Partida Rol por web

Estábamos demorándonos demasiado en salir, ahora qué pasara, pensé.

Salí de mi camarote y me dirigía a la cabina, cuando de repente arrancó la nave y todo se movió a mi alrededor. Me caí al suelo y como sabía que ahora vendría el hipersalto busqué rápidamente donde agarrarme- ¡Qué brusco es Hub!-

En el suelo había unos conductos reforzados en metal a través de los cuales pasaba el cableado de la nave, así que, eché mano a ellos y pude mantenerme.

Cuando tomamos altura me puse en pie, me compuse y seguí mi camino.

Kamal se eleva del suelo de Nierskco, para Hub es difícil mantenerla estable con el motor planetario jodido; si alguien os abordase en este momento estaríais vendidos, al igual que si algún fallo ocurriese, manos mal que ninguno de vuestros enemigos lo sabe, ¿no? Ninguna maniobra es posible hasta alcanzar las capas exteriores de la atmósfera y la posición de hipersalto.

La vibración y el ruido son muy fuertes, y estáis obligados a sentaros, ataros, o sujetaros muy bien, y casi que se hace imperativo rezar, rezarle a los dioses o estrellas del rock que más veneréis. Sin embargo el viejo parece hasta disfrutar de este momento, donde sólo las habilidades del piloto marcan la diferencia, ya que la ayuda computacional está desactivada. Cualquier ordenador en su sano juicio se negaría a volar así, estáis en las manos de Rezongos.

Una vez en el espacio habrá que encender el ordenador para que calcule las coordenadas de hipersalto, ¿hacia qué estrella? Desde aquí podéis ir al Sol, Eridani o la pequeña Ross.

- ¡Valar!

Ehm... ¿Que pasaba? Aquella tartana ni siquiera quería moverse adecuadamente... carraspeé ligeramente... Se venía algo gordo...

-¡Agarraos! Esto va a ser durillo... ¡Pero yo no he hecho nada!

Una vez fuera de las capas de atmósfera del planeta, Hub prepara la nave para el hipersalto, hace sus cálculos complejos y os avisa de que empieza la marcha. Lo motores de hipersalto se activan, girando en sentidos contrarios y generando un fenómeno singular físico-cuántico que permite estos viajes. La teoría es demasiado extensa y compleja como para explicárosla en este post, pero básicamente la realidad se contrae de un modo al que se pensaba con la teoría de cuerdas y agujeros de gusano, acercando los planos del espacio y contrayendo los del tiempo. A fin de cuentas la realidad sólo se modifica en su cuarta dimensión, haciéndola menor que las demás... bueno, no os voy a soltar el rollo, esto ya lo sabéis y lo habéis vivido muchas veces.

Pero esta vez algo ha pasado. Algo ha ocurrido. No sabemos si han sido los motores, si los cálculos de Hub han sido erróneos (lo más probable) o si en la trayectoria parabólica no euclidiana se ha habido un cambio como el estallido de una supernova o la creación de un nuevo agujero negro que acaba de engullir media galaxia.

Cada uno tiene una experiencia de este viaje muy diferente, como si os hubieseis atiborrado de repente de todas las drogas conocidas y no conocidas a la vez. El tejido de la realidad se descompone ante vuestros ojos, vosotros mismos cambiáis, vuestras mentes se retuercen entre la locura lofcraftiana y la lucidez einsteínstica. La nave se expande hasta colmatar el universo hasta sus límites y se contrae hasta estar contenida en una sola partícula, todo esto ocurre mil y una veces en una fracción de tiempo indeterminable.

Tras varias décimas de segundo o varios milenios, Kamal aparece al otro lado del hipersalto, estática, en una galaxia sin estrellas. Los sensores de la nave estás fritos, el motor se ha fundido y todas sus piezas se han fusionado. A vuestro alrededor sólo hay oscuridad, una oscuridad infinita y silenciosa. Dentro de la nave todo está como antes del hipersalto, como si nada hubiese pasado. Bueno sí, tenéis una resaca de la hostia.

