Partida Rol por web

Juego de intereses

I. Llegada a Acla

Cargando editor
24/01/2022, 09:59
Tlatoani

INTRODUCCIÓN

Noviembre de 1515. Habéis viajado en uno de los cuatro navíos (tres carabelas y un bergantín) que el Gobernador Pedrarías Dávila ha enviado hacia la provincia de Careta desde el noroeste de Santa María de la Antigua de Dairén, capital de la gobernación recién renombrada de Castilla del Oro (lo que hoy es Panamá). Pedrarías viajó por su costa norte en la misma carabela que vosotros, junto a varios capitanes militares, soldados de infantería, varios lanceros a caballo, algún que otro artesano y explorador y otros tantos nativos a su servicio. En la expedición había un total hay unos 260 hombres y doce monturas bien equipadas.

La gran población de españoles en la ciudad de Sta. María Antigua (unos 2500) son un número suficientemente grande como para que no puedan ser mantenidos en la ciudad, y por eso el Gobernador ha comenzado una política de campañas militares hacia el oeste de sus dominios con el fin de dar empleo y distribuir toda esa tropa (y desentenderse de ella, claro). Dentro de este marco exploratorio, en esta primera empresa Pedrarías pretende asegurar la zona cercana al puerto de Acla, un lugar estratégico en la provincia de Careta, en la costa al noroeste de Santa María de la Antigua (donde además, se está realizando la construcción de un fuerte militar).

Tras dos días de viajando en tal expedición junto al gobernador, habéis llegado al puerto de Acla.

Cargando editor
24/01/2022, 10:12
Tlatoani

Media tarde.

Aún teniendo el sol sobre las cabezas, desembarcásteis en una especie de fondeadero, que decíase con el nombre "de Aglotamate" por los nativos y sobre todo los soldados de la gobernación que ya estaban instalados en armas allí desde hacía un tiempo. Las tropas comenzaron a salir de las carabelas y el bergantín, rompiendo filas, mientras los marineros recogían velamen y cabotaje. Otros tantos descargaban en el fondeadero (en el que no había muelle alguno) cajas con provisiones armas y tinajas de agua. Vísteis cómo el gobernador, que viajaba en vuestras misma carabela, descendía con los más allegados para comenzar a dar cuenta de la situación en aquel puerto de la ciudad.

Acla, por cierto, más que una ciudad, es aún un lugar en construcción: apenas hay casas de piedra y bloques, y por contra, cuenta con más de dos centenares de bohíos. Éstos podían verse aún desde la carabela, y no eran sino viviendas de paja autóctonas que los colonos, campesinos y labradores que tiempo atrás acudieron allí, aprendieron a construir. Por otro lado, pese a que aún no había iglesia cristiana alguna en el lugar ni plaza colonial como era típico en las ciudades recién fundadas de aquel Nuevo Mundo, sí que existía una gran estructura en plena construcción: un fuerte militar. Se veía su estructura, barandillas y maeriales en derredor, y cuando aquel estuviera preparado Acla sería una gran fortaleza estratégica de cara al mar.

Notas de juego

Comenzamos.

Podéis hacer un post explicativo de vuestro PJ. Estáis en el "puerto" o fondeadero de Acla. Habéis viajado con Pedrarías Dávila, el gobernador, y habéis hablado con él por unas razones u otras (podéis en la presentación explicar vuestra relación con el mismo, sea cual sea).

Cargando editor
24/01/2022, 14:54
Fray Gonzalo Díaz

Calor, calor y humedad... calor, humedad y mosquitos; ese era el resumen de cuanto había de ser interesante, pensaba, al poner pie en aquellas tierras. Poco tiempo llebaba en las Américas Gonzalo, despachado hacia allá, como otros muchos, para evangelizar aquellas tierras y afianzar la Palabra de nuestro Señor, pero ya se había aclimatado lo suficiente como para pasar a lugares de avanzadilla, respecto a otros miembros de su Orden que viajaron mas o menos a la par que él.

