Avanzando en la oscuridad

Grimgelad, el Barranco Maldito

Las huellas os llevan cada vez más hacia el sur, más precisamente hacia las escarpadas laderas de las Montañas Blancas, y viendo que ya han pasado horas y que todavía no hay signos de vuestro destino ni de vuestra presa, decidís no deteneros a almorzar sino que os limitáis a masticar vuestras raciones secas mientras montáis. Poco a poco, el terreno adquiere más pendiente, con rocas dentadas y resbalosos esquistos ocultos bajo la nieve parcialmente derretida que hacen peligroso continuar a caballo, lo que os obliga a bajar de vuestras monturas y continuar a pie aunque llevando de las riendas a vuestros fieles animales.

Avanzando con cuidado pero también con lentitud, finalmente llegáis a vuestro destino unas horas después del mediodía, el cual reconocéis con facilidad ya que su entrada está delimitada por dos enormes rocas basálticas de color negro que portan antiguas tallas ahora desgastadas por el viento y la lluvia. El Grimgelad es un barranco poco común, un río seco hace innumerables generaciones con unos retorcidos y antiguos árboles de hojas perennes que crecen en extraños ángulos desde la dura roca de los márgenes, con sus copas cruzando de un lado a otro del barranco y sus ramas entrelazándose unas con otras formando un techo que impide el paso de la luz del sol. El arcaico nombre Grimgelad podría traducirse como “Paso Feroz” o “Camino Oscuro”, algo muy apropiado ya que se asemeja a un desigual túnel de treinta o cuarenta pies de ancho que se dirige hacia las montañas aunque no podéis decir donde termina debido a la oscuridad reinante en su interior que os impide ver más allá de unos cuantos metros.

Las huellas no son la única pista que os indica que vais en la dirección correcta sino que también veis salpicaduras de sangre en la nieve de los alrededores y huesos de humanos y animales diseminados tanto en la entrada del barranco como dentro de él. Sin embargo, antes de que podáis entrar en el barranco maldito, un débil viento comienza a soplar desde su interior emitiendo un lastimoso aullido que hace que vuestros caballos se inquieten.

Al final, todos ayudamos a Harot a enterrar a la familia asesinada y aunque el trabajo es arduo con tantas manos en la faena, terminamos en apenas una hora.

Nada más finalizar, recogemos nuestros caballos y nos ponemos en ruta, van pasando las horas mientras cabalgamos con la intraquilidad de todos los hechos ocurridos. Pienso en esa pobre gente asesinada en su casa, sin posibilidad de defenderse y hace que aumente mi resolución de dar a caza a la bestia que segó sus vidas pero ¿qué tipo de criatura será?¿será un troll como empezamos a suponer? Sea como sea, esta será la mayor prueba a la que me he enfrentado nunca.

Seguimos avanzando sin parar ni si quiera a comer, tenemos prisa por llegar a nuestro objetivo mientras que haya luz, hasta que a eso de las tres de la tarde empezamos a ver en la lejanía dos enormes rocas oscuras que indican el comienzo del barranco.

Según nos vamos acercando, además de las huellas del monstruo, comenzamos a ver restos humanos y de animales, cada vez me siento más intranquilo, entrar en ese lugar parece que nos dirigimos a una ratonera y para colmo de males empieza a soplar una brisa desde el interior que hace que los caballos inquienten.

El viaje dio un cambio de tono imprevisto, a pesar del encuentro trágico en la granja, seguíamos el camino con cierto aire de tranquilidad, pero al llegar al Grimgelad una sensación de opresión se nos vino encima. El "túnel" nos hacía adentrarnos entre las sombras obligándonos a caminar junto a nuestros caballos e ir con más cuidado del normal, ninguno de los siete decía una palabra, tal vez por precaución, tal vez por un poco de temor, sólo se oía cada tanto a algún caballo que respiraba más fuerte de lo normal o las pisadas que dábamos y se encontraban con restos humanos.

Tiro de las riendas para parar el caballo y observar a todos mis compañeros.

- He aquí un sendero tenebroso. Es posible que un monstruo habite en él. ¡Bien!- Me bajo del caballo y saco mi espada. La otra mano sujeta a mi montura.- ¡Pues que venga! Los hombres de Gondor no conocen el miedo.

Antes de avanzar, pego un largo vistazo a la zona, por si hubiera alguna pista o algo que indique la clase de criatura a la que nos enfrentamos.

Nos encaminamos hacia las Montañas Blancas, el camino resulta arduo, pendientes, rocas dentadas, en fin un sinnúmero de penurias para hombre y montura. Comisqueo la ración de comida mascando al ritmo lento del paso de mi caballo. Mi mente se halla una vez más en el pasado, los salones de audiencias, el olor de las velas y los candelabros, los flecos de su falda, y los cómicos hoyuelos que se le forman al sonreír… Creo que por eso me gustaba tanto hacerla reír, gastarle bromas constantemente, aquellos hoyuelos eran irresistibles, una perdición a la que te entregas sin ni siquiera intentar resistirte.

