Partida Rol por web

Ante ustedes tan solo había jungla; jungla y un vago camino que indicaba que de querer marchar al Centro de Visitantes el camino norte era el más directo ¿quizás el más seguro? eso estaba todavía por comprobar.

El incidente con el helicóptero había mellado la moral de aquel grupo que por suerte aún no presentaba heridas físicas ¿pero y las psicológicas? ¿cómo se suponía que debían completar la misión ahora? ¿Realmente mandarían a otro piloto a vuestro rescate? ¿y de ser así, cuándo y dónde?

Aquellas preguntas enturbiaban el ambiente que cada vez era más cálido. Por suerte el encontrar pequeñas vías magnetizadas en mitad del camino hizo que buscar orientación fuese una tarea sencilla.

Avanzasteis durante ¿una hora? el tiempo era difícil de controlar en una situación así, pero la imagen de la gigantesca puerta de bienvenida al parque se alzaba majestuosa...

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..

La travesía continuaba...

Poco a poco el agotamiento físico iba haciendo mella en vuestros cuerpos, sobre todo porque el calor que hacía en aquella isla era atroz.

El sudor corría por vuestras frentes y la ropa estaba empapada, lo peor de todo era que el agua se había agotado hacía ya bastante tiempo.

Los minutos pasaban y no parecía que el Centro de Visitantes estuviese cerca... ¡era de esperar! el recorrido estaba hecho para ir en coche.

Aquellos que tenían más experiencia en largas travesías conocían los riesgos de seguir caminando bajo estas condiciones, pero dejar que cayera la noche era aún más peligroso porque podrían ser presa fácil para cualquier carnívoro.

Petrus se encontraba agotado, una mezcla del cansancio físico por la caminata, la desmoralización por todo lo que habían vivido en apenas unos minutos, y la deshidratación que causaba el extremo calor. El hombre esperaba las opiniones de sus compañeros, tan solo esperaba que la científica no se pusiera a hablarnos de cosas técnicas de las plantas y los dinosaurios...

- Es evidente de llevamos bastante tiempo caminando ¿veis conveniente detenernos y recuperar fuerzas? - me detuvo un momento e hice crujir las extremidades.

- Yo la verdad es que estoy cansado, pero no sé si quiero arriesgarme a que se nos haga tarde. Por mi parte... - dudó un poco. Tampoco estaba seguro de qué era lo que quería. Bueno, sí. Lo que quiero es irme a mi casa. - Por mi parte veré bien lo que digáis -

Estaba acostumbrado al clima tropical, el calor y la humedad de los frondosos bosques del sur de América. Podía hacer calor incluso bajo una lluvia torrencial. Sabía que lo mejor era detenerse y descansar, evitar cansarse y llegar bien hidratados, o al menos lo era en circunstancias normales. Incluso Petrus se mostraba agobiado,

Pero normalmente lo que podrían ser las amenaza de un jaguar, al que era fácil espantar, ahí resultarían en enormes criaturas de diez o doce metros. Y quizás los más grandes no eran los más peligrosos. Nico contaba con el hecho de que tal vez, sólo tal vez, no valían la molestia de un superdepredador, como rara vez a los grandes tiburones blancos no les compensaba el esfuerzo de comer humanos.

Pero estaba en terreno desconocido, y también sabía que los dinosarios eran de todos los tamaños y uno de tres metros podía ser igual de peligroso para ellos que uno de doce.

—Podemos continuar pero quizá no merezca la pena arriesgarse, con las comunicaciones cortadas tampoco estamos seguros de que vengan a recogernos —respondió—. Ni siquiera sabemos cuánto tardaremos o qué esperar en el centro de visitantes. Si ahí se creaban los dinosaurios puede que sea el peor lugar de todos. Si tenemos que salir corriendo mejor estar en forma...

Nico se encogió de hombros, dejando colgar su fusil a un lado del cuerpo. No descartaba esa posibilidad.

—Podríamos buscar un árbol u otro lugar elevado para descansar, tal vez media hora, beber un poco y continuar la marcha... —sugirió.

A pesar de sentirse desanimada por lo sucedido, el inicio del camino fue todo un descubrimiento para Amanda que no dejaba de observar todo a su alrededor. Todo le llamaba la atención y se fijaba en los más mínimos detalles, incluso llegando a detenerse más de lo debido para observar alguna huella, algún signo de presencia de cualquier dinosaurio.