Duro había sido el viaje, pues pertenecía al grupo del pasaje de menor poder económico, y hubo de hacerse a los rigores del tránsito en lo más profundo de las naos, con mala ventilación y la presencia de ratas, que no obstante, eran acechadas y cazadas, tomadas como buen aporte para los pucheros que a veces se podían preparar, si bien la dieta era más sobria habitualmente, basada en gallegas de marinero y sopas, con suerte, de vino, pero poca suerte, todo sea dicho.

Miró al cielo y dió gracias, saludando de paso a su Señoría, el Gobernador Dávila, cuando éste pasó a su lado. Había tenido ocasión de cruzar unas pocas palabras con él durante la travesía. Fué en uno de los turnos en que pudo salir a cubierta a tomar algo de aire fresco, pero siempre cuidando de no interferir en las labores de la marinería, que hoscos solían ser con quienes les estorbasen hasta con su mera presencia, hasta que reparaba en sus gastados hábitos, momento en el que cambiaban el semblante y esbozaban sonrisas de... de como diciendo "pobre, no saba a donde va..."

Pues bien, en uno de esos momentos, pudo cruzar palabras con el Gobernador, quien, temeroso de Dios, sabía que la presencia de sacerdotes, incluso de pobres frailes, siempre eran buenas para todos a bordo. Palabras de cortesía del estilo "y, ¿a dónde se dirije usted, hermano?", y explicaciones sobre las dificultades del terreno, y de los nativos, que fueron bien recibidas por Fray Gonzalo.

En ello pensaba cuando llegaron al apostadero... y en el calor, humedad, y sin duda, mosquitos, que les esperarían en aquellas nuevas tierras.

Cargando editor
24/01/2022, 19:46
Pero Acosta

Pero estaba muy acostumbrado a las penurias, hacía mucho tiempo que en ellas estaba instalado. Tan solo de vez en cuando, muy de vez en cuando, podía permitirse algunos lujos, pero estos eran pasajeros y pronto regresaba a las penurias en las que siempre había vivido. Su origen era ya motivo para que en más de una ocasión le mirasen mal. Que su padre fuese portugués no le había ayudado mucho en su vida, como tampoco lo había hecho que fuese el hijo menor de una familia tan pobre como numerosa. Bien joven tuvo que aprender a buscarse la vida, y en estas seguía. 

Menudo, ágil y con facilidad para pasar desapercibido, había logrado sobrevivir estos últimos años como explorador, y en ocasiones espía y ladrón. Trabajando en muchas ocasiones para poderosos como lo hacía en los últimos tiempos para el gobernador Dávila. Con el que muy pocas veces hablaba en persona cuando había ojos u oídos ajenos, pero que a solas en ocasiones le buscaba y le encargaba trabajos, de los que solo a el en persona daría los resultados. En esta ocasión el Gobernador, tan solo le había dicho que podría resultar de interés en la exploración de la zona, así como en el espionaje de algunos señores cercanos a Dávila, de los que este tenía que tener cuidado y vigilar sus movimientos y alianzas. 

Y allí estaba el, llegando a un fondeadero en un terreno que había que pacificar, y donde los enemigos podían estar tanto fuera en la selva, como en el propio campamento, siendo estos últimos muchas veces los más peligrosos y letales. Así que como siempre hacía, trato de pasar desapercibido, y escuchar y observar los movimientos de las gentes que allí se habían congregado. 

Cargando editor
24/01/2022, 22:23
Aldonza de Mendoza

Andaba yo por la cubierta, echando un ojo a la población de Acla. Mis negocios familiares me habían llevado a hacer el viaje junto a varios nobles y comerciantes de la zona, para apoyar al Gobernador en su empresa: bien con dinero, con recursos, con mano de obra o con soldados. Vestía ropa cómoda, nada de emperifollarme. En el cinto una espada y una daga. Aunque seguía las directrices de Pedrerías, estaba allí por más motivos. Una nueva zona de conquista, aportaba comercio y nuevas riquezas. Los primeros en instalarse siempre eran los que se llevaban el plato a la boca.

Cuando nos acercamos al fondeadero, fui de las primeras en bajar, para echar un vistazo a aquel sitio. Aunque esperaría al resto de gente opulenta, me encontraba más a gusto con la plebe, con los marineros y soldados. Aquella gente veía en mi a una compañera, a una igual, salvaje y diestra en el manejo del acero, digna capitana del Santa Cecilia, uno de los barcos de mi familia y en el cual viajaba habitualmente. Sin embargo, con los nobles y burgueses, me sentía perdida, distinta, sin alma. La aventura era lo que me atraía, y un buen negocio, por eso estaba aquí.

