Partida Rol por web

Mara observa como la flecha se clava en el costado del líder. Parece que ha conseguido generarle una herida que sangra profusamente. Volvió a tensar la cuerda de su arco y disparó a su objetivo con plena concentración mientras su arco se cubría por un momento de unos grabados luminosos que daban forma a símbolos en el momento del ataque. 

La flecha de Mara voló desde su arco, clavándose profundamente el la espalda del bandido a la altura del corazón, haciendo que este cayera de bruces al suelo, con los mástiles de ambas flechas asomando en su espalda...

Iskal se giró y se desplazó por el tejado sinuosamente como un gato al acecho. No le dedicó palabra alguna al nuevo objetivo elegido, simplemente disparó.

Viendo como tu objetivo había caído muerto por las flechas de Mara, te desplazas por el tejado seleccionando un nuevo objetivo.

Tensando tu arco, lanzas tu flecha contra el bandido de la puerta del almacén, al cual le impacta en el costado, haciendo que gritara de dolor.

Caerwyn giró sobre sus talones y, saltando por encima del cadáver del encapuchado, se dirigió hacia el otro extremo del patio.

—¡Oleg, ve a por un paño húmedo! ¡Vas a necesitarlo para limpiar la sangre de estos bandidos del suelo!

El bandido viendo a su jefe muerto y que estaban rodeados sin posibilidad de escape, dejo caer su arma al suelo y levanto las manos. 

-ahhh... po... por favor... piedad... nos... nos rendimos... no nos maten... Por favor...

El mismo que antes se reía de Oleg y quería violar a su mujer, ahora suplicaba piedad por su triste y miserable vida...

La mujer bajó el arma pero no la enfundó y comenzó a andar hacia los bandidos. Si alguno de ellos hacía un gesto violento le ensartaría con la espada.

-Vaya, esto ha sido más fácil de lo que pensaba-dijo mientras se acercaba a sus compañeros- y tu, perro, háblame de tus jefes y dinos cuantos sois si es que quieres tener una posibilidad de salir de ésta con vida.

Aprovechando que Khastel hablaba con uno de los bandidos, me acerqué al otro tranquilamente, con la sangre todavía goteando del anterior bandido, 

- Habla y quizás, solo quizás, sobrevivas. Si no, el final será el mismo que ha sufrido el resto y antes de que nadie pudiera decir o hacer nada, echo mis brazos hacia atrás para lanzar un golpe horizontal y seccionar la cabeza del bandido. 

Si mirar siguiera la cabeza que cae rodando a los pies de Oleg, me vuelvo nuevamente hacia el bandido con el que está Khastel, levantando la cabeza y respirando más tranquilamente. La rabia inicial parecía que había disminuido ligeramente, aunque todavía mantenía la mirada fija en el bandido que rogaba por su vida como un miserable.

El bandido mira aterrorizado como decapitas a su compañero. -Ahhhh.... no... no me matéis... diré todo lo que se... por favor... no quiero morir...

El bandido traga saliva temiendo por su miserable vida... -No... Nosotros tenemos u... un campamento en la linde del bosque cerca del río Espino... E... esta nuestra jefa Kressle y... y 8 compañeros más... Se que nuestro líder se hace llamar Lord Venado, pero nunca lo he visto ni he estado en la base... El hombre os mira suplicante... -Po... Por favor... he contado todo lo que se... No... no me matéis po... por favor... Lo... Lo de la mujer e... era solo una broma... po... por favor...

Oleg mira la cabeza a sus pies blanco como el papel y retrocede unos pasos alejándose de la cabeza... -Lo que vayáis ha hacer con él, hacedlo rápido, no quiero que mi mujer vea todo esto... 

Oleg mira a Caerwyn con cara extrañada por sus palabras... -Si me estas diciendo que me ponga a fregar el suelo lleno de tierra y polvo, prefiero echar mas tierra por encima o remover la zona para que la sangre no se note tanto y no huela... 

Khastal se acercó a aquel hombre sin inmutarse por la sangre de los otros.

