Partida Rol por web

En un momento, como un flash en tu mente, la moto que ves en un rincon de la foto te recuerda a la de aquella heroina que leiste una vez en el periodico: Hurricane Honey, una mujer en moto que cazaba delicuentes, bastante famosilla, aunque hacia tiempo que no salia noticias de ella.

Kaito se incorporó con expresión molesta. Hacía apenas un mes no habría pensado que su situación hubiese podido emperorar. Y ahora ahí estaba, durmiendo en un banco en la calle.

Supongo que la vida siempre puede sorprendernos...

Miró en dirección al parque. Los recuerdos eran dolorosos, y sin embargo, parecían ser lo único que le quedaban, pues incluso su inquietante biotraje llevaba sin reaccionar desde la noche en que el chico camaleón murió. No había vuelto a ver a los otros enmascarados. No había vuelto a transformarse en Rever. Todas aquellas incógnitas sobre qué hacer con ese poder, cómo actuar moralmente con tanta responsabilidad, de repente se habían esfumado, por lo visto junto con sus poderes. Las marcas en la espalda seguían allí, al menos la última vez que lo pudo comprobar. Pero Rever parecía haber quedado en coma dentro de Kaito. Y no sabía qué demonios significaba eso.

Entretanto, seguía tratando de llamar la atención lo menos posible. Puede que ya no fuese Rever, pero la corporación Kenzei Industries seguirían buscándole a él y al prototipo de blindaje biointeligente que Kaito se había llevado, literalmente, puesto encima. Afortunadamente, tal vez la única ventaja de vivir como un vagabundo era, precisamente, que la gente no se paraba demasiado a mirarle. No llamaba la atención más que los bancos del parque o los cubos de basura de la ciudad.

Se puso en pie y se estiró para desentumecerse. Dormir en un banco a la intemperie dejaba secuelas en forma de contracturas musculares y agarrotamientos. Tratando de despejar su cabeza de tantas cuestiones que ahora parecían importar tan poco, decidió dar un paseo por la ciudad. No es que tuviese algún sitio concreto a donde ir, pero tal vez encontrase algo interesante. Comida, ropa usada donada a la caridad. De momento no se había permitido a sí mismo pedir limosna, pero era evidente que su situación económica no podía caer mucho más bajo de lo que estaba.

Un sudor frío recorre toda la espalda de Grabriel cuando oye el nombre de Gisela. No había pasado el tiempo suficiente para olvidar a la inspectora y todavía se sentía culpable por la muerte de esta. Intentó contenerse para seguir aclarando quién era la voz al otro lado de la línea.

- Si, desafortunadamente. Trabajé en el caso de la investigación sobre la droga Forte en cooperación con la "desaparecida" inspectora Gisela... ¿Quién llama? ¿Es por parte de la policía?

¿Quién será este misterioso ser? Al menos quiere reunirse en un lugar con mucha gente. Pienso para mis adentros calculando que, así, no debería ser riesgoso tratar de encontrarme con este. El tema era como se encuentra a alguien que no sabes quien es.

Así mismo supongo que lo voy a averiguar sobre la marcha. 

Me levanto y toco algo que esta lleno de polvo y olvidado en el tiempo. Después de los sucesos con mi tío dejé de lado la actividad de vigilante y me dedique a tratar de arreglármelas solo, ya que la mayoría de las puertas se me habían cerrado.

Era la cápsula que encontré cuando nos enfrentamos a aquellos extraños personajes con forma de animales. La limpio un poco y me dispongo a abrirla, a ver que es lo que esta contenía. 

Abres la cápsula pulsando el botón de arriba. Como por arte de magia se crea una diminuta nube de humo y ante ti aparece un maletín metálico. Lo revisas y no parece tener ningún cierre especial ni sistema de seguridad. No habría problemas en saber su contenido.

Cierro las cortinas del estudio, y apago las luces.

Dicho eso, busco mi traje y me lo pongo, no vaya a ser que tiene algún tipo de toxina adentro que pueda afectarme.

Una vez ya estoy preparado abro el maletín. 