Miro a mis compañeros, perdido en mis pensamientos, preguntándome si volveremos todos los que vamos… la criatura que estamos cazando debe ser enorme, con brazos como troncos que son capaces de arrancar paredes de cuajo. Mentalmente me despido de ellos, deseo que sus corazones descansen en las praderas doradas, infinitas e inmortales, y cabalguen sin fin con sus antepasados.

Llegamos al barranco, es un sitio espeluznante, así que entiendo que debe ser un lugar ideal para el Troll, Gigante, o lo que sea que es lo que estamos cazando. con las bridas de mi caballo en la mano me dirijo con mis compañeros a la boca del lobo. Tengo mis asuntos arreglados y hoy es un día tan bonito como otro cualquiera para morir.

Habíamos llegado al lugar que buscábamos, sin duda. –A saber cuántas granjas ha atacado ya…- Pensé al ver los restos de huesos y sangre en la entrada. El sitio realmente hacía dudar al más valiente, pero casi de forma automática empecé a imaginar lo que ocurriría cuando regresáramos con la bestia muerta y el problema de los ataques a granjas solucionado.

Bajé del caballo y guiándolo con las riendas en una mano y la espada en la otra, avancé junto al resto de compañeros.

Antes de que puedas dar el primer paso dentro del Grimgelad, percibes algo extraño en el viento y rápidamente te das cuenta de que se trata de una voz, más precisamente la de un anciano aunque con un tono melodioso y tentador pero a la vez sombrío.

-Mátalos, ellos no son tu gente, no son dignos de confianza, te traicionarán… mátalos y regresa con tu pueblo, deja que los jinetes se encarguen de sus propios problemas… mátalos…

Tan rápido como llegó, la voz desaparece haciendo que lo único que oigas sea el inquietante aullido del viento.

Antes de que podáis dar el primer paso dentro del Grimgelad, percibís algo extraño en el viento y rápidamente os dais cuenta de que se trata de una voz. Sin embargo, al ser solo un susurro no llegáis a entender lo que dice y esta termina desapareciendo tan rápido como llegó, siendo el inquietante aullido del viento lo único que ahora escucháis.

Antes de que puedas dar el primer paso dentro del Grimgelad, percibes algo extraño en el viento y rápidamente te das cuenta de que se trata de una voz, más precisamente la de un anciano aunque con un tono melodioso y tentador pero a la vez sombrío.

-Mátalos, ellos te traicionarán en cuanto tengan la oportunidad… mátalos, si sigues con esto y lográis vencer al monstruo ellos te robarán la fama que te corresponde, piensan que no eres más que un estorbo, un crío alocado que no merece reconocimiento… mátalos…

Tan rápido como llegó, la voz desaparece haciendo que lo único que oigas sea el inquietante aullido del viento.

Antes de que puedas dar el primer paso dentro del Grimgelad, percibes algo extraño en el viento y rápidamente te das cuenta de que se trata de una voz, más precisamente la de un anciano aunque con un tono melodioso y tentador pero a la vez sombrío.

-Mátalos, ellos te traicionarán, no son dignos de tu confianza, ya has visto como su pueblo se mata entre sí por simples disputas… mátalos, son hombres inferiores y te robarán la gloria que te corresponde en cuanto tenga la oportunidad, no deberías estar con ellos sino con tu gente… mátalos…

Tan rápido como llegó, la voz desaparece haciendo que lo único que oigas sea el inquietante aullido del viento.

Tras tener que calmar a vuestros caballos debido a que estaban inquietos y ninguno quería entrar en el Grimgelad, finalmente lográis ingresar en el barranco maldito.

Tensos a causa del tenebroso lugar y por vuestro futuro encuentro con la bestia, camináis durante varios minutos teniendo que esquivar los restos óseos y estando atentos a cada sombra hasta que llegáis a una parte del camino que os llama la atención ya que los huesos han sido apartados y hay restos de una fogata. Claramente se trata de un pequeño campamento de un grupo de cinco o tal vez seis personas pero sin rastros de caballos ni de ningún otro animal, por las brasas que todavía se encuentran tibias imagináis que se han marchados poco después del mediodía. Además, al solo haber un par de huellas apenas marcadas de esos desconocidos os resulta imposible saber de donde vinieron y hacia donde se marcharon.

Luego de observar las pocas huellas que hay rápidamente te das cuenta de que se tratan de dunlendinos, más precisamente de cazadores dunlendinos. Al ser del mismo pueblo, sabes perfectamente que los cazadores suelen ir descalzos en las estaciones cálidas mientras que durante las estaciones frías usan una especie de calzado hecho con pieles, lino y tiras de cuero que usan para atarlas, el cual deja una huella muy similar a las que ves en el campamento abandonado.

