Partida Rol por web

Al ver a las tremendas criaturas que habían aparecido ante nosotros, abro y cierro las manos sobre la empuñadura de la espada, pasándome la lengua por los labios para humedecerlos, tensa ante la posibilidad de que eso nos atacara.

Pasados los primeros instantes, y al oir a Caerwyn, me doy cuenta que, efectivamente, el enorme cornudo está tan a la expectativa como lo estamos nosotras, por lo que, imitando a Caer, bajo la espada lentamente, pero todavía en tensión por si decidiera atacarnos.

- Hermosos son, si, y espero que no decida que somo una amenaza. Como bien dices esas cornamenta es hermosa, pero también parece bastante peligrosa comento sin apartar la vista de las criaturas. No se si dará buena o mala suerte, pero si se van, quizás sea más lo primero

Iskal había oído bramidos similares con anterioridad, debía de tratarse de alguna clase de alce aunque con la peculiaridad de que el sonido resultaba bastante mas grave de lo normal... como si lo produjese una criatura mucho mas grande. Y eso lo hacía mantenerse alerta.

Los alces fluviales eran la sub-especie mas grande de los alces, pero esto seguía sonando distinto, no era un alce fluvial, ¡era más grande aún!

Mientras pensaba en esto, la respuesta se corroboró por sí sola: el alce más grande que había visto en su vida aparecía delante de ellos. Se sintió ligeramente aliviado tanto por no ir desencaminado como porque la cruatura encontrada no se tratase de un depredador; si tenían que ser enormes, los prefería hervíboros.

—Probablemente nos hayamos colado en su área de pasto—dijo bajando un poco el arco—. Mientras no le supongamos una amenaza, no debería hacer nada. Y coincido con Caerwyn en que lo de no suponerle una amenaza es una gran idea: Dejémoslos tranquilos, rodeemos un poco esto y sigamos explorando.

Mara observó aquella hermosa bestia aparecer en el horizonte y no tenía palabras para describir su hermosura. Jamás había visto nada igual, le parecía un ser hermoso, y de momento, solo preocupado por su presencia. Al fin y al cabo eran intrusos de aquellas tierras. Escuchó las palabras de sus compañeros y asintió. Tras eso bajó su arco y se lo guardó en la espalda. 

- Tienes razón, Caerwyn, son muy hermosos, y de momento no parece agresivo así que será mejor que sigamos nuestro camino. Procurando no llamar su atención. - Se subió de nuevo a la grupa de su caballo. - No pasará nada por tomar un leve rodeo. - dijo mientras pensaba que en su canto sobre aquella historia tendría que incluir esa anecdota, dado que da buena suerte.

El enorme alce os observaba con atención con un brillo de inteligencia en sus ojos... Conforme bajabais las armas y continuabais vuestro camino, el alce alzo la cabeza dando un bramido, tras el cual se dio la vuelta y marcho seguido de la hembra y su cría...

Tras ese pequeño incidente sin consecuencias mas peligrosas que el encuentro, continuasteis la exploración de la zona sin mayores situaciones dignas de mención... Pequeños animalillos del bosque que se escondían ante vuestra presencia y un cartel caído que marcaba la dirección de ese camino...

Habíais explorado esta zona designada y estaba llegando el anochecer y el cansancio empezaba ha hacer mella en vosotros. 

Tras el encuentro con el alce, el día transcurrió bastante tranquilo, entre chanzas, historias y bromas. La verdad es que había tenido mucha suerte al conocer a este grupo y, A pesar del poco tiempo que había transcurrido, me sentía en sintonía con su espíritu y sus principios, lo que me animaba el corazón. 

La jornada se hizo bastante amena e interesante, aunque cuando comenzó a anochecer mi cuerpo pedía a gritos un descanso Creo que por hoy podemos dejarlo, no creo que mi dolorido trasero aguante una milla más subida a ese caballo.

Si os parece, podríamos hacer una hoguera y dormir al raso para mañana aprovechar la jornada. Así podremos charlar al calor del fuego y comiendo unas raciones que, muy amablemente, nos han proporcionado esos bandidos digo sonriendo ante el recuerdo de mi primer combate serio en el que ajusticiamos a esos canallas.

Caerwyn lanzó un suspiro de alivio cuando Shallana'ha propuso acampar. Cuando había aprendido a montar, años atrás, se había imaginado que pasearía a caballo con su apuesto príncipe, y que comerían dulces en un claro en una fragante tarde de primavera. En absoluto se había imaginado el Diamante de Brevoy que acabaría cabalgando durante una jornada hasta que sintiera calambres en los muslos y la lumbar.

—Creí que nadie lo diría nunca —dijo bajándose del caballo de un salto, y estirando las piernas. Soltó una risita antes de añadir:—. ¿Ahora es cuanto contamos historias de miedo y hacemos guerras de almohadas? Porque llevo todo el día aguardando ese momento.

Iskal había preferido recolocar en su sitio el cartel, una pequeña tarea menos que hacer en la inmensa empresa de explorar aquella vasta tierra desconocida.

Tomó nota de las criaturas que se iban encontrando por el camino, la presencia de presas pequeñas o grandes muchas veces ayudaba a pensar en qué tipo de predadores tendrían. O igual es que simplemente se entretenía descubriendo qué clase de animales pululaban por allí.

Estaba acostumbrado a viajar por la espesura por sus propios medios, montar en un caballo se le hacía muy raro pero ir a pie sólo ralentizaría al grupo y no quería eso. Se sentía enorme y fuera de sitio encima del animal que por otra parte debía de sentirse la mar de irónico dejando montar un felino grande sobre su lomo. Suponiendo que los caballos supiesen lo que era la ironía.

