Partida Rol por web

El paseo hasta el campamento llevó unas 3 o 4 horas, como le había comentado el prisionero a Calista. Empezaba ya a despuntar el día cuando al llegar al destino el grupo se encontró con esto:

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A simple vista parecía que había 4 personas, 3 de ellas sentadas junto al fuego preparándose para desayunar y una cuarta probando a lanzar su hacha contra un árbol cercano.

-En teoría deben ser seis... así que cuidado, no sabemos dónde están los demás. -dijo Calista al grupo en voz baja- Yo me encargo de ésos cuatro. -agregó con una sonrisa malvada.

Levantó la palma de su mano y en ella se formó una esfera de llamas. Luego, simplemente apuntó con la mano y la bola de fuego salió disparada por sí sola hacia el centro del campamento de los bandidos.

Al llegar allí, simplemente estalló en el aire, convirtiendo la zona en un infierno de llamas.

En silencio, haciendo gestos y señales de mano como lo haría Karsein, Tolomeo les indicó que él podría lanzar la red hacia las armas o escudos.  Eso haría más difícil que fueran por ellas para atacarlos una vez que descubrieran que estaban ahí.  

Tomó un pedazo de trapo y se lo dió a Calista para que estofara la boca del bandido que traicionaba a sus colegas, si lo consideraba adecuado.  No fuera a ser que cambiara de bandos en el último momento, sobre todo si veía que la ventaja cambiaba. 

¿Alguno ve donde están recargadas las armas?  -Susurró Tolomeo.  Su plan era que, una vez que los más ágiles y furtivos hubieran tomado sus posiciones, saldría él de sorpresa hasta donde pudiera lanzar la red sobre las armas.   

Jeje, se pelearán por sacar cada uno la propia, haciendo así que más se enrede la red entre ellos.  Será buen caos de ver. 

Calista ataca a los bandidos mientras Tolomeo y el resto del grupo aún están decidiendo que hacer. Por supuesto, ninguno de los bandidos sentados en la hoguera esperaba que de entre la maleza que rodeaba a su campamento comenzara a llover fuego sobre ellos. El ataque de Calista es totalmente devastador y los tres guerreros prenden en llamas al momento ante la enorme explosión de calor que causa la inmolación. Gritos y chillidos de dolor acompañan a los tres hombres mientras tratan de apagar las llamas sobre sus cuerpos sin éxito, dos de ellos muriendo a los pocos segundos y el tercero revolcándose por el suelo tratando de apagar las llamas.

El cuarto bandido escucha la escena pero parece que aún no sabe muy bien lo que ha ocurrido. El bribón que os acompañaba aprovecha la situación para escabullirse entre los árboles y correr en la mejor dirección para alejarse tanto de vosotros como del campamento.

EMPIEZA EL COMBATE

Tolomeo se quedó impresionado con la bola de fuego que Calisa había enviado al centro de la fogata.  Con sus conocimientos de ocultismo debía luego identificar qué era lo que había pasado, y qué era ella, que podía manejar el fuego así a su antojo.  Pero ahora no, faltaban un par de bandidos para encontrar, así que, utilizando la macabra luz del incendio, buscó, desde donde estaba escondido, identificar huellas en la nieve que marcaran la dirección hacia donde se habían ido los otros dos, si es que no estaban en sus tiendas.   De saberlo, avisaría con gestos a sus compañeros para que estuvieran prevenidos en esa dirección.   

¿Estarán en las tiendas, aún dormidos? 

¿Será su destino ser ladrones inmolados por un grupo espontáneo de defensa de caminos?  

Qué historia más triste.  Común, inevitable, sin redención.  

Quedó preparado, al ver salir corriendo a cualquiera de ellos, lanzaría la red en su dirección. 

En medio de toda aquella destrucción, un sonido desentonó, una carcajada. Era Calista, riendo a mandíbula abierta tras observar el resultado de sus llamas.

-No esperábais eso, ¿verdad cabrones? -exclamó para sí misma, riendo ante la visión del hombre que trataba de apagar el fuego rodando en la nieve semiderretida- Seguramente ni sabéis cómo habéis muerto... -agregó entre dientes.

Una nueva luz naranja se formó en su palma, y lanzó una nueva esfera de fuego al bandido que aún quedaba indemne, aunque ésta vez el fuego no estalló, sino que prendió allí donde golpeó.

   Siguiendo al grupo y quedando un poco por detrás de ellos veo como todo se ilumina aun cuando faltaban unos cuantos minutos para que siquiera salieran los primeros rayos del sol debido al extraño movimiento de mi compañera.

