Partida Rol por web

Sandru miró a Grongar con gesto enfadado, como si su comentario le hubiera ofendido. Estaba claro que él pensaba que parte de la culpa de estar así era por la mala gestion que habían hecho de las provisiones en las compras en Sandpoint. Sin embago, el apelativo "gitanos" hizo que le cambiara la cara aún a peor.

Ameiko no tuvo problemas en dejar que vendierais la armadura, al fin y al cabo, ella ya os había dicho que todo era vuestro... salvo aquella carta de su abuelo. Al ir a venderla, el enano descubrió que les darían una buena suma: 150 monedas de oro. Lo cual era bastante a repartir entre 4 personas.

Debbe sacudió la cabeza no muy contenta con el último comentario de Grongar. Al fín y al cabo se había criado entre ellos y era una más. Chasqueando con fuerza la lengua se encaminó a la taberna dispuesta a sacarse unos cuartos estafando a akgún jugador novato.

Debbe entró ligeramente molesta en la taberna y se sentó en la barra con una cerveza en la mano. Aquel viaje no iba a ser lo que ella esperaba, estaba claro y la cerveza de la taberna estaba aguada. No tardó en ver como había un grupo apostando a los dados y tras unos minutos mirando el juego con curiosidad se unió a ellos. Tras recibir un par de miraditas de los hombres y esbozar su mejor sonrisa la chica puso 2 piezas de oro en la mesa para enseñar que iba en serio. El juego era muy sencillo: Habia que sacar el máximo numero de dados iguales....y Debbe tenía unas largas mangas con las que podía mover el juguete para cambiar el resultado. Sin embargo, aquel día no estaba de suerte y sus movimientos fueron tan torpes que hasta ella misma se dio cuenta y comenzó a toser escandalosamente para que pensasen que se había atragantado con la cerveza. Perdería el dinero pero era mejor eso a que la descubriesen.

Debbe no tenía su día, y el movimiento le había salido francamente mal. No obstante, sí que era su día de suerte. El hombre que apostaba contra ella, era un granjero de la zona que había decidido relajarse en la taberna después de un duro día de trabajo. Tan cansado estaba, que no prestó atención a los movimientos de la pícaro.

El resultado fue sencillo, Debbe le ganó dos monedas de oro a aquel hombre, y le privó de lo que había ganado con sudor y esfuerzo a lo largo del día. Si al menos hubiera dependido de la suerte... pero la chica había manipulado los dados. Ahora, cuatro monedas de oro tintineaban en sus bolsillos.

Kevan parece agotado y sonrie mientras observa a Debbe jugar con una buena cerveza.

Debbe se acercó a Kevan con el vaso vacio y comentó con naturalidad, como si hubiese tenido suerte con los dados en lugar de la evidente trampa que había hecho. Bueno, ¿Que hacemos? Yo prefiero dormir en la caravana antes que en esta posada... Además, aún tenemos que comprar cosas para seguir nuestro viaje.

Debbe se alejó de la taberna silbando una melodía triunfal. El camino a la caravana se la había hecho muy corto con las monedas tintineando en el bolsillo. Cuando llego las deposito en el bote común guardonse tan solo unas platas para sí misma. Con eso la bastaría si decidía dejar el grupo -algo improbable ya que se sentía muy feliz-.

—Bueno. ¿Que hacemos? ¿Compramos las cosas y continuamos? Por cierto—añadió tocando con el pie el baul—podiamos deshacernos de esta antiguaya. Nos daran unas buenas monedas por el, seguramente. Además que llama mucho la atención y cargar con este trasto por cargar...

-Pues es donde estaba guardando mis cosas. No es muy cómodo llevarlas a cuestas, ¿sabes? Pero supongo que será mejor que nos hagamos con unas monedas antes de continuar y así aprovisionarnos bien-dijo el clerigo rascándose la barba.

Bah, ahora tenemos caravana. Podemos guardarlo allí. Por cierto, tenías razón. No son muy agudos en esa taberna—respondió la chica guiñandole un ojo al enano con picardía.

-¡Te lo dije!-dijo el enano dando una risotada.

Kevan parecia somnoliento.

- Descansemos en la caravana. Es una buena idea ... ahorramos dinero y la vigilamos.

El grupo decidió invertir el dinero en comprar varias provisiones. Así, compraron 4 fardos para un viaje que en principio, se consideraba corto hasta Wolf´s Ear. Una vez comidos y bebidos, y habiendo descansado por la noche, sentían que tenían muchisimo mejor cuerpo que los dias anteriores. Procurarían no quedarse sin comida esta vez.

Partieron por la mañana, según lo que había dicho Sandru, deberían de estar alli en uno o dos dias como mucho.

Debbe silbaba alegremente tumbada en el techo de la caravana. Seguía agobiandola los espacios pequeños por lo que, mientras hiciese buen tiempo tomaria unas horas el sol en el techo. Era lo suficientemente ligera para que no se destrozase y la caravana era resistente. Además había buenas vistas. Detras le seguían las otras dos caravanas con las provisiones. 

