Partida Rol por web

Erasmus voló por los aires por efecto de la explosión de mina soterrada en el suelo fangoso, pero lo peor fue la caída... Todos los huesos del recluta crujieron por la sacudida, aunque todo fue muy aparatoso y espectacular el estado de la víctima era mejor que lo se podría esperar en esas circunstancias...

Alguno empezó a plantearse si había sido buena idea ir vadeando.... pero la negra laguna podría esconder peligros menos agradables.

Erasmus vigilaba por todos lados que no surgiera algún contratiempo. Iba el primero, y como tal, tenía que mantenerse alerta. Por desgracia para él, el peligro no llego del Norte, o del sur. Ni siquiera de la laguna. Vino de debajo de sus pies.

-BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!!!!!!!!!!!!!

Una fuerte explosión retumbó por toda la laguna, haciendo saltar a Erasmus por los aires. Vio pasar toda su vida por delante mientras volaba literalmente.

Un fuerte pitido llenó la cabeza de Erasmus. Eso era todo lo que oía. Una mina había explotado bajo sus pies, y lo había lanzado casi cinco metros por los aires. Tuvo la suerte que la explosión lo lanzó en dirección a la laguna, y cayó sobre el blando lodo. Y de repente todo se convirtió en negrura. Solo podía oir ese molesto pitido que parecía que, poco a poco, iba bajando de tono. Oía voces, que no distinguía. Alguien le hablaba, pero Erasmus no diferenciaba la voz.

La cabeza parecía que le iba a estallar. Abrió los ojos, y se encontró besando el barro. Estaba boca abajo, y tenía la cara llena de lodo. Estaba lleno de barro de la cabeza a los pies, pero gracias a aquello, podía contarlo. Lentamente fue incorporándose¡, cuando de repente, un dolor punzante en el muslo, le hizo tambalearse. Bajó la mirada hacia el foco de dolor, y vio un gran agujero en el traje. Este estaba chamuscado en la parte del muslo, y unos hilos de sangre, goteaban por el. El lodo se había cubierto de sangre, Parecía que después de todo aquella mina si le había alcanzado.

-Maldita sea mi estampa. Quien cojones me mandaría ir delante. Maldición!!!!!!!!!!!!!!! Espero que en el cuartel tengan vendas y antisépticos. No me gustaría perder la pierna. Llevamos mucho tiempo juntos y le he cogido apego sabéis? Parece que finalmente, vamos a acabar mojándonos.......porque yo no pienso seguir caminando por la selva..........

Erasmus rió un poco. Estaba aturdido, pero por lo menos intentó llevarlo con todo el humor que pudo. Se acabó de incorporar, y se dirigió a una roca cercana que había, para valorar mejor la herida. 

Se sentó en ella, y con un poco de agua de la cantimplora, se mojo la herida para ver cuan grave era. Miró el agujero, y vio sangre, pero no le pareció demasiado grave como le había parecido en un principio. Necesitaría puntos, eso si. Pero no creía que aquello le quitase la vida......por ahora.

Miró a sus compañeros, y con aire pensativo les dijo:

-Sabéis? Creo que hemos perdido el factor sorpresa. Siento haber pisado la mina. Espero que no vuelva a pasar.....Quizá deberíamos movernos. Si hay alguien cerca, debe de haber oído la explosión. 

Un gran estallido asustó al joven cadete. Súbitamente, vio como Erasmus salía despedido por los aires, junto a agua y fango, cayendo a varios metros de distancia como un saco de arena. Acto seguido el muchacho se quedó petrificado. Fue su primer reflejo al saber que sus pies se hallaban en mitad de una zona pastada de minas.

- ¡¡Tened cuidado!!...- Avisó antes de que sus compañeros se abalanzaran a socorrer al cadete herido. Aquel movimiento podía ser el final de toda la compañía. - Moveos poco a poco...- Y así, lo hicieron hasta llegar a la posición que ocupaba el excontrabandista. Por suerte, había salido bien parado de su mala fortuna... solo un rasguño y una quemadura. Otro no lo habría contado a buen seguro.

