Partida Rol por web

    Por mas que miraba de un lado a otro a medida que revisábamos las cercanía del campamento, parecía que al final estaba resultando en una paranoia mía ... pero aquella rama... se sintió demasiada cerca...

    Dando un ligero cabezazo contra un árbol cercano para mantenerme sereno ante mi compañera - Se-señorita - sintiendo como un pequeño chichón se dibujaba en mi frente - nunca e dicho no e-e es b-bo-bo...boni-boni... - y al ver que no podía terminar la frase me vuelvo a dar de cara contra el árbol, lo cual lo vuelve agitar botando el resto de ramas y nieve cumulada en su copa - P-pe-pero i-igual estamos encargados d-de la se-seguridad del c-campamento...  y-y no podemos dejar de vigilar "por que si" - intentando buscar la mirada de la muchacha - e-entienda... ¡¡ po-por favor!!

Calista observó estupefacta cómo Fo Gao se golpeaba la cabeza varias veces contra un árbol cercano. Al segundo golpe no pudo evitar soltar una risita.

No obstante, él tenía cierta razón, y estando a punto de amanecer no era plan de seguir jugando con el joven.

-Vamos junto al fuego, chico virgen. -le dijo en tono divertido mientras le tomaba de la mano y le arrastraba de nuevo al campamento.

Allí tomó asiento de nuevo junto al fuego y con un gesto de la mano indicó a Fo Gao que se sentase junto a ella.

Pasó el resto de la noche sin más sobresaltos, más que aquellos por los que el pobre Fo Gao pasaba a manos de la joven Calista. La noche va tornando a su fin y llega la mañana. El frío matinal es patente para todos, los vientos del norte, aunque no demasiado fuertes aun, casi os entran hasta los huesos.

     Bu-bu...bueno - le respondo a la muchacha la cual ya me estaba arrastrando hasta la zona de la hoguera ... igual con los golpes andaba un poco perdido del por donde ir... y aunque con cierto recelo debido al comportamiento de la señorita, termino cediendo ante su ofrecimiento y me siento junto a ella a esperar a que amaneciera para poder continuar con nuestro periplo ... aunque ese ruido aun me sigue inquietando un poco...

    Pruffff... ¿ po...po-por que se me ocurre tomar una misión, en un sitio con clima así... ? -rechisto un poco junto a mi compañera mientras acercaba lo mas que podía mis manos al fuego sin que este me llegara a dañar - esto del frío... no es lo mio.

Para Tolomeo, este frío le sabía rico; la forma en que el aire repleto de oxígeno llenaba sus pulmones le era reconocible, como si hubiera nacido para ello.   Casi que parecía haber nacido un yeti. 

¿Listos compañeros, jovenes?   Mm.  Aseguremos de estar bien arropados.  Fue por la ropa de invierno y montañismo que habían comprado.  Se aseguró que todo el mundo la trajera y usara bien para no dejar pasar el viento.  

El movimiento trará calor.  

Yo digo que sigamos.   Usó su vista especial para revisar los alrededores, para asegurarse que no hubiera peligros sobrenaturales, o mundanos, siguiéndolos.

El autoimpuesto como líder, a parte de gobernar, también daba incoherecias. - Un sabio con meteduras de pata. Rió para sí misma. - Más bien no os abrigueis demasiado, hasta que hagamos las paradas. Musitó como rectificación, intentado, por un lado que su "líder" no fuera una carga para el resto, ni tampoco ofenderlo demasiado. Todo mientras recogía sus trastos, y además, sin mirar a nadie. Como si ocultara que había sido ella la pecadora que se había pronunciado contra la autoridad.

Estimada Inamogata, cuando pregunto, es pregunta verdadera.  No es orden.  No tienes porqué musitar, o mirar para otro lado.  -dijo, reconociendo sus gestos no-verbales.    El guía del camino es Viggo.  Y el resto de las decisiones las tomamos entre todos, por consenso si se puede, por mayoría si no.  Y con veto de moralidades, si es que las hubiera. 

Son pregunta verdaderas las que hago yo. 

Suspiró.  La orden monacal tenía lo suyo, pero si algo le habían enseñado, es que el consenso y entendimiento eran algo a trabajar, con dedicación. 

Ahora bien, Viggo dirá, pero en mi experiencia en la montaña, uno comienza arropado y conforme avanza en el camino, y comienza a entrar en calor, se va retirando capas de ropa, sucesivamente.  Lo mismo, en viceversa, cuando llega el final del día. 

No quería sonar mandón, sólo quería que todos estuviéramos bien.  Especialmente FoGao, que me parece que pasó una noche no tan tranquila.  Algo se le notaba al muchacho, pero bien a bien no sabía que era. 

¿Todo bien jovencito, con el frio? 

Calista saltó sobre Fo Gao en cuanto éste tomó asiento y se sentó sobre su regazo mientras le atrapaba con sus piernas a la altura de la cadera.

-¡Te pillé! -exclamó con tono travieso mientras éste se quejaba del frío- Así juntitos se pasa menos frío, ¿no crees?

En realidad, Calista no era muy fuerte y a Fo Gao le hubiese bastado un empujón para librarse de ella, pero la gente comenzó a despertar con la luz del alba antes de que ocurriese nada más.

Calista guiñó un ojo a Fo Gao y se puso en pie antes de que les llegasen a ver tan juntos. No es que le importase si les atrapaban, pero quería fastidiar un poquito más al chico no dejando que nadie pudiese rescatarlo.

-¡Buenos días! -exclamó a sus compañeros- Voy por mis cosas y a pellizcar algo de comer y ya estaré lista, abuelo. -respondió a Tolomeo.

