Partida Rol por web

John que estaba tapándose las boca con las manos y los ojos como platos con cara de circunstancia mirando hacia la caja, desvió la vista con un sobresalto hacia DH, al verlo recuperó la compostura liberando su boca de sus manos y esbiznado una sonrisa, se alegraba de verlo. Pero rápidamente la ruda voz de la mujer lo puso en tensión haciendo que se centrara nuevamente en la caja.

- Sí, claro...- respondió ante la orden de la militar mirando de reojo, tratando de vigilar pero sin poder evitar apartar la vista de la dichosa caja.

En cuanto abriste un poco la caja, el resto de la tapa se impulsó sola mostrando una aberrante imágen.

Aquella criatura que estaba escondida en la caja con propósitos desconocidos, reaccionó rápidamente escupiendo una viscosa materia grisácea que solo podía ser evitada con unos rápidos reflejos.

Anastasia abrió la caja con facilidad, bastante segura del contenido de esta. Sin embargo cuando la tapadera salió su contenido reaccionó con rapidez, atacando a la joven rusa. Un dinosaurio extraño con protuberancias a ambos lados de la cabeza le lanzó a la joven una materia grisácea, viscosidad que la militar trató de esquivar...

John casi se mea encima cuando vio salir al dinosaurio... estaba completamente seguro que había comprendido las palabras de Anastasia... pero... ¿Cómo demonios era posible aquello? él ya sabía que los lagartos eran listos... pero no molaba que lo fueran tanto... fuera como fuera, tiempo para pensar en esas cosas... como que no, lo primero era ponerse a salvo y eso trató de hacer echándose a correr cual pollo descabezado.

DH había llegado a la cubierta con una ligera sonrisa en su cara resultado de una labor bien hecha, aunque a medida que se acercaba se fue borrando cuando vio los tensos rostros de sus compañeros, los cuales observaban una caja. Hizo caso a Anastasia y agarró su arma mientras apuntaba con ella a lo que hubiera allí dentro. “Por qué no habrán tirado la caja al mar y así nos ahorramos más problemas” –pensó justo cuando de su interior surgió un dinosaurio de aspecto bastante extraño quien atacó a Anastasia con celeridad.

Aquello había sucedido como en las cajas de juguete, esas que girabas una manivela y después de sonar la música te saltaba la típica figura inocente e inofensiva, solo que ahora era un dinosaurio con ganas de tocar los cojones. Por puro instinto trató de reaccionar tras el momento de escepticismo, apuntando con su fusil a su nuevo enemigo.

Anastasia apenas fue capaz de ver al bicho antes de que su escupitajo impregnara su rostro. En su mente veía la figura del dinosaurio, con los dientes formando una especie de sonrisa.

Enojada, algo asustada y con los ojos completamente cerrados para que el líquido no cayera en sus ojos, la militar trató de golpear a su atacante con la porra.

John vio pasar su vida por delante de él mientras se quedaba mirando la porra de la rusa que salió disparada de su brazo, el tiempo pareció detenerse... como a cámara lenta. El cinetífico por tanto se quedó petrificado con cara de... voy a morir de un porrazo... una fracción de segundo... el tiempo justo para que la porra se compadeciese de él y decidiese estamparse contra el pobre DH.

Entonces el friki de los dinosaurios viendo como los dos militares que eran lo que que podían cargarse a aquel bicho, estaban fuera de combate, decidió que tenía que hacer algo... morir a manos de un Dilophosaurio era muy triste y más después de estar casi a punto de salir de la puñetera isla de las narices.

- ¡¡¡¡¡¡BIIIIIIIIICHOOOOOOO!!!!!!- exclamó tratando de llamar la atención del saurio mientras corria por la cubierta buscando cosas que arrojar con el fin de tratar de que los militares se rehiciesen y pudieran atacar

La porra impactó de lleno en la cabeza de DH, el cual se había quedado aturdido por el impacto mezclado con la presión de la situación.