Hmmmm... Aquello había sido mal momento para despistarse, o que le despistasen, o que fallase el motor. Hummmm, ¿dónde andaban? O, lo que era peor, ¿Cuando estaban? Se rascó la cabeza, y echando insultos entre dientes, se levantó de su puesto de dirección, y se dio un par de golpes en la cabeza con la pared de la nave. 

-Me cago... 

Bajé el tono, y estoy algo preocupado. No me apetece que me protesten por lo que ha pasado. Ha sido la mezcla de la tensión del microbio ese, del motor escacharrado y de seguro, de haber leído mal las coordenadas. Toque algunos botones en la pantalla. -¿Donde estamos? Dímelo, maldita máquina...

La máquina está frita. A ver si Knox puede hacer algo al respecto, al menos despertar los sistemas de navegación.

- ¡Tarpa Ja!

Y, lo que en principio iba a ser un hipersalto la mar de divertido, se convirtió en miles de luces yendo y viniendo como si estuviera en todo el centro de Manhattan colocada hasta arriba y con las luces de neón bombardeando mis retinas.

¡JOOOOODEEEEEER!

Ésta sí que había sido la movida más rara que me había pasado en mis 20 años de vida. ¿Qué cojones le había ocurrido a la nave? Cuando todo terminó, la cabeza me daba tumbos y alrededor todo estaba sumido en la más profunda oscuridad.

De fondo escuchaba al viejo quejarse y darse golpes. Yo, por mi parte, traté de librarme del aturdimiento y desprenderme de los arneses. Luego empecé a palpar buscando en mis bolsillos la pequeña linterna que había estado usando para mirar momentos antes en el interior del motor.... En teoría, la nave tenía luces de emergencia que debían encenderse solas cuando todo fallaba, como había pasado ahora; pero como aquella chatarra tenía más años que el viejo³ , seguro que estaban escacharradas... como todo en la nave.

—Hub, ¿estás bien? —pregunté, preocupada; ya sólo llamarle por el nombre era muestra de ello—. Quédate quieto, ¿vale? Yo me encargo de esto.

Me daba miedo que el viejo tropezara y se partiera ahora la crisma contra el suelo. Todo esto había sido tan repentino que seguro que estaba igual de aturdido que yo.

En fin, que tras garantizarme de que el pequeñajo estaba bien sujeto en el asiento, y que el viejo seguía vivo, me levanté y fui, dando tumbos aún del mareo, hasta donde se suponía que debía estar la caja de distribución de la nave. Fijo que había sido un apagón por sobrecalentamiento del motor. Sólo tenía que alumbrarme un poquito mejor y toquetear enchufando cables y activando pilotos.  

—A ver... viejo, prueba a encender de nuevo —dije, tras cablear un poco y pulsar algunos botones. En teoría, ya debía funcionar, aunque no estaba segura de poder hacer que la nave funcionase del todo de nuevo.

Las luces vuelven. Los sensores se reactivan, el sistema de navegación parece confuso y está calibrando, calculando vuestra posición, aún tardará en diagnosticar los sistemas y comprobar que todo está bien. Por el momento no hay mucha información.

¿Qué creéis que ha pasado?

¿Pero qué ha sido eso? 

-¿Estáis todos bien?- grité a pleno pulmón

Menudo golpe me había dado, estaba muy aturdido, estaba bien, pero necesitaba estar tirado antes de levantarme

Cuando las luces se encendieron, suspiré y fui hasta donde estaba el enano. Pero, en ese momento, me pareció ver algo raro. ¿El enano tenía cara de mala leche?

—¿Eh, pequeñín? —dije, algo asustada—. ¿Estás bien?

En ese momento, miré... girando lentamente la cabeza, al viejo.

—Vi-viejo... míralo, ¿tenía esa cara de mala leche antes?

-​​​​​​-Vale, vale, pequeña, ya me calmo. Pero que sepas, que no quería esto. Yo agarro a la bolita esta. Ahora ve y da la luz. Bah, no me gusta la oscuridad. No se ven las cosas interesantes. Bfff. -En esos momentos, sabía que Knox era la mejor. Tampoco me apetecía ver las protestas de Dallas ni Gustav, y me encogi en mi sillón, llamando al Alien a que mirase por la cabina. 

