Partida Rol por web

La mayoría de vosotros veis una cueva con unas bellas vetas doradas que cubren la pared, sin embargo tanto Mara como Malak reconocen que esas vetas es oro en estado puro.

Malak aun va mas allá de eso, pues sabe que por el aspecto de la cueva y de esa veta de oro, es casi seguro que este sea un yacimiento de oro bastante prospero... Con el material y el equipamiento adecuado, se podría montar una mina de oro bastante productiva...

-Fiuuuuu silbó Mara cuando Mal'ak les enseñó la veta de oro en la pared. ¡Bien visto! Creo que debemos marcar este lugar en nuestro mapa. Será una buena fuente de ingresos para nuestro futuro reino sonrió mientras le guiñaba un ojo a sus compañeros. A veces la exploración de terrenos salvajes deparaba sorpresas agradables como aquella.

Se quedó mirando, intentando ver si había algún detalle más en la cueva digno de mención. También lanzó luz sobre su estoque nuevo para examinar el lugar a fondo. ¿Deberíamos dejar alguna señal de que hemos sido los primeros en descubrir este lugar? Para que quede claro que tenemos los derechos de explotación de este yacimiento continuó, sin dirigirse a nadie en particular.

Al oir a Malak, abro mucho los ojos, mirándole a él y nuevamente a la mina, asintiendo a las palabras de Mara. No soy capaz de articular palabra ante semejante descubrimiento.

Si somos capaces de mantener la mina oculta, y traer mineros para su explotación, como ha dicho Mara, podríamos ser un reino bastante rico, con las cosas buenas y malas que eso conlleva. Pero qué coño, mejor tener dinero que no tenerlo.

También habría que construir algún tipo de construcción para que vivieran los mineros, pues la distancia era demasiada para ir y venir. Las ideas se agolpaban en la cabeza haciendo que empezara a soñar nuevamente.

Deberíamos de ocultar la grieta para que nadie más la pueda descubrir. En cuanto a señalizarla, me encojo de hombros, no tengo ni idea de cómo se procede ante esta situación. Está claro que, de momento, nadie la encontrado, y su dueño será el que sea dueño de estas tierras alzo las cejas dejando claro que, si queremos explotar la mina, deberíamos de aceptar la oferta de los señores de la espada.

Lo mejor será esconderlo, y seguir con nuestros planes hasta que podamos pensar en explotarla como dios manda.

- Parece se nos están mandando señales para que nos quedemos por aquí una larga temporada, comenta mientras se acerca para observar la veta. No entiendo de derechos ni de extracción de minerales pero tenéis razón en que deberíamos intentar ocultar el reflejo, igual que lo vimos nosotros lo puede ver cualquiera.

Resopló. En cuanto había abierto la boca, se había dado cuenta del error que cometía. Aquella veta de oro, por mucho que a él también le gustara la idea de poder hacerse rico, era como dar alas a aquellos cuatro para que siguieran con toda la tontería del reino. ¡Hasta incluso le estaban pegando a él ideas absurdas! Volvió a hinchar los carrillos para soltar el aire de manera que diera a entender lo mucho que aquello le daba igual y le parecía una tontería, y se dio la vuelta, mirando al horizonte con mala cara.

—¿Y aquí quien coño creéis que va a descubrir esto? En esta mierda de páramo solo hay animales, salvajes y bandidos. —Chascó la lengua—. Y de todos esos, los únicos que pueden querer hacer algo con esta mina resulta que van a morir en poco, así que no creo que haga falta que lo escondamos mucho. Cuando regresemos al puesto podemos mandar a algunos soldados aquí y decir a Oleg que consiga a unos buenos prospectores y mineros, con eso valdrá.

-Estoy con Malak, para variar. Ocultemoslo pero no perdamos mucho tiempo. Los bandidos poco van a poder hacer con ello y las bestias salvajes no creo que se interesen-la semielfa miró de nuevo la veta- no pensé que nos haríamos ricos aquí-se giró hacia la Helena- lo mismo con lo que gane puedo pedir que nos construyan una cabaña... no estaría mal tener una cama lejos de miradas indiscretas-dijo con malicia pero sin esconder una sonrisa.

Tras decidir que con arreglar los arbustos para que taparan levemente la entrada, bastaría para dejar esa cueva en el anonimato, el grupo volvió a montar en sus caballos y siguieron su camino.

