Partida Rol por web

-Nunca he salido de Khytya, Kyora hija de Tyra - contestó a la cuestión que le hacían. -Lo único que se es que el resto de las tierras están pobladas por salvajes.  ¿Un oráculo? ¿Quien querría la ayuda de un adivino.. - sonó despectiva esa palabra -​​​​​​estando en la presencia del Hacedor de preguntas?

-En cuanto a lo especiales que sois..- añadió - mis ojos no ven nada fuera de lo habitual en vosotros.  ¿Pero quien soy yo para desafiar la sabiduría de los dioses? Algo habrá en vosotros, imagino.¿Soy acaso vuestra madre para saberlo?

Uren se había quedado observando con detenimiento y escuchando los sonidos del artefacto con creciente curiosidad. No recordaba haber escuchado algo parecido nunca. Pero cuando obtuvieron sus respuestas, éstas fueron en forma de símbolos sagrados, imposibles de leer para él. ¿Era una broma? ¿Cómo sabría cual era la respuesta a su pregunta?  Sin embargo no dijo nada, sobrecogido por la imponente solemnidad del lugar y la situación.

Kyora, sin embargo, parecía interpretar su respuesta. Señal de que ella había estado bien elegida. Ya con ese poder de comprender los símbolos sagrados despertaba su admiración.

En cuanto a las preguntas de ambos, él tenía bastante en claro su papel.

- No sé ustedes, pero por lo que veo, por el motivo que sea, creo que fui elegido por conocer los alrededores de Khytya, por saber moverme por el exterior. No creo tener nada en especial que me diferencie de otros que hacen lo mismo que yo, probablemente fuera el más cercano, o el más descartable, pero tengo claro que mi misión es llevarlos hacia el Norte, creo que debemos reparar los tótem del Norte para que las bestias y los salvajes no invadan la ciudad.

No sabía nada de ningún oráculo, así que calló ante la pregunta, pero ante la otra...

- Conozco una leyenda, del Templo de las Mil Puertas. Me lo contó Chaddick una noche de guardia. La historia habla de un lugar donde todas las puertas llevan a la muerte, excepto una. En ella, el protagonista lleva un artefacto. A veces un arma, otras veces un orbe. Sea lo que sea, ese objeto le permite salir indemne de allí.

Volvió a acariciar el lomo de Hayt. Aquello lo centraba cuando estaba nervioso, o confuso. Esperaría a ver cual era la tercer pregunta, pero antes mostró el papel a Kyora.

- ¿Puedes leerlo?

Joshua actuó con moderación. Su cabeza no giró del todo, giró lo justo, solo lo justo para poder mirar en dirección al Hacedor por el rabillo del ojo sin que se notara más de la cuenta que lo estaba haciendo. Poner cara de póquer no se le daba del todo mal, pero esa ocasión se lo estaba poniendo especialmente difícil. ¿Qué había visto?

No lo tenía claro. ¿Era relevante el momento en el que había ocurrido, después de la pregunta de Uren? ¿O eso había sido casualidad? Sus labios se apretaron ligeramente. El Hacedor de Preguntas. Un Dios. Y sin embargo, estaba ahí, frente a nosotros. Pero... ¿Qué era eso que había visto en el reflejo de la pantalla?

Apretó ligeramente los labios. Empezaba a estar seguro de que su curiosidad sería su fin algún día, pero qué iba a hacerle. Aprovechando el momento en el que el resto estaban ocupados observando los extraños símbolos que eran sus respuestas, él se escurrió para acercarse a la máquina que las escupía.

Con mucho disimulo, también arrancó una pluma de una de sus flechas, fingiendo que se rascaba el costado, y al darse la vuelta la dejó caer al suelo, aprovechando su capa para que actuara como barrera. Si todo iba como él quería, la pluma quedaría ligeramente escondida.

Joshua se había quedado ligeramente ausente durante un momento, aparentemente regurgitando algo. Pero que había estado escuchando quedó más que claro cuando se giró a su acompañante, socarrón.

—¿Así que tus ojos no ven nada fuera de lo habitual en nosotros? —preguntó con una de sus encantadoras sonrisas—. Me rompes el corazón, de verdad que lo haces.

Como era habitual en él, guiñó un ojo y cruzó un brazo sobre el pecho, elevando los dedos del otro hasta la barbilla. Sus ojos despiertos recorrieron todas aquellas pantallas cuyo funcionamiento y uso era un auténtico misterio para él mientras cambiaba el peso de una pierna a otra, vagamente, como si lo estuviera haciendo para mantenerse despierto.

