Partida Rol por web

-¡Lo que faltaba!-dijo la elfa mientras desenfundaba la falcata apartandose de la trayectoria de aquel jabalí enorme.

Suspiró al escuchar los gritos, levantándose lentamente mientras recogía la espada que había dejado a su lado. "No podía haber continuado la tranquilidad, claro", se dijo así mismo mientras su gesto cambiaba al de una sonrisa divertida. Había nacido para esto. 

Una vez en pie, con una calma que podía ser tachada de parsimonia, invocó sus energías arcanas haciendo que se arremolinaran alrededor del filo de su arma. 

- ¿Preparados? - Dijo para sus compañeros, mirando directamente al enorme cerdo que se acercaba a ellos presa de una rabia incontrolada.

La aparición del jabalí fue completamente inesperada. Fijó su vista en él mientras se aclaraba la garganta y buscaba a tientas su arco. Cuando escuchó la voz de Malak esbozó una sonrisa. - Siempre. - fue lo que dijo, lista para el combate.

Sabes que estas criaturas son bastante agresivas y territoriales, y que soportan muchísimo daño. Muchos cazadores usan una lanza con una cruceta, para evitar que aun ensartados, los jabalís arremetan contra ellos.

(Tienen la aptitud defensiva de ferocidad, lo que les permite mantenerse conscientes hasta una vida negativa igual a su constitución)

Rennor tensa su arco pero la flecha se el escurre entre los dedos y se clava a pocos pies de distancia.

- Cuidado con estos animales, son muy fieros y pueden seguir combatiendo incluso cuando deberían desplomarse.

Suspiró. Había esperado que eso acabara antes de empezar, – _^<<¿era mucho pedir una flecha bien disparada contra el cerdo rabioso?_^>> –, pero parecía que iba a ser más complicado de lo que aparentaba; ni siquiera el cazador parecía muy seguro de sí mismo, y teniendo en cuenta que seguramente sabría más de animales que él en un millón de años, eso no era buena señal.

Notaba como la magia se arremolinaba alrededor de su puño, pugnando por salir, y decidió no contenerla demasiado. Dejó caer la espada con desgana, y mientras caminaba con calma sacó de su protección la más larga de tres lanzas – pues las otras eran jabalinas en verdad – que llevaba a la espalda. Dejó que las energías arcanas infundieran en ella su poder, y cuando notó que estaba listo, apuntaló el arma en el suelo, esperando pacientemente la carga del jabalí. 

– Señoritas, yo me encargo – dijo con una sonrisa, aunque en el fondo... _^<<Más me vale que esto funcione como debería_^>>, pensó no muy convencido.

Uno de los kobold el cual reconocéis como Nakpik, corre hacia vosotros mientras agita sus pequeños brazos... -¡Ahhhhh!... ¡Ayuda!... ¡Que se nos come el cerdo! 

Haciendo gestos a los Kobolds con la mano libre les insto a correr Rápido, detrás de nosotros, corred

Khastal se colocó al lado de Malak con su kukri desenvainado.

-No te lo tomes como algo personal pero no me suelo fiar de los hombres que le dan tanta importancia a "su lanza"-bromeó la semielfa mientras se preparaba para rematar al jabalí cuando cargase contra la lanza de Malak.

Mara preparó su arco y tras eso, concentrada en el combate y con intención de rematar al jabalí antes de que hiciese mas daño apuntó y disparó.

Viendo que los kobolds puede que se salven, preparo mi espada, agarrándola fuertemente con ambas manos y dispuesta a avanzar para atacarlo cuando se inserte en la lanza de Malak

Los kobold siguiendo a su compañero corren a resguardarse tras los humanos, mientras que estos se preparan para la carga de la bestia enfurecida, la cual gruñía rabiosa con la flecha de Mara clavada en su lomo... Deteniéndose unos instantes los ojillos inyectados en sangre se clavaron en el grupo y gruñendo furioso agacho la cabeza y empezó a cargar contra Malak, el cual veía como la bestia de casi metro y medio se abalanzaba a toda velocidad como si de una bala de cañón peluda y con mala leche se tratara.

Tuvo que asegurarse, una vez más, del porque estaba en esos momentos delante de todo el mundo – incluidos unos malditos kobolds –, con una lanza que parecía de juguete frente a aquél bicharraco rabioso, esperando como si nada a ser aplastado por el enorme cerdo. Era una decisión difícil, esa la de decidirse por sí mismo a convertirse en pienso machacado, pero era la que había tomado..., y aunque le habría encantado estar aún tomando el sol, recostado contra el cómodo árbol, era ya tarde para echarse atrás; principalmente era debido a que el jabalí ya estaba casi sobre él y no había más opciones. 

