Partida Rol por web

Kult:Oakwood Heights

Escena 4: Isla de Zug

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26/05/2023, 21:56
Director

El resto, os sumáis al descenso por la escalera hacia la sala de máquinas, el cuál ,había sido parcialmente explorado por Jenner.

Las linternas de los teléfonos se antojan más necesarias ahí, tras bajar algunos húmedos y oxidados peldaños, girando un recoveco de la escalera, una pesada puerta de acero se presenta ante el grupo, con una manivela circular, como las de los submarinos.

Los ruidos ambientales son varios, reunidos ante la puerta, antes de abrirla, juraríais ,por un momento, que habéis podido oir llantos y sollozos de un niño, leves, atenuados, que provienen de más allá de esa pesada puerta. Se oyen por unos segundos, y luego cesan.  Alguno de vosotros puede reconocer esos llantos.

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26/05/2023, 23:34
Felicia Jenner

No bien hubo puesto un pie en el puente Preston había dado vuelta la cara de Mills de una bofetada. Sin embargo Felicia no podía entender que es lo que estaba pasando ahí, Katz abrazaba a Dehambre desde atrás. Había visto parte de lo que pasaba, algo había dicho Mils que había alterado a su psicóloga, algo de querer bajar a solas con ella a la sala de máquinas. ¿Es que alguien siquiera lo había considerado? Se pasó la mano por la cara, frustrada, al mismo tiempo que Caitlyn caminaba al lado suyo y le daba aquel curioso apretón en el.hombro. 

—¿Saben qué? Olvídenlo, no quiero saberlo. Solo quiero que terminemos luego con toda esta mierda. Dehamre, maldita sea, ¡espera al grupo!

Jenner bajo tras ella hasta alcanzarla. Lo bueno que tenía que el resto hiciera tal escándalo la obligaba a distraerse de aquel sentimiento que le decía que huyera de ahí y no volviese jamas. Llegó abajo y movió con cierta brusquedad a Caitlyn para atrás, una mierda que iba a dejarla entrar primero. 

—Espera a que estemos todos. Hagamos esto corto... Cuando bajamos con Clark la puerta estaba abierta y, como ya dije, Mills nos esperaba armado y a los tiros. Clark siguió por la derecha y yo fui por la izquierda. Una bala loca impacto a mi compañero y... —hizo una pequeña pero significativa pausa en el apurado relato, apuntó con el foco a una esquina—, cayó víctima de una herida mortal, en ese rincón. Mills también fue herido. Cuando entré estaba el reo en estos catatónico,  Aidan maniatado y la madre del niño estaba....

La visión volvió tan clara como la primera vez que había descendido las escaleras. 

—Ella estaba... — muerta, dilo Jenner, muerta, desmembrada y abierta, en canal, sus entrañas decorando el suelo, semi-hundida en un légamo de podredumbre y sangre, muerta, dilo Jenner... 

Felicia se pasó la mano por la cara otra vez y negó, no continuó. Hizo una señal pidiendo pausa con una mano mientras con la otra sacaba su petaca del bolsillo y tomó un último e infructuoso trago sin pudor está vez... Infructuoso porque ya no quedaba nada, más que unas gotas. El último que había tomado había olvidado avisarle que se había agotado su contenido. 

—Sigamos adentro, no puedo, aquí no.... Aidan, como en la casa, abre la puerta mientras yo te cubro. Katz, Dehamre si pueden iluminar mientras, lo agradecería... Esperen un momento  — ¿llantos? ¿Había escuchado llantos? y, por la expresión que ponían los demás, parecía que ellos también los habían oído. Eran los mismo llantos que había oído aquella noche. Pero no podía ser, el niño no podría haber sobrevivido todo este tiempo. ¿No sonaban todos los niños igual? Si Mills tenía un cómplice, ¿no podía tener a alguien más adentro?

—¡Aidan, abre ya! —dijo mientras dejaba el foco apuntando solo, colgando de su correa, y sacaba su arma.

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27/05/2023, 10:18
Aidan Kostroff

Aidan bajó por las escaleras a la cola del grupo. Apenas recordaba nada de lo que le rodeaba. Cuando lo rescataron meses atrás estaba semiinconsciente y todo el viaje hasta el hospital lo recordaba como un sueño fragmentado. O más ben como la resaca de una pesadilla. Una pesadilla que volvió a revivir noche tras noche durante semanas. El tiempo y la terapia habían desdibujado el dolor y el miedo de aquella noche, pero el moho de los mamparos, los crujidos del esqueleto oxidado del buque y ese hedor a aceite y agua estancada, estaban reabriendo la herida.

Al llegar al pie de las escaleras, la puerta de la sala de máquinas les recibió como un Cerbero de metal que guarda las puertas del Inframundo. Su vida había descarrilado tras esa vieja puerta. No en la casa de los Bedford, donde había sido asaltado por un sospechoso, como podría ocurrirle a cualquier policía en cualquiera de sus intervenciones, sino en esa sala de máquinas donde el infierno se desató ante sus asustados y atónitos ojos.