Tin escuchó las chanzas de Erasmus y aunque sonrió por la forma optimista de enfocar el asunto, había una duda que le corría... - ¿Quién puede haber puesto estas minas aquí?- mirando al resto del grupo, al tiempo que le daba un trago a la cantimplora. La humedad de aquel lugar era bastante agobiante, y el movimiento se hacía pesado y cansado.

El gran estallido pilló por sorpresa a todos. Los oídos les silbaban tras la explosión, y después de unos segundos de desorientación, ubicaron el maltrecho cuerpo de Erasmus, ..., había ido a parar a varios metros de distancia, pero al menos no se había golpeado contra una roca.

El instinto fue ir a socorrer a Erasmus, pero se frenó ante la prudencia de las palabras de Tin. Se acercaron con cuidado, y en parte se alibiaron cuando Erasmus comenzó a moverse, y al llegar a él, se pudo incorporar y comprobaron que el muchacho era una roca y la explosión apenas le había afectado. Una vez comprobado este tema, la observadora pregunta de Tin llegó a sus oídos:

- Lo más probable es que el causante de la pérdida de comunicaciones del arsenal, se está defendiendo y utilizando ese arsenal para ello, ..., ¿rebeldes al Imperio?, .... - preguntó a modo de reflexión comunal - ¿En el propio corazón del Imperio? - Volvió a añadir más preguntas a la reflexión comunal.

La explosion casi se lleva el corazon de Talram. No estaba preparado para aquello. El esperaba lagartos leon, y seres de aquella indole merodeando por los marjales...no trampas antipersona. Aquello olia peor de lo que parecía a primera vista. Cuando llegó junto a Erasmus, trató de atudarlo, pero el duro recluta se las compuso muy bien el solo.

- Esto no me gusta nada, amigos. - dijo el ex-senador. con un deje de temblor en la voz. El enemigo anda cerca, y aun quizas nos este vigilando ya... . El apuesto recluta giraba la cabeza a todos lados, en busca de algun rastro de aquellos que parecía los emboscaban.

A causa de la detonación de la mina el nivel del agua sufrió un cambio haciendo que por la orilla por donde se disponía a pasar la columna de reclutas, el negro líquido se retirase unos cuantos centímetros... lo justo para que se pudieran observar otros artefactos semi-enterrados en linea recta... contaron tres minas asomando por el camino a recorrer. Si fueran capaces de desactivarlas podrían recuperarlas y reutilizarlas más adelante, o devolverlas al Ejército como parte de su misión... pero alguno de aquellos novatos tendría las habilidades y los arrestos suficientes para intentarlo?

Kadlo se quedó observando el camino por el que discurría su, hasta ahora, actual camino. La detonación había provocado un hueco considerable, que la pútrida agua se había afanado en rellenar. Debido a esta causa el nivel de este agua bajó levemente, hecho que dejó al descubierto varias minas más a lo largo del camino que estaban siguiendo.

Kadlo volvió la mirada al resto de sus compañeros, y se cruzó con los ojos de Tin, que también se había dado cuenta del tema. Con su vista fijada en Tin, meneó la cabeza en gesto negativo a la opción de seguir por el camino, ante el peligro descubierto. Se volvió al resto y comentó:

- A no ser que alguno de vosotros tenga grandes conocimientos en artefactos explosivos, definitivamente no es nada recomendable continuar vadeando. - Mientras decía esto señalaba a los artefactos explosivos que había visto. - Y probablemente haya muchos más, con lo que secundo la idea de cambiar de rumbo a uno más directo.

La idea de proseguir por las negruzcas aguas del pantan tampoco era nada alentadora, con lo que el pequeño escamote de reclutas estaba en un verdadero brete. Tin miró las minas. Por unos segundos se sintió tentado de manipularlas, pero luego pensó más sosegadamente que sus conocimientos de explosivos eran bastante discretos como para jugarse un brazo de forma alocada...

- Tal vez podríamos continuar vadeando... pero esta vez todos deberíamos mirar dónde colocamos los pies. - Abstinius sabía que el plan que proponía era arriesgado, pero quizás si todos trabajaban en equipo podían llegar a salir bien parados de aquel atolladero. Bajo el agua, las consecuencias podían ser funestas, pues ni tan siquiera era un medio en el que se hallaran habituados a maniobrar...

