Partida Rol por web

Zenda observa, divertida, cómo el pequeño Kosj se adentra en la cueva hasta ser engullido por la negrura. Deja la antorcha y la ballesta en el suelo y se deshace de la túnica blanca, que lleva encima de sus propias ropas. Al final no ha servido de nada. Pero sin duda algo ha pasado; no esperaba muchos guardias, pero como mínimo debería haber uno. Y falta al menos un caballo.

Un ruido a su derecha le advierte de los movimientos de Shade, que ha encontrado dos voluminosos libros en la carreta. A su izquierda, Marcus recomienda prisa, preocupado.

Zenda vuelve a coger la antorcha y la ballesta, y se concentra en la entrada de la cueva, tratando de escuchar o ver algo.

—Los caballos —indica al clérigo, recordando la advertencia que les dio momentos antes— están intactos, y no se han alterado al vernos. No hay tampoco restos de ningún tipo en la zona. Me pregunto si las huellas que has encontrado no son en realidad de una criatura inteligente. Durante la expedición en la que participé, pasamos varias semanas en la zona, aunque más al norte, y nos encontramos con gnolls y otros tipos de hombres bestia. Siendo sincera, me dan bastante más miedo que los osos o los leones.

Junto a ellos, Shade se ha sentado con uno de los libros abiertos sobre el regazo. Zenda se abstiene de preguntar nada, y deja al gnomo comprobar el volumen con tranquildad.

Marcus piensa acerca de las palabras de Zenda - gnolls, pudiera ser - piensa de nuevo tratando de recordar como eran las pisadas de un gnoll - oh diablos, no se me da nada bien esto de los rastros. - Se encoge de hombros - Mejor registremos esto a ver si sacamos algo en claro.

Vuelvo rápidamente con el grupo con una velocidad bastante inusual para una criatura de mi tamaño, y como en secreto le digo al grupo- He podido ver de que se trata, es un caballo muerto... y... bueno, no sé por qué, pero tiene la barriga abierta y vacía, más allá hace una curva la cueva y ... y no me voy a acercar tanto yo solo. No he visto nada más. Bueno y vosotros que habeis encontrado??, podemos llevarnos el carro y volver más tarde... de todos modos está a oscuras que más dá de día que de noche, nos llevamos el carro y algo que tenemos seguro- digo giñando un ojo al grupo. 

Tal y como se lo ha tragado, la negrura de la caverna escupe a Kosj. El kóbold les explica que, justo antes de hacer un recodo, hay un caballo muerto con las tripas vaciadas.

—¿Se han comido las tripas del caballo? —se pregunta Zenda, en voz alta—. Definitivamente, no puede ser un animal salvaje si ha llevado al caballo hasta allí dentro. ¿Quizás alguna criatura que habita la cueva ha aprovechado que el campamento estaba desguarnecido para robarlo? Pero si es así, ¿por qué lo ha destripado en la misma entrada en lugar de llevárselo más adentro?

Zenda se encoge de hombros y se sacude las dudas de la mente. No merece la pena preocuparse cuando aún faltan cosas por hacer.

—Antes de nada —prosigue—, deberíamos registrar completamente el vehículo. Shade está revisando unos libros que ha encontrado en el carro, pero al vagón trasero solo le hemos echado un vistazo desde fuera.

Sin esperar respuesta, aunque invitando a sus compañeros con gestos, la mujer se encarama a la parte trasera del vehículo y busca la forma de entrar al vagón.

Zenda decide inspeccionar la parte trasera, que suponen es de carga, del gran vehículo. Abre las puertas traseras que se abren hacia afuera, un silencio se hace presente ante el grotesco espectáculo que antes la mujer se encuentra. En el carro encuentran varias cajas bastante altas, como para mantener un humanoide de pie, casi todas ellas destruidas. En todas las cajas se repite el mismo patrón, una de las caras es de rejas, como si se tratase de una prisión ambulante. Casi como si fuese dejado apropósito luego de asesinado un humano muerto se encuentra dentro de una caja, el cuerpo que gotea es claramente de un aliado de los atacantes en la posada, viste las mismas ropas, el mismo pendiente y está rapado a cero. Aún tiene la cara que debería tener al ser atacado, debió haber sido una muerte dolorosa. De su torso herido es de dónde gotea la sangre. En la parte interior del carro ven marcas de rasguños en la madera y manchas de sangre. 

