Partida Rol por web

-Lo mejor sería emboscarles en el patio. Así podremos usar los arcos pero pensaba que podríamos bloquear la entrada-dijo mientras partia otro trozo y se lo llevaba a la boca- no creo que podamos llevarles a una habitación sin que sospechen si siempre hacen el intercambio al aire libre.

La comida estaba deliciosa pero la chica sabía que lo importante ahora era defender aquel sitio y casi no la saboreo ni mucho menos dijo nada a la pareja acerca de la comida. Comía a trompicones mientras hablaba sobre aquello, pero sin una manera de cortar el paso a los bandidos y encerrarlos lo más seguro era que huyesen... y volviesen con más refuerzos.

—¡Mis compañeras de aventuras son audaces! —Caerwyn soltó una risita, antes de hacer ademán en dirección a la semielfa—. Yo estoy con Khastal. Los planes complicados compuestos de muchas partes tienden a fallar. Yo me contentaría con atacarles en el patio. Que Iskal y Mara busquen una posición elevada mientras las que combatimos a cuerpo les cerramos la salida. Si Oleg está de acuerdo, podría actuar de cebo y que les reciba como siempre. Que Iskal dispare al hombre encapuchado cuando desmonten para cargar la mercancía: esa será la señal para que nosotros nos deslicemos por su retaguardia y ataquemos.

Caerwyn atacó el guiso mientras sus compañeras daban su opinión.

—Creo que me vendrán bien esas flechas—comentó Iskal mientras observaba su vaso como quien observa un puzzle imposible. A los humanos les era muy fácil beber de aquellos tubos tan estrechos: ellos no tenían hocico—. Y me parece ben la idea. A veces lo más sencillo es también lo más efectivo.

Al final se encogió de hombros y bebió lamiendo el agua. Después lo volvió a dejar el vaso sobre la mesa.

—Podemos repartirnos las pociones y los viales—añadió. Era lo más útil de la lista, el resto se trataba básicamente de armas que por suerte no necesitaban puesto que ya tenían las suyas—. Pero sugiero que nada de antorchas. Fuego en un lugar como este no es buena idea.

—¡Creo que mi bravo y heroico salvador necesita un poco de ayuda! —dijo, apunto de atragantarse con el estofado de la risa—. Svetlana, ¿podrías traerle un cuenco o un plato hondo con agua? ¿Y un ovillo de lana? Le encantan los ovillos.

Iskal se rascó la cabeza.

—Algún día tienes que explicarme por qué siempre dices eso.

—Oh vamos —dijo Caerwyn, dibujando un beso en sus labios que hubiera sido mono de no ser por las horribles quemaduras de su piel—. No importa lo duro que parezcas ahora. Hubo un momento en tu vida en el que sólo fuiste un gatito lindo. Y a los gatitos les gustan los ovillos. 

Hizo memoria.

—Salvo Arañacitos. No había nada que le gustara más a Arañacitos que los tobillos de la gente.

-El carro. Necesitaremos que Oleg o alguien muevan el carro cuando empiece el combate para entorpecer la huida-dijo mas animada al ver que las cosas no parecían tan negras-Pero... necesitamos dejar a uno con vida, que pueda presenciar como el resto ha sido derrotado y vaya a contar al resto que no tienen nada que hacer aquí. Si ninguno vuelve enviaran más bandidos para averiguar lo que ha pasado.

Sonrío ante las bromas de Caerwyn e Iskal. Era bueno ver la camaradería que había entre ellos y que, el,sentido del humor estaba presente, aún ante nuestro primer reto.

Al hablar Khastal, me vuelvo para mirarla asintiendo 

Yo había pensado que Iskal se ocultase en una de las torres, entre la catapulta y su munición podemos apañar algo para que se esconda. Comento señalando la catapulta que está en una de las torres que protege la puerta. Además, así nos puede avisar cuando vea que se acercan.

El carro lo utilizaría para que otra de nosotros se escondiera, pero no lo moveria. Si lo ven en medio quizás puedan sospechar.

Las que faltan podrían estar en esa construcción señalo la que está  casi enfrente del portón de entrada. Al tener la puerta que se abre hacia afuera, podremos salir fácilmente y atacar a los desprevenidos bandidos.