Felicia explicó como su compañero —Clark, su nombre era Clark y ella bajaron hasta allí y fueron recibidos a balazos por Mills. Clark murió allí mismo, en un rincón, tiroteado como un perro con el arma reglamentaria de Aidan. Kostroff sintió la culpa golpearle en medio del pecho como un martillazo. Felicia nunca le perdonaría. Él mismo nunca podría perdonárselo.

Pero algo en la cabeza de Aidan hizo clic.

Su padre había sido policía antes que él. Y su abuelo, antes que su padre. El linaje Kostroff llevaba más de medio siglo sirviendo a la ciudad de Detroit como agentes de la ley. Aidan había mamado trabajo policial desde la cuna. Y algo no encajaba.

—¡Aidan, abre ya! —dijo Felicia mientras dejaba el foco apuntando solo hacia la puerta, colgando de su correa, y sacaba su arma.

Aidan la miró sin pestañear, sin moverse ni un ápice.

—Espera... Esto no cuadra... —murmuró frunciendo el ceño—. Clark Glober murió en ese rincón, dices. Y Mills disparó desde esta puerta, ¿no? —dijo señalando la oxidada escotilla con un vago ademán—. Según tu informe, Clark y tú intentasteis rodear al sospechoso para abatirlo cada uno desde un lado. Es una maniobra rutinaria de flanqueo. El abecé de las técnicas de asalto a una posición atrincherada. Pero... aquí no hay nada que se pueda rodear, detective —dijo abriendo los brazos y girando sobre si mismo mientras contemplaba el estrecho y desnudo descansillo a los pies de la escalera—. Tu declaración no concuerda con la escena del crimen. No hay nada donde esconderse. Nada tras lo que parapetarse. Nada que se pueda rodear... —sentenció finalmente, al terminar su teatral giro y quedar frente a frente con la detective Jenner.

Su mano se cerró con fuerza sobre la porra que empuñaba. Dio un paso hacia la detective hasta que sus rostros casi se tocaron.

—Llevo tres meses de terapia, suspendido del servicio, porque mi arma se usó en un tiroteo y acabó con la vida de un compañero de la comisaría. Tres meses de culpa. ¡Tres meses de odio hacia mí mismo! ¡Y ahora parece que todo lo que contaste no es nada más que un montón de mierda! —La saliva salía disparada de la boca furiosa de Aidan, salpicando las mejillas de Felicia—. ¡Me culpan por la muerte de Clark! ¡Por haber entrado en esa casa sin esperar a los refuerzos y permitir que Mills me arrebatara el arma! ¿¡Pero que hay de ti!? ¿¡Quién ordenó bajar por una escalera y enfrentarse a un sospechoso armado sin cobertura!? Tú te cubres la espalda con una declaración falsa y dejas que el agente de a pie Aidan Kostroff cargue con toda la culpa! ¡Y otro caso resuelto para la detective Felicia Jenner! ¿¡Qué pasó aquí realmente!? ¿¡Cuánto habías bebido esa noche, detective!? ¿¡Te acuerdas de algo o ibas tan borracha que dejaste vendido a tu compañero e inventaste el resto para salvarte el culo!? ¿¡Viste siquiera a Mills disparar!? Tal vez encontraras tú mi arma tirada y se te escapara un disparo sin querer, borracha como una cuba... —sentenció finalmente, con una voz áspera y sibilante por la rabia Eres una puta vergüenza para el cuerpo y no voy a cargar con tu mierda ni un segundo más...

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27/05/2023, 17:22
Caitlyn Dehamre

Aidan estaba sacando toda su rabia contenida durante meses. Todo aquello por lo que se había sentido culpable, ahora explotaba dentro de él ante la posibilidad de que Jenner hiciera algo a su manera.

Cait recordó las palabras que el teniente les había expresado en de camino a la casa. Era una gran detective, pero sus métodos parecían poco ortodoxos aunque les reportaban criminales entre rejas y por eso lo pasaban por alto. También mencionó el asunto de la bebida. La doctora había tenido casos de alcoholismo y sabía lo que difícil que era frenar esa necesidad que te desgarra por dentro, como un lobo tratando de salir por el vientre para atrapar a su presa.

No era descabellado, con toda esa información, pensar que Jenner mintió o decoró su informe para esconder alguna actuación a la que sin duda, los altos mandos estaban acostumbrados y dejaban pasar. Pero en este caso había muerto una persona con la pistola de otro agente, era demasiado turbio como mantenerse al margen.

Mientras Aidan gritaba, Cait retrocedió unos pasos hasta chocar con la cadena de Frank. Se asustó por el ruido y se volvió para encontrarse a un hombre mirándola fijamente, sin miedo en su expresión, como si su plan estuviera saliendo como lo había previsto.

