Partida Rol por web

Sientes que todo te da vueltas y no puedes notar mas que la sangre en tu boca y el dolor en tu espalda y cabeza.

Con consternacion sientes que tus miembros estan encadenados y yaces de cara contra algo duro, pesado... quiza el suelo mismo aunque apenas ves nada como para comprender que ocurre.

Sientes una mano delicada acariciandote la espalda y notas el calido aliento de alguien cuya voz te acaricia los oidos y se clava aun mas hondamente en tu corazon.

- Bienvenido, mi Señor, mi Prometido... mi confidente. Siento estas ataduras pero debo reteneros pues, aunque debil, debo ser cauta... ¿no creeis?.

Vaenon trata de zafarse de las cadenas mientras un desgarrador grito de rabia y dolor escapa de sus labios. Tras unos segundos debatiéndose, el germano comprende que nada puede hacer; de modo que intenta relajarse y escupe la sangre que se acumula en suboca:
- ¿Qué es todo ésto? ¿Qué me han hecho? ¿Dónde estoy? - las preguntas se acumulan en su lenguia y se debaten por salir, aunque bien sabe que pocas de ellas recibirán respuesta y ninguna una respuesta sincera. Una extraña sensación se apodera de Vaenon. Puede oír la voz de Celina, puede sentir sus manos, su cuerpo... pero no la siente a ella:
- ¿Quién sois?
- pregunta fríamente.

- JAJAJAJA!!! ¿No me reconoces, querido? Claro... ha pasado mucho tiempo y he tenido que dar buena cuenta de aquellos en los que has confiado pero, por fin, todo se ha resuelto satisfactoriamente... para mi, claro.

Se mueve tranquila alrededor de su cautivo agachandose en un momento dado para que los vidriosos ojos del caballero teutonico puedan observarla. Ahora se da cuenta de que se haya encadenado a una mesa de piedra o altar como el mismisimo Dieter le dijo.

- Si, en cambio, preguntas por mi esclavo demoniaco debo decir que es un digno sustituto de vuesa persona, mi Señor.

Su mano acaricia tu cara y la sujeta para que quedeis mirandoos a los ojos. Sonrie triunfal.

- Dame las gracias, amor. Estarias muerto si hubiese querido...

Hay algo extraño en ella quiza, como si se hubiese desatado de toda su contenida rabia y opresion para desfogarse en una mueca de codicia y sangre... quiza es lo que siempre deseo, el poder y la libertad.

- Tú no eres Celina... - Vaenon hace un alto para escupir en el rostro a su carcelera - ... ella es dulce y sincera, algo que tú no podrías siquiera fingir. No eres más que otro de esos engendros del demonio.
Vaenon se revuelve violentamente intentando golpearla, pero sus ataduras se lo impiden.
- Maldita ramera...

Ahora pareces ver con mayor claridad... todo parece corresponder con las palabras de Dieter puesto que te hayas en una catacumba de aspecto lobrego, extraño, frio, humedo... encadenado boca abajo sobre un altar y rodeado en el suelo por un extraño circulo de signos grabados en sangre.

Te mira y sonrie.

- Quiza a ti no pueda engañarte... pero sin duda si lo hare con aquellos a quienes confiaste tu suerte... o acaso crees que ellos no pensaran en mi como la culpable?? Aquellos que han jurado defenderme te seguiran contra mi pues tus palabras son sinceras y tu les liberaste de su cautiverio... incluso aquel estupido cazador estara encantado de degollarme... no crees??

Su sonrisa se hace mas extensa y su carcajada te perfora los oidos cuando su cuerpo parece deshacerse y empieza a cambiar drasticamente.

- JAJAJAJA!!! ves estupido??

Se acerca a ti y te mira... parece complacido con el parecido.

- Tu seras el culpable de la muerte de Celina...

Se aleja hasta que le pierdes de vista pero antes de que te confies su voz vuelve a surgir lejana.

- No te preocupes... aun te necesitamos con vida... pero no te acomodes, pronte volvere.

Quedas nuevamente en silencio con las palabras aun claras en tu cabeza.

Vaenon repira hondamente y trata de recuperar la calma perdida. Está en un aprieto, no debió confiar en Dieter y su error le ha costado caro. Pero ahora es Celina la que está en peligro y eso es más de lo que puede soportar.
Con detenimiento, el caballero trata de estudiar la estancia en la que se encuentra preso, observa sus cadenas para encontrar un posible punto flaco; un modo de escapar...algo. Demasiado bien sabe que gritar no servirá de nada.

No parece que mas alla de lo visto con anterioridad pueda servirte aunque recuerdas vagamente las indicaciones del "falso" Dieter como para intentar orientarte minimamente dado que tu vista aun parece sufrir por la mortal herida de tu espalda y no logras, ni reunir las fuerzas para liberarte, ni enfocar mas tu distante mirada.

De repente escuchas un ruido desde detras tuyo y sientes un escalofrio pero no puedes hacer nada para ver a la figura debido a tu posicion... sea quien sea se acerca desde las sombras hasta detras tuyo y te toca con manos firmes. Escuchas un chasquido y sientes un alivio en tus articulaciones, tobillos y muñecas y el ruido metalico de las cadenas al caer al suelo... estas libre!! pero... quien??