- ¿Qué decís?...-

Talram , sujetando el blaster con demasiada fuerza tras el susto de la explosión miró a Kadlo. El durosano parecía tenía buena vista, asi que el exsenador sopesó las opciones.

- Kadlo... podrías ir tu delante, parece que tienes buen ojo. Tampoco a mi me atare la idea de vadera este cenagal, pero tampoco me gusta dar la vuelta y ponerme a nadar en estas aguas putridas. Vayamos con tiento, y con mil ojos...y lo conseguiremos.

Despues de hablar, continuó observando al durosano, en busca de una reacción o de una respuesta a aquel dilema del pantano. La verdad, tenía prisa por llegar al polvorín y ver que había sucedido...

Erasmus escuchaba a sus compañeros hablar sobre que plan iban a seguir. Bordear o nadar. Un gran dilema. 

Sopesaba las dos opciones. Ninguna le atraía la verdad, pero prefería el nado y enfrentarse a los diferentes especímenes que pudiesen surgir del fondo de aquel cenagal, a volver a salir por los aires y perder algo más que la orientación. 

-Siento ser el tercero en discordia, pero la verdad, no me atrae para nada seguir por el camino. No soy yo el que disfruta con bañarse en el cenagal, pero creo que he tenido suerte con tan sólo una herida en la pierna. Podría haber sido bastante peor. 

No le gustaba la idea de llevar la contraria al grupo, pero aquella explosión le había asustado sobremanera, y su único pensamiento era que a los diferentes animales que pudiesen enfrentarse, por lo menos tenían esa oportunidad: enfrentarse. 

Kadlo sopesó la dualidad de opciones. Ninguna era mejor que la otra, ..., en ninguna estarían a salvo de los diferentes peligros que guardaba aquel pestilente pantano.

Si optaba por votar por nadar, el grupo se encontraría en un empate que haría retrasar su misión, y si seguían bordeando podrían encontrar más minas que los hiciesen saltar por los aires y/o mutilarlos.

- Ninguna de las opciones es buena. Aunque hubiese optado por nadar en el pantano, visto los votos, prefiero no retrasar los malos acontecimientos, ..., sigamos por el camino que llevábamos, ..., y con mil ojos, tanteando el terreno antes de pisar .... - y justo aquí se dirigió a Talram - ...., y no, no tenemos tan buena vista como cree, ..., parece que en su ejercicio de senador, no trató mucho con gente de mi especie, ..., pero si os hace ilusión, ir el primero, aunque eso no dependa de quién pise la posible nueva mina.

Los reclutas se debatían entre seguir adelante ahora que sabían a lo que se enfrentaban, o cruzar a nado el trecho que aún les quedaba hasta la otra orilla del cenagal... y arriesgarse a que alguna criatura les atacara en su medio. El único no-humano del grupo tomó la iniciativa y comenzó a avanzar, seguido del resto de temerosos reclutas. No vieron más artefactos explosivos que los que se esforzaron por evitar. Y por fin tocaron suelo firme y seco.

Tras unos metros a través de bosque frondoso se abrió un claro.....

Era la entrada al complejo imperial y cuando se acercaron a inspeccionar descubrieron que la puerta estaba cerrada a cal y canto. No conocían los códigos de seguridad que les abriera el acceso, así que debían buscar la forma de franquearse el paso al edificio.

La tensión y el nerviosismo se hizo palpable a lo largo de toda la travesía a través del pantano. Todos tenían claro que un paso en falso sería el final, por lo tanto el miedo hizo que aflorara la cautela. Después de un buen rato caminando a través del cenagal, llegaron hasta tierra firme... ¡¡Gracias al Emperador!!

Prosiguieron su andanza entre la frondosidad dela vegetación, con todos sus sentidos alerta, pues sabían que podían ser asaltados por cualquier tipo de alimaña, hasta que toparon con el búnker imperial. La puerta estaba cerrada, y desconocían la manera de abrirlas...

- Si siguen los protocolos de seguridad imperial es casi imposible descifrar los códigos...- dijo Tin con cara abatida al ver el panel de control. - Aunque si queréis puedo intentarlo... - añadió sin mucha convicción - Tal vez lo mejor sea observar si dentro hay alguien. Puede que salgan a patrullar o a buscar víveres...-

Erasmus veía como Tin nervioso comentaba su intención de sabotear la terminal para poder entrar dentro del búnker. Pero si conocía suficiente la seguridad del imperio, todo intento por su parte, sería infructuoso. 

