Partida Rol por web

- No te preocupes, prefiero que me abracen a que me golpeen- Contesto a modo de broma, para destensar el ambiente- Y por favor  no estamos en una situación oficial o de Estado... Así que podéis llamarme simplemente John- Aparto la mirada siguiendo los movimientos de Ibb hacia el noble tumbado en la cama- Tienes razón, deberíamos dejarle descansar...

Le tomo la temperatura al conde con el reverso de la mano, y luego dirijo una mirada a sir John Dilheen. 

-¿Queréis que os acompañe a vuestros aposentos, sir? -Le pregunto, ignorando su petición de familiaridad. Es lo típico que se dice para quedar bien con el servicio, pero lo primero por lo que azotan a una. 

Me aproximo al fuego para avivar las llamas, y depositar el atizador en su lugar. Magnífica arma, por otro lado. Tendré que sugerírsela al capitán de la guardia para próximas batallas.

-No creo que sea necesario, señorita- contesto  con una breve risa- Estoy seguro de que todavía no estoy tan mayor como para que me afecte tanto a la memoria...

Tras escuchar la respuesta de Ibb, me despido con una leve reverencia y salgo hacia mis aposentos

-Tened cuidado, sir. Ese ladrón podría seguir suelto -le advierto, avanzando hacia él. Antes de que se marche, le estrecho el brazo, y le miro intensamente a los ojos- Nunca os estaré suficientemente agradecida por lo que habéis hecho por mí, gracias.

Le observo marcharse, y regreso al lado del conde herido, para comprobar su respiración de nuevo.

Cuando dejo de escuchar los pasos del sir por el pasillo, me arrodillo inmediatamente sobre el suelo, para recoger el tesoro que ha dejado caer el ladrón. Selecciono unas cuantas piezas sin valor, anodinas: monedas de oro, todo lo que pudiera pertenecer a cualquiera, y el resto lo envuelvo en un trapo limpio.

Me dirijo inmediatamente hacia mis propios aposentos, para guardar todo lo que he conseguido recopilar dentro de mi escondite secreto: un hueco detrás de una piedra suelta, bajo mi cama. Después, me encamino hacia los aposentos del rey, para buscarle y devolverle todo lo que he descartado del botín, que sería demasiado incriminatorio.

Te dicen que el rey está solo en sus aposentos tras haber despedido a Kurr y al bufón Enzo. Al llegar, dos guardias custodian la puerta, pero te dejan pasar sin problemas.

-Majestad -llamo a media voz, aún desde la puerta. Un pesado cortinaje me tapa la visión del resto de la habitación, y me mantengo tras él, esperando pacientemente.

Los guardias me han dejado pasar, pero no quiero irrumpir en su estancia sin más.

-Majestad, soy Ibb. Ha pasado algo muy grave. ¿Estáis presentable?

Esta chiquilla, espero que no sea alarmista. Me incoporo del asiento frente a la chimenea iterrumpiendo mi meditación frente a los últimos acontecimientos y me quedo de pie en medio de la habitación que es la antesala de mi dormitorio.

-Venga, venga, no seas tan dramatica, pasa- espero con los brazos en la espalda, las noticias que me trae. De verdad que no necesito más historias, que tengo la cabeza como un bombo, pero puede que sea importante.

Acudo rápidamente frente al rey, y, haciendo una reverencia, le extiendo el alijo del ladrón, sin mirarle. Se trata de una bolsa llena de objetos de valor.

-He descubierto a un ladrón en la estancia de Sir John Moore, cuando iba a comprobar su estado. Casi... -me echo a temblar, recordando el momento. Seguro que aún debo tener las marcas de sus dedos en mi cuello- casi me mata. Se me ha echado encima cuando he intentado detenerle, y ha intentado matarme. Afortunadamente, sir John Dilheen escuchó mis gritos de auxilio, y espantó al ladrón. Dejó este botín en su huída.

Mira el montón de joyas, no es nada importante, si le hubieran robado a otra persona, pero el pequeño accidente unido a ese robo, hace que parezca que le tengo manía al pobre infeliz de el tal Jhon Moore así que tendría que hacer algo, le da un par de vueltas en la mano la pluma de oro con el ceño fruncido.