  ¡Joder! ¿ de don- pero sin perder mucho tiempo en explicaciones de momento pues el combate ya había iniciado, por lo que rodeando los arboles y matorrales que teníamos enfrente buscando tomar la atención de los bandidos y que mis compañeros mantuvieran aun su cobertura natural mientras rebuscaba en mi alrededor cualquier cosa que se viera sospechosa o peligrosa para mi grupo.

El fuego creado por Calista es esquivado por el hombre que estaba probando sus hachas contra un tocón cercano. El barbudo, reposicionándose ligeramente, lanza un hacha con peligro contra Fo Gao, que mientras avanzaba hacia el campamento esquiva bloquea hábilmente la hoja con un golpe lateral de su palma izquierda.

El hombre en llamas en el suelo empieza a quitarse la ropa superior, tratando de librarse de más quemaduras.

De dos de las tiendas que, dicho sea de paso, también están en llamas debido a la terrible explosión de fuego, salen dos bandidos más, bien armados y con intención de buscar venganza rápidamente.

Tolomeo se quedó quieto donde estaba.  Era mejor guardarles el efecto sorpresa a sus compañeros.  Y si, en efecto, creía que Calista sola hubiera podido contra todos ellos.  De verdad que sí.  Así que era cuestión de esperar tan sólo a la niña-fuego y sus acciones. 

Aún así, los ojos del monje escudriñaron el campamento buscando algo inusual entre las cosas iluminadas por las flamas. ¿Armas, botín, rehenes, inocentes?   

¿Esta muerte atraerá a algo sobrenatural? 

Dejó la red preparada por si eran descubiertos y los atacaban.  Y aún así, la usaría sólo si los demás fallaban, pues dudaba que llegaran hasta ellos.  No pasarían de Karsein y la paladina, no señor, no llegarían.  También dudaba, que, de capturar él a alguno, lo dejaran vivir, por cualquier razón.  Así que mejor esperar a que los eventos se desenvolvieran, y aquel pobre quemado revolcándose en la nieve pasara rápido a mejor vida.

¿Habrá algún arcano que El Loco harlequín me trajera, que pudiera cambiar sus mentes hacia el arrepentimiento? 

Calista frunció los labios cuando el bandido evitó la llamarada. ¡Qué pena! Lo había preparado con todo su cariño...

¡Y ahora salían más bandidos de las tiendas! Aquello volvía a requerir de mano dura.

-¡Chico virgen! ¡Agacha la cabeza! -gritó mientras preparaba una nueva bola de fuego y la lanzaba contra los enemigos.

¡¡ Cuidado con esas cosas joder!! gritaba luego de sacarme de encima aquella hacha voladora ... ¿ Donde quedó la época de los bandidos que luchaban con sus puños ? ...bufff ... ,aunque la parte buena de ésto, es que el único objetivo a sus ojos era yo de momento ... Aunque me servirían el apoyo del grandote y la mujer caballero en estos momentos...

¡¿Que?! mirando hacia atrás de donde se comenzaba a acumular otra fuente de luz, simplemente me muevo a un lado pues no sabía si la chica Hardford iba enserio con eso de que estaba en el camino ... ¡¡Estamos al intemperie!!...¡¡No me uses de obstáculos para tu espectáculo!!...

y no sabiendo si eso iba a generar que fueran todos a por mí compañera, solo se me ocurre una cosa para mantener la atención de los bandidos sobre mí... pisar muy fuerte el suelo mientras mantenía una sonrisa burlona en plan " a que no pueden golpearme" y rezar por qué se tragaran está estupidez

que

Uno de los bandidos recién salido de la tienda hecha a correr en dirección a Fo Gao, lanzando el hacha en plena carrera hacia el artista marcial, que una vez más y esta vez con su palma derecha, bloqueo diestramente el acero.

Aunque Fo Gao pudiera pensar que Calista no sería capaz de lanzar una bola de fuego con él en medio nada podía estar más lejos de la realidad. Una enorme llamarada salió de nuevo de la joven en dirección al campamento. Pero algo ocurrió en ese momento, las estrellas parecieron iluminar por un instante el claro de luna donde se encontraban los combatientes. Mientras la enorme llamarada pasaba rozando al artista marcial este pareció saltar, casi danzando sobre la enorme llamarada, haciendo que las lenguas de fuego le lamieran la espalda sin quemarlo, mientras la luz de las estrellas y la luna parecía reflejarse de modo espectacular en su piel. Si Calista no fuera tan dura por fuera hubiera dejado escapar un suspirito ante tanta belleza.