Mitsuki esperó un poco a que ambos hombres se alejasen un poco antes de incorporarse y salir del edificio con el carrito.
No podía tomar los rumores de forma literal... por mucho que aquel hombre afirmase haberlo visto de primera mano, pero por lo que decían, aquel enmascarado con cuerno había matado brutalmente a un hombre e iba hablando de aquella nueva droga. Sin más detalles sobre el cadáver, no podría decir si era otro justiciero con metodologías similares a las de ella o algún asesino trabajando para una banda de narcotraficantes. De cualquier modo debería encontrarlo para saber más.
Si aquel enmascarado iba tras la pista de la nueva droga, quizá también terminaría apareciendo por la discoteca Dragón que habían mencionado. E igualmente ella debería informarse más para poder llegar hasta él, de forma que su siguiente destino iba a ser aquel local... recogería algo de chatarra en la zona y hecharía un vistazo.
Mitsuki ya se hizo a la idea de que lo más posible era que, si no había algún fast-food bien barato por el camino, hoy iba a quedarse sin comer. Luego marchó en dirección a la discoteca Dragón.

Te transformas en tu alter ego Cassharn y abres el maletin apretando las dos lenguetas que tiene. En el momento en que se abre la tapa, esta estira de una cuerda interna que activa una bomba que revienta todo el estudio ubicado en el tercer piso.

No pertenezco a la policia. Si acepta quedar, le puedo ofrecer datos sobre la droga forte. Mas informacion en privado. Le espero a las 15h en el chiringuito de al lado del lago en el parque Shorami.

Tras esas palabras la voz misteriosa cuelga. Por su tono, aunque deformado, era femenino.  El parque Shorami era el parque mas grande de la ciudad situado entre los barrios del centro y el residencial.

MITSUKI: Coges tu carrito asi otros menesteres de trabajo y te diriges hacia los alrededores de la discoteca Dragón, sin duda cercana al viejo puerto. Por una de las calles llegando a la zona ves que se acerca un chico joven de tez palida con ropa algo roída y desgastada. Lleva consigo una vieja bolsa colgando del hombro. Su rostro es decaido y parece desorientado. Se notaba por su ropa que habia pasado la noche en la calle, pero no tenia la pinta de vagabundo alguna.

KAITO: Sin duda es una zona que te trae recuerdos recientes. Andas sin un rumbo fijo en señal de recuperar lo perdido. Te encuentras cerca de la discoteca Dragón, y por la calle ves que se aproxima en tu direccion una chica joven ataviada con una capucha y gafas de sol. Lleva consigo arrastrando un carrito con algo de piezas de metal en él. Por su ropa se veía que vivia plenamente en la calle. Una vagabunda en toda regla.

DOS: La zona es un antiguo poligono con almacenes grandes que usaban las empresas, edificios bajitos de 2 plantas. Como zona peligrosa no es raro encontrarse drogadictos, punkies, alguna prostituta o persona problematica. Nos encontramos a mitad de mañana entre las 10:30 y las 11h.

- Muy bien. Allí estaré. - Contestó Gabriel.

Fueron sus últimas palabras antes de colgar el auricular del teléfono. No tenía idea de quién podría ser aquella mujer, que suponía una mujer por el tono de voz. Pensaba en que ya que se había despertado, lo mejor sería darse una ducha y asearse, ya que aún tenía jaqueca por la bebida de anoche. Así, decidió quitarse la ropa para darse una ducha y despejarse mientras ponía en orden sus ideas.

- ¿Quién será esa extraña mujer? Tiene datos sobre la droga forte... ¿Ahora? Espero que podamos reconocernos en nuestra "cita" de las 15h. - Pensaba interiormente mientras el agua de la ducha le caía por la cara.

Tras la ducha, y viendo que aún era demasiado temprano, decidió pasar el tiempo viendo las noticias en la TV y cualquier programa que pudiera interesarle o llamase su atención. Al rato, cuando le entró hambre, fue a la cocina a prepararse algo de comida y un café para despejar aún más su mente.

Las horas pasaban y Gabriel había tenido tiempo de afeitarse la barba de 3 días, recoger un poco la casa y tirar la basura acumulada en días, sobre todo botellas de alcohol. Ya con el estómago lleno y acercándose la hora de la cita, decidió moverse hacía el parque donde habían quedado. Se puso su ropa de calle, elegante pero casual, para ir a la cita.

Mitsuki terminó de arrancar la estructura de muelles de un colchón viejo que alguién había tirado en la calle y la cargó en su carrito de supermercado cuando vio llegar aquel joven. Parecía haber tener alrededor de los dieciocho, y por el cómo se movía, más que caminar vagaba por las calles sin un rumbo fijo. Y por la mirada, era muy posible que no hubiese dormido o que hubiese tenido que dormir en la calle. ¿Alguna fiesta que se había ido de las manos?

Tenía una bolsa al hombro, así que aún no le habían robado. Pero tenía todo el aspecto de estar perdido... seguro que necesitaba que alguien le guiase... pero dado que ella no podía hablar, la cosa se complicaba.

