Partida Rol por web

-Yo sólo he notado un susurro en el aire, no se si es de un anciano o que dijo, pero es algo inquietante. Eothred,
no es momento de bromas, jeje- le digo algo nervioso por su declaración.

Algo empezaba a inquietar al grupo, versiones se cruzaban de lo que fue esa extraña brisa que trajo el mensaje de lo que decían que era un viejo, pero que yo no pudo discernir.

-Puede que sea Ulfur y sus seguidores o los jinetes liderados por la guerrera silenciosa. Incluso puede haber un cuarto grupo que tomó esta misión.

Escucho las palabras de ánimo de Harot. Si de algo estaba seguro era de que el mal reinaba en aquel maldito barranco.- Aguantar, tenemos que seguir y acabar con el monstruo que nos ha traído hasta aquí. Hasta el mismo Rey Thengel tendrá noticias nuestras, seremos recibidos como héroes.- Centro mis pensamientos en lo que nos aguarda al regresar victoriosos a Edoras.

Tras el comentario de Dengal un atisbo de sonrisa se dibuja en mi rostro, tratando de disimular los nervios y la tensión. Acaricio a Arofot en el lomo, esperando a retomar el camino.

A pesar de vuestros intentos a la hora de examinar el lugar, no lográis descubrir nada aparte de lo que ya sabíais, sin lugar a dudas los que estuvieron aquí saben como moverse sin dejar rastros por lo que el comentario de Aldor de que se trata de un grupo de cazadores parece ser más que acertado. Sin nada más que hacer, retomáis la marcha y continuáis avanzando por el barranco.

Luego de unos minutos andando y ya habiendo dejado atrás el campamento, Aldor y Barald comienzan a tener la extraña sensación de que los están vigilando pero es Dengal quien os advierte de que hay más de una figura acechando en la oscuridad, escondiéndose detrás de los troncos o de las retorcidas raíces de los viejos árboles. De inmediato, desenfundáis vuestras armas, sujetáis vuestros escudos y os preparáis para cualquier ataque… aunque este nunca llega. En su lugar, oís una profunda y clara voz con un marcado acento dunlendino.

-Queremos hablar con vosotros, Cabezas-de-paja*. Eso significa que no deseamos haceros ningún daño pero eso puede cambiar dependiendo de vuestra actitud -os dice la voz- ¿Qué decís? ¿Parlamentaremos o nos obligaréis a recurrir a las armas?

Según vuestra experiencia, es raro por no decir imposible encontrar dunlendinos en las Montañas Blancas, lo que significa que este grupo está aquí por una razón que desconocéis. Tal vez estén relacionados de alguna manera con la criatura que estáis cazando pero aun así es muy pronto para decirlo sin tener más indicios.

Continuamos la marcha aunque no quito ojo de mis compañeros… el hecho de que Eothred diga que una voz le insta a matarnos no es muy tranquilizador que digamos… Mi desconfianza aumenta y me mantengo alerta, no voy a dejar que me apuñalen por la espalda.

A los pocos minutos empiezo a sentirme observado, como si alguien o algo nos acechase, y es Dengal el que se da cuenta de que hay varias figuras en las sombras, así que rápidamente todos desenfundamos las armas y nos preparamos para recibir una emboscada, los segundos pasan, lentos y cadenciosos, pero el ataque nunca llega. En su lugar una voz profunda dice que quiere hablarnos.

Guardo mi arma y levantando la voz digo. – No buscamos problemas, mostraos y venid a hablar.- Si hubieran querido atacarnos ya lo habrían hecho, y para matarnos los unos a los otros siempre queda tiempo. – Envainad las armas amigos, escuchemos lo que tienen que decirnos.