Pero a medida que avanzaban y el calor se hizo más agobiante, la científica comenzó a perder interés en lo que la rodeaba para centrarse sólo en poner un pie delante del otro. Era una mujer acostumbrada al deporte ya que nadaba siempre que podía y salía a correr habitualmente, pero se daba cuenta que las condiciones en las que se encontraban así como el terreno que pisaban no estaban hechas para ella.

Comenzaba a cansarse y temía, que si un peligro les salía al paso, no tener las fuerzas suficientes para escapar. El calor era demasiado agobiante. Hacía ya tiempo que se había quitado la camisa y se había quedado en camiseta de tirantes, limpiándose con un pañuelo el sudor que resbalaba hasta sus ojos dificultándole ver con claridad el camino.

Respiró aliviada cuando decidieron parar, sentándose inmediatamente sobre un tronco caído aún sabiendo que los peligros podrían salir de cualquier rincón. Escuchó a sus compañeros, en especial a Nico que parecía haberse erigido en jefe del grupo. La idea de subir a un árbol no era mala pero, desviando la vista hacia uno de ellos Amanda pensó que en esos momentos no tendría fuerzas ni para trepar a la primera rama.

—Quizás sea lo mejor —dijo, poniéndose en pie con gran esfuerzo mientras miraba qué árbol podría ser el más fácil de trepar—. Estoy tan cansada que sólo espero no caerme de él.

Bajo acuerdo, el grupo dio un pequeño respiro para recuperar fuerzas.

Por suerte la integridad física de todos los presentes no había decaído a pesar de las condiciones extrema, aquello fue un milagro teniendo en cuenta que comenzar a ver como tus compañeros caen desmayados por el calor y el esfuerzo no sería un buen procedimiento para completar la misión.

Tras un periodo razonable de relax para descansar, el grupo emprendió de nuevo el camino rumbo al Centro de Visitantes o al menos de cualquier lugar que pudiese ser útil a la hora de identificar dicho edificio.

Tocaba la misma rutina... caminar... caminar... ¿el lado bueno? nadie quería comeros por el camino, o al menos por ahora.

De repente mientras caminabais rumbo al norte, un estruendo se escuchó en el horizonte.

Al principio parecía como el sonido de una tormenta pero aquello no era posible porque el cielo estaba totalmente despejado. Os mirasteis incrédulos sin saber qué era lo que estaba pasando hasta que una imagen aterradora os hizo conocer la verdad.

¡Se trataba de una estampida! Venían de frente, ¿era una manda?

Solo podíais hacer una cosa ¡quitarse de en medio! No sabíais si estaban huyendo de algo o alguien o si se estaban desplazando, sin embargo estar dentro de su trayectoria era un suicidio.

Nico no podía creer que el centro de visitantes pudiera estar demasiado lejos pero tampoco había visto señal alguna que le indicara cuánto podía quedar. Aunque el descanso les había venido bien, esperaba no tener que pararse de nuevo. Y no iba a ser así.

Mierda...

Durante unos instantes se preguntó qué había provocado esa estampida. Si lo que había detrás era aún peor que lo que podían ver. Gritó para espabilar, a sus compañero también pero sobre todo a sí mismo.

En cuanto se giró para correr lamentó haber llevado un arma tan pesada ya que, apenas había dado varios pasos para apartarse de esas criaturas y recibió un golpe en la espalda que lo tumbó de lleno. Pero aunque el golpe había sido poderoso sabía cómo absorberlo y caer.

Fue cuando, una vez en el suelo y haciendo lo único que ya podía hacer, se encogió en el suelo cubriendo su cabeza con los brazos para que los animales no se fijaran en él. Funcionó, tal vez demasiado bien, ya que uno de ellos debió pisar o golpear su costado arrancándole un grito de dolor.

Tal vez fuera sólo una contusión. En el peor de los casos tendría una costilla rota. Lo sabría cuando se tomara su tiempo para respirar...

A pesar de que el descanso le había sentado muy bien a Amanda, no le hubiera importado haber continuado un poco más con aquella aparente tranquilidad y reposo que estaban teniendo. Pero debían continuar, seguir caminando hasta llegar a su destino antes de que la noche se les echara encima. Si es que eso era posible.

La científica seguía sorprendiéndose con cada cosa que veía en aquella isla y, a pesar de que sus instintos seguían alerta sabedora de los peligros que se escondían tras tanta belleza, de vez en cuando se ensimismaba pensando hasta qué punto podían llegar los humanos con sus ansias de jugar a ser dioses.

Lo peor de todo era caminar sin tener claro si iban en el camino correcto o si les faltaba mucho para llegar. Pero lo mejor era que no se habían encontrado con ningún obstáculo que les entorpeciera su avance, algo que era de agradecer teniendo tan poco tiempo para llevar a cabo la misión y para encontrar algún medio que les pudiera comunicar con el exterior.