    S-se...señorita -decía ante la posición que había adoptado la muchacha de un momento a otro. pero antes de siquiera poder decir o hacer algo, ya el resto se comenzaba a escuchar que despertaban y la muchacha se marchaba por su parte ... ¿ q-q....que...d-demonios ?...

.....

     Antes de poder siquiera opinar algo de lo que estaba diciendo el abuelo sobre como el debía ir vestido parece que él e Ino estaban teniendo una pequeña diferencia de opinión sobre sus propias experiencias en el asunto.

    S-si~si... ningún problema, solo es que nunca se me a dado bien los climas muy helados... pero mientras este abrigado y t-tenga una buena hoguera cerca... no debería haber problema - decía aunque al instante me abochornaba un poco recordando el ofrecimiento de la muchacha, a lo que agito en seguida la cabeza y me paro de inmediato -Bueno~bueno,ya mucho tiempo cerca del fuego... creo que hasta ya entre en calor, bruffff...- mirando hacia donde se encontraba mi tienda -¡¡ bueno...!! sera mejor que comience a empacar mis cosas para partir..._{veamos~veamos... ¿ por donde empiezo ?} - y sin decir mas, salgo disparado hacia mi zona de acampada.

Pasó un nuevo día de cansancio y caminata. El frío poco a poco iba en aumento a medida que el grupo empezaba a alejarse de la costa en dirección a los Picos del Mundo.

Los Picos del Mundo, parajes rodeados de misterio y mitos, de criaturas monstruosas y grandes héroes de leyenda. Eran la mayor cordillera de Gaïa, al menos de la parte del mundo que quedó tras la activación de la Máquina de Rah Sith siglos atrás. Como muchos estudiosos saben, el mundo era mucho más grande antes de que la descendencia de Iscariote activara la tan temida Máquina. Zhorne Giovanni, uno de los más laureados emperadores de Abel que en aquel momento no era más que un joven adolescente, encabezo la revuelta contra las huestes de Rah. La guerra se libro en los campos y en los cielos, donde las ciudades voladoras de los Duk'zarist hicieron llover fuego sobre incontables poblaciones humanas y élficas. Pero todo terminó cuando Rah activó la Máquina.

En un instante, más de la mitad del mundo conocido desapareció del mapa. Los Duk'zarist y los Sylvain, que habían compartido el mundo con los humanos, no sin disputas entre las tres razas, habían desaparecido con las partes del mapa habitados con ellos. El mundo había perdido su alma mágica, su conexión con las fuerzas sobrenaturales se vió terriblemente debilitada. El lugar de la activación de la Máquina, Tol Rauko, una isla en medio del mar interior, se quedó completamente yerma de energía espiritual. El mundo había cambiado para siempre.

"Las cosas en las que me hace pensar el frío y el aburrimiento"  pensó para si Viggo.

Cayó la noche y las guardias fueron de nuevo organizadas. Esta vez durante el primer turno de guardia, cuando Ikegar y Tolomeo se encontraban de guardia, Ikegar nota algo extraño en los matorrales cerca de los árboles que marcan el borde del bosque.

Ino, con el estilo marcial que la caracterizaba, tras haber sido adiestrada por la comunidad de Monjes Guerreros, su guardia era con el arma guardada, pero el escudo embrazado. A la primera, sin mediar palabra, y con intención de escuchar las enseñanzas del "hermano Tolomei", que esperaba amenizasen la vigilia, escuchó algo, sacó el arma, y apuntó hacia la dirección que sus oídos indicaban, con la punta de su gran espada. Señaló el fuego, para que el hermano tomase luz, y tras eso esperó, dispuesta a avanzar en cuanto su camino fuera iluminado, en una postura defensiva y en estado de alerta.

- Joder, que sea un bicho, joder que sea un bicho. … y nos podamos reír de esto.

Tolomeo se levantó con la seña de la espada de Inomagata.  Callado, su respiración apenas rebotando en su bigote, tomó una de las antorchas y la prendió lentamente en la fogata.  Se incorporó y, volteando a todos lados, escuchando con cuidado los alrededores, siguió a la paladina, antorcha en alto para que las sombras no la engañaran. 

En la negrura de la noche, entre los arbustos que pueblan el lecho de los árboles, Inomagata consiguió ver una figura humanoide escondida a unos 15 o 20 metros del campamento. Tolomeo, pese a estar acostumbrado a mirar el firmamento, no era tan hábil a la hora de mirar a la negrura sin estrellas de los bosques boreales.

Inomagata, tras vislumbrar una figura gritó: - ¡ALTO!, NO TE MUEVAS. Y empezó a avanzar hacia el a buen paso. No quería correr, para no asustarle, y pensase que cargaba con él. Para que no entendiera que es un ataque, pero si tiraba a escapar, no dudaría en lanzarse a todos correr.

El grito fue considerabla, y aunque no hubiera intención de despertar al resto, tampoco fue una voz discreta, que respetase el sueño del resto.

Tolomeo no veía nada.  Sólo los puntitos de luz le servían para ver las estrellas. 

Que irónico, poder ver a millones de millones de kilómetros de distancia una estrella, poder ver hasta lo sobrenatural, y aquí no ver a alguien que nomás está escondido entre los árboles. jajaj.   ¿Qué otras enramadas habrá en el espacio, o en los espacios de los espíritus a través de las que no puedo ver?

Al oir a Inomagata, Tolomeo decidió hablarle a la persona hacia la que ella avanzaba tan decididamente.  Sonaba tranquilizador. 

Si, alto; no te preocupes, sólo queremos platicar.  Soy monje de una de las órdenes de los Picos.  No te haremos daño.  Respetamos a todo ser vivo.