Ahora miró directamente a Mara, no sé dónde prefieres estar, pues no se tus habilidades de combate. Podrías estar en la otra torre, al otro extremo de Iskal, o en la cabaña.

Y no, vuelvo a girarme hacia Khastal, no creo que debamos dejar a nadie con vida, es más, yo no daré cuartel a ninguno de esos rufianes. Primero porque me niego a que no reciban su castigo, y segundo porque no creo que debamos de mostrarles a lo que se pueden enfrentar. Si no vuelven, puede ser por otros motivos, no sólo porque les hayan atacado en esta Fortaleza.

Cuando soy consciente de que me están escuchando, continuó con el plan

Según ha dicho Oleg, el líder se queda en el caballo mientras el resto entran a por el botín. Cuando esto suceda, Iskal atacara a su líder desprevenido, siendo la señal para que salga la que este escondida en el carro y ataque también al líder, evitando que pueda huir, y las otros dos saldrán por las puertas y atacaran a los tres bandidos. La que este en el carro tendrá movilidad para ayudar en un frente o en otro, aunque el líder no debería de ocuparnos demasiado tiempo.

Mara, ¿donde prefieres estar para cuando empiece la lucha?

Mara se al ver que sus compañeros habían optado por otra estrategia miró hacia Shallana diciéndole. - Mis habilidades son con el arco son bastante buenas así que si ese es el plan que habéis trazado estaré en la torre para poder tener un buen blanco de nuestros enemigos. - Les responde con voz cordial mientras termina su plato, de buen humor tras haber disfrutado de un manjar como ese tras varios días alimentándose a base de raciones de viaje. 

Tras revisar el puesto con la ayuda de la familia Leveton elegisteis las mejores posiciones para efectuar la emboscada a los rufianes al día siguiente.

Stlevana os mostró vuestras camas en la casa de huéspedes y os dio mantas, ya que las noches aun eran frías...

Durmísteis cómodamente en esa cama, acostumbrados a dormir durante una semana en el suelo con vuestros sacos o en el carromato...

Aun estaba oscuro cuando Oleg golpeo la puerta de la casa y asomo la cabeza. -Sera mejor que os vayaís preparando... dentro de poco va a amanecer y no creo que tarden mucho en llegar...

Tras posicionaros os sentais a esperar en vuestros puestos a que todo empezara...

Es Mara la primera en escuchar los caballos y cuando echa una ojeada ve cuatro bandidos montados sobre caballos y que traen otros dos caballos tirando de las riendas.... Cuando llegan ante el fuerte, se frenan ante la puerta cerrada.

¡Abrid o empezaremos a lanzaros fuego hasta que mováis el culo!

Con un suspiro Oleg abre las puertas y cuando uno de los bandidos pasa a su lado le propina una patada en la cara haciendo que este caiga al suelo con la nariz sangrando. -¡JAJAJAJAJA! ¡Hemos venido a por el pago por protegerte idiota! Jajajajaja... El bandido mira alrededor lamiéndose los labios con lujuria en su mirada... -¿Donde esta tu mujer paleto?... Seguro que estaría encantada de sentir a un hombre de verdad... Jajajajaja... Puede que nos la llevemos al campamento para poder joderla a gusto.

Detras de esos tres primeros avanzaba un hombre encapuchado, el cual portaba un arco a su espalda... -Vosotros... silencio de una maldita vez... tomad las cosas y nos marchamos... Y nadie va a tocar a su esposa... El hombre baja de su caballo y levanta a Oleg del suelo... -Una persona que tiene algo valioso que proteger, se vuelve dócil cuando la vida de esa cosa preciada esta en juego... ¿Verdad Oleg?... ¿Verdad que vas a ser un buen chico...? Oleg baja la cabeza tapándose la nariz con la mano y asiente, mientras va con los bandidos para abrir la verja del almacén.

Una oleada de rabia invade el corazón de Mara mientras observa como aquellos bandidos se comportan, intimidando y amenazando a una buena familia. La joven barda está observándolo todo desde su torre, en silencio esperando al momento adecuado. 

Es como un águila que observa desde el cielo a su presa, el líder. Sin una cabeza probablemente fuesen presa fácil o huyesen despavoridos. Así que cuando encontró un momento hizo aparecer su arco entre un hueco de la muralla, y apuntó, respirando profundamente antes de disparar. Aquel hombre sería sepultado hoy en la historia y no se le recordaría, mas que como a un vulgar ladrón. 