-Pruébalo. Por intentar que no quede. Pero me da la sensación que vamos a tener que tirar de esto para poder entrar- comento al resto del grupo mientras sostenía en su mano la Granada que le habían dado en el cuartel.- Quizá, si probáramos a juntar un par de ellas, podríamos hacer saltar la cerradura. Otra opción sería Buscar minas como las de antes, pero no me hace demasiada gracia volver a saltar por los aires......

Talram intercambiaba miradas con Tin y Erasmus. Descifrar los codigos por la fuerza sería dificil, sino casi imposible... pero no le atraía la idea de usar explosivos contra la instalación. A buen seguro, si esto acababa bien, Pinaza los pondría a parir. pero en fin... no había más alternativa. Inspiró hondo y comenzó a declamar:

- Bien. Hagamos esto. Tin, intenta manipular el panel de control... el fracaso ya lo tenemos, asi que no perdemos nada por intentarlo. Si no se puede - aqui miró a Erasmus - usa la granada, Erasmus... y recemos porque tenga potencia suficiente.

Abstinius comenzó a manipular los paneles de control de las puertas dels complejo. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, con lo que más bien daba palos de ciego entre los comandos del panel, pero tal vez el azar se aliara de parte de los jóvenes cadetes. Sin riesgo no había gloria, eso era una verdad como el Palacio Imperial.

- Miradlo por el lado positivo... Si nos detectan, tal vez salgan a buscarnos, con lo que... abrirán la puerta...- sonrió el muchacho.

Abstinius se colocó ante el panel de seguridad de la puerta del bunker. Desmontó fácilmente la tapa del mecanismo para encontrarse con un auténtico galimatías de circuitos de diversos colores enrevesados en una maraña. Las placas de datos parecían algo dañadas pero no estaban inservibles.

Después de intentar puentear los cables de diversas maneras para que se abriera la puerta, el joven Tin se dio por vencido. Él no era capaz de encontrar la forma de acceder al complejo.

Erasmus miraba con cara atónita el  batiburrillo de cables. No sabía como Tin era capaz de enterarse de aquello. Hasta qué vio que él tampoco era capaz. Aquella situación le estaba poniendo un poco nervioso. No por la cerradura en sí, sino porque si alguien había conseguido escuchar la explosión de hacía un rato, a buen seguro les estaría observando. Y en aquel momento eran muy vulnerables. Estaban a plena luz, en la entrada del búnker, y sin un solo sitio donde cubrirse. 

Erasmus se giró hacia sus compañeros, y con cierto nerviosismo comento:

-Alguien más quiere probarlo? Si es así que se espabile. Llevamos mucho rato a la intemperie y no me gusta. Quien quiera hacerlo, adelante. Sino propongo lo de las granadas. Si hay alguien, ya debe de saber que estamos aquí. 

Con un rápido gesto, sacó la granada de su traje, y comenzó a juguetear con ella. 

-Por cierto, no se sí con una sola conseguiremos abrir esto. Quizá necesitaría otra más, para ir sobre seguro. 

Kadlo miró al resto de sus compañeros. Estaba claro que no eran expertos, ..., a los hechos se remitía. Y también estaba el comentario de Erasmus, ..., tenían que haberse dado cuenta, si había alguien dentro, de que estaban allí.

- ¿Y no podríamos mirar si existe algún conducto de ventilación en los alrededores? Es posible que sea incluso demasiado pequeño para que podamos pasar, pero no lo suficiente como para que podamos introducir una granada en él, que estalle y podamos generar confusión.

Comentó por intentar dar más opciones a las escasas que parecían tener ...

Tan enfrascado estaba Erasmus en la forma de entrar y el peligro de estar expuestos, que no se le había pasado por la cabeza la idea del Durosiano. 

Parpadeó incrédulo ante las palabras de Duro:

-Joder, es verdad!!! Busquemos algún respiradero o algo. No se me había pasado por la cabeza!!! Pero rápido. Dejemos de estar expuestos!!!

Inmediatamente Erasmus comenzó a buscar algo por dónde colarse al recinto.