—No me gustaría tener que jugarme la vida mil a uno —No tenía pinta de que él hubiera escuchado antes sobre el templo, ni tampoco que le diera más importancia de la necesaria a las leyendas. Las leyendas tendían a endulzarse y agrandarse para que fueran memorables—. Ah, como sea. Sabemos dónde, y cuando Kyora lea la respuesta de Uren, también deberíamos saber cómo. Me atrevería a decir que eso cubre suficiente terreno como para que me pueda permitir malgastar mi pregunta sin que me pese en la consciencia.

No, no preguntaría por qué ellos. ¿Qué más daba, después de todo? Ya habían sido elegidos, y aunque no conocía a los otros dos, él sabía muy, muy bien en qué era bueno.

—¿Qué es realmente este lugar, Hacedor de Preguntas?

La pregunta del arquero provocó un nuevo parpadeo, un notable descenso en la intensidad de la luz de la sala que duró un par de segundos.  El panel luminoso frente al Hacedor de Preguntas también volvió a apagarse y encenderse un par de veces.  Un pequeño sobresalto, la súbita oscuridad, que provocó que a un ansioso Joshua se le cayera una flecha al suelo. Seguramente, esa era una de las desventajas de llevar el carcaj de esa manera tan poco habitual. Jahani resopló por la torpeza del Vendhyano y se centró de nuevo en las traducciones de Kyora

Nunca antes habíais estado en una situación así, frente a un Dios o su profeta, recibiendo directamente de ellos las repuestas a vuestras preguntas, rodeados de artefactos mágicos.  Sin embargo, pese a no tener una referencia clara de lo que era o no normal en éstas situaciones, de alguna maneras sentíais el esfuerzo que el Nexo estaba haciendo para contestaros. Era una sensación extraña.

De la ranura surgió, como las dos veces anteriores, un corto mensaje sagrado. 

En el, el ya habitual símbolo en blanco y negro, mucho más intrincado que los anteriores, pues el mensaje en él era harto complejo.  Tanto que, seguramente, no había ningún interprete que supiera exactamente qué quería decir, a qué conceptos correspondían las palabras ahí escritas, aunque se podía saber de forma aproximada que había escrito.  

La estancia parecía limpia, pero se trataba de una limpieza engañosa.  Ni el panel donde se veían las luces ni el respaldo del asiento del Hacedor parecían tener ni la más mínima cantidad de polvo, como si la magia en ellos rechazase las impurezas.  Sin embargo, el suelo y las esquinas acumulaban gran cantidad del mismo.    

Nadie había caminado por esa sala en años, no había huellas ni rastros y eso... coincidía exactamente con la clase de actividad que podía esperarse del dueño de ese reflejo.   

Quizás era una visión engañosa en la pared mística y centelleante, pero al agacharte, durante un instante, antes de que el contraluz te lo impida, te parece ver unos dedos de los pies esqueléticos colgando de la silla.   En esa silla, fuese Dios, Hacedor o mortal, se sentaba el esqueleto de alguien. ​​​​

Una sonrisa afloró en el rostro de Kyora cuando el atrevimiento de una respuesta podía abrir mil puertas, incluso desvío la mirada hacia Jahani curiosa por apreciar su reacción. Si bien su compañero de aventura tenía una osada forma de hablar, le resultaba incluso divertido ese punto y se aprovecharía de ello durante el tiempo que sea que compartan espacio para cumplir con la misión. No obstante Uren estuvo más que acertado en toda el hilo de eventos que fue atando, incluso se acercó junto al moreno para interpretar el mensaje que le había ofrecido El Hacedor. 

—Todo tiene relación, agradezco enormemente que cuentes con tan valiosa información—comentó, incluso tras haber escuchado a la Guardiana—. Siento que el destino ya comienza a tomar forma, así que ahora podremos agregar más conocimiento a este enigma. 

Y se dispuso a leer, detenidamente y con suma introspección. 

—Tal como has dicho, el mensaje dice que se deben reparar, comprobar su integridad y las conducciones hacia el Campo solar—dijo al acariciar su barbilla—. También habla de verificar el Nexo 5, obtener materiales de reparación... Más de lo mismo. ¿Tienes las habilidades para ello, Uren?

No pudo evitar la pregunta y mientras Joshua elaboró su pregunta, no tardó en llegar la respuesta. Así que antes de que diga algo, se dispuso a interpretar el otro mensaje. Revelarlo en sí. 

