parte exterior. Por desgracia no hay nada que pueda serle de utilidad. Quizá dentro, ahora que está abierto, pueda encontrar algo que le sirva.   

Las dos figuras comienzan a emitir unos gruñidos mientras se acercan paso a paso. Parecen ser ¿perros? ¿lobos quizá? La cuestión es que os están acechando y parece que van a por vosotros. 

Bobby claramente asustado da un empujón a la puerta de la tienda para poder entrar. Esto le hace trastabillarse y estar a punto de caer de bruces al suelo. Nervioso se incorpora como puede y comienza a adentrarse en el interior de la Reinhard's Store. - ¡Piraos de aquí putos chuchos! - grita mientras entra.

La luz de la farola vuelve a tintinear como si os estuviera dando un último aviso. Sentís como si los zapatos os pesaran una tonelada...

Parece como si estuvieran esperando algo. Quizá sea que os estén tanteando como posibles presas o que simplemente se estén regodeando del miedo que desprendéis, pero el caso es que se detienen gruñendo. Sus lomos se arquean y se les eriza el pelaje...