Aidan, ahora no sirve de nada saber qué hizo Felicia, aunque a mí también me gustaría la verdad, ¿pero quién de nosotros no ha cometido un terrible error? —En realidad no pensaba que ella lo hubiera hecho, tenía clara su implicación en el caso y por qué estaba allí pero quería atravesar aquella puerta que les separaba de la auténtica realidad. Diría y haría cualquier cosa para conseguirlo sin alargar la espera.

Entonces el llanto de un niño llegó del otro lado y desapareció como el humo. La doctora se giró nuevamente para ver qué contenía la mirada de Mills. Para ella era un océano, lleno de seres inmensos, tan asombrosos como las ballenas y peligrosos como los tiburones, pero no podía dejar de bañarse en ellos.

Frank, pase lo que pase, si es que aún estás ahí, hice todo lo que pude, no solo por mí, también por ti.

Adelantó unos pasos para colocarse junto a Katz y sin parar de andar, le agarró de la mano con fuerza. 

Abramos esa puerta, señor fiscal, no hay ningún Mills esperándonos al otro lado, pero puede que haya un niño dentro, no perdamos tiempo —le sonrió, con esfuerzo, pues sentía escalofríos y su cuerpo temblaba a ráfagas, mezcla del frío y el sonido de aquel llanto.

Abriría ella misma si nadie pensaba hacerlo, pero tenía que entrar como fuera. 

—Si alguien quiere arrepentirse de sus pecados, este es el momento de santiguarse —dijo irónicamente, pero ella tocó la foto de Sarah que llevaba en el bolso para sentirse con fuerza y segura de quién era.

Tiró de Katz para que la siguiera. Tal ve podrían llegar a la puerta antes de que les pararan los pies. No parecía un mecanismo complejo y ambos policías estaban a los lados. Abrir sería lo más sencillo, pensó Caitlyn, regresar de vuelta estaba segura de que no iba a resultar una opción para ellos.

 

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27/05/2023, 19:02
Felicia Jenner

Jenner esperó que Aidan girará la manivela y abriese la compuerta para avanzar a la dichosa sala de máquinas, la sala de máquinas dónde acababan de oír llorar a William... no, donde acababan de oír llorar a otro niño, no a William, a otro niño víctima quizás del cómplice de Mills, pero este en vez de hacer eso comenzó a mirar alrededor. Felicia frunció el ceño, ¿acaso lo había descubierto? Notó sus ojos mirar la compuerta, su marco de dos palmos por lado, el estrecho pasillo. Aquellas gordas y viejas tuberías que subían herrumbrosas desde alguna parte bajo sus pies. El sistema circulatorio de un gigante muerto. Una caja de fusibles apenas más grande que una caja de zapatos y los restos de lo que quien sabe que había sido en su momento. 

Detroit, Isla de Zug. 

22 de Agosto del 2015, 20:40.

—¡Debemos bajar! —Clark Glover estaba de pie en la entrada de la escalera que dirigía al cuarto de máquinas del buque hasta donde habían rastreado a Franklin Mills. Su cuerpo estaba tenso bajo su traje, la mano enfundada en los guantes de cuero que siempre llevaba se crispaba sobre la barandilla indicando sus intenciones de bajar por esa escalera. 

—No sabemos cómo es allá abajo, no podemos arriesgarnos —Felicia, la Felicia del pasado lo cogia por el brazo para contenerlo, aún a sabiendas de la inutilidad de su gesto pues Clark era al menos medio metro más grande que lla y le ganaba por al menos cincuenta kilos. Ella sabía que si él quería bajar no podía hacer nada más que tratar de convencerlo—, Ya pedimos refuerzos, espera que lleguen lis agentes con los escudos antidisturbios al menos. 

—Vamos Happy, hay una madre y un niño allá abajo, estamos perdiendo un tiempo precioso y tenemos los chalecos antibalas.

—Clark, piensa en Penny, en el bebé... Escúchame...

Su compañero acababa de enterarse que iba a ser padre, el hecho de que Felicia los utilizase para tratar de convencerlo lo hizo sentirse insultado.

—¡Es en ellos en quien estoy pensando! ¿Acaso esperas que deje que mi bebé venga a un mundo donde tipos como este están libres? Si le pasará algo a ese niño, ¿con que cara podría mirar a mi mujer? ¿Acaso.. espera, escuchaste eso? ¿Llantos?

—¡Clark, no!  

El brazo de Clark se soltó de su agarre y el detective bajó corriendo las escaleras, Felicia corrió tras él, pero cuando iba a mitad de camino escucho las detonaciones. Se agachó, buscó cobertura en un pasillo que apenas les dejaba moverse de un lado a otro y la encontró detrás de unas cañerías que apenas le cubrían el busto y se lanzó de cabeza tras ellas. Retroceder no había pasado en su cabeza por ningún momento, no con Clark ahí.

