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Juegos Nocturnos

Prologo II: "Misterios sin resolver..."

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01/03/2009, 13:06
Megan Hewitt

Arquea una ceja y se sorprende, mira a Wallace. Luego adopta una cara total de confusión.

Tengo la sensación... que no hablamos de lo mismo... y que hay más que explicar de lo que yo creía. - mira a Wallace y a Nessa alternativamente... - Los polis me han dicho que te vieron con mi padre muerto... antes que a nadie. Solo eso. Pero ya veo que no, que no es "solo eso"...

A Megan pocas veces se le escapaba algo, era muy suspicaz y mal pensada...

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01/03/2009, 13:09
Nessa Cullen

Nessa mira un momento a Wallace. Luego a Megan... y aunque sigue cabreada, suaviza el tono de voz.

Entonces no ha sido él.

Vuelve a mirar a Wallace y a regañadientes...

Lo siento.

Luego camina hasta Megan y se apoya en la pared, a su lado.

No podía dormir... llamé a tu casa y me dijeron que habías salido. Me preocupé y fui a buscarte con el coche. Pero en una esquina vi un par de fogonazos y paré. Al bajarme, vi el coche de tu padre y... al momento empezaron a sonar las sirenas de la policia. Mira de reojo a su amiga, preocupada... y traga saliva. Alguien ya había llamado. Y... no creí que fuera buena idea que me encontraran allí, viendo como dan por hechas sólo suposiciones.

Luego mira a Wallace, furiosa una vez más...

¿Y donde estabas tú, eh? ¡¿Porqué la dejaste sola?!

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01/03/2009, 13:21
Megan Hewitt

Se lleva la mano al pelo, se mira las puntas y vuelve a mirar a Nessa.

Qué casualidad, con lo grande que es Nueva Orleans.

No quería sospechar de su amiga, sabía que ella nunca sería capaz de hacer nada a su padre... y como acababa de decirle a Wallace, la más probable es que hubiera sido la madre. La zorra de su madre.

Por eso se pasa la mano por la cara... alejándose estos pensamientos y mirando a Nessa con una leve sonrisa. Es su mejor amiga... ella nunca la mentiría ni le escondería nada, era más sospechoso Wallace, en este caso.

Ahora vamos a ser sospechosas un tiempo, y encima nos ha fichado la poli - suelta una carcajada - Hasta aquí nos hemos tenido que meter en líos juntas, ¿eh?

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01/03/2009, 13:45
Nessa Cullen

Nessa queda pensativa un momento mirando al suelo y luego esboza una sonrisa mirando a Megan.

Sí. Nosotras siempre en líos. Pero juntas. Su sonrisa se amplia un poco más y luego vuelve a bajar la mirada.

Megan... siento... lo de tu padre. En cierto modo, Christian era como un tío para ella... y su muerte también la había afectado. Su voz se quiebra y no es capaz de apartar la mirada del suelo.

 

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01/03/2009, 13:49
Megan Hewitt

Su sonrisa se borra unos segundos... pero enseguida vuelve a sonreír.

Cosa del destino... ahora me toca enfrentarme a mi madre. - se pone las manos en la nuca y empieza a dirigirse hacia la salida, para coger sus objetos y largarse de allí... pero se gira una última vez a Wallace. - Gracias, por lo de hace unos minutos.

Y empieza a silbar mientras se pone delante del tio al que le dio sus cosas.

Mis cosas, y las de ella. - señalando a Nessa con el dedo.

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01/03/2009, 14:11
Director

El policia les vuelve a entregar todo lo que habéis dejado antes de entrar con una sonrisa.

Miráis hacia atrás, y Wallace ya no está por allí... ¿dónde demonios se ha metido?

Tenía un sospechoso de asesinato... una pista... pero ahora ya no está...

El policia que os entrega las cosas, también os da un sobre marrón. Os dice que un tal Wallace lo ha dejado para vosotras.

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01/03/2009, 14:19
Megan Hewitt

Cojo el sobre marrón y espera a que Nessa esté a su lado... después de haber cogido el móvil las llaves y la cámara salen de la comisaría y Megan saca lo que pueda haber dentro.