La noche, a pesar de disfrutar de una cama donde dormir, había sido demasiado larga. Después de tantos años de entrenamiento, al amanecer, por fin, iba a poder probar mi pericia en el combate, y castigar a esos bandidos que se estaban aprovechando de unas buenas gentes. Era el momento de la verdad.

Cuando Oleg vino a avisarnos, ya estaba completamente vestida, afilando mi espada, totalmente concentrada. Quizás debiera haber estado rezando a algún dios, o a todos ellos, pero no, mi conciencia estaba limpia y plena mi determinación. Con un asentamiento de cabeza, me levante y me dirigí a la cuadra, tal y como,habíamos planeado el día anterior.

No hubo mucho tiempo de espera, pues parecía que esos bandidos habían cogido una costumbre. Sin duda querían pasar pronto para poder ir a cualquier otro lugar a sembrar el miedo y el pánico.

Con una breve oración, pido protección ante el mal que vamos a combatir y, en un instante, un tenue brillo me cubre el,cuerpo durante unos instantes, justo antes de desaparecer.

Tal y como habíamos convenido, cuando los bandidos se disponían a entrar a por su botín, miro a Khastal y, con un leve asentimiento de cabeza, tomo una bocanada de aire y, empujando la puerta hacia fuera con el hombro, salgo a enfrentarme con mi pasado.

Iskal esperó pacientemente a que aquella gente dejase de decir en voz alta todo lo que pensaba. Tampoco es que entendiese por qué lo hacían pero daba igual. No estaba lo que se dice contando la cosa más apasionante del mundo.

En ese momento sin embargo ocurrió un imprevisto francamente tonto: el codo le resbaló en la paja húmeda del tejado. La flecha se le disparó y se clavó en el edificio de en frente.

«¡Será posible!»

—¿Y no podemos quedarnos un ratito más en la cama? —remoloneó Caerwyn, dándose la vuelta—. Se está tan agustito... estoy tan calentita...

Lanzó un hondo suspiro al aire y se destapó antes de que Oleg empezara a gruñir.

—No, supongo que no —dijo, todavía adormilada, y añadió para animarse a si misma:—. Bueno, matar bandidos es divertido.

Caerwyn pasó el resto del tiempo tratando de no quedarse dormida en el carro. Se despertó de golpe cuando por fin llegaron los bandidos, dando voces y amenazando a Oleg. Tensa como la cuerda de un arco, esperó que los de sus compañeros restallaran en el aire.

Cuando lo hicieron se catapultó hacia fuera, miró alrededor y, vió que era el encapuchado a quien más a mano tenía.

—¡Sorpresa! —canturreó Caerwyn. 

La semielfa apenas había dormido ya que no paraba de dar vueltas a como saldría la emboscada. Unos bandidos no deberían ser un problema pero no conocía a sus nuevos compañeros y no sabría como responderían ante la violencia del combate. 

Para cuando escuchó sus gritos y sus bravatas Khastal ya estaba detrás de la puerta como había convenido con sus compañeras. Sonrió al escuchar a Caerwyn hablarles con ese tono tan tranquilo. La semielfa se colocó en posición y desenfundó su arma buscando a cualquiera de los bandidos para abalanzarse sobre él.

Los arcos de Mara e Iskal restallaron en el aire soltando sus flechas y provocando un grito de dolor, cuando la flecha de Mara se clavo en la espalda del bandido encapuchado...

Como una señal acordada, Caerwyn y Shallana salieron de sus escondites posicionándose una en la puerta del fuerte tras el líder de los bandidos y la otra junto a los otros tres bandidos.

Al quedarme frente a frente con uno de los bandidos, lanzó una mirada pétrea este es el final de vuestras fechorías, robos, asesinatos y violaciones. Hoy descansareis en el infierno.

Tras estas palabras, lanzo un tajo ascendente con la espada que abre casi en canal al primero de los bandidos. Mientras su sangre comienza a manchar el suelo de la fortaleza y sus ojos me miran incrédulos, doy un paso lateral, sabiendo que, antes o después, tiene que atacar Khastel.

Con un grito de dolor que se corta en seco con un gorgoteante gemido, el bandido se desploma en el suelo sobre un charco de sangre que se forma rápidamente debajo suyo...