—Uhm, una pregunta curiosa le has hecho y por ello la respuesta es igual—indicó al buscar la mirada de Joshua—. Está lleno de preguntas, pero ahí voy con la explicación... 

Pensó un poco como traducirlo y que sea entendible. 

—Habla de tiempos, en la antigüedad habla de estelar, carnero, cabra, lunas—puntualizó—. También de castillo, fortaleza, conflicto/guerra, conflicto con demonios... Actualmente ya como un campamento, un Gran Reino, espera de órdenes. Incluso habla de mundo, mejora, fuerza de nuevo, hostiles. No sé, siento que el ciclo se repite y vienen tiempos convulsos. De ahí que debemos actuar, somos partícipes de lo que está por venir. 

Tras dejar aquello en el aire, desvío la mirada hacia El Hacedor. 

Uren observó maravillado como Kyora leía aquel símbolo sagrado al que él no encontraba ningún sentido. Tardó unos segundos en responderle, ya que había quedado absorto ante aquella habilidad de la chica.

- No sé que son las conducciones ni el campo solar, no sé a qué se refiere. Serán cosas que veremos allí, si es que llegamos. No sé tampoco reparar algo que no he visto nunca. 

Luego miró a los tres presentes. Algo lo inquietaba más que la reparación, y hasta el Templo de las Mil Puertas.

- Si hay un Nexo 5, ¿significa que hay al menos otros 4? ¿serán apéndices de este Nexo principal? ¿serán otros igual de importantes? ¿cuántos habrá? ¿estarán operativos?

La respuesta a la pregunta de Joshua era aún más extraña y despertaba muchísimas más preguntas, pero ya no les quedaban más.

Mientras los otros hablaban, intentó ver si podía discernir algo más de la figura de espaldas desde donde estaba, algo que pudiera darles más información. ¿Habría otros Hacedores de preguntas en los otros Nexos?

Suficiente - exclamó Jahani, tajante. Su gesto se endureció -No es lugar para discusiones ni interpretaciones. Una vez recibidas las respuestas a vuestras preguntas ningún tiempo aquí más os corresponde.  Miró a Joshua a los ojos, frunciendo el ceño. Y abrió la boca como si fuese a decir algo pero las palabras se hubiesen desvanecido de su mente.  

-Alejate de la sala, Vendhyano- alcanzó a decir finalmente, e interpuso su cuerpo, obstaculizando la visión y el acceso al Hacedor de preguntas.  Parecía sentirse culpable por haberse distraído y ahora sus palabras eran afiladas y bruscas, como si quiesera compensar de algún modo su indisciplina.

-Salid. Vosotros primero. Por ese lado, bordeando las paredes plateadas hasta el portón exterior.

Aunque se disculpó con una sonrisa, una sombra cruzó el rostro de Joshua cuando recuperó su flecha. Hasta que Kyora no empezó a dictar lo que había leído tanto en su nota como en la de Uren, no pareció que estuviera atendiendo a los que le rodeaban más de la cuenta. Quizá no era más que una cuestión de su personalidad: Todo apuntaba a que el Vendhyano era un espíritu libre y distraído.

Al menos, hasta que algo le interesaba. Escuchó seriamente la traducción, y cuando terminó dejó caer los hombros.

—¡Vaya! De todo eso que has dicho... no he entendido prácticamente nada —confesó Joshua, sin aparentemente darle más importancia. Sin embargo, sus palabras no parecían del todo sinceras en esa ocasión—. En fin, qué vamos a hacerle. Tendría que haber preguntado si existe hombre más apuesto en toda Khytya. Si no te importa, de todas formas, me quedaré con esto.

Recuperó el papel con la críptica respuesta a su pregunta de las manos de Kyora con un gesto rápido, agitándolo un poco en el aire. Entonces llegó la advertencia de Jahani, y Joshua enseñó las palmas de las manos en un gesto de inocencia mientras todavía aguantaba la nota entre dos dedos. Sabía moverse con bastante gracia, y los movimientos de su capa hacían mucho por mejorar esa sensación.

—¡Mis disculpas! Ya voy, ya voy —Una vez más esgrimió su sonrisa inmortal y dio un paso atrás, mirando por un último instante en dirección a la sala antes de girar sobre sus talones para seguir al pie de la letra las indicaciones, bordeando las paredes plateadas hasta el portón exterior.

Miró a sus dos compañeros de reojo, pero —sorprendentemente para él— no dijo nada. Parecía que iban a tener mucho entre manos.