Cuando estoy apunto de entrar en el Grimgelad me quedo durante unos segundos petrificado, la brisa parece un susurro de malos augurios, cuando pasa me giro hacia mis compañeros. -¿Lo habeís oido? Parece que el viento llevaba una voz de un anciano lleno de maldad. Una vez dicho esto voy mirando el rostro del resto del grupo para fijarme en las expresiones que ponen en sus rostros al escuchar lo que acabo de decir y continuo -¿Podría la criatura estar controlada por algún ser malvado? ya se que parece una locura pero es que la destrucción de las granjas ha sido tan metódica y ordenada para una bestia salvaje que me hace pensar en la existencia de una mano negra que este detrás de todo esto. Y me callo porque tengo miedo que el grupo me tome por un loco.

Continuo avanzando presa del nerviosismo cuando a lo lejos veo un campamento y al llegar al lugar comprobamos de que la hoguera se apagó hace poco tiempo. -¿Podría ser el grupo de Ulfur? Comento en voz alta.

Al entrar en el barranco maldito un aire helado azota sin piedad mi cara mientras que el viento gime un lamento oscuro y tenebroso. Desde luego parece un lugar ideal para construirse una casita y venir a pasar los inviernos, pienso con cierta sorna.

Mi caballo esta agitado así que lo calmo con suaves y delicadas palabras, está visto que a él le gusta el barranco tanto como a mí. Tras caminar apenas unos minutos divisamos los restos de un campamento, observo las huellas, las brasas en la hoguera y digo en voz queda  a mis compañeros: - Las ascuas están aun tibias, probablemente se marcharon al medio día… Parece un campamento de cazadores, no hay huellas de caballo así que no debe tratarse de Ulfun y sus hombres. Estemos atentos y prosigamos.

Conforme nos vamos adentrando a ese lugar, un ligero escalofrió recorre mi cuerpo mi caballo también lo siento así que lo miro a los ojos y se va calmando de poco a poco, el sentimiento de que algo malo esta por pasar sigue creciendo en mi interior, trato de mostrar calma en mi voz cuando me dirijo al grupo y con una voz calmada y en un volumen para que no sonara fuerte pero escuchado por todos.

-atentos, puede ser una trampa, gracias Aldor.

Ni un paso había dado dentro del barranco cuando escucho la voz del anciano. Me giro varias veces y en varias direcciones tratando de encontrar al hombre que habla. Un escalofrío recorre mi espina dorsal mientras lo escucho. Las palabras cesan, por fin se apaga la voz sombría.-¿La locura se ha apoderado de mi cabeza?- sigo caminando junto al resto sin poder sacar esa voz de mis pensamientos hasta que Barald habla.

¿Parece? ¿Cómo puedes dudarlo? Yo he escuchado la voz tan clara y nítida como ahora estoy escuchando la mía propia.- el gesto de mi cara se desencaja al recordar la voz. Tras hacer una pausa continúo - Él lo ha llamado monstruo, -digo en referencia a la criatura- dice que me traicionaréis y me ha pedido... -hago otra pausa, tratando de recobrar la compostura y con toda la entereza posible prosigo- ...que os mate. La voz sonaba melodiosa y tentadora, pero oscura a la vez. Pienso como tú Barald, hay algo más detrás de esto.

Miro al resto de mis compañeros sin prestar mucha atención a las huellas y brasas encontradas.

No digo nada, pero mis ojos traicionan cualquier intento de secreto: sea lo que sea que nos ha hablado, también lo ha hecho con Galadan de Gondor. "No puede ser... Susurros en las tinieblas... Brujerías y artes malvadas... No puedo huir de esto... Pero es tenebroso y terrible. ¡Deberían quemar este barranco hasta la raíz, y nada podrá ocultarse en él de nuevo!". Tampoco comento el descubrimiento de unas cenizas tibias. Sabíamos que no íbamos a ser los únicos en la caza; pero albergaba la esperanza de haber sido los primeros en encontrar el rastro. Me agacho y observo los restos de la hoguera, tocándola con los dedos. Observo la zona, intentando averiguar que ha podido ocurrir.

De nuevo en camino nos lleva unas cuantas tas horas llegar a aquel espeluznante desfiladero, sombrío y con la marca de la muerte por todos lados, los caballos se agitan lo cual nos lleva a continuar la marcha a pie, despacio y alerta avanzamos, huesos y sangre nos acompañan en esta desagradable travesía

De pronto reparo en una voz que habla en el viento, tan suave como un susurro pero que suena con tal maldad que hace que se me erice la piel

No os dejéis dominar por el mal, resistir y estar alerta!

Grito a mis compañeros con la esperanza de que aquella horrible voz no penetre en sus cabezas,sobre todo en la de Eothred, el cual ha manifestado lo que la voz le animaba a hacer

Tras avanzar un poco más llegamos a los restos de un pequeño campamento, quién sería igual de osado o quizás loco como nosotros de adentrarse en el barranco?

Observo los restos de la hoguera y las pisadas intentando averiguar algo