No había terminado el día cuando Vankor anunció el avistamiento de Wolf´s Ear. Era un pueblo pequeño, aunque seguro que también tendría algo de comercio. Agradecisteis el hecho de no tener que pasar una noche guareciendos de a saber qué cosas que podríais encontrar en los caminos.

El viaje había sido mas corto y Debbe estaba mucho mas relajada que la vez anterior por lo que cuando e puso a vender con más motivación que el día anterior. Del mismo modo que la vez anterior se puso en una esquina del mercado dispuesta a vender la fina cristaleria varisiana. La vez anterior no había conseguido vender las jarras pero esta vez lo lograría. No quería seguir mucho tiempo con ella en la caravana ya que cualquier golpe podría hacerla añicos.

Al principio dejó que la gente manosease otros trastos que había colocado por allí pero negandose a destapar algo tapado con un trapo. Finalmente, cuando vio a un hombre que parecía destilar dinero al andar decidió actuar. No la parecía bien estafar a gente sin dinero pero no la importaba sacar unos cuartos de mas a los opulentos jerifaltes del comercio local.
—Veo por sus maneras que viene buscando usted algo especial— dijo la joven entrecerrando misteriosamente los ojos.— Si, se nota... Quizás le interese esto, pero será mejor que mantenga las manos lejos de la mercancia hasta que haya cambiado de manos, si es que realmente se atreve usted a comprarlo...
Dicen que estos vasos estan malditos... que pueden obligar a cumplir al que bebe la voluntad del que sirve las bebidas... Es algo tenebroso que yo nunca me he atrevido a utilizar pero que si lo utilizó el hombre que me los vendió. Hay que tener mucho cuidado con la magia pues puede volverse en tu contra. Esta fina cristalería es la prueba de ello. La persona que me lo vendió fue un hombre que trató de conquistar a una mujer con su poder, ella era la mas bella del lugar, la mas delicada, la de mirada más tierna... ya se imagina que todos los hombres querían pedir su mano en matrimonio. El hombre que me lo vendió, al que por proteger su indentidad llamaré Trevor, era un simple granjero local, enclenque incluso para su profesión, y sin ningún talento en concreto.

Debbe paró unos segundos para que el hombre se solidarizase con "Trevor"
Obviamente no tenía ninguna oportunidad con aquella maravillosa y bellisima mujer que hacía que se apretase los puños hasta sangrar y que llorase por aquel amor que nunca alcanzaria. SIn embargo aquello no era del todo cierto...un día se apareció ante él la mismisima Shelynn, diosa del amor...la diosa le entregó esta jarra explicandole lo mismo que yo le he contado: que podía dominar para siempre la voluntad de una persona con ella. Trevor consiguió su objetivo... y enamoró a la joven...sin embargo la mujer no era como ella pensaba. Ante el mundo era una delicada flor pero en casa gobernaba con una mano de hierro y como amaba con todo su ser al pobre Trevor que no veía el modo de librarse de ella, no le dejaba un segundo solo...

Como ve, la jarra funciona, pero hay que tener cuidado con lo que se desea, al menos en lo respectivo al amor. Por otra parte, yo no me atrevo a utilizar esa jarra, en parte por la historia de Trevor, en parte  porque tengo todo aquello que deseo y tambien en parte porqeu estoy encinta. hace dos lunas ya que no sangró y claro, el poder de esta jarra solo puede ser utilizado una vez, y ¿quien sabe si se cumplira mi voluntad o la del niño que llevo dentro?

- ¿Estas... Estas encinta? - le preguntó Sandru cuando se hubieron quedado los miembros de la caravana solos en la misma.

- Oh, vamos Sandru. - respondió Ameiko - Estaba claro que era una mentira para sacar más dinero.

Sandru torció el gesto. - ¿Has... has timado a ese hombre entonces? ¿O estas embarazada?  - Cualquiera de las respuestas parecía no gustar al hombre Varisiano.

- Eso sería un problema - dijo Bevelek por detrás. - Un embarazo puede ser una carga para la caravana.

Tooooodos locos.... ¿Pero como voy a estar embarazada? Además con la de golpes que nos metimos hace unas semanas estos tres y yo el niño habría huído sin mirar atras.

Viendo la expresión de Sandru añadió con firmeza y sin ningún tipo de remordimiento:

Cualquiera que compre algo que pueda dominar la voluntad de otro se merece ser estafado... pero Sandru...¿De verdad te parece peor esa mentira que la historia que he contado?

- Sabes perfectamente lo que pienso de las estafas, robos y demás actos. ¿O acaso no recuerdas dónde están nuestros hermanos? - parecía serio. No era un tema del que pareciera querer hablar - No me importa que ese hombre mereciese o no mereciese ser estafado. Nosotros no robamos a los ricos para darselo a los pobres. Soy mucho mejor ladrón que tu, Debbe, lo sabes. También soy mucho mejor persona. Prefiero vivir con poco, de mis ganancias con la caravana, que aprovecharme de la gente a costa de su ingenuidad o descuido. Parece que no todos pensamos igual. - se dió la vuelta y se dirigió hacia su caravana. Se despidió con un sencillo - Buenas noches. Si alguien necesita algo más, que lo diga ahora. Partiremos a primera hora de la mañana.