Volvéis sobre vuestros pasos a través del extraño palacio hasta el pesado portón que Jahani cierra tras vuestros pasos.  Ascendéis el puñado de escalones enterrados en el musgo del pozo y salís de la residencia del Hacedor de Preguntas como quien sale de una ilusión, saturados de irrealidad, como si empezáseis a dudar de si todo lo anterior hubiese sucedido realmente.  Sólo los escritos sangrados como prueba de que no había sido un sueño.

Pero no hay tiempo de reflexionar al respecto.  En el límite del enorme domo, iluminados por la luz del sol que ahora entra desde lo alto, se hallan los nueve intérpretes del círculo interior, máximos representantes de cada una de los saberes, discutiendo acaloradamente.. 

'Tres es el número. El número' -exclama uno -'¡Nosotros somos los intérpretes! - se indigna otra - 'Un mal presagio, sin duda' - se lamenta Tyra, madre de Kyora.

Hasta que os divisan, momento en que paran de hablar entre ellos.  Se adelanta la Gran Intérprete, la Última, una mujer pequeña y de aspecto inofensivo, de ojos despiertos y penetrante mirada. 

-Teneis las respuestas a vuestras preguntas - mira a Tyra y fija su mirada en Kyora -Y una de sus posibles interpretaciones. Espero que sea suficiente - mira a Uren y a Joshua, sin duda intentando deducir la razón de que ellos hayan sido elegidos para solucionar el problema en el Norte.  -¿Debeis alejaros de Khytya, a sus confines? - sonríe, algo triste -Solos, los tres - mira un instante a la hiena - Pues hemos interpretado que, de necesitar que más gente se dirigiese al norte, los dioses no hubiesen especificado vuestros nombres.  

Se vuelve sobre sus pasos.  -Por supuesto, eso no quiere decir que vayáis a tener éxito.  Quizá no lo sepáis pero.. - varios de los intérpretes ahogan una protesta al adivinar lo que va a decir la Última -.. Los dioses se equivocan a veces. No tienen en cuenta la falibilidad de los hombres y sus respuestas sólo indican la senda con mayores garantías de éxito, pero no lo garantizan.  Que hayáis sido elegidos no va a hacer que el fuego no queme, las rocas no duelan y un Tigre deje de tener hambre.

Se coloca junto a los demás, en el centro, junto a Tyra.-Como Última del círculo interior, Gran Intérprete, teniendo en cuenta lo que mis iguales opinan y mi propia experiencia - pronuncia estas palabras como algo formulaico, una letanía - Consensúo, medio y  decido que en nada incumbe vuestra misión a los intérpretes y que interferir, interpretar o proporcionaros ayuda va en contra de la voluntad divina.  Podéis marchar.  Jahani os guiará fuera del Nexo y seréis libres para.... Solucionar aquello por lo que habéis sido elegidos. 

La mirada de Kyora reflejó cierto aire de desconfianza ante la reacción de Joshua que incluso fue manifestada por Jahani. Nunca le gustaron los dobles mensajes ni la dobles caras, así que no dudó en acercarse al atractivo hombre para susurrar desde la cercanía.

—Te vigilo. 

Y no dijo nada más, sólo asintió a las palabras de Uren ya que se lo veía más honesto en apariencia y tras la prácticamente forzada despedida por parte de la guardiana lo aceptó sin más. Algo había hecho Joshua y eso no le permitía estar tranquila, pero confía en que la misma naturaleza, el destino, le revelará una respuesta que no está escrita en código y solo de verá en acciones. 

—Ya descubriremos el resto, es cuestión de tiempo—dijo finalmente al cazador. 

Finalmente al salir de aquel lugar, se encuentran primero con las conversaciones que allí a sus oídos llegan y luego la presencia de aquella mujer pequeña, como así también la de su madre. Un tanto sorprendida por esas palabras, no estaba por la labor de cuestionar y solo de atrevió a decir:

—Jamás le he tenido miedo al destino, todo es cíclico y se repite. Espero que esta vez no sea lo mismo—comentó y desvío la mirada hacia su madre—. ¿Alguna palabra para mí? ​

-Lo siento, hija mia - contestó Tyra sin moverse del lado de la Última. -​​​​​​-No confío del todo en mí, cuando se trata de tí. Temo interferir diciendo algo que no debiera. Sin duda tu madre no habría sido tan fría de no hayarse junto a sus iguales y en presencia de la Última. O eso quieres creer. -​​​​​​-Que los dioses te acompañen, hija mía.  Pensaré en ti dia y noche y esperaré sin descanso el día en que vuelvas.