El científico por su parte no dudó en intentar llamar la atención de la criatura, sin embargo lo único al alcance eran los barriles y cajas, y moverlo generó ruido pero no el suficiente para que toda la atención se centrase en él.

La criatura terminó saliendo de la caja con tanto ímpetu que la ferocidad del T-Rex quedó en pañales. Tenía tres sabrosos almuerzos a la vista y no los iba a dejar escapar.

El dinosaurio fue directamente hasta aquel que estaba generando ruido y no dudó en intentar morderle, pero sus movimientos de mandíbulas eran evitados por el entusiasmo nervioso del científico.

Todo había sucedido tan deprisa que DH no vio venir la porra de Anastasia, la cual impactó de lleno en su cabeza, provocando que soltara su arma. Por un momento se le nubló la vista hasta tal punto que estuvo apunto de caerse, pero mantuvo la compostura como buenamente pudo. “La madre que la... Joder, menos mal que somos compañeros” –pensó viendo girar todo a su alrededor, pajaritos imaginarios incluidos.

Escuchó ruido de objetos siendo arrastrados y distinguió a John llamando la atención del puto reptil. Consiguió alcanzar su fusil pero no podía moverse demasiado pues el mareo que tenía en ese instante se lo impedía; necesitaba recuperarse un poco si quería ser de utilidad…

Anastasia notó como la porra golpeaba sólido pero, por desgracia, el receptor del arma soltó un leve gemido bastante humano, nada parecido a lo que, bajo su opinión, haría un dinosaurio. Para más inri la porra golpeó con tanta fuerza que rebotó de su mano, nerviosa por el escupitajo que la joven tenía en su rostro.

Mientras la joven trataba de limpiarse con una manga la cara, al menos lo suficiente para ver, esperó el ataque inevitable del saurio. Sin embargo este no llegó a ocurrir, seguramente por la argucia realizada por el científico, que arriesgó su vida para salvar al resto. Parece que en esta misión todos hemos tenido que arriesgarnos para salvar a los otros. No voy a dejar que los maten.

La rusa cogió el rifle que colgaba a su espalda y, sin perder tiempo, apuntó hacia el cráneo del saurio pavo real -¡Jódete puto bicho! -gritó tratando de llamar su atención mientras disparaba.

El enjambre de balas comenzó a impactar en el cuerpo del dinosaurio el cual retrocedía a cada trozo de metal insertado en su cuerpo.

Los allí presentes dejaron de contar los proyectiles que abrían heridas fatales puesto que prácticamente vació todo un cargador sobre el ya inerte saurio que decoraba el suelo con un brillante charco de sangre.

Los casquillos aún rodaban en el suelo hasta que el "click" de munición agotada despertó de aquella aura de frenesí a Anastasia.

Parecía que aquella amenaza era ya historia...

John en cuanto escuchó los disparos se tiró panza abajo al suelo cubriéndose la cabeza por si pillaba alguna bala y definitivamente no deseaba estropearse el tupe... por muy enmarañado que estuviera por culpa del estrés... y así estuvo cubriéndose la cabeza con ambas manos hasta que los disparos de la rusa cesaron. Entonces abrió los ojos y se asomó por entre varias de las cajas que había por la cubierta todo esturreadas. Al ver el cuerpo inerte del dinosaurio sonrió... feliz, muy feliz por haber conseguido salvar el pellejo... nuevamente.

- ANASTASIA... QUE TIA- la felicitó saliendo de su escondrijo encaminándose hacia los militares andando de puntillas para no pisar los restos del saurio caido... entonces miró el rostro de la rusa e intercambió una mirada con DH- Anastasia... debes lavarte la cara, creo que el Dilophosaurus te escupió veneno... lo suele usar para cegar a sus enemigos y poder atacar, pero la verdad es que su efecto en humanos es imprevisible... tengo el botiquín en la mochila, ¿me dejas que te examine?