Este tio es idiota, ¿no nos lo podía dar él mismo?

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01/03/2009, 15:09
Director

Una dirección.

Cita:

2351 Baker St.
Barrio Francés.
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01/03/2009, 16:21
Nessa Cullen

Después de recoger su movil y las llaves del coche, Nessa se asoma por el hombro de Megan para ver la dirección.

Sí, es idiota. Coincide con su amiga a la hora de calificar a Wallace.

Luego empieza a andar en dirección a la salida de la comisaría.

Vamos a buscar mi coche y pasamos luego por allí, si quieres.

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01/03/2009, 17:39
Megan Hewitt

Tengo la moto aparcada allí, la iré a buscar y nos encontramos mejor en esta dirección. - mostrando de nuevo el papel y pasarse la mano por la cara... estaba cansada.

Le sonríe.

Llevas el móvil, ¿no? Si hay algun problema nos llamamos... - de repente, pero, se queda pensando un momento - Tengo que volver a entrar, tu ve hacia la dirección, ¿vale? Pero pobre de ti que hagas algo.

Entra dentro del edificio de nuevo.

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01/03/2009, 17:47
Megan Hewitt
Sólo para el director

Megan entra dentro del edificio de nuevo y se dirige a recepción, donde había cogido las cosas de nuevo.

Quiero hablar un momento con el agente Smith.

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01/03/2009, 18:21
Agente P. Smith

Entras de nuevo a la comisaria y allí ves al agente Smith, tomando una taza de café de la maquina de café.

El detective te mira y te sonrie, mientras se acerca a ti.

¿Ya está todo solucionado? Te dice sonriente.

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01/03/2009, 18:24
Megan Hewitt
Sólo para el director

Jau.

Levanta una mano a modo de saludo. Ahora ya está tranquila... no va a montar un escándalo ni nada, parece como si se hubiera olvidado de todo, incluso.

Sí, supongo, aunque si es como las pelis supongo que en una temporada no nos dejaréis en paz... ¿tenéis a mi madre como una de las sospechosas?

Era evidente que si iba a testificar en contra de ella... lo iba a hacer. Je.

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01/03/2009, 18:47
Agente P. Smith

No puedo hablar de un caso abierto... pero en algo tienes razón, seré vuestra sombra durante un tiempo. Dice sonriente mientras bebe un sorbo de café.

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01/03/2009, 19:01
Nessa Cullen

Nessa la mira extrañada y se maldice a sí misma por haber prometido que nunca leería los pensamientos de Megan... ¿para qué volvía dentro?

Está bien. Nos vemos allí.

Se pone sus pulseras y pendientes y guarda el movil en el bolsillo del pantalón tejano. Entonces empieza a andar hacia donde dejó el coche aparcado... cerca del lugar del accidente.

 

Notas de juego

¿Qué hora es? ¿ha amanecido ya?

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01/03/2009, 19:05
Megan Hewitt
Sólo para el director

¿Nuestra sombra? - sonríe de oreja a oreja. - genial, un guardaespaldas eficaz y gratuito. Que sepas que por las mañanas estoy a la universidad, aunque dejaré de ir pasado mañana, y por las tardes me las paso entrenando en el gimnasio que hay a dos manzanas de mi casa. Mañana estaré todo el día, supongo.

Se lo queda mirando sonriendo. - Supongo que dónde vivo y estas cosas ya lo sabes.

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01/03/2009, 19:17
Agente P. Smith

Sí, no te preocupes. Están bien contrladas. Te dice mientras se gira hacia su despacho.

Bueno, tengo que dejarte preciosa. No te metas mas en líos, ¿vale?

Tras decir esto, se retira.

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01/03/2009, 19:18
Director

Notas de juego

Falta poco para amanecer. Una hora o un poco más.

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01/03/2009, 19:20
Megan Hewitt
Sólo para el director

No me pide ná... - respondió sonriendo y con las manos en la nuca saliendo a fuera.

Al salir se empezó a dirigir al lugar del accidente, allá donde había aparcado la moto... a paso rápido, casi corriendo de hecho, quería ver si pillaba a Nessa... pero el muslo le dolía un poco.