Cargando editor
25/01/2022, 12:55
Xurio de Narro

 

Asentamiento de Acla, en los reales territorios de la Castilla de Oro.

 

   Bueno, pues ya estaba al otro lado del Cabo Finisterre y no se había acabado el mundo. En verdad que pareciera que era más grande de lo que los antiguos creían, no importa. Lo importante es que aquí tenía una oportunidad de medrar a diferencia de los territorios de la Corona en Europa, donde sólo cabía languidecer en un puesto de poca importancia. Aquí tengo opción de prosperar. Que viviera el tiempo lo suficiente para poder tener la oportunidad de conseguirlo, ya era tema diferente.

   Xurio. Xurio de Narro. Familia de rancio abolengo e hidalgo con honra de apellidos.

   Pero con la honra, no se come.

   No siendo el primogénito y teniendo ya hermanos por encima que pudieran hacer de repuesto si fuera menester, sólo quedaba su entrada en el seno de la Santa Madre Iglesia. Aunque él hubiera preferido la vida de las armas y poder llegar a ser oficial. Pero al menos, el apellido familiar pudo dejarle algo de margen para burlar el destino. Sabiendo que a la Orden de Santiago se le habían encomendado territorios y derechos en las Américas, pudo ingresar en la orden como freire y embarcarse hacia allí. Aunque ya no eran comunes religiosos que departían toledana en mano, aún había. Y en este nuevo mundo, si era tan peligroso como decían, no desentonaría un caballero religioso espada ropera en mano.

 

   El viaje había terminado. Al menos su hidalguía, le había permitido un viaje con un poco de intimidad. No había tenido evidentemente un espacio individual. El poco espacio en los barcos no daba para esos lujos, el gobernador y pocos más habían tenido ese lujo. Pero al menos no le habían alojado con los villanos y plebeyos y había compartido espacio con los oficiales. No le importaba compartir con plebeyos y villanos, que bien sabido es que a la hora de la verdad, todos sangramos igual. Pero en presencia de los notables y poderosos había que mantener las formas y cierto protocolo si se quería hacer fortuna y entrar en el círculo de los que tienen influencia.

   Había tenido breves charlas durante el viaje con el gobernador Pedrarías Dávila. Las justas para empezar a darse a conocer y las que la etiqueta demandaba. Las justas para que se acordara de su cara. Al menos una semana, quizás. Más interesado estaba en entablar camaradería con los capitanes y el séquito del gobernador. Que bien sabido es, que son esos hombres quienes deciden quien puede, o no puede, ver al gobernador, que es hombre ocupado.

   También durante el viaje, que como hidalgo nada hacía salvo pasear y confraternizar, había observado y charlado con los de clase más baja, con aquellos que le habían llamado la atención o que le habían caído en gracia. Había otro sacerdote que viajaba a llevar La Palabra a estas tierras y me alegré de tener a alguien con quien hablar de temas comunes a la Fe. También con un agradable joven llamado Pedro, no le quedó claro si era algún explorador o simplemente, uno de tantos que parte a este lugar en busca de una vida mejor, no importaba. El pasado quedaba en el viejo continente. Más sorpresa me causó ver a una mujer en cubierta. Cómo era tolerada y no se la veía con la piel ajada ni callos en las manos, era claro que era de dineros. Torcí el gesto al verla con espada al cinto, que sólo la nobleza o la soldadesca puede llevar, pero tuve que recordarme que el viejo mundo, quedaba atrás. Tendría que acostumbrarme a ver cosas más raras que esta.

    Desembarqué con el resto, aquí hallaría mi fortuna.

   O encontraría una tumba anónima, en cualquier caso, en este momento comienzan mis andanzas en este nuevo mundo.

 

.

Cargando editor
25/01/2022, 22:51
Tlatoani

La gente iba de acá para allá, y más que gente corriente, era de soldados de lo que estaba infestado aquel lugar. La milicia local que allí aguardaba hacías las veces de alarifes, constructores y pescadores, dado que una ciudad de un carácter provisional y en construcción no podía mantenerse y abastecerse aún de la débil economía agropecuaria que se estaba estableciendo.