Cabalgando entre las colinas de las Tierras de los Kames, llegasteis de nuevo al cauce del río Espino, el cual había formado por la erosión un barranco entre las colinas de una profundidad de 6 metros... Viendo que por esa zona no había por donde pasar, seguisteis el borde del río hacia el antiguo campamento bandido, donde recordabais que había un vado que permitía cruzar el río. 

Sin embargo conforme avanzabais por el camino, os encontrasteis con un viejo puente  de madera que salvaba el barranco, si bien parecía bastante viejo y abandonado, tenía aspecto de poder pasar con cuidado de uno en uno, aunque quizás los caballos lo tendrían un poco mas difícil...

Mara examinó con cuidado el puente. No había dedicado demasiado tiempo a familiarizarse con aquello relacionado con las construcciones y estructuras, pero su vida errante le hacía saber un poco de todo.

-Dadme un minuto murmuró mientras descabalgaba

Se acercó y agachó cerca de las primeras tablas, intentando determinar el estado de los tablones, los travesaños principales y el grado de óxido de los clavos...

Aunque todos parecían dubitativos y Mara incluso parecía tener alguna esperanza, él, aquello, directamente no le gustaba nada. Si el acantilado de por si no tenía muy buen aspecto, el destartalado puente de vieja madera que había sobre él, lo tenía peor. Tenía bastante aprecio a la vida, así que por una vez, simplemente se quedó callado. La perspectiva de tener que dar una gran vuelta para vadear el río no parecía tan mala.

Con cuidado Mara se acerco para ver el estado del puente, y a pesar de que los materiales usados para el puente eran de una calidad muy buena y estaba bien construido, las inclemencias del tiempo y la falta de mantenimiento había pasado factura al estado del puente, y ahora mismo si bien se mantenía en pie, solo era capaz de soportar el peso de una persona de tamaño humanoide... avanzar dos personas a la ve, o incluso uno de vuestros caballos, habría bastantes probabilidades de que acabaran en el río

Khastal permanecía charlando con Helena mientras Mara inspeccionaba el puente. Al verla volver se dirigió al resto.

-Bueno, ¿quien va primero?-les preguntó. Desde luego no parecía muy fiable y no parecía que los caballos pudieran pasar por ahi sin que se fuera abajo pero tampoco tenían otra opción. 

Mmm. Tras la explicación de Mara, que no auguraba nada bueno para sus planes, su idea de dar una vuelta se reforzó. De repente, el escozor en los muslos y el dolor del trasero habían dejado de importarte.

—No sé yo si es buena idea. —Su voz sonó más aguda de lo que esperaba al responder a Khastal, así que se estiró y carraspeó, recomponiéndose antes de seguir hablando—. Si dejamos aquí los caballos, puede que acabemos tardando más caminando que por dar un rodeo. Y además, puede que nos quedemos sin ellos. —Palmeó el cuello de su montura—. Parece que no, pero le he cogido algo de cariño.

Para nosotros es suficiente con que alguien atraviese al otro lado y atemos una o dos cuerdas a sendos árboles para poder pasar agarrados a ellas. Pero un mal paso podría hacernos perder los caballos. El puente no aguantará su peso.

Me pregunto si habría algo con lo que reforzar el puente en los alrededores comentó pensativa. De lo contrario habría que dar la vuelta y buscar ese vado, aunque perdamos más tiempo.

El puente no era seguro y dejar allí a Brisa sin tiempo definido ni un objetivo claro no le hacía gracia.

- Yo prefiero dar la vuelta, aunque tardemos un día, llevamos semanas dando vueltas e intentar ahorrar un día a riesgo de perder las monturas no me parece buena idea.

-Si, será lo mejor-respondió acariciando la crin de su caballo- yo también le he cogido cariño a Asfhar. Demos una vuelta, pero cuando volvamos al puesto de Olge debemos enviar a un carpintero con escolta para que refuerce el puente-comentó Khastal.

¿Han puesto nombre a sus caballos? Miró a su yegua directamente a los ojos, enarcando una ceja inquisitorial, y se quedó pensativo. ¿Sardi...? No, ese ya me suena de algo. Nahar. Tampoco. Ese es de algún libro, de algún estúpido elfo. ¿Arroch? No. Arod. Si, ese me gusta. Voy a seguir llamándote bestia y cosas así, pero tendré que fingir que me importas. ¿Te gusta? Me da igual. Ese valdrá, ale.

—Me parece bien. —Palmeó el cuello del animal de nuevo, llevándose a cambio un resoplido que ignoró—. Y a Arod también. ¿Seguimos? Prefiero alejarme cuanto antes, no vaya a pasar algo que nos haga cruzarlo.