-Vas a ir y a decirle al tal Lord Venado que ahora éste puesto está bajo nuestra protección y que se acabaron las extorsiones. Este puesto es la única forma que tiene de conseguir objetos y cosas de más allá del cinturón así que si quiere comerciar adelante-ofreció como alternativa pues era cierto y quizás pudieran encontrar unos aliados inesperados en ese grupo de bandidos- pero otro intento como este de cobrar por protección y será su final. ¿Lo he dejado claro?-dijo dándole un puntapie, sin fuerza, al tipo para que se apresurara en responder.

Mara de momento observa la escena desde lo alto,con su arco preparado y el oído puesto en lo que hablaban sus compañeras aunque la vista puesta en el patio y los alrededores. De momento prefería ser precavida y vigilar que no hubiera algún tipo de ataque sorpresa que pudiese ponerles en peligro.

—Sugiero no darnos a conocer a bombo y platillo—comentó Iskal acuclillado sobre el borde del tejado como si fuese una gárgola—. El efecto sorpresa de que no sepan que estamos aquí ni quienes somos sigue siendo una baza a favor que no deberíamos deshechar. Ellos son más. Y como veis, no se acobardan hasta que son menos.

Suponía que era cuestión de tiempo que el campamento se extrañase de la no-vuelta de sus miembros y enviase más gente a ver lo que había pasado. El indicarles con pelos y señales que había alguien esperándoles no ayudaba en nada. Tanto si decidían esperar allí a los rufianes como si pretendían ir al campamento a acabar del todo con ellos.

Y aun así parecía que no era lo único ¿ahora resultaba que aparte de ese campamento junto al río donde mandaba la tal Kressle pero luego había otra "base" más y un supuesto lider más por encima?

-Entiendo lo que dices Iskal. Pero esos bandidos no tienen otra manera de comerciar con el exterior y si queremos evitar mas derramamientos de sangre y que este puesto fronterizo prospere será mejor que les instemos a comerciar con nosotros-explicó la mercenaria dando a entender que, de funcionar, su plan les daba suficientes ventajas como para merecer la pena aunque era cierto que perderían el factor sorpresa.

La pelea había sido rápida y letal, como todas las peleas. Aunque Caerwyn casi hubiera deseado que los bandidos no se rindieran para tener la oportunidad de blandir su espada. Le daba la fastidiosa sensación de haberse levantado de la cama mullida y calentita para nada.

—Era una forma de decirte que te pusieras a cubierto, Oleg. No seas tan literal, hombre —rió Caerwyn mientras se acercaba al último bandido.

La mujer volvió a calarse la capucha, pues se había caído hacia atrás cuando salió corriendo del carro. 

—¿Comerciar con ellos? —repitió La Hermosa, extrañada—. ¿Ahora somos comerciantes? Porque si los somos y no me he enterado, no quiero ser del tipo de comerciante que acepta el oro proveniente del robo y el chantaje. 

Planto ambas manos en la empuñadura del espadón, a la altura de su cabeza.

—Lo que dice Iskal es muy cierto, de todos modos: si vuelven, no quiero que lo hagan sabiendo nuestro número y habilidades. Y si no vuelven... será porque están robando a otros —hizo un gesto en dirección al bandido—. Nos brinda su información a cambio de su vida, en ningún momento se ha arrepentido de dedicar su vida al bandidaje. Y el bandidaje es, precisamente, lo que los Señores de la Espada de Restov nos han enviado a combatir. Yo digo que ajusticiemos a estos criminales, ajusticiemos a Kressle y a ese Lord Ciervo o como quiera que se llame, donde quiera que esté.

Iskal negó suavemente con la cabeza cuando Khastal le respondió.

—Si entendieras lo que digo, no dirías eso.

Descendió del tejado mientras Caerwyn hablaba. Como no encontró nada que objetar a lo que propuso en aquel momento, fue a recuperar las flechas que había usado.