Aldonza había sido de las primeras en descender de la nave, mujer de grandes reaños y similares fortunas, y se complacía viendo las posibilidades económicas de aquel lugar (que aún no eran muchas, pero al estar allí el gobernador Dávila la opinión le daba otra perspectiva del asunto. Pero, aquel jovenzuelo de cabellos rizados, observaba con cautela el devenir de las gentes, los campesinos y las cajas de provisiones recién descargadas; por su parte, Xurio de Narro, tal vez pensara en ganar un buen terreno o poderes a costa de la Orden cuyo símbolo llevaba bordado en las ropas sería provechoso.. Sea como fuere, al menos llevaría el nombre de los de su casa más allá del Ancho Mar. Y Fray Gonzalo, quien era uno de los pocos sacerdotes de la expedición recién fondeada en Acla, veía en el lugar sitio de prosperidad económica, amén de un santuario para predicar Palabra en tan de cuerpo y fe agotados colonos del lugar. Se percató de que aún no había, como era lógico, iglesia en el lugar (pero si la estructura ya visible y andamos del citado fuerte militar...).

En aquel vaivén en la tarde, una vez habiendo sido instalada la tienda de campaña del gobernador no muy lejos del fondeadero, pero antes de entrar en la amalgama de bohíos allí construidos, vosotros os encontrábais deambulado por la zona. Quiso la casualidad que lo hiciérais al lado de la misma tienda militar de Pedrarías.

Cargando editor
25/01/2022, 22:51
Soldados del destacamento de Acla

Dos oficiales que estaban en el destacamento fueron prestos, armadura sobre cuerpos, a informar al buen gobernador una vez hubo descansado acerca del estado de la provisional ciudad. Éste, en lugar de recibirlos dentro, dadas las condiciones de estrechez y dimensiones, salió, y pudísteis verle. También escuchásteis la siguiente conversación.

Señor Gobernador, sin más espera hemos de informarles de la situación en la suya ciudad de Acla. Los habitantes se quejan, la comida escasea, y lo único bueno en semanas ha sido la vuestra llegada... -dijo uno de ellos-. Lo peor es lo siguiente: unos nativos de la zona, que le dicen indígenas Careta, han tratado de sabotear el fuerte militar varias veces. La última hace dos noches, cuando lograron incendiar la estructura militar -echásteis una mirada al fuerte, y efectivamente tenía una parte de sus andamios, en un lateral, algo desbaratada y ennegrecido su material de muro.

Cargando editor
25/01/2022, 22:52
Pedrarías Dávila

Entiendo... -respondió el gobernador Dávila-. ¿Y qué más?

Estaba visiblemente afectado, molesto por algo.

Cargando editor
25/01/2022, 22:52
Soldados del destacamento de Acla

Los bohíos del poblado, construidas por los campesinos con sus propias manos, arden con facilidad -respondió el otro-. Informarle también de que esos salvajes roban aperos de labranza, provisiones y, lo que es peor: los indios sometidos que conviven y trabajan bajo el amparo de Dios en la fe en esta ciudad de Acla, así como en las suyas minas a varias leguas tierra adentro, como vos sabrá, han sido secuestrados por tales guerreros Careta... La situación es...

Cargando editor
25/01/2022, 22:53
Pedrarías Dávila

...grave, muy grave -interrumpió pensativo Pedrarías, y luego giró la cabeza hacia vosotros, que estaba a unas diez o doce varas, y se percató que mirábais la escena. Pero el gobernador no dijo nada, se limitó a volver a mirar a los dos oficiales. ¡Capitán Nuño! -le dijo al a uno de sus hombres de confianza-, instale las tropas en el poblado de Acla -Nuño, quien había viajado en el mismo navío que vosotros, era un hombre de pocas palabras pero de buen mandar, mano diestra de Pedrarías, y así lo hizo, desapareciendo de escena-. ¡Vosotros! -dijo entonces a los oficiales-: preparad pertrechos para una pequeña expedición de reconocimiento del terreno... traed provisiones y agua 

Los dos oficiales desaparecieron ipso facto y entonces Pedrarías comenzó a andar. Andó y andó, sobrepasando un par de cajas de provisiones, y se detuvo ante dos tipos que llevaban tablones. Luego siguió andando y tras cruzarse con un pelotón de cuatro soldados, se detuvo delante de vosotros. Pudísteis ver su aspecto aspecto recio y serio, muy serio. Os miró entonces de uno en uno a los cuatro.