Cuando ella lo dijo, probé a encender la nave... -Ya voy, ya voy, no tengas prisa... Que luego la lío y ya ves... Pffd -dije mientras iniciaba los sistemas.

Cuando las luces volvieron suspiré. Algo era algo. Me revolví incómodo mientras refunfuñaba al encender los navegadores, y vi que al menos, no moriríamos de frío. Sería de hambre. Aunque el Alien a la parrilla... -Voy a diagnosticar a la vieja Kamal y a ver si nos dice dónde estamos. A lo mejor, encontramos un paraíso tropical para ir de vacaciones...

Preferí no contar mis miedos a los demás, no por ahora. Era posible que hubiéramos viajado en el tiempo, además de en el espacio, y podríamos estar en nuestra Galaxia, en otra, o hace miles de millones de años, o dentro de miles de millones. Y bueno, podría ser difícil volver. Aunque intuía que no habría sido tan complicado todo, y probablemente solo habrían salido del hipersalto en otro lugar más bien distante, y más bien desconocido. Volver les llevaría varios saltos. Ahora, si era un viaje en él tiempo... Brrrr. Tosió. Prefería no pensarlo

-¿El enano? Ehhh no, no se, no le veo nada de esa expresión, para mi es igual que siempre...

Hub, el "enano" te mira con la misma mirada ojiplática de siempre, pero su sonrisa es menos sonrisa, es como menos simpático... hay algo en él... le notas algo...

Knox y Gustav le miráis también, pero algo más retirados.

Y en ese momento, abre la boca, muestra varias filas de colmillos muy afilados y lanza un mordisco, concretamente a uno de los largos y piojosos mechones de la barba del piloto, arrancándola de cuajo. Te hace un afeitado express el bicho este.

- ¡Raca pala!

¡Weeeeeiiiiii! ¡Mi barba! ¡Mi preciosa BARBA!!! Ghhhhhhhhh -de pronto, mi cara paso a un contraste como del rojo fuego y el blanco de lo que me había dejado de barba... pegué un manotazo al bicho, y me levanté, lleno de ira. -¿Qué clase de animal maldito eres tú, ser horrible? ¿Querías comerme desde el principio? -Mire a mis compañeros, y les dije con urgencia, asco y algo de susto, -Hay que atraparlo, o tirarlo al espacio, como decías, Gustav. Jggffssrrr , tenías razón... ¡Y yo no hice caso! ¡Mi barba...! -sali hacia mi camarote...

Menudo salto que di cuando le vi abrir la boca y pegarle un bocado en toda la barba a Hub.

—¡MIEEERDA! ¡QUÉ SE COME AL VIEJO!

Tras pregar el grito, vi al abuelete darle un manotazo al jodido alien e irse a los camarotes. El bichejo, ya en el suelo, seguía saboreando el trozo de barba canosa que le había arrancado. Yo... por si acaso, saqué la llave inglesa y me puse a la defensiva.

—¡Ey! ¡Ey! Pe-pequeñín... tranquilo, ¿vale? —dije, intentando poner voz calmada, mientras retrocedía algunos pasos lentamente—. Nosotros somos tus amigos, ¿recuerdas? Tranquilo, pequeñín.

¡JOOODER! ¡¿Dónde estás Dallas?!

Se me pusieron los ojos como platos cuando ví cómo el bicho le arrancó la barba de un mordisco a Hub.

- Tenemos que atarlo Knox, ¿hay algo aquí en la cabina que nos pueda servir?- dije mirando alrededor, pero era bastante difícil encontrar algo en ese desorden.  Y me agaché y vi que debajo del asiento del piloto había una especie de cajón desastre, encontré un trozo de cuerda y varios rollos de papel higiénico.

-Toma Knox métele un rollo de papel en la boca, tu tienes la llave para defenderte y mientras yo, estoy preparado para atárselo con la cuerda alrededor de la boca- le dije a Knox mientras temía que le diese un bocado a ella también