De reojo vio a Clark tambalearse había la orilla opuesta del pasillo con la mano en la nuca, luego se enteraría de que lo había matado el rebote de una bala en aquella estrecha ratonera, aunque en el fondo lo que lo había matado era su propio actuar. Pensó en Penny, la esposa de Clark y ahí mismo decidió que, si dependía de ella, su compañero habría caído como un Héroe. 

Aidan había terminado de gritarle, mientras Jenner había guardado el arma tratando de que le temblase lo menos posible la mano al hacerlo, su respiración agitada y la manera en que su pecho subía y bajaba revelaba que estaba a punto de estallar. 

—Si, seré una puta borracha, pero eso también es tu culpa idiota. ¿Acaso crees que bebo por gusto? ¿Crees que era una puta borracha —volvió a recalcar las palabras que Aidan había utilizado—antes que tu puta arma matará a Clark? ¿Antes que ustedes quisieran ser unos putos héroes? ¿Pensaste en lo que tus parientes y tu compañero habrían pensado si no te hubiéramos sacado de esa puta silla? ¡Al menos tú estás vivo, cabrón!

El índice de Jenner se estrelló contra el pecho de Kostroff, sus ojos brillaban de rabia y dolor mientras seguía echando fuera aquellas cosas que había guardado todo ese tiempo, seguro Dehamre disfrutaba del show.

Rodear, flanquear, esquivar, que mierda importa, el punto es que aquí fue donde esté animal nos recibió con tu arma. ¿Ves algún puto lugar donde poder meternos aquí? ¡Allí estaba yo, detrás de esa maldita tubería esperando a recibir una lobotomía gratuita y Clark... Nos pegamos a las paredes, joder, hicimos lo que pudimos, lo que no hubiéramos tenido que hacer si tú —está vez no cometió el desliz de decirlo en plural— no hubieras jugado a hacerte el héroe. Si estás aquí, gritándome, cuestionado el trabajo de esta puta borracha es solo porque Clark Glover dió su vida para que estés aquí. Y agradece que yo no caí también en ese momento, niño. Porque o si no estarías gritando como la madre de William, con las entrañas abiertas!

Guardó silencio, conciente de que había dicho algo que no podía tener sentido Volvió a sacar la petaca sin recordar que estaba vacía y la lanzó contra una esquina al darse cuenta de estaba vacía. En su cabeza volvió a resonar ese llanto irracional.

—Y una mierda, abriré yo la maldita puerta. 

Caminó hacía la compuerta pasando a llevar a Caitlyn que se había puesto delante, se sintió mal sí, pero no estaba de ánimos para pedir disculpas. Así que, tras poner sus manos en la manivela, la giró y tiró de la puerta. 

 

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27/05/2023, 21:19
Director

Tras vivir una situación en las escaleras de acceso a la sala de máquinas del barco en la isla de Zug que sólo puede ser comparable con la situación sociopolítica francesa de la última década del siglo XIX con el caso "Dreyfus" y su posterior "J'accuse" de E.Zolá , la detective Jenner, finalmente,  giró la manivela de la puerta de acero.

 

Previamente, Mills iba repitiendo el siguiente mantra durante la discusión e intercambio de opiniones a grito pelado entre los miembros de la comitiva: - No , no hagáis eso, os equivocáis, ella nos va a encontrar, será por vuestra culpa... mientra se muestra claramente inquieto.

La manivela gira y la puerta de acero se abre emitiendo un chirriante y discordante ruido, que parece una premonición de lo que les espera allí dentro. Cuando enfocan sus linternas hacia el interior, francamente oscuro, más aún que la escalera,  pueden observar 3 peldaños  delante vuestro que llevan a una pequeña piscina de agua turbia, que probablemente os llegue a los tobillos, es necesario cruzarla para acceder al fondo de la sala de máquinas.

 

Los haces de luz ofrecen un paisaje distorsionado, de maquinaria oxidada, tuberías de varios tamaños  y largas sombras. La humedad lo impregna todo, con filtraciones que emanan del techo. Hasta donde llegan vuestras linternas, os parece que el pasillo  metálico sigue extendiéndose tras esa pequeña piscina con zonas en que una agua viscosa, familiar, llegaría a la altura de las rodillas. 

 

Si hacéis silencio, y afináis la oreja, os parece volver a escuchar ese sollozo, ese llanto, pero jurarías que no proviene del fondo de la sala de máquinas, si no que proviene a través de parte del casco oxidado, de las paredes del decrépito buque.

 

 

 

 

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28/05/2023, 13:06
Joshua Katz

- No se preocupe, Miles. Lo que ocurra en este buque, se quedará aquí. - Le dije en referencia al sonoro sopapo que le dio a Mills. Muchos malos tratos y no había aprendido nada con ellos y sin ellos seguramente menos. El problema era que en la casa había bebido alcohol de la petaca de Felicia y eso no lo iba a dejar pasar.

Pero Jenner tenía razón. Debíamos seguir y más aún después de como me habló Cait. De nuevo me dejó confuso con sus palabras. Dijo que nos contaríamos todo, sin secretos y me abrí completamente a ella, pero por lo que dijo sobre Aidan y ella misma, me había ocultado mucho más de lo que yo creía. 