- En mi castillo parece que una sirvienta hace las funciones de guardia, pues entonces los guardias harán las funciones de sirvientas- hace un gesto para que recoga las joyas- Ibb, devuelve eso a su sitio antes que corran más rumores, quiero que le digas al capitán de la guardia que le de 5 latigazos a dos de los guardias que fallaron, se les vista de mujer y estén destinados a las cocinas una semana. Puedes retirarte- hace una pausa mientras se iba y se gira en el último momento- Y una cosa más Ibb, la próxima vez informa al capitán o al teniente en estas minucias- el tono es un poco más duro, pero mucho menos que si llega a ser otra persona quien se presenta en su alcoba.

Me sonrojo violentamente ante las palabras del rey, y no puedo evitar defender la labor de aquellos a quien intenta denostar.

-Majestad... -hago una breve reverencia, disculpando mis palabras- los guardias vinieron poco después. Fueron ellos quienes corrieron a detener al ladrón. Se había hecho pasar por el sirviente del conde, nos engañó a todos. Y... habría informado al capitán, pero no sabía qué hacer con los objetos de valor. Muchos no sé de quién pueden ser, quizás ha robado en otras habitaciones... 

     -Muchas gracias por todo estimados, la próxima vez que compren algo en mis tiendas digan que van de parte de Ivan y se llevaran un pequeño descuento- le decía a los guardias que se alejaban contentos para seguir en sus labores.

    La llegada hasta aquí era un poco larga, mucho pasillos ademas de que los guardias debían detenerse cada cierto tiempo para verificar que la zona estaba limpia ...Al final no me quisieron decir que fue lo que hizo Hector para salir así..., como no tenia mucho que hacer por el momento ...y prefería mantener mi cuartada de estar un poco ebrio en caso de que comenzaran hacer preguntas... le pido a uno de los sirvientes que pasaba por afuera, que si me podía traer un cambio para la camisa mientras me recostaba un momento en la cama que se suponía me habían habilitado.

El rey que había dado por concluida la charla levanta una ceja, pues ahora parece que estaba defendiendo la labor de los guardias, lo último que haría Uthor IV y que su padre nunca lo viera, era discutir con una sirvienta en sus propios aposentos.

- Ibb, no confundas mi cámara con un mercado donde se regatea algo. Sería la última vez que cometieras ese error- la mira de arriba a abajo sin saber qué hacer con esa deslenguada, finalmente suspira cansado- olvida la parte de lo de los latigazos, pequeña lianta, y sal de aquí volando, informa al capitán y que hagan inventario de lo robado- ahora si da por concluida la charla, o eso espera, y se da la vuelta, otra vez, para marchar a sentarse a la chimenea, otra vez, mientras menea negativamente la cabeza. Te estás haciendo viejo, piensa mientras casi sonríe.

Hago una profunda reverencia ante el rey, antes de marcharme. Me la he jugado muy mucho replicándole, pero al menos ha servido para salvar el yugo de esos dos pobres guardias.

-Bendita sea su infinita misericordia, majestad -murmuro, saliendo por la puerta, aún con el botín entre las manos.

... jajajjaja, pero enserio como puede ser tan inútil..., una riza ahogada sale cuando me aseguro que no había nadie cerca, el actuar de Hector había sido un completo fracaso ni logro matar al noble ni alcanzo a tomar sus posesiones ... igual podría terminarlo yo, pero primero veré cuales son mis cartas que jugar antes de realizar mi siguiente movimiento...

 luego de un tiempo, ya con un traje que no mostrara pizca de alcohol llamo a un joven sirviente -¿ podrías hacerme un favor ?- lo llamo para que se acerque-¿ podrías decirme si el maestres estará desocupado en estos momentos ?- hubiera preferido que la joven Eleanor me diese la señal, pero parece que la noche también se le había complicado un poco.

El sirviente te responde que ha visto a Lady Eleanor, al novicio Artai, a uno de los invitados y a una criada dirigirse hacia la torre del Maestre junto al ayudante del mismo.

Salto temporal

Dionysos había cumplido su palabra y te fue a buscar al salón donde estabais reunidos y a donde hiciera falta para que no pasaras la noche sola.

Te llevó a sus aposentos, cuidando no dejarte sola en ningún momento.

Al llegar allí encuentras que el príncipe había pedido que preparasen un baño caliente y espumoso. El agua olía a sales especiadas y de fragancia floral y el agua estaba teñida de rosa y azul brillante. El baño no era para él. 

Necesitas relajarte y olvidarte de todo. Conmigo estás a salvo - Te dijo invitándote a tomar el baño.