Zenda se tapa la boca, contieniendo una arcada repentina, cuando al abrir el vagón, el olor de la sangre acumulado en el pequeño espacio cerrado la golpea. El cadáver no la sorprende tanto, hace solo unas horas que ha hecho uno parecido. Metido en una de las jaulas —jaulas para humanoides, ¡cabrones inhumanos!— alineadas a ambos lados, ha muerto con el rostro desencajado en una mueca de sufrimiento y el pecho destrozado.

Sale del vagón y llama a sus compañeros:

—Será mejor que veáis esto.

Una vez ha llamado su atención, vuelve al vagón, se asegura de que no haya nada más entre los destrozos, y comienza a registrar el cadáver, aunque no espera encontrar nada que le ayude a identificar a los esclavistas. Quizás los libros de Shade tengan más pistas.

El humano no tiene más que la túnica y su armadura destrozada, además del pendiente de Asmodeus, que es igual a los que ya habían encontrado con los anteriores esclavistas. Las cajas están, en su mayoría destrozadas, salvo la que contiene el cadáver del tipo, que además se encuentra con llave y no podes abrir sin intentar forzar. 

Las moscas empiezan a molestarte mientras revisas el cuerpo. No tiene armas, llaves ni ningún otro objeto que esperarías encontrar. Sólo hay "jaulas", nada de provisiones o armamento en el "vagón" trasero.

Cita:

- Quien sabe, a lo mejor le entró hambre al bichejo o lo que sea - se encoge de hombros ciertamente no le suena a la actitud de ningún animal natural, pero claro el no sabe de eso.

Tras volver Kos sano y salvo de la cueva y ver rebuscar a Zenda entre el carro, la cosa parece más tranquila así que se relaja un poco. Sosteniendo el arco con una mano usa su cantrip para detectar mágia sobre el carro según sus compañeros van abriendo cajas y demás.

- Creo que este tipo - señalando al humano de la túnica - encontró su destino no hace mucho o la sangre no gotearía. - Se acerca para examinarlo mejor. De heridas si que sabe. - En cualquier caso no voy a derramar lágrimas por un esclavista.

Hice un gesto de repulsión al leer aquella página del pesado tomo, cierro el libro con desgana y lo dejo a un lado mientras me dispongo a revisar el segundo libro, entonces escuché las palabras de Zenda, guardé los libros como pude en mi mochila y me acerqué a observar... Recuerdos sombríos recorrían mi mente al ver las celdas, sólo me dediqué a contemplar aquel sangriento escenario en silencio por unos segundos, casi de inmediato salí de mi ensimismamiento y agregué.

-Pe.. Pero que diantres! - exclamé sorprendido - ¿Qué pudo causar algo como eso? ¿Que debemos hacer? - Observé a los demás esperando sus desiciones e intentaba calmar los nervios que me daba pensar que tipo de criatura pudo cometer tan macabro acto, no me importaba que fuera un esclavista, pero me aterraba pensar que aquella criatura pueda estar acechando aún por los alrededores.

Marcus se arrodilla junto a la jaula cerrada, y comienza a examinar el cadáver. De acuerdo a la opinión del clérigo, ha muerto recientemente. Shade llega tras él, y exclama al ver el estado en el que ha quedado el cadáver.

—Supongo —opina Zenda, rebuscando entre las jaulas rotas—, que cualquiera que fuese quien, o que, tenían encerrado, si es que no era más de uno, ha aprovechado que la mayor parte de los esclavistas se habían marchado, y ha escapado acabando con el guardia, se ha refugiado en la cueva, y se ha comido las tripas de uno de los caballos.