Felicia siguió contando como se desarrollaron las cosas igual que lo que ponía en los informes y de golpe, Aidan nos detuvo a todos y estalló. Sonreí de medio lado cuando le vi así y antes de que Cait me cogiera de la mano, me dio tiempo a darle una palmada en la espalda al hombre. - Sabía que era inocente. Ya tiene abogado si lo quiere. - Y entre mis susurros al agente el llanto de un niño desgarró mi piel y mi alma, dejándome helado. - Vive.

Cait paró lo que pudo haber sido una buena guerra, pero Jenner tenía mucho que decir al respecto y entonces sentí como la doctora me agarraba con fuerza de la mano y me llevaba con ella hasta la puerta. No tenía duda alguna en abrir y entrar, pero sentía la frialdad de su cuerpo y su temblor. La verdad es que la sensación era de que hacía más frío dentro de aquella lata de metal oxidado que en el exterior.

- Cait. - La sujeté de la mano. - Si este es nuestro final, que no se diga que no fue un final feliz en Detroit. - Y me acerqué a ella para besarla. Esta vez no habría un no. - No te rescataré, pero recuerda Cait, lo que ocurra en el buque... - La susurré para darle aquel beso, tierno y dulce que llevaba esperando tanto tiempo en mis labios.

Al menos una eternidad para mí.

Y ahí acababa todo con Cait. Ese era el final que le quise poner porque no había otro mejor para nosotros. Quizás si Mills no se hubiese cruzado nunca en nuestras vidas, sobre todo en la suya, todo hubiese sido distinto. Pero si salíamos de allí, sabía que tenía que denunciarla, hacer que investigasen a sus pacientes, los informes de los mismos, hacerla pasar por un tribunal psiquiátrico especializado, con ella no valía cualquiera... y pelear para que acabase en la cárcel o en una institución mental. Eso había hecho Mills de ella.

Cuando nos separamos, demasiado pronto para mí, la miré a los ojos y de golpe sentí como me la quitaban. Miré que había pasado y vi la causa. - Jenner. - Apreté mis puños con rabia, pues no estaba bien pegar a una mujer aunque llegados a ese punto donde había salido tanta mierda de ella que le llegaba al cuello, que más daba si caía. Total, no solo borracha, sabía que Jenner era una poli corrupta. Si seguía donde estaba era por los chivatazos que recibía. Era imposible que operación que dirigiese ella, siempre cazase algo. Había más y yo lo sabía. Más mierda que sacar al salir del búnker acorazado que parecía ser la detective de policía.

Parecía que al final nos salvábamos dos y quizás Miles, de quien no sabía nada.

La lúgrube sala de máquinas a penas se iluminaba con las linternas de nuestros móviles. Miré a Caitlyn, dejándola ir pues ese era nuestro destino. Las viejas tuberías sonaban por el aire que se filtraba por ellas, dando así un ambiente más escalofriante a aquel lugar.

En silencio oigo como el agua generada por la humedad, gotea y cae sobre un suelo empapado con un agua sucia que no me apetece pisar. En ese momento mi mayor preocupación pasa a ser mis pantalones. Preocupación que se disipa en cuanto me parece volver a escuchar el llanto de un niño al fondo. - ¿Lo habéis oído? - Pregunto a los demás. - Creo que viene del fondo de la sala de máquinas. Debemos darnos prisa. - Alumbré a Mills. - Vamos, maldito mentiroso. Veamos si tu "amigo" quiere salir a jugar con nosotros como con esa familia. - Le reté, sabiendo lo cerca que estábamos del final.

William parecía vivo, pero... ¿seis meses allí metido? Agua tenía, pero debería haber muerto por desnutrición y frío. ¿Realmente era William o el aire en el interior de las tuberías? ¿O quizás mi cabeza queriendo dar con el pequeño que jamás debió conocer a Mills y convertirme en un héroe de la ciudad?

Y de golpe siento ese olor a vino agrio y a tabaco. No era Jenner, puesto que de oler así ya la habría quitado del caso en la comisaría. ¿El cómplice de Mills o como pensaba su madre? No creía en esas cosas, pero desde hacía ya bastantes minutos había empezado a tener mis serias dudas al respecto.

- ¿Nadie huele eso? Un olor fuerte a tabaco y vino agrio... - Suelto aire con fuerza por mis fosas nasales, para librarme de lo que lleve dentro, pero ese olor sigue ahí... molesto...

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28/05/2023, 14:22
Caitlyn Dehamre

Cuando Cait sintió los labios del fiscal contra los suyos, la sorpresa la dejó paralizada. Los labios de la doctora permanecían blandos, dejándose manejar por los de Katz, sin oponer resistencia pero sin participar de aquel robo. 