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01/03/2009, 20:43
Director

Mientras tanto...

En la actualidad - New Orleans

–Tú sabes, Talon, matar un alma absorbida por Daimon sin una buena pelea es como sexo sin copular. Una pérdida de total tiempo y completamente in... satisfactoria.

Talon gruñó ante las palabras de Wulf mientras se sentaba en una mesa de la esquina del Café Du Monde, en espera del regreso de la camarera con su café negro de achicoria y beignets . Él tenía una antigua moneda sajona en su mano izquierda la cual hacía rodar entre sus dedos mientras escudriñaba la calle oscura delante de él y vigilaba a turistas y locales moverse errática y ligeramente.

Habiendo desterrado la mayor parte de sus emociones mil quinientos años atrás, Talon sólo se permitía disfrutar de tres alegrías: mujeres fáciles, café de achicoria y llamadas telefónicas con Wulf.

En ese orden.

Sin embargo en honor a la verdad, había ocasiones en que la amistad con Wulf significaba más para él que una taza de café.

Esta noche, sin embargo, no era una de ellas.

Se había despertado poco después del anochecer para encontrarse patéticamente bajo en cafeína, aunque la teoría decía que los inmortales no podían tener adicciones, él nunca apostaría a eso.

Apenas se había tomado el tiempo para colocarse un par de pantalones y su chaqueta de cuero, antes de salir a buscar a la diosa cafeína.

La noche fría de Nueva Orleáns estaba desacostumbradamente calma.

No había muchos turistas en la calle, lo cual era inusual tan cerca de Mardi Gras .

Además, era la época principal de los Daimons en Nueva Orleáns, pronto los vampiros estarían acechando a los turistas, haciéndolos victima de un banquete abierto.

Por el momento, pensó. Talon estaba contento que estuviese calmo así podía ocuparse de la crisis de Wulf y alimentar el único deseo que no gemiría.

–Hablando como un verdadero hombre del norte –dijo Talon en su teléfono celular–. Lo que necesitas, hermano mío, es aguamiel, un vestíbulo con chicas sirviéndote y vikingos listos para luchar por su camino al Valhalla.

–Cuéntame sobre eso –Wulf estuvo de acuerdo–. Extraño las buenas viejas épocas cuando los Daimons eran guerreros entrenados para el combate. Los que encontré esta noche no sabían nada de pelea, y estoy totalmente aburrido de la mentalidad: “mi pistola solucionará todo”.

–¿Te dispararon otra vez?

–Cuatro veces. Juro... desearía poder tener un Daimon aquí como Desiderius. Me encantaría una buena pelea inescrupulosa una vez siquiera.

–Cuidado con lo que deseas, podrías obtenerlo.

–Sí, lo sé. Pero demonios. ¿Por una sola vez, no pueden dejar de correr de nosotros y aprender a pelear como sus antepasados hicieron? Extraño la forma en que las cosas solían ser.

Talon ajustó sus anteojos oscuros Ray Ban Depredador, mientras miraba un grupo de mujeres caminando en la calle cercana.

Ahora había un desafío en el que él podría hundir sus colmillos.

Bajo sus labios cerrados, paso su lengua sobre su largo colmillo izquierdo mientras observaba a una bella mujer rubia vestida en azul. Ella tenía una lenta y seductora forma de caminar que podía hacer sentir a un hombre de mil quinientos años como un adolescente.

Él deseaba tanto un pedazo de eso.

Maldito Mardi Gras.

De no ser por la estación, él estaría colgando el teléfono a Wulf y corriendo tras ella para satisfacer sus deseos.

El deber. Cómo apestaba.

Dejó que sus pensamientos regresaran a la conversación.

–Te diré, lo que más extraño son las Talpinas.

–¿Qué son esas?

Talon echó otra mirada a las mujeres que rápidamente iban a la deriva en su línea de visión.

–Cierto, ellas estuvieron antes de tu época. Siendo mercenarios en el infierno de los Años Oscuros, solíamos tener unas animadas escuderas cuyo único propósito era cuidar de nuestras necesidades carnales.