Comenzó por Aldonza, tratando de escudriñar en su interior (pues seguramente recordara su nombre, su ocupación y, sobre todo, su relación con su padre); también observó a Pero, acordándose del buen hacer del joven para asuntos de poco lustre. Y finalmente miró a los dos clérigos (cada uno a su estilo y estatus, y Pedrarías se rascó el mentón).

Vosotros... -dijo entonces con tono preocupado, y podíais verle las canas en el mentón, en la poblada barba-, ociosos no quiero en mi séquito... -creíais que hablaba de vosotros, pero no, pues enseguida lo entendísteis con acierto:- Ocioso es alguien a quien busco en este lugar, y no está, ni tan siquiera ha venido a recibirme como es debido, y en su lugar lo han hecho dos simples soldados... -se refería a los oficiales, y a pesar de sus palabras no os preguntó los nombres, sino que se limitó a ordenaros-: Buscadme en este poblado a Hurtado Fernández, y traédmelo a mi tienda... -entonces tosió y un indiscreto gargajo le sobrevino a la garganta, y no hizo sino escupirlo delante de sus pies, casi impregnando al joven Pero-.

Después se dio la vuelta y comenzó a andar a su tienda.

Echásteis una ojeada al poblado, y os percatásteis de que había bastante gente: soldados del puerto (un destacamento con veinte hombres); trabajadores del fuerte (en su mayoría indígenas reclutados para el forzoso trabajo de aguantar cargas y lastres); media docena de leñadores apostados a las afueras del fondeadero, en la orilla de una ribera fluvial cercana (río Arias) o los varios colonos que acompañan a la tropa permanente en la zona (los habitantes, vaya).

Notas de juego

El que quiera, con su intervención, puede lanzar 1d100 por Cultura (sin uso de bonus por Destreza u oficio en esta ocasión).

Nota aclaratoria: la ciudad-poblado de Acla no llega a ser ni lo uno ni lo otro (sino un término medio). Hay más de cien bohíos o chabolas en el sitio, pero no es ni de lejos una ciudad.

Cargando editor
25/01/2022, 23:24
Xurio de Narro

.

   - Dios proveerá, vaya tranquilo su ilustrísima, - contesté asintiendo a gobernador. Una vez que este hubo desaparecido en su tienda, me giré y nos miramos.

   - Parece que el dios todopoderoso nos ha reunido para esta cuestión. - Luego, cayendo en la cuenta de nos hemos sido presentado añado, - soy Don Xurio de Narro, freire de la Orden de Santiago, pero batiendo juntos como iguales este encargo, partamos como gente bregada y conocida, vos valdrá en vez de vuesamerced, ¿pudiera saber los nombres de vos? -

   Una vez realizadas las presentaciones entre todos, nos disponemos a partir en busca del susodicho Hurtado Fernández, quien había dejado plantado al gobernador en su llegada. Más por mucho que miro, no me aclaro con las callejas entre chozas, ni hallo orden en su disposición.

   No sabiendo ni por dónde empezar a buscar, me dirijo al primero que vea y pregunto, que decían los antiguos que preguntando se llegaba hasta Roma.

   - ¿No sabrá vos, donde podemos hallar a don Hurtado Fernández? -

.

- Tiradas (1)

Notas de juego

   Pues va a ser que no... que aún no se hace el bueno de Xurio a tan callejuelas tan rectamente trazadas...

Cargando editor
26/01/2022, 12:20
Fray Gonzalo Díaz

Un tanto apabullado, escuchó las palabras el señor Gobernador; siendo él un pobre fraile, quedóse soprendido de recibir encargo de tal señor, de modo que no pudo menos que inclinar la cabeza mansamente y disponerse a obedecer, como buen súbdito.