Aquel hombre tenía claras sus intenciones. Ella le había pedido su confianza en el caso de Frank Mills porque estaba segura de su inocencia, pero él se estaba adueñando de su cuerpo, de su cintura, de sus labios, de su interior, de aquello que al salir de la casa había prometido no dejar en manos de nadie. No hubo promesas, ni encuentros previos, no había nada que les uniera. Las palabras, que con tanto desdén tiraba a Mills, dejaban claro que no creía en ella. Tal vez nunca lo había hecho. 

Se sintió estúpida, por dejar que pasara aquello, por consolarle cuando le confesó la ayuda que negó a su madre. Su aire paternalista queriendo protegerla, después de que le asegurara que no necesitaba ser salvada, que en todo caso él debía apartarse de los que creían en algo sobrenatural, le llevaba a la certeza de que él seguía necesitando rescatar a alguien, quizá por la culpa y los remordimientos, o tal vez por su capa de fiscal del distrito que ondeaba a los cuatro vientos.

Recordó que en aquella casa, él mismo contempló la idea de que algo fuera de lo normal estaba ocurriendo, y ahora actuaba como si Frank fuera culpable, como si hubiera olvidado las cosas que sabía de todos. Jenner y el asesinato de algún niño, él mismo con su madre, y la propia Cait con sus pacientes. ¿De verdad estaba creyendo en todo eso y a la vez tratando de culpar a Frank? ¿Cómo podía comportarse tan frívolamente tras lo sucedido? ¿Tenía miedo de hablar con ella sobre lo que Mills había dicho de su conducta como psicóloga? 

La rabia de Cait, que ya lucía de un rojo intenso desde que salieron de Oakwood Heights, se hizo presente en un apretón de puños que pasó desapercibido para el resto. Sus pensamientos se ennegrecían pensando en esa "otra historia" de la que hablaba Katz cuando salieran de allí. Pero él no sabía nada de ella, absolutamente nada. Sus manos jamás habían tocado un cuerpo inerte. Ella salvaba vidas, mientras que él las condenaba en el estrado. 

Otra vez te has equivocado, Cait, olvídate de todos ellos, solo Frank puede ayudarte a entender esto...

Miró el líquido que les aguardaba bajo unas escaleras y escuchó de nuevo ese llanto. Tan parecido en realidad al de Frank. 

- ¿Nadie huele eso? Un olor fuerte a tabaco y vino agrio... 

Cait no podía percibirlo, pero entendía de dónde provenía. Estaba oliendo su casa, a su madre, esperando para abrazarle de nuevo. Si no creía en ello, acabaría muerto. Una punzada de dolor pasó por su pecho, pero pronto se repuso. No había nada que pudiera hacer ya por él, había decidido su destino, la pena desaparecía de su cuerpo para dejar paso a la rabia. Rabia ante el trato de todos aquellos que no la creían capaz de salvarse ella misma. Les demostraría a todos que era una mujer que no temía a sus actos y confiaba en su instinto. No necesitaba la piedad de nadie y menos ser salvada por un hombre que no la había escuchado. 

Nadie te escucha, solo ellos lo hicieron, solo ellos importan. Pensó en Sarah, en Josie y en los demás, los únicos que habían confiado en sus palabras. Le pareció ver la imagen de la chica al otro lado, al fondo, pero el vapor y los tubos no la dejaban ver con claridad.

—Frank —se volvió mirando a esos ojos opacos consumidos por el dolor— ¿están allí, nos están esperando? —Señalaba al fondo con contundencia e impaciencia.

No podía esperar. Todo estaba ocurriendo demasiado lento y su corazón llevaba un ritmo más frenético, deseando saber qué escondía el barco y la mente de Mills.

Miró a los presentes, sus caras estaban llenas de incertidumbre, posiblemente como la suya. Nadie sabía qué ocurriría allí dentro, en la oscuridad de las entrañas de un barco abandonado. Se detuvo en Katz, que miraba sus pantalones.

Te lo avisé. Pero no me escuchas. Quizá no merezcas ser salvado. —La seriedad de su rostro, iluminado por las débiles luces que la alcanzaban, la hacían parecer un ánima vagabunda buscando su propio cuerpo.

Sin dar ocasión a réplica, saltó al agua y cruzó el charco hasta que se escucharon sus pasos a través del suelo metálico, donde su silueta fue desapareciendo para mezclarse con el humo del vapor, entre las tuberías.

 

 

 

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28/05/2023, 15:42
Caitlyn Dehamre

¡Frank! ¡Ven a buscarme! ¡No deberías haberte escapado! ¡Has sido un mal chico!

La voz de Dehamre sonaba lejana, dejando un eco sombrío en aquella oscuridad.

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28/05/2023, 20:32
Director

No podéis evitar adentraros en esa oscura sala de máquinas, ese sollozo, lo habéis oído todos, incluso Mills. Bajáis esos 3 peldaños, en semipeumbra, sólo cortada por los haces de luz de vuestros teléfonos. Poco importa a estar alturas como quede vuestro calzado o las partes bajas de vuestros pantalones.  Las ganas de encontrar al niño de los Bedford os pueden, de encontrar respuestas, si es que las hay, de terminar la reconstrucción, llenar los informes e intentar volver a vuestras vidas de la forma más corriente y decente posibles...