Talon inspiró apreciativamente mientras recordaba a las Talpinas y el confort que una vez le habían proporcionado a él y a sus hermanos cazadores.

–Hombre, eran geniales. Ellas sabían lo que éramos y estaban más que felices de acostarse con nosotros. Diablos, ellas hasta se entrenaban en cómo darnos placer.

–¿Qué les sucedió?

–Alrededor de cien años antes de que nacieras, un Dark Hunter cometió el error de enamorarse de su Talpina. Desdichadamente para el resto de nosotros, ella no pasó la prueba de Artemisa. Artemisa estaba tan enojada, que se presentó y desterró a las Talpinas de nosotros, e implementó la Oh maravillosa regla de solo-puedes-dormir-con-ellas-una-sola-vez. Ante la violenta reacción, Acheron vino con la ley de nuca-toques-a-tu-Escudero. Te digo, tú no has vivido hasta que has tratado de encontrar una noche decente en los setecientos de Gran Bretaña

Wulf bufó.

–Ese nunca ha sido mi problema.

–Sí, lo sé. Te envidio eso. Mientras el resto de nosotros tenemos que alejarnos de nuestras amantes no sea que traicionemos nuestra existencia, tú puedes actuar despreocupadamente sin temor.

–Créeme, Talon, no es tan acertado como debería ser. Tú vives solo por elección. ¿Tienes idea que frustrante es que nadie te recuerde cinco minutos después que te vas? –Wulf exhaló un suspiro largo, cansado–. La madre de Christopher se ha acercado tres veces en la última semana para encontrarse con la persona con quien trabaja. ¿La he conocido por cuánto? ¿Treinta años? Y no me deja olvidar esa vez dieciséis años atrás cuando volví a casa y llamó a los policías porque pensó que había irrumpido en mi propia casa.

Talon hizo una mueca ante la dolorida voz de Wulf. Eso le recordó el por qué no se permitía sentir nada salvo placer físico.

Las emociones no tenían propósito en la vida y él estaba mucho mejor sin ellas.

–Lo siento, pequeño hermano –le dijo a Wulf–. Por lo menos nos tienes a nosotros, y tu Escudero, quien no te puede recordar.

–Si, lo sé. Agradezco a los dioses por la tecnología moderna. De otra manera me volvería loco.
Talon se movió en la silla plegadiza.

–No es por cambiar el tema, pero sabes a quién reacomodó Artemisa en Nueva Orleáns para tomar el lugar de Kyrian?

–Oí que era Valerius –Wulf dijo con incredulidad–.¿En qué estaría pensando Artemisa?

–No tengo idea.

–¿Kyrian ya lo sabe? –preguntó Wulf.

–Por una razón obvia, Acheron y yo optamos por no decirle que el nieto y viva imagen del hombre que le crucificó y destruyó su familia fue reubicado en la ciudad, justamente calle abajo de su casa. Desgraciadamente, sin embargo, estoy seguro que se enterará tarde o temprano.

–Hombre, humano o no, Kyrian lo matará si alguna vez se cruzan sus caminos, no es algo a lo que necesitas hacer frente en esta época del año.

–No me digas.

–¿Entonces, quién tiene la tarea del Mardi Gras este año? –preguntó Wulf.

Talon soltó la moneda en su mano mientras pensaba en el antiguo esclavo greco-romano, que sería temporalmente trasladado a la ciudad mañana para ayudar a batallar con la explosión de Daimons que ocurría cada año en esta época. Zarek era un conocido cazador que se alimentaba de sangre humana. Era inestable en el mejor de los casos, sicótico en el peor de ellos. Nadie confiaba en él.

Y era simplemente la suerte de Talon tener a Zarek aquí, especialmente desde que había estado esperando que una Cazadora Oscura viniera de visita. La presencia de otro Dark Hunter podía agotar sus poderes, aún así, él prefería tener una mujer atractiva para mirar que lidiar con la psicosis de Zarek.

Además, para lo que tenía en mente, él y la Cazadora no necesitaban sus poderes de Cazadores Oscuros de cualquier modo...

–Están importando a Zarek.

Wulf maldijo otra vez.