Volviendo a la vida terrenal, la bola de fuego fue a parar al centro del campamento como Calista planeaba. El pobre diablo, que aun se encontraba en el suelo quitándose las ropas medio en llamas, a duras penas pudo salir rodando de la trayectoria del meteoro, pero, maldita sea su estampa, teniendo que pasar sobre las llamas del campamento y prendiendo aún más sus ropas. Sus esfuerzos para quitarse la chaqueta se redoblaron. La muchacha guerrera pudo esquivar el fuego con un diestro salto hacia delante y aprovechó para lanzar su hacha en dirección al demonio de fuego entre los árboles, pero la distancia y el follaje hicieron que la niña tuviera el tiempo suficiente para apartarse del paso de la hoja.

... ¡¡ por los putos pelos !!...

    Para no arruinar el momento y el ambiente que se estaba generando, me mantenía callado mientras observaba como la esfera luminosa impactaba en el centro del campamento, pero lo mas seguro que íbamos a tener una bonita conversación de equipo y de tener mas cuidado con los trucos de magia ... al menos los bandidos han de estar acojonados con todo esto...

   Sintiendo la adrenalina del momento y viendo que uno de estos bandidos estaba relativamente cerca, no puedo evitar sentir ese sentimiento por el cual me había embarcado en esto de viajar por lo que me lanzo de cara contra mi objetivo buscando el poder encajar un buen puñetazo en todo su pecho.

Calista se mordió el labio inferior tras ver la actuación de Fo Gao. El chico no tendría experiencia, pero en aquel instante había estado... memorable, como poco.

Pero aún quedaban bandidos por calcinar, así que ni corta ni perezosa, volvió a preparar otra esfera de fuego. De sus favoritas.

-¡Cuidado chico vírgen! ¡Ahí va la segunda ronda! -le advirtió con una media sonrisa, aunque de nuevo apuntó su ataque para que no le alcanzase.

Tras lanzar el fuego, le miró a él. Con suerte podría volver a ver una actuación como la de antes...

El monje Tolomeo se quedó en su sitio, sin moverse, agazapado para no llamar la atención del par de bandidos que quedaban atacándolos.      No durarán.  

Sin embargo, no quería dejar de ayudar, por lo que se fijó en el terreno sobre el cual se luchaba.  Lleno de nieve, como un campamento escondido del camino. 

Trató de usar sus conocimientos científicos, sobre todo los relacionados con la nieve y el hielo, y cómo reaccionan éstos ante centellas de fuego súbito, para encontrar un punto flaco del ataque bandido, alguna parte del terreno que se hubiera vuelto aguanieve o más resbaladiza, para que sus compañeros la usaran a su favor.   Si algún consejo útil encontrase, se los diría a voz viva, en alto, con palabras difíciles de ubicar rápido para quienes atacaban, inclusive por el idioma.  Algo así cómo:

¡A la izquierda de Fo Gao hay un charco derretido! 

¡El montículo que parece iglesia de Falanda tiene una piedra dentro!

o algo así.

Uno de los bandidos, el que había lanzado una de las hachas contra Fo Gao, se lanzó a la carga contra el muchacho, sacando la espada de su vaina en el camino.

El bandido con la ropa en llamas consiguió por fín deshacerse de la chaqueta prendida, no sin llevarse unas pocas quemaduras por el camino. Parecía completamente exhausto y muy malherido con quemaduras por todo su cuerpo.

El abuelo Tolomeo, con la sabiduría de años en la montaña avisó a Fo Gao de un peligroso charco que se había formado por las llamaradas que generaba la muchacha. El borde entre la zona deshelada y la nieve se había convertido en un peligroso barrizal donde era muy fácil desequilibrarse. Fo Gao decidió pararse al borde y esperar a que fuera el haufmarsorman quien le atacara.

La mujer guerrera, que había esquivado en una ocasión la bola de fuego de Calista, salía disparada en dirección a la joven mientras sacaba la espada de su funda. Por suerte no parecía entender ni papa de latín, con lo que no entendió a Tolomeo y se resbaló al borde de la nieve, cayendo de bruces sobre ella. Por suerte para la guerrera, se había alejado lo suficiente del abrasador fuego de Calista una vez más.

La Inmolación de Calista impacto detrás del guerrero que acababa de quitarse las ropas en llamas. Thuriz estaba poniéndolo a prueba sin duda. La nueva llamarada lo pilló en el suelo tratando de levantarse y no pudo esquivarla. Solo quedaba esperar a que las Valkirias lo llevaran a los salones de los dioses...

El segundo guerrero sobre el que impactaron las llamas tuvo algo más de suerte pues solo lo besaron de refilón y pudo salir del radio de acción de la explosión. Pero su suerte no fue tanta, pues entró en todo el barrizal donde se resbaló al igual que su compañera para caer a los pies del joven oriental, donde le esperaba un soberbio puñetazo en el pecho.