No parece que el llanto provenga de más adentro de la sala, sinó más bien del interior del casco oxidado del buque, de las paredes de la sala de máquinas. ¿ A caso está emparedado dentro de alguna tubería de ventilación, de algún húmedo agujero en la chapa? ¿ Si es así, puede haber vivido allí un niño durante más de 2 meses y medio, sin comer? 

El silencio y la tensión la corta una Juana de Arco, pero no su halo no es luminoso, es oscuro... pero valiente, avanza corriendo por la piscina que está más allá de esos 3 peldaños, chapoteando, más allá de donde llegan las luces de vuestros celulares, la perdéis de vista ,a Cait Dehamre, entre neblina, viscosidad y  vapores.

Sin tiempo a mayor reacción, más allá de avanzar unos pasos, y haciendo caso omiso de los "sabios" consejos del Teniente Pierce, se oye su voz, suena convencida, autoinmoladora, pero lejana:

 

-¡Frank! ¡Ven a buscarme! ¡No deberías haberte escapado! ¡Has sido un mal chico!

Ese eco maldito parece penetrar en los tímpanos de todos pero en alguno en particular...

 

 

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28/05/2023, 20:46
Franklin Mills

Las caras se descolocan tras los actos de Dehamre.

Franklin Mills, custodiado por el funcionario Miles, abre los ojos, casi se le salen de las órbitas.

Se fija , aprovechando las linternas, donde está. Le veis, si le miráis la cara, los que podáis, que su expresión es distinta ahora mismo que todas las expresiones que le habéis visto desde las 15:36 de esta tarde. No es más aquel niño asustado, ni confuso, ni aquel rudo y caco charlatán.

 

Un grito desgarrador sale de su boca, y dice en voz alta: 

-¿ Pero... qué...qué habéis hecho? Está... Estáis con ella...Ahora, ahora me viene a la cabeza... ahora... Me queréis entregar a ella, no sabéis lo que hacéis, me busca, pero no me encontrará. ¡ Jamás!

 

Dicho eso, de manera súbita, la realidad, lo que os envuelve, lo que vosotros percibíais como realidad empieza a cambiar. Las medidas se alteran, las tuberías que os envuelven, las paredes oxidadas, la pequeña pisicina tras los 3 peldaños, la puerta de acero que por la que accedisteis  hace escasos minutos, todo cambia, todo se altera.

Escaleras, puertas, pasillos surgen a vuestro alrededor. Con aspecto laberíntico, digno de una pesadilla. Veis como van surgiendo caminos, escaleras que suben, que bajan , todo con aspecto metálico, oxidado, parecido a como era antes, pero sin duda, no es el "mismo sitio" que antes. Ni siquiera está el acceso de la puerta de acero por donde entrasteis. 

 

¿ Es tal vez ésta la verdadera realidad? ¿ Ha hecho eso Mills? ¿ Es que Mills pertenece a esta nueva realidad o es de la vuestra?

 

No veis a Dehamre, a vuestro alrededor. Si antes no sabíais ubicar su posición, ahora menos aún.

El shock es grande , enorme, es dantesco, estabáis repartidos en una distancia cercana, pero ahora es algo mayor, de algunos metros de separación entre vosotros, hay un enjambre metálico de tuberías , conductos entre vosotros... Os miraís, mirais a vuestro alrededor, intentando comprender...

Estáis Jenner, Katz, Kostroff y... entre que os recuperáis del shock, veis, a un par de metros de vosotros, como el funcionario Miles está tendido en el suelo, su cabeza reposa sobre una tubería rota, que expulsa vapor, y veis a Mills, como intenta correr, en la medida de lo posible, en dirección opuesta a la vuestra, parece que lleva algo en las manos, le cuesta correr, aún va encadenado, pero un hombre con pocas perspectivas de vivir es capaz de lo que sea...

Notas de juego

 Aquí termina esta escena. Creo que ha quedado claro que la "ilusión se ha roto en pedazos" en términos de Kult.

No sabéis por qué ni cómo, eso al final ya lo revelaré. Tampoco sabéis donde estáis ahora mismo.

Dehamre tu está sola. No puedes ver lo de Mills y Milles, no lo sabes. . Has oído lo que él decía y luego todo ha cambiado a tu alrededor.

Los otros 3 estáis cerca, os podéis ver y podeis ver a Mills escapar o intentarlos. Eso si, vuestra percepción actual de lo que es rodea es engañosa, cuanto menos.

Todos, los 4 , tirad por "ver a traves de la ilusión " ( Alma)
Después, Katz, Kostroff, Jenner . el que quiera intentar dar caza o lo que considere a Mills, si quiere, hay una oportunidad ahora , que tire por actuar bajo presión  (otro personaje podría ayudar / interferir si así lo desea).