Cuando Dengal alertó sobre las figuras acechantes en mi mente esperaba que fueran orcos o trasgos, algo con lo que poder lidiar batalla, pero....en cambio una voz surgió de las sombras invitándonos al diálogo, parecían ser dunedais al menos por aquel acento y más aún cuando nos llamaron forgoils, aquello me molesto pero tampoco quise darle más importancia, lo realmente importante era saber que hacían allí y de que se estaban escondiendo

Siguiendo la invitación que Aldor les hizo, cosa muy acertada, intente hacerles ver que no tenían que tener de nosotros, guarde la espada y tome una actitud algo más relajada aunque siempre estando alerta

-No temáis, con sumo gusto hablaremos con vosotros, acercaros

Proseguimos el camino en busca de la bestia. Noto alguna mirada de mis compañeros y aunque no es agradable, decido avanzar sin mediar palabra.- ¿Por qué solo me ha hablado a mí? Jamás haría daño a mis compañeros, ¿Por qué yo? ¿A caso soy el más débil?- Por suerte la advertencia de Dengal me hace olvidar todo y prepararme para el combate. –Venid aquí, os voy a demostrar de qué estoy hecho-.

La tensión va en aumento mientras espero tener un objetivo hostil claro, pero en lugar de eso una voz habla en la sombra, aunque con intenciones aparentemente de parlamentar. Vienen a mi mente las largas conversaciones con mi tío Owan, pero sobre todo los consejos que me daba: “Observa y aprende de guerreros con más experiencia que tú, templa tu carácter antes de la batalla, pero jamás traiciones tu instinto durante la misma”.

Escucho las palabras de Aldor y asiento, ya que me parece una postura sensata. Mi sorpresa llega al ver cómo guarda su arma y pide que hagamos lo mismo con las nuestras. Respeto a Aldor puesto que hemos pasado un invierno juntos y ha demostrado sobradamente su valía en el campo de batalla, pero encontrarme desarmado en un lugar como este me hace sentir incómodo.

Llevado más por la presión de causar problemas al grupo que por el convencimiento propio, imito a los demás y guardo el arma. Aun así no dejo de calcular mentalmente los movimientos necesarios para empuñar mi espada de nuevo rápidamente.

- ¡Dunledinos!

Preparo mi filo para defenderme, pero parece que no quieren hacernos daño. De hecho, quieren hablar, de modo que, obedeciendo a lo que dice Harot, guardo mi espada, pero mantengo mi mano cerca. Por si acaso.

Al estar entre las sombras, el grupo se mantuvo en el misterio porblo que desconfie un poco de si eran dunlendinos, no podía discernir bien, tal vez estaba un poco molesto por la forma de presentarse de ellos. Aun así, guarde mi espada.

Conforme nos adentrábamos en ese lugar una sensacion de ser observados iba creciendo y aunque solo veiamos sombras el grupo se encontraba algo tenso pues sabias que alguien se encontraba con nosotros, cuando de pronto vuelvo a escuchar la voz, esta vez entiendo mas que los susurros de hace unos momentos por lo que susurro al grupo tranquilos chicos, pero preparados.

Según vamos avanzando en dirección al campamento, escucho las palabras de Eothred que comenta que los susurros que escuchó le incitavan a matar, un escalofrío recorre todo mi cuerpo y mi estado de nerviosismo se dispara.

Adapto mi paso al de Eothred y una vez que estoy a su lado y en algún momento que el resto de compañeros no estén cerca le susurro lo más bajo que puedo. -Compañero, a mi la voz también me alentaba a mataros, no me atreví a comentarlo antes por si podiais desconfiar de mi a causa de mi condición de extranjero. Me tomo una pausa para retomar el aliento y prosigo -Yo no le tengo miedo a ninguna bestia por muy grande que sea pero enfrentarnos a lo que no podemos ver hace que tenga que recurrir a todo mi valor para no irme de aquí al galope.

En ese momento escucho voces de hombres que parecen ser los que se encontraban en el campamento improvisado, tengo la impresión de que se trata de alguna etnia de la región porque parece que mis compañeros los reconocen.

Me coloco al lado de los compañeros que esten en primera fila con mi lanza apuntando al suelo pero preparado a ensartar a cualquiera que nos intente atacar.