–No pensé que Acheron le permitiría alguna vez dejar Alaska.

–Síp, lo sé, pero la orden vino de Artemisa, ella lo quiere aquí. Pareciera que tendremos una reunión de sicóticos esta semana... Oh espera, es Mardi Gras Dun .

Wulf se rió otra vez.

Por fin la camarera trajo su café y un plato pequeño con tres beignets que estaban cubiertos con excesivo azúcar. Talon suspiró apreciativamente.

–¿El café llegó?

–Oh, sí.

Talon tomó un sorbo de su café, lo dejó a un lado, y alcanzó un beignet. Apenas había tocado el pastel cuando vio algo a través de la calle, en el lado derecho de Jackson Square más allá de Pedestrian Mall.

–Ah, hombre.

–¿Qué?

–Mierda, Fabio a la vista .

–Hey, tu no estas demasiado lejos del tipo tampoco, rubiecito.

–Muérdeme, Vikingo.

Fastidiado por la inoportuna aparición, Talon observó al grupo de cuatro Daimons acechando la noche.

Daimons altos y rubio dorados que poseían la divina belleza de su raza. Se contoneaban como pavos reales, borrachos de su propio poder mientras observaban a los turistas que iban a matar.

Por naturaleza, los Daimons eran cobardes. Sólo defendían su causa y peleaban contra los Cazadores Oscuros cuando estaban en grupos y sólo como último recurso. Porque eran mucho más fuertes que los humanos, se alimentaban abiertamente de ellos, pero deja a un Dark Hunter cerca de ellos y corren para esconderse.

Hubo una vez un tiempo en que no había sido así. Pero las nuevas generaciones eran más cuidadosas que sus antepasados. No estaban ni tan adecuadamente adiestrados, ni eran tan ingeniosos.

Así y todo, eran arrogantes.

Talon estrechó sus ojos.

–Tú sabes, si fuera una persona negativa, estaría seriamente molesto ahora mismo.

–Suenas molesto para mí.

–No, esto no es estar molesto. Esto es estar suavemente perturbado. Además, deberías ver a estos tipos –Talon dejó su acento céltico mientras inventaba una conversación para los Daimons. Él elevó su voz a un tono antinatural–. Oye, grandioso George, creo que huelo un Dark Hunter.

–Oh no, Dick –dijo, bajando su voz dos octavas–, no seas despreciable. No hay ningún Dark Hunter aquí.
Talon regresó a su falsete.

–Yo creo...

–Espera –dijo Talon, otra vez con voz profunda–. Huelo turistas. Turistas con grandes... fuertes almas.

–¿Te detendrás?

–Hablo de “mancha de tinta” –dijo Talon, usando el peyorativo término que los Cazadores Oscuros le daban a los Daimons. Se basaba en la extraña marca negra que todos los Daimons desarrollaban en sus pechos cuando pasaban de ser un Apolita a cazadores de humanos. –Demonios, todo lo que quería era tomar un café y un beignet pequeño.

Talon le echó una nostalgiosa mirada a su bebida mientras debatía qué debería tener prioridad.

–Café... Daimons... Café... Daimons...

–Pienso que en este caso es mejor que ganen los Daimons.

–Si, pero es café de achicoria.

Wulf chasqueó su lengua.

–Talon queriendo ser tostado por Acheron por fracasar en proteger a la humanidad.

–Lo sé –dijo con un suspiro altamente indignado–. Déjame ir a eliminarlos. Te hablo después.

Talon se paró, deslizó su teléfono en el bolsillo de la chaqueta de motorista, y clavó anhelosamente los ojos en sus beignets.

«Oh, los Daimons pagarían esto.»

Tomando un rápido trago de café que escaldó su lengua, rodeó las mesas y caminó hacia los vampiros, que acechaban el edificio Presbiteriano en construcción.

Con los sentidos de Dark Hunter alerta, Talon se encaminó al lado opuesto de la plaza. Él les cortaría la cabeza y se aseguraría que pagaran por sus formas de robar un alma.
Y por sus beignets no comidos.

Notas de juego

Esto pasa al mismo tiempo que salis a buscar los coches y motos respectivas.