Uren notó con verguenza que sus cavilaciones habían despertado malestar en Jahani, y tal vez en el Hacedor de preguntas, a quien no pudo ver, y tal vez a los mismos díoses. Golpeó su mano dos veces contra su muslo para llamar a Hayt cuando anunció que debían marcharse.

- Lo siento, Jahani, no fue mi intención ofenderte -le dijo con voz queda mientras transitaban el camino de vuelta. Estoy acostumbrado a la vida allá afuera, y las reglas son distintas, intentaré aprender y callar la próxima vez.

Cuando salieron y escuchó lo que decían los intérpretes, abrió la boca para preguntar sobre a qué se refería con el número tres, pero temía molestar nuevamente a alguien, así que no dijo nada y se mantuvo detrás de sus compañeros. Parecía decidido que no les brindarían más ayuda ni consejos, así que no los pidió.

Cuando estuvieran en camino, informaría a sus compañeros que él no necesitaba mucho más de lo que llevaba, tal vez podría pasar por su choza de camino y buscar cuerda, elementos para hacer fuego, antorchas, muda de ropa y de abrigo, odres para llevar agua, pero no mucho más.

- Confío en que no tendremos problemas para llegar, pero dudo sobre lo que encontraremos allá -les compartió.

Cuando estuvieran solos y fuera de Khytya, les pediría a ambos realizar una especie de "ritual" de aceptación de Hayt, que les permitiera olerlos y aceptarlos, así el viaje sería mucho mejor. 

Joshua respondió a Kyora alzando un poco las cejas, con sus labios sutilmente curvados.

—Fantástico. Hay pocas cosas que me gusten más que la atención de una mujer bonita.

Despreocupadamente, continuó caminando hasta que terminaron frente a la Gran Intérprete. Pese a la situación frente a la que estaban, Joshua no perdía su despapajo ni su tranquilidad habitual, si bien tuvo la buena cabeza de no hablar más de la cuenta.

—Procuraremos no sumar nuestros nombres a la lamentable lista de errores de los dioses.

Se llevó una mano al pecho y se inclinó ligeramente, con una teatralidad natural. Tampoco hizo preguntas ni solicito guía: Ya habían recibido una negativa, y no era cuestión tampoco de ser pesado. Por eso mismo esperó hasta que llegó fuera para dirigirse a los que se habían convertido en sus compañeros durante quién-sabía-cuánto-tiempo.

—Bueno —pronunció Joshua al final, una vez estuvieron fuera del Nexo—. Parece que los tres hemos sido unidos por el destino. Y estimo que el destino podrá esperar un poco más. ¿Qué os parece si volvemos a juntarnos algo más tarde, una vez tengamos todo lo que necesitamos encima? En la periferia, mismamente.

Para un viaje así necesitaría un pequeño cambio en su indumentaria. Por más que le gustara esa capa, iba a ser un engorro, y tendría que asegurarse que no le faltaban flechas ni protección. Y desde luego, un mapa y una brújula tampoco estarían de más.

Al volver por el callejón, veis como los típicos puestos de venta callejeros, sobretodo de comida, ya se han instalado y como un creciente número de ciudadanos se acerca a la explanada junto a la entrada de la cueva.  Muchos de ellos con preguntas de suma importancia, cuidadosamente planteadas, con la esperanza de que éstas no sean rechazadas por banales y en las próximas semanas o meses el Hacedor de preguntas encuentre un momento para comunicarse con los Dioses.  Otros atraídos por las oportunidades de negocio, ofrecen redactar preguntas, interceder por los inquirientes, ofrecer respuestas alternativas a cambio de dinero o bienes.  Sabios y antiguos eruditos ofrecen soluciones mundanas y otros, en la otra punta de la calle, ofrecen solución a los males, como el amor, que aquejan el ánimo y el alma.

Bajando la larguísima calle, se llegaría a la zona portuaria, donde los comercios ofrecen pescado y algas, maderas exóticas y tesoros arrebatados al océano.  Raros especímenes, animales de las islas del sur y algún raro fragmento de metal divino completan la variopinta oferta.

Aquí se desviarían momentáneamente vuestros caminos, con Joshua ascendiendo a una colina cercana, donde ajardinadas mansiones atravesadas por limpios manantiales se alzan primero por encima del mar de cúpulas doradas y blancas paredes y posteriormente sobre las más tradicionales casas de madera y techos de fibra vegetal que bordean la playa.

¿Os separais?