Una vez se hubo ido, y visto momento de presentaciones, y de que , por azar, les había sido encargado lo mismo, de modo que a todos ellos se les pediría cuentas a la par, dió el suyo nombre a los demás.

-Soy Frai Gonzalo, de la orden Franciscana. Como podéis ver -señaló sus ropajes y enseres- pobre como el que más de los que en este lugar hay. Si se ha de buscar, busquemos, pues a un menester encargado, no se puede hacer rechazo.

Y visto que el Hermano de la Orden de Santiago emprendía el movimiento, con bastante desenvoltura y formas de quien tiene costumbre de moverse con cierta audacia, siguióle en su búsqueda del tal Hurtado Fernández, alias... ¿El Ocioso?... curioso

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/01/2022, 18:56
Pero Acosta

Recién llegado y ya le habían buscado una tarea, no solo a el, al grupo de compañeros que habían bajado y estaban observando las tierras y gentes con las que tendrían que vivir. A punto estuvo el gobernador de escupirle en las botas, muy cerca quedaron las salpicaduras, pero no era cosa que se le pudiese tener en cuenta. Aquí su voz era la ley. Comenzaron a presentarse los allí reunidos, y el no iba a ser menos.-Mi nombre es Pero Acosta, explorador al servicio del Gobernador. Encantado de conocerles.-

No era necesaria una inspección a fondo, para ver que sus ropas eran pobres, pero siempre trataba de que estuviesen limpias y bien arregladas. Pobre si, pero limpio y cuidadoso de su higiene, cosa que no se podía decir de muchas de las gentes, incluso de algunas con buenos dineros, pero que no los gastaban en un buen jabón. 

Se preguntaba quien sería ese Hurtado Fernández a quien tenía tantas ganas de ver el gobernador, seguramente alguien encargado del asentamiento, que por lo poco que habían visto y oído, parece que no había cumplido nada bien con sus obligaciones. Y comenzó a buscarle, con el resto de sus nuevos compañeros. 

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/01/2022, 21:57
Aldonza de Mendoza

Miré a mis compañeros, que al parecer iban a ser mis acompañantes en esta tarea que nos había adjudicado el Gobernador. No parecía muy difícil de realizar y si lo encontrábamos rápido, nos podría granjear la amistad del noble. Ante las presentaciones, hice lo mismo.

-"Aldonza de Mendoza, capitana, comerciante y aventurera al servicio de mi familia, de la Corona y de Dios. Creo que lo más fácil sería preguntar a ese destacamento de soldados de ahí. Supongo que el berzotas ese será el alcalde o el oficial al mando del destacamento del poblado." Les comenté.

El tipo religioso enseguida empezó a moverse entre la gente que nos rodeaba, así que le seguí, mirándolos bien de arriba a abajo. Dos religiosos, un explorador y yo... Menudo grupo...

- Tiradas (1)
Cargando editor
27/01/2022, 10:39
Tlatoani

Anduvísteis por el poblado, aún cerca del fondeadero, comenzando las pesquisas por el tal Hurtado.

Xurio se acercó el primero, seguido de sus compañeros, al fuerte en construcción. Los trabajadores del lugar (los propios soldados de la milicia, en realidad) montaban unos tablones en una fachada lateral para rehacer una estructura que había sido desbaratada por los mencionados indios Careta, quien casi prenden por completo el fortín. No sin reticencia, dos de los soldados se miraron y se encogieron de hombros, aunque sí que señalaron que ahora faltaba mano de obra en el proyecto (más soldados que arrimaran el hombro, claro), por lo que "don Hurtado" debía haberlos precisado para algo.

Por otro lado, Fray Gonzalo, mientras seguíais recorriendo la zona de constante trasiego preguntó al grupo de leñadores a las afueras del fondeadero por el tipo buscado por el Gobernador, pero aludieron que no le habían visto en ese día, volviendo así a su trabajo con la leña.

Aldonza, por su parte, trató de establecer alguna conversación con los colonos que pasaban por el poblado, asaltándoles en pleno caminar. Mediante preguntas directas sólo recibía negativas por respuesta a la situación o ubicación del tal Hurtado (de hecho, los nativos convertidos a la buena Fe cristiana miraban a la mujer, como impactados por su poderío y apariencia, pero apenas sabían hablar el idioma castellano).