De repente aquel estruendo hizo que se asustara. Levantó la cabeza buscando su procedencia y lo que vio la dejó por unos instantes petrificada pues estaba convencida que aquella estampida estaba provocada por algún terrible peligro. Uno mucho mayor que decenas de animales corriendo despavoridos sin fijarse contra quién iban o a quién se llevaban por delante.

—¡Cuidado! —gritó aún sabiendo que sus dos compañeros habían visto el peligro al igual que lo había visto ella.

La reacción de Amanda fue inmediata. Se apartó con gran agilidad de la estampida que venía directa hacia ellos y rodó buscando la protección de los árboles a su alrededor. Con angustia vio como Nico era alcanzado por uno de los animales y caía al suelo hecho un ovillo. Perder a cualquier miembro del equipo sólo aceleraría el fracaso de la misión.

Rezando para que la estampida pasara pronto y sus compañeros consiguieran buscar refugio, Amando confió en que lo que viniera detrás no fuera tan terrible como estaba imaginando.

Al escuchar el estruendo, miré al cielo preocupado. Una tormenta no haría más que hacernos perder un tiempo precioso y dificultar la llegada a nuestro destino.

Sin embargo, lo que al principio parecía una tormenta, rápidamente quedó demostrado que... por desgracia, no era sólo eso, sino algo peor: Una manada de dinosaurios venía directos a nosotros, y no teníamos mucho tiempo para perder en palabrerías si no queríamos acabar aplastados. De hecho, incluso era demasiado tarde para dispararles... nuestra única opción era esquivarlos.

Así pues, me tiré hacia uno de los lados lo suficientemente lejos como para que ninguno de aquellos dinosaurios me embistiera... Aunque tirarme no hacía más que dejarme expuesto en el caso de que fueran carnívoros...

Por fortuna los reflejos del equipo fueron lo suficientemente efectivos para apartarse a un lado antes de ser víctimas de una estampida que podría haber resultado en una desgracia aún peor que la del helicóptero. La peor parte se la llevó Nico, que evitó morir aplastado gracias a que pudo protegerse lo suficiente.

Debido a la violencia del movimiento los tres "expedicionarios" se encontraban en el suelo, jadeando, dando gracias de haber visto (y escuchado) a tiempo aquel suceso ya que ahora estaban con vida.

Se temía que tras la estampida hubiese algo persiguiendo a esa gran cantidad de dinosaurios pero el silencio fue la única respuesta (sin contar claro está con el centenar de marcas en el suelo, huellas que la científica siempre encontrará fascinantes)

El grupo tras sobrevivir a lo que podría haber sido una muerte "arrolladora", decidió continuar su camino.

Una vez la estampida pasó, Amanda permaneció unos instantes más escondida, esperando el peligro que había asustado de esa forma a la manada que acababa de pasar. Pero nada sucedió. Mirando a su alrededor, la científico se dirigió directamente a Nico ya que había sido el único que había sido herido por los dinosaurios.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó con cierto deje de preocupación. Perder a uno de los soldados sería una terrible tragedia para el éxito de la misión y, sobre todo, para poder salir de la isla—. No tengo mucha idea sobre medicina pero si quieres puedo echar un vistazo. Puede que te hayas roto una costilla... —no terminó la frase esperando que Nico le diera permiso para que pudiera mirarle alguna herida que pudiera tener.

Mientras esperaba, Amanda miró a la lejanía, hacia el punto donde habían aparecido los dinosaurios. Seguir ese mismo camino sería más rápido pero también podrían encontrarse de frente con lo que fuera que perseguía a la manada. Dar un rodeo... No tenían tiempo que perder y dar un rodeo quizás les hiciera perder demasiada horas valiosas.

—¿Seguimos por el camino principal? —preguntó a los dos hombres, al fin y al cabo ellos eran los expertos en esos temas—. Puede ser peligroso pero, ¿qué camino en esta isla no lo es? Y sobre todo no nos hará perder tiempo, así que yo me arriesgaría a seguir el camino.

Petrus consiguió incorporarse un poco. Hasta aquel entonces, los tres se habían puesto de acuerdo sobre cómo proceder con relativa facilidad; pero, en aquel momento, algo le decía que habría disparidad de opiniones. En un primer momento, la científica había pensado en seguir adelante. Ella tenía razón en cuanto a que realmente cualquier sitio era peligroso ¿pero existirá una ruta más segura?