- Tranquilo.... joven... todo esta bien ya.

Apenas puedes moverte demasiado pero que menos que intentarlo y mas aun liberado de tu prision y con la vida en peligro de tu amada.

Vaenon se levanta lentamente, con la sorpresa reflejada en su rostro. Mientras se frota las muñecas, allá donde las cadenas dejaron sus marcas, el joven caballero mira detenidamente al anciano que acaba de liberarlo. ¿Cómo ha podido un débil anciano romper las cadenas con tanta facilidad?
- Gracias... - balbucea Vaenon aún presa del desconcierto - ...¿a quién debo el honor?
Mientras pregunta al anciano, Vaenon busca con la vista su espada Chacal, forjada bajo el calor del desierto árabe.

Te mira y espera pacientemente.

- Mi nombre es Zalazar, joven caballero - hace una pequeña pausa como leyendo en tus actos tus intenciones - si lo que buscas son tus cosas me temo que solo tienes lo puesto... y no es mucho aunque si yo fuese tu estaria mas que agradecido de ello.

Se gira por un momento y luego se acerca a ti para que te apoyes en el y andar; el viejo parece mantenerse en forma pese su aspecto.

- Ahora salgamos de aqui cuanto antes...

Se encamina contigo aferrado al hombro hacia uno de los scuros tuneles que surgen de la estancia.

Vaenon se apoya en el anciano sintiéndose más fuerte por momentos. El anciano desprende un aura de bondad y seguridad que hace que los nervios se clmen y la fuerzas perdidas vuelvan al maltrecho cuerpo del germano.
- Zalazar... nunca había oído un nombre como ese. Pero ahora es música para mis oídos - comenta Vaenon con una cansada sonrisa dibujada en su rostro. De repente, recuerda que su prometida está en peligro. - Debes llevarme con Lady Celina, Zalazar... corre grave peligro. Ese... demonio ha tomado mi forma y... pretende volverlos a todos contra ella... no puedo permitirlo... - la voz de Vaenon se entrecorta por el esfuerzo de caminar aún stando apoyado en el anciano.

No dice palabra alguna aunque por su gesto sereno dirias que nada de ello le sorprende.

Avanzais por el oscuro corredor de piedra que parece ir bajo tierra y distingues varias celdas oscuras en el donde incluso ves los restos de cadaveres ya en huesos y algunos mas recientes... de repente distingues la heraldica de un cruzado en una de ellas aunque no puedes distinguir mucho mas desde el exterior.

Zalazar te mira por un momento y luego contesta.

- Aqui yacen todas las victimas del dopplenganger... sigamos... ya queda poco...

- ¿Hacia dónde nos dirigimos? - pregunta Vaenon sin dejar de caminar. La visión de los cadáveres le impresiona por la cantidad; un solo demonio... ¿ha hecho ésto?

Continua un poco mas antes de contestarte. Aun estas muy debil y siges apoyado en su hombro que, aunque anciano, parece mas ferreo de lo que pudiese parecer en un principio.

- Hacia tu libertad, muchacho.

Tras unos pasos mas llegais a una escalinata de piedra que asciende. No se ve ninguna luz mas alla aunque notas el suave sonido del aire al chocar contra tu cara.

Sin mas dilacion el extraño viejo te ayuda a subir por ellos hasta que llegais a una maraña de plantas y vegetacion que Zalazar aparta con suma facilidad.

- Ya hemos llegado Caballero.

Salis al bosque. Todo esta oscuro y a lo lejos se discierne el Castillo con sus hogueras y festejos.

- Ahora debo advertiros... podeis obrar de dos maneros... aunque estoy seguro que solo encontrareis factible una de ellas.

En primer lugar podeis volver al castillo para salvar a vuestra amada en cuyo caso os pediria que, por favor, rescataseis a dos discipulos y protegidos mios que yacen encerrados en las mazmorras del Castillo... Sus nombres son Darek y Aremir y son mozos resueltos que os ayudaran en todo lo que necesiteis.

En segundo lugar podeis huir y avisar a quien creais conveniente para atajar el mal que se cierne sobre la region.

Debeis decidir Caballero... pero hacedlo bien.

El viejo se encamina a traves del denso bosque sin esperar tu respuesta y casi al momento desaparece. Pareces haber recobrado algo de fuerzas lo que te hace aun reflexionar mas sobre sus palabras... y sus actos...

Vaenon no pierde tiempo en vacilaciones. No necesita pensar qué hacer, ya que solo tiene una opción: volver al castillo y terminar con el demonio. Por supuesto, buscará a Aremir y Darek en las mazmorras. Pero no sin antes estar seguro de que Celina está a salvo.
Mientras sus pasos le acercan cada vez más al castillo, el germano se jura no volver a dejar sola a la joven.

Dejas atras los bosques para avanzar rapidamente, aunque con gran esfuerzo, hacia los muros del castillo. A cada paso te parece escuchar los gritos de terror de Celina en tu cabeza y de aquellos que te esforzaste en salvaguardar pero... quien es el culpable de todo? Greko?? Donde podrias encontrarlo y asi poner fin a todo?

Tras alcanzar al fin las murallas te perctas de que en la entrada de las mismas se apostan dos guardias armados, vigilantes y con sus alabrardas en ristre.