Finalmente, Pero se acercó al único carpintero que había en el poblado. Bueno, el Maestro carpintero, pues tenía a su cargo a varios aprendices (sin siquiera contar con oficial alguno que le asistiera en buen quehacer). Trabajaba en una gran mesa con varias herramientas diseminadas en pleno campo, junto a un barrizal. Con la poca información de Xurio acerca de la partida de soldados, el carpintero, de nombre Bernal, pudo concretar algo más: esa misma mañana, según os contó, don Hurtado tomó diez soldados y dos caballos con provisiones, y se marchó tierra adentro (de hecho pasaron junto a su espacio de trabajo, y por ello lo aseguraba).

 

- Tiradas (4)

Notas de juego

He realizado una tirada de transición para todos (para no estancar la escena), y digamos que ya habéis preguntado a todos los grupos de personas del lugar.

Cargando editor
27/01/2022, 13:15
Xurio de Narro

.

   Pues pareciera que el pájaro a ahuecado el ala.

   - Curioso que un notable se largue de expedición teniendo oficiales que puedan hacerle el trabajo. - Murmuré más para mí que para el resto, pero lo bastante alto para que se me escuchara.

   Luego me giré al resto. - Pues veo dos opciones, o les seguimos tierra adentro, o avisamos al gobernador que mal va a poder presentarse Don Hurtado Fernández porque ha abandonado Acla con 10 soldados y un par de caballos con pertrechos. -

.

Cargando editor
27/01/2022, 16:00
Fray Gonzalo Díaz

Le sorprendió que aquel que se fue no dejase aviso de a donde iba, si bien, él no era ducho en temas de hombres de armas. Pero el sentido común, era lo que a las pobres gentes sacaba adelante, y de eso, algo tenía.

-Habríase de avisar al señor Gobernador; 10 soldados es una partida importante, a buena cuenta de las fuersas que hay en total en este lugar, y si fuéronse con mulas y vituallas, es de prever que tuviesen pensado estar fuera varias jornadas.

No alcanzaba a imaginar el motivo de la partida, pero... le preocupaba la falta de esos 10 pares de brazos, que bien habrían ayudado a terminar el Fuerte, a sabiendas de que el lugar, hasta que estuviese bien terminado, sería vulnerable, y que hostiles nativos había por la zona.

-Sería imprudente seguirles ahora, pensando que les alcanzaríamos; si han partido tiempo ha, buena distancia habrán tomado, y no tenemos idea de adonde habrán ido

Cargando editor
27/01/2022, 17:48
Pero Acosta

Aquello no iba a ser tan fácil, como casi todos los encargos del gobernador.-Si, yo también soy de la opinión de que esta, es información que hemos de darle cuanto antes al gobernador. Si Hurtado ha salido con diez soldados y dos caballos con pertrechos, esta claro que puede irse lejos. Y que Davila nos diga si es menester que le sigamos, o bien quede conforme con ese informe. Ir tras el, puede llevar mucho tiempo, y no sabemos con que resultados.-

Parecía la mejor salida, informar a Davila de lo que habían descubierto, y que el decidiese cual debería ser el curso de acción a seguir. Que una cosa era buscar a alguien en Acla, y otra bien distinta era irse a la selva en su búsqueda, sin víveres para el camino. Sabiéndole, además, con diez soldados y muy posiblemente sin ganas de compadecer ante el gobernador. 

Cargando editor
27/01/2022, 18:02
Xurio de Narro

.

   Asiento a unas palabras y niego con la cabeza a otras.

   - Sí, demos aviso a su ilustrísima que Don Hurtado Fernández ha partido con diez hombres y un par de caballos cargados, más discrepo que no se le pueda seguir o que lleven ventaja. -

   Señalo al verdor más allá de Acla.

   - Por tierras que posiblemente no conozca, sin caminos y campo arbolado a través... amén que los notables no son conocidos por su aguante en marchas, añadan que cuanto más grande es un grupo más lento avanza y habiendo partido hace unas horas de seguro que mucha ventaja no nos llevarán. Da tiempo a dar aviso al gobernador y a considerar que hacer. -

 

.