Tras meditar unos instantes, por fin tomó la palabra. - Bueno, yo diría que, si un dinosaurio ha provocado la estampida, tiene que ser uno grande. Ya sabéis, ese del que nos advirtieron tanto en la central. El de los bracitos cortos - El hombre encogió sus brazos para imitar a un Tiranosaurio Rex. - Creo que ese es al que más tenemos que evitar. Si nos encontramos a algún otro carnívoro entre los árboles, será algo más pequeño. Nico y yo llevamos armas. Si tenemos que enfrentarnos a algo, mejor que sea pequeño... ¿no? - Desde luego, Petrus estaba de todo menos seguro de lo que acababa de decir.  - Lo que sí que tengo claro es que los tres juntas tenemos más posibilidades que separados, así que tenemos que ponernos de acuerdo. - En esto sí que sonaba tajante. 

—Gracias —Nico asintió con la cabeza aceptando que Amanda le echara un vistazo, no obstante tenían que continuar y no creía que fuera algo más grave.

Le preocupaba más lo que podría haber causado la estampida.

—Ignorar la advertencia de unos animales aterrados sería ir en contra de todo lo razonable —decidió, concordando con Petrus—. Aunque no sé si un enorme carnívoro se interesaría por nosotros. Personalmente me preocupan más los pequeños, pero sin saber si ha sido alguno de los primeros o de los segundos deberíamos dar un rodeo.

Nico sabía que ciertos animales ni se molestaban en cazar a aquello que no le proporcionaba la energía necesaria. Era el caso de muchos carnívoros. Pero tampoco pensaba ponerse delante del que Brutus había mencionado.

Eran dos contra una. Pero al fin y al cabo ellos eran los expertos en supervivencia y ella sólo podía guiarse por sus conocimientos científicos. Por ese motivo Amanda, después de mantener silencio unos segundos mientras su mirada se perdía por el punto por el que había llegado la estampida, volvió su mirada a los dos militares antes de asentir con la cabeza.

—De acuerdo, daremos un rodeo —aceptó por fin—. Sólo espero que no perdamos demasiado tiempo.

Porque tiempo era precisamente lo que menos tenían y un rodeo, sin conocer bien el lugar, podría retrasarlos demasiado.

Con la advertencia de que la estampida pudiese marcar la ruta a un lugar mucho peor, los intrépidos militares marcaron una ruta alternativa a través de la jungla.

En un principio sería una ruta algo más larga, haciendo que la noche esté cada vez más cerca de sus cabezas, pero probablemente también sea más segura.

En vista de las necesidades, el grupo se vio obligado a seguir avanzando buscando un lugar seguro donde descansar. La fatiga volvía a estar presente en vuestros cuerpos y más después de todo lo acontecido.

Los árboles y zonas de vegetación que estaban viendo no eran prácticas de cara a conseguir un lugar seguro, de modo que siguieron andando y rastreando en busca del lugar óptimo para tener cobijo y sobre todo buena visibilidad.

Pasaron más de 30 minutos y no parecía encontrarse un lugar adecuado ¡pero aquello era demasiado grande! la noche estaba a punto de caer y encontrar un refugio ya se había convertido en una obligación más que en una opción.

Parecía que ahora eran necesarias las técnicas de supervivencia para salir del embrollo.

Petrus se sentía desvanecer. Como los niños pequeños, sentía ganas de tirarse al suelo, de patalear y llorar, aunque no sabía si tenía energía suficiente para ello. Estuvo a punto de parar, sentarse, y decirle a sus compañeras que siguieran ellas, intentó marcar un poco de liderazgo buscando un buen lugar para descansar y protegerse de las amenazas de la noche ¿el resultado? frustración pura y dura.

- Espero que a vosotros se os de mejor ésto? - refunfuñó.

Tal y como temía aquel rodeo les estaba llevando mucho más tiempo del que tenían. La noche se les echaba encima y aún seguían caminando, cansándose más de lo necesario y sin ver su meta aún cercana. Lo único positivo que veía Amanda de aquella extenuante caminata era que no se habían encontrado con ningún peligroso dinosaurio pero... ¿Seguirían teniendo la misma suerte?

Estaba agotada, al límite de sus fuerzas y continuar de esa forma sin recobrar fuerzas era una auténtica locura. Sus compañeros parecían aguantar algo más que ella, que se esforzaba en poner un pie delante del otro obligándose a seguir, pero si no encontraban un lugar seguro en el que descansar seguramente no tendrían ninguna opción de conseguir su objetivo.

—Estoy tan agotada que mis sentidos son nulos —dijo exasperada, sin ver nada que les pudiera suponer un buen lugar para acampar esa noche.