Zenda se pone en pie, y se sacude la mugre y el polvo de las manos y las mangas. Aparte del medallón con el símbolo de Asmodeus que, tal y como sus compañeros, llevaba el esclavista muerto, no ha encontrado nada más en el vagón. Preguntándose si deberían buscar en la cueva o en los alrededores, recuerda los libros que había encontrado Shade.

—¿Has descubierto qué son esos libros? —pregunta al gnomo.

Sigo escrutando la oscuridad, hasta el bulto que ahora ya reconozco fácilmente, "no me gusta nada esta cueva... oscura y humeda y aún así no me hace ni pizca de gracia" mientras el grupo seguia mirando el carromato miro hacía el fondo como esperando que en cualquier momento aparezca algo. Parecen muy aflijidos por lo del carromato por lo que me acerco a echar un ojo. 

- Mmm, vaya, puré de esclavista, que pena sisisi, nonono, en realidad no me da ninguna- digo con el parloteo que me caracteriza, para nadie y para todos, -y estas cajas... sisisi, aquí debe de haber algo- digo dando un rápido salto y acercandome a ellas.

Me acerco a las otras cajas cerradas dando la espalda al grupo, de repente veis unas pequeñas herramientas como unas llaves, que no teneís ni idea de donde han salido y justo antes de poner la primera en la cerradura me lo pienso mejor, y le echo un vistazo, por si las moscas..., tras ver que no parece tener nada raro, introduzco la llave en la cerradura tranquilamente, y comienzo a manipular una de las cerraduras de las cajas, si no hay nada interesante ni peligroso sigo con las demás. 

El tipo no murió hace más de un par de horas. El daño en su torso no fue hecho por un arma de file (espadas o similares) y tiene el estomago desecho. 

Con tu Detec Magic, detectas la presencia de magia en el colgante del tipo.

Las entradas del segundo libro no eran iguales, pero mantenían un formato similar. No llegas a entender de que se trataba o a leer una entrada entera.

- No hace mucho que murió. Un par de horas o menos. Aquí no hay magia salvo por ese colgante a juego con el de sus compañeros. - Marcus está inquieto - no se si es buena idea dejar a Kos adentrarse solo en la cueva. Creo que deberíamos ir tras él. Lo que quiera que mató a este hombre puede aún andar cerca.

- Bueno, entonces que hacemos? nos volvemos para el pueblo? sisisi, ya tenemos el carromato no?- digo algo inquieto, hay algo que no me gusta en este sitio... a parte de que el valor no sea la mayor de mis virtudes...

Las palabras de Zenda podían ser ciertas, quizás aquel esclavista había muerto por el ataque de uno de los cautivos... 

-Los libros!, cierto..... - Exclamé mientras rebuscaba en la mochila y tomaba el libro azul abriéndolo en una página aleatoria - Parece que llevan registrados todos los movimientos de los esclavos.... Maldita escoria, creen que pueden negociar con la vida de los demás.... - Entonces le pasé el libro a Zenda o Marcus, para que ellos mismos lo vieran, quizás ellos puedan sacar otras conclusones después de echarle un ojo.

- Este libro rojo parece manejar el mismo formato, sin embargo aún no lo he visto detalladamente para asegurar que sea igual que el azul - Dejé el libro a un lado y terminé por sacar la pequeña caja con cerradura - Y esto, parece tener algo en su interior, pero aún no sé de que se trata....- Me concentre por unos momentos mientras susurré algunas palabras, seguidas de un leve gesto de mi mano, entonces ubiqué la palma sobre la caja, buscando residuos de magia en el.

Shade le tiende uno de los libros, abierto. Es un registro de las capturas y transacciones de esos bastardos.

—¡Esto sí es un hallazgo en condiciones! —exclama Zenda, mientras hojea rápidamente el libro azul que le tiende Shade.

Una vez se ha familiarizado con el formato utilizado por los esclavistas, empieza a leer más atentamente las últimas páginas, buscando referencias a esclavos capturados recientemente que todavía no hayan sido vendidos.