Agarrando la capa del bandido, limpio la espada antes de enfundarla y girarme hacia el resto

Yo estoy con Caerwyn. Creo que no es buena idea dejarle marchar.

En primer lugar porque estamos dejando sin castigo todas las fechorías que ha realizado ¿y qué pasa entonces con aquellos que han sufrido en sus manos? ¿Acaso eso es justicia? Estamos aquí en nombre de los señores de la espada, que nos han enviado para acabar precisamente con esto.

En segundo lugar, todas estas gentes que han sufrido sus acosos, robos, insultos y agresiones, verán cómo se va, simplemente con una regañina, como si de un zagal se tratara.

Mientras hablo, voy dando pequeños pasos y señalando a Oleg, a su mujer y a los otros que empezaban a arremolinarse a nuestro alrededor y por último, tampoco me parece una buena idea el dejar que vaya a contar lo que sabe a sus amigos. No sabemos si querrán vengarse, o no, y aunque cuando vengan ya estaremos todos, comento ante la posibilidad de que, finalmente le dejáramos marchar, que al menos pensaran que venían refuerzos al puesto fronterizo, es más difícil enfrentarse a los desconocido.

Ahora bien, lo más justo me parecería que, toda este gente le juzgara en un tribunal popular y fueran ellos quienes decidieran lo que hacer con esta escoria.

Osea que no somos del tipo de comerciante que comercia con oro manchado de sangre pero si el tipo de comerciante que ejecuta bandidos en los puestos de comercio-pensó Khastal con una sonrisa. 

-Vale, no tengo problema con lo que hagáis con este tipo-les respondió encogiéndose de hombros pues poco le importaba aquel diablo- solo buscaba una forma menos violenta de hacer nuestro trabajo. En ese caso matadlo ya, de poco vale seguir torturándolo.

A pesar de la cara y comentarios de Khastal, era algo imposible de olvidar y, mucho menos, pasar por alto. Por mi mente no podía ni acercarse algo parecido a una idea de empezar a comerciar con esos bandidos, pues mi brazo, mi mente y el cuerpo entero pedía justicia, y los señores de la espada nos habían proporcionada la capacidad de ser juez, jurado y verdugo.

De esta forma, ante la insistencia de Oleg de acabar con esto, junto con la aceptación por parte de Khastal, me giro hacia Caerwyn

- Ejecuta la sentencia y que se reúna con sus amigos. Yo acabo de limpiar mi espada comento girándome hacia Oleg Veremos si tienen algo interesante y quizás podamos empezar a hacer negocios. A ti te interesa tener mercancía nueva y a nosotros tener dinero para sufragar la expedición o cambiarla por otras cosas que puedas conseguir ¿no?

Registrad a su líder mientras nosotros registramos a estos, digo a Mara e Iskal que están más cerca y señalando a su líder caído.

Oleg se acerca al cautivo mirándolo a los ojos y echándose hacia atrás le propina una patada en la cara tirándolo al suelo, partiéndole la nariz y haciendo que se le saltaran varios dientes... -Esto es por amenazar a mi esposa hijo de puta... 

Oleg os miro limpiándose la sangre que aun le corría por su nariz... -Si que queréis un juicio popular, tanto mi mujer como yo tenemos bien clara nuestra decisión... El castigo por el bandidaje es la muerte... Oleg metió la mano bajo su camisa y os mostró un pequeño colgante de plata con el símbolo de Sarenrae. -Soy el primero que cree en la redención y en las segundas oportunidades... Y si este bastardo hubiese mostrado el mas mínimo signo de vergüenza y arrepentimiento, no dudaría en darle una oportunidad,  poro no he visto arrepentimiento en sus actos en ningún momento... solo intentaba salvar su miserable vida... Volviendo a guardar el colgante os mira. -Ustedes son los jueces... así que por mi parte pueden ejecutar la condena... Luego colgaremos los cuerpos en la muralla sur... Servirá como aviso a sus compañeros que Puesto Oleg ya no va a tolerar nunca mas la extorsión de esos bastardos...