Haciendo memoria, Eothred y Galadan recuerdan que la mejor forma de tratar con los dunlendinos es siendo directo y sin demasiadas florituras, además también sería recomendable evitar retorcer demasiado la verdad u ocultar parte de ella. Al ser un pueblo marcial, relatar las proezas de uno mismo sería una buena forma de presentarse.

Tras un breve instante de silencio que os hace pensar que tal vez todo fue una treta para pillaros con la guardia baja, finalmente tres dunlendinos salen de sus escondrijos y se paran frente a vosotros. El que más os llama la atención, el que se encuentra en el medio y que parece ser el líder, es un hombre canoso pero robusto, con ojos grises, barba plateada y a diferencia de la mayoría de su gente, lleva el pelo corto y una pequeña trenza que sale de su nuca. Además de ir vestido con ropas de cuero resistente y con una capa de pieles, lleva un hacha colgada de su cinturón y porta en su mano un arco con elaborados tallados que representan diversas bestias.

Luego de miraros de pies a cabeza, como si os estuviera evaluando, el dunlendino os vuelve a hablar.

-Soy Imhar Alcance-Lejano, cazador de los Gáesela*, y mis compañeros son aquellos que decidieron seguirme -dice el hombre- ¿Quiénes sois vosotros y que os trae tan lejos de vuestras planicies?

Acto seguido y sin apartar la mirada de vosotros, el dunlendino dice algo en su lengua que no entendéis y aunque por el tono no parece que sea ninguna señal para atacaros ni nada similar, está claro que se refiere a vosotros ya que entendéis la palabra forgoil.

Siendo del mismo pueblo y conociendo el mismo idioma, no tardas en entender que las últimas palabras del dunlendino no iban dirigidas a sus hombres sino a ti.

-Puedes usar sus ropas y actuar como ellos pero yo soy capaz de identificar a uno de los nuestros con solo mirarlo -te dice Imhar- ¿Qué hace un miembro de nuestro pueblo rodeado de forgoil?

-Buenas, Imhar alcance-lejano, soy Dengal, juglar errante de La Marca, con oído para la música y ojos para los sigilosos. Algunos compañeros son también rohirrim, otros extranjeros, pero valientes y de honor por igual. Venimos de Edoras, hemos sido enviados para poner fin a los ataques sufridos por las granjas de la región, que por lo que averiguamos son perpetrados por una criatura de gran tamaño, seguramente un troll. ¿Qué noticias tiene su pueblo sobre estos trágicos sucesos?- dijo el.joven Dengal sacando pecho.

El líder de los Dunlendinos junto a un par de su gente se presenta ante el grupo para dialogar y cuestionar sobre las intenciones de nuestro grupo por lo que con voz clara comento.

-Soy Heruwyn, hija del reconocido guerrero Horngrim y fiel sirviente del trono, mis compañeros ya se han presentado y como les comentan, estamos en caza de una bestia que ha causado problemas a granjas cercanas, asi que, Imhar Alcance-Lejano cazador de los Gaesela, si tienen información que nos pueda servir a cumplir nuestro objetivo, será poco el tiempo que estaremos en estas tierras.

Con la aparición de estos desconocidos hace que olvide los últimos sucesos.
El que parece ser el lider, primero nos examina en profundidad y luego se presenta, cuando termina le contesta Dengel y cuando este se calla aprovecho para colocarme delante de él, me apoyo en mi larga lanza de manera relajada y mirandole directamente a los ojos procedo a presentarme.-Mi nombre es Barald viento de lanza, me llaman así porque mis enemigos no ven venir mi lanza, unicamente escuchan el silbido de su hoja al cotar el aire, soy del pueblo de los Beornidas y entre mi gente se me considera un gran cazador y guerrero. Sigo mirandole a los ojos y continuio -Y estoy aquí porque me une un lazo de amistad con el pueblo de Rohan.