Comenzó a empujar el carrito en dirección al muchacho y, fingiendo que las chirriantes ruedas del carro estaban algo torcidas fue aprovechando para acercarse discretamente hacia él. Quizá eso motivase al joven a preguntarle por direcciones.

La explosion te cogio por sorpresa totalmente. Sin duda te esperabas algun tipo de trampa, pero el ser confiado a veces resulta ser la peor arma. Sin duda esa bomba no era para ti, pues tenía otros objetivos, pero el destino quiso que fueras el receptor.

El estallido te empujo estampandote contra las paredes internas del estudio y llegando incluso al piso vecino atravesandolas. El impacto fuertemente hizo que el traje se desactivara por los fallos ocasionados dejandote moribundo entre runas. En casa del vecino no habia nadie, pues estaba trabajando. Partes de la estructura del edificio cayeron a la calle, al igual que el cuarto piso se empezo a derrumbar, incluso cayendo al segundo piso matando a una pobre mujer mayor que veia la tele. Del cuarto se piso se salvaron los habitantes pues no habia nadie en ese momento. Del primero tan solo recibio heridas una chica, y del bajo donde vivia la casera solo se agrietaron paredes. 

Moribundo veias en tus ultimos segundos apoltronado contra la bañera del vecino como se agrietaba el techo, y un gran trozo caía sobre tu cabeza aplastando tu cráneo sin tiempo a poder responder. Dolor, sufrimiento... todo paso tan rapido que tu cuerpo no pudo reaccionar ante los acontecimientos en apenas segundos.

La calle no tardo en llenarse de gente asustada viendo como el edificio quedaba muy debilitado. Los dos colidantes algo tocados, tenian agujeros en sus paredes a la misma altura que el tuyo.

Chiaki que desde su posicion te ve detenidamente como observas la piedra, deja de barrer y se te acerca calmadamente.

Conoces la historia de esta piedra? Sin duda pareces estar interesada en ella. Te pregunta.

Shizuka se sorprende y dice:

- Ah... esto... ho... hola

Sonríe y se asegura que la capucha que tiene en la cabeza no se le caiga y dice algo seria y mirando a la chica, pero sin dejar de mirar de reojo a la piedra.

- No... no conozco la historia, pero... ummm no se, es un como decirlo, es un espíritu malvado lo que noto que hay

Ella ni siquiera lo había pensado, para ella decir que notaba un espíritu no era nada raro, simplemente era algo normal para ella, por lo que como además esa chica era una Miko estaba segura que no le extrañaría, aunque por otro lado algo le decía que en el Japón actual no era algo tan normal

Vaya, entonces puedes notar a los espiritus? Son pocas las personas que tienen esa sensibilidad. Normalmente ese tipo de gente trabaja en lugares religiosos, pero tu no pareces ser de por aqui. Su leyenda es bastante conocida en la ciudad.

Al decir que notas presencia de los espiritus, siente curiosidad por ti. Su talante es serio pero te trata amigablemente.

Shizuka se queda observando a la chica y dice:

- Sí, claro... si soy una ki... digo, si algo así, desde siempre he sentido cosas y espíritus jejeje y la verdad es que he llegado a la ciudad hace muy poco y me hablaron de este templo, por eso he venido

Sonreía de forma inocente, aunque realmente era una forma de sonreír un poco tonta ya que se rascaba la cabeza, había estado a punto de meter la pata y estaba un poco nerviosa y dice entonces:

- Ay... no me he presentado, me llamo Ak... Shizuka... encantada de conocerte... jejeje, yo... bueno, quería buscar aquí trabajo y bueno, me llamo mucho la atención el espiritu 

El joven se apartó al ver que la chica con el carrito se acercaba, dejándole espacio para que pasase. Sin embargo, ella se acercó más, como esperando a que él reaccionase. Normalmente, la reacción de Kaito habría sido darse la vuelta y alejarse, tratando de despistarla si es que le seguía. Pero recién despertado como estaba, no fue tan rápido, y sencillamente se quedó mirando a la joven. La miró a ella, luego al carrito con piezas de metal, por lo visto "recuperadas" en la calle. Volvió a mirarla a ella, con unos ojos de color morado intenso algo enigmáticos.

- Ehm, ¿puedo ayudarle en algo? -preguntó, algo inseguro.

El tono de su voz sus facciones, aun desgastadas, y sobre todo la barba incipiente, indicaban que era algo mayor de lo que la chica había supuesto en principio. Seguramente rondaría la veintena, tal vez un poco más.