Presto para el combate, pero dejando escapar un suspiro que no auguraba nada bueno, sujetó con ambas manos el mástil de su lanza y, en el mismo momento en que el animal se echaba sobre él, él imprimió toda su fuerza en un golpe diagonal y ascendente, dispuesto a atravesarlo de lado a lado. 

Mientras observaba la terrible carga del jabalí, miraba un tanto confusa por los pensamientos encontrados que me producía el ver que Malak había decidido ponerse delante del grupo y aguantar la embestida del cochino, arriesgando su vida por la de cualquiera de nosotros. 

A pesar de todo ese torbellino de ideas, no pude pararme a pensar en nada más, pues ya estaba frente a nosotros desprendiendo un terrible olor

Tal y como había pensado, cuando estuviese justo al alcance de Malak, avance para traspasar el cuerpo del jabalí pero en el último momento, un resbalón hizo que casi atravesará a mi compañero que a nuestro enemigo. Casi en el suelo, solo pude ver cómo la bestia  se lanzaba con furia contra la lanza.

Khastal embestió contra el flanco de la bestia intentando herirla pero sin ponerse delante de sus temibles colmillos. Su filo rasgó la dura piel del jabalí, pero esta era gruesa y la bestia parecía enfurecida. Tanto que parecía no notar el dolor. estaba decidida a acabar con ellos.

Pese a las heridas recibidas e incluso a pesar de que la lanza de Malak se había clavado profundamente en el cuerpo serrano del cerdo, pero la bestia parda no detuvo su avance haciendo que la lanza quebrase ante su fuerza, y embistiendo contra un sorprendido Malak, el cual sintió como los colmillos del jabalí rasgaban su ropa, su piel y su carne, y lo lanzaba contra el suelo dejándolo con una terrible herida en su vientre la cual empezó a sangrar profusamente...

Los colmillos del jabalí estaban empapados de la sangre del semi-infernal y este gruño victorioso embriagado por el olor de la sangre... Bajando la cabeza el jabalí se dispuso a acabar lo que había empezado, mientras el resto del grupo se lanzaba a acabar con la bestia, antes de que acabase con la vida de Malak.

El maldito cerdo se había llevado una buena ración de madera atravesando su cuerpo, pero seguramente había decidido compartir aquél dolor insano e, increíblemente, había logrado partir su lanza y golpearle con un poderoso golpe que le hizo retroceder con una sangrante herida en el estómago; aquello no tenía buena pinta, y estaba claro que otro golpe así lo mataría. 

Consciente de ello, dio un paso atrás aprovechando la misma inercia del movimiento, alejándose del furioso animal a la par que dejaba caer el ahora inútil palo y desenvainaba su espada. Era consciente de que el tiempo jugaba en su contra, y que debían acabar rápido con aquella bestia si quería tener una oportunidad de salir de allí de una pieza, pero lo primero era lo primero, y en esos momentos era su seguridad. 

Rápidamente, hizo un gesto defensivo frente a él mientras entonaba un ensalmo en una lengua similar a la que los kobolds venían cantando minutos antes, y segundos después el espacio frente a él pareció rielar, conjurado un escudo invisible de fuerza que cubriría sus movimientos.

El explorador da un par de pasos laterales para enfilar al jabalí sin que ninguno de sus compañeros esté por medio. Apunta cuidadosamente a uno de los ojos de la bestia y suelta la cuerda; la flecha vuela recta a su objetivo y revienta la cuenca ocular.

Cuando veo el tremendo impacto del jabalí contra Malak, ¡MAAALAAAAAK! no puedo evitar lanzar un grito, pensando en que ese golpe casi estaría a punto de acabar con cualquiera y que él se había puesto delante, con toda la intención, de provocar al cerdo gigante, sacrificando su integridad física para salvaguardar la nuestra.

Sin embargo, tras el golpe y que el polvo comenzara a posarse, veo que el tieflin comienza a moverse, como desentumeciéndose, a pesar del golpe. Si bien, se podía ver claramente la sangre que corría por la herida y el movimiento que éste hizo para protegerse.

Vamos Khastal, acabemos con esto de una vez digo a la guerrera mientras me coloco al otro costado del jabalí para poder tener más superficie, descargando un golpe descendente a su desprotegido lomo.