—¿Ya no haces porras para ver si nos atacan en medio de la noche o no?—parpadeó anecdóticamente cuando escuchó a Caerwyn decir aquello—. Antes te encantaba. Decías que era un clásico.

-Este parece un buen sitio-dijo la semielfa bajando de su caballo de un salto- y a menos que esos animales estén en época de celo y quieran proteger su territorio, cosa que no creo, dudo mucho que tengamos problemas para dormir. Aún así propongo que nos turnemos para hacer guardias-propuso- nunca es mala idea cuando se viaja por tierras extrañas.

La elfa no parecía preocuparle aquella situación pero la precaución era lo que la había mantenido con vida todos esos años y, como decía Iskal, en aquella época que les había tocado vivir era muy común que a alguien le asaltasen por la noche.

Una vez reunidas alrededor del fuego, comienzo a comer una de las raciones que tenemos

- ¿Y qué es eso de la porra? eso me parece gracioso, y mucho más la guerra de almohadas, porque eso querría decir que teníamos de eso comento sonriendo ante la idea de luchar con almohadas.

Mientras mis pensamientos vuelan a algún lugar donde se pudiera hacer esa actividad, escucho las palabras de Khastal si, sería más que conveniente digo rascándome la cabeza lo suyo es que hiciéramos guardias de........¿dos horas? así dormiríamos 8 horas y estaríamos frescas y recuperadas

—¿No te ibas a ocupar tú de las almohadas, Shalla? —Caerwyn hizo un mohín, que hubiera quedado mono si su labio no estuviera medio derretido—. Pensaba que haríamos algo de chicas, ahora que somos mayoría.

Señaló a Iskal con la cabeza.

—Cuando viajaba con mi anterior grupo, hacer apuestas sobre los tópicos de la profesión era la único divertido. Eso y ver a Mow dislocarse el hombro sin desmayarse.

Poco a poco el cielo se fue oscureciendo dando paso a la noche... Las guardias fueron establecidas entre el grupo, y cada una fueron despertándose cuando llegaba su turno para vigilar.

Por suerte, ya fuera por la hoguera o porque la zona era tranquila, no tuvisteis mayor problema de ataques nocturnos y fue una noche tranquila.

La mañana siguiente llego, y con las primeras luces del alba el grupo se puso en marcha de nuevo, tras un pequeño desayuno a base de raciones.

Os encaminasteis hacia la nueva zona a explorar y con total calma avanzasteis montadas en vuestros caballos, hasta que llegado un punto, siendo ya altas horas de la mañana y estando el sol bastante alto en el cielo, un grito de auxilio que provenía de una zona algo mas adelantada os alerto, pero no veíais lo que pasaba, ya que los gritos parecían venir de una zona oculta tras una pequeña colina. 

Caerwyn refrenó su montura.

—Ese grito puede ser verdad... o una engañifa para incautos. Pero me siento un poco incauta hoy —dijo La Hermosa, esbozando una sonrisa—. ¿Caemos?

Al oír ese grito de auxilio, un escalofrío recorre todo mi cuerpo cuando mi menta vuelve al pasado, a una niña que era obligada precisamente a eso mismo, a hacer caer a incautos de buen corazón en las trampas de los bandidos.

Tras unos segundos, parpadeo mirando a Caerwyn Muy posiblemente sea una trampa. Es un truco que usaban los bandidos para atrapar caravanas y asaltar a gente de buen corazón. Si son bandidos, hoy será su último día.

Aunque, me quedo un poco pensativa, mientras miro el horizonte, quizás deberíamos de abrirnos en abanico, o intentar echar un vistazo antes de adentrarnos a lo loco.

Tírame saber arcano con el +3

Con la sospecha de la posible emboscada, recuerdas que durante tu instrucción te mostraron diversas criaturas que se aprovechaban de las mas diversas técnicas para cazar a sus presas. Una de ellas el Huargo, la viviste en persona, ya que los instructores del templo habiendo recibido el aviso de una manada de huargos cerca de vuestra zona, aprovecharon para de manera segura para todos, enseñaros en la realidad y no en los libros lo que eran los monstruos.

Respecto al Huargo descubriste que son criaturas extraplanarias que a pesar de tener el aspecto de enormes lobos negros, saben hablar el común, el cual utilizan para atraer a sus victimas hacia emboscadas.

Mientras cabalgamos al lugar del sonido, una idea se pasa por mi cabeza, deteniendo el caballo y levantando el brazo para que se detuviera el resto

No se trata de una emboscada de bandidos. Se trata de un huargo, como un lobo negro pero mucho más grande y peligroso.  Son criaturas extraplanarias capaces de hablar el común, que utilizan para atraer a sus víctimas.

- Pero ésta se ha confundido de presa. comento con un brillo en los ojos, sin dejar de mirar la espesura desde donde salen los gritos de auxilio.

- Vayamos a por él, da igual bandidos o monstruos, debemos de limpiar los caminos de cualquier hombre o bestia que impida prosperar las rutas comerciales.

- Iskal, Mara, preparad vuestros arcos, el resto, sacad las armas y bajemos de las monturas. según lo digo, desmonto y desenvaino la espada, comenzando nuevamente a caminar hacia el huargo.

Khastal estuvo a punto de replicar la actitud de Shallana'ha pero no dijo nada. No le gustaba aquello de que uno de ellos dictase lo que debía hacer pero en lugar de quejarse bajo del caballo, y lo ató a un árbol cercano para que no se fuera.

-Si de verdad es un Huargo puede ser peligroso. Dejad que Caerwyn y yo vayamos delante y los demás tratad de rodearlo-dijo desenfundando su arma y afianzando el escudo en su brazo- ¿Me pregunto que habrá venido a hacer un extraplanario por aquí?-se preguntó en voz alta.