Eso sí, a partir de ahora, cualquier interacción con Mills de carácter físico o violento (no social) sufrirá un -1 por la condición de Franklin de  desesperado. 

Abro nuevo capítulo por si alguno quiere escribir por la noche, pero hasta mañana no podré postear más. Podéis hacer las tiradas donde consideréis. 

 

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29/05/2023, 00:56
Felicia Jenner

Nada más fue dar tres pasos para que el pasado se pegase a la suelo de las botas de Felicia Jenner, El foco barrió la estancia sin encontrar nada en particular, solo las mismas paredes herrumbrosas y muertas que se extendían a los largo de un pasillo que se residiría a revelar sus secretos y, a intervalos, los llantos de un niño —aun se resistía a pensar que fuese William—llorando en algun lugar de aquella cripta de metal. 

La luz dió de pronto en una serie de cables que salían de un costado y se desparramaban sobre el piso, dió un respingo, por un momento la visión le recordó demasiado a las entrañas de un cadáver desmadejándose desde su interior, un cadáver que no paraba de pedir socorro. Solo aquel llanto pudo volver a traerla al mundo real.

Dió unos pasos más solo para comprobar que los lamentos no venían del fondo como había pensado en un principio sino de todas partes. El foco volvió a pintar las paredes haciendo que las sombras, iluminadas por todas aquellas fuentes de luz, tomarán la forma de siluetas oscuras que bailaban y se escondían detrás de cañerías y la maquinaria propia de una sala de máquinas. 

—Debe estar más profundo... Solo estamos escuchando su eco —murmuró para si mientras avanzaba a paso firme, se había olvidado ya de la reconstrucción. Aún estaba molesta con Aidan por poner en tela de juicio su trabajo, por ser un maldito malagradecido que no era capaz de reconocer que si seguía con vida era gracias al sacrificio de Clark y con Katz por apoyarlo. Inocente, y una mierda, puede que no fuese del todo culpable, pero ¿inocente? Ella no se había inventado que Kostroff había entrado sin esperar refuerzos o que Mills había cogido su arma. Puede que no fuera el único culpable, pero inocentes sus riñones. Ahí se notaba que hacía mucho que el fiscal estaba más atento en los ojos de muñeca de Caitlyn que en el maldito caso. La voz de esté la saco del desastre que era su cabeza.

Inspiró, pero solo sintió ese enfermizo hedor a petróleo y humedad.

—Nada por acá —Contestó automáticamente, la verdad no tenía tiempo para seguir rumiando la rabia. William... No, un niño estaba en algún lugar allá abajo y está vez debía encontrarlo. Comenzó a avanzar por el charco cuando Caitlyn terminó de, según Felicia, perder mis papeles totalmente. Miró a la mujer perderse en la oscuridad rápidamente, sin que nadie intentase detenerla, ¿Pero podía culparlos? La psicóloga estaba jugando a un juego peligroso con Mills. Y estaba perdiendo.

—¡Dehamre, regresa aquí! —se volteó para decir algo, pero se encontró con las caras de Aidan y de Joshua y todo lo que había pensado de ellos volvió a su cabeza, así que desecho la idea, volvió a mirar delante e iba a correr detrás de la doctora cuando el grito de Mills le heló la sangre. 

Trastabilló a medida que el mundo se distorsionaba a su alrededor,  ni en sus peores sueños etílicos Jenner había visto algo como aquello. Por un momento se le vino a la mente la visión que, cuando pequeña, le entregaba un viejo caleidoscopio que tenía, pero formado por hierro y herrumbre. Luchó por mantener el equilibrio a la vez que se daba vuelta para ver cómo Mills intentaba darse a la fuga. ¿A la fuga adónde? No podía precisarlo pues la puerta por al que habían entrado no se hallaba más.

—Franklin Mills, ¡detente ahora mismo o disparo!

En el proceso había sacado su arma y la mantenía enfrente, su mano temblaba, haciendo juego con su propio timbre de voz. No podía entender que estaba pasando y la poca cordura que le quedaba se aferraba a hacer lo que había hecho más de la mitad de su vida. Perseguir al malo. Considero hacer un disparo de advertencia, pero algo muy adentro de su cabeza le dijo que lo que sabía de balística podría no servir en ese lugar. Se sintió como cuando salía del bar en aquellas noches en que el dolor había sido más fuerte que el autocontrol. Pero ahora estaba conciente y no podía simplemente apagar la conciencia. 

- Tiradas (2)

Motivo: Ver a través de la ilusión

Tirada: 1d20

Resultado: 11(-1)=10 [11]

Motivo: Influir en Mills

Tirada: 1d20

Resultado: 17 [17]

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29/05/2023, 10:06
Aidan Kostroff

El llanto de un niño. No fue ni la comprensiva voz de Dehamre ni el apretón de hombro cómplice de Katz, lo que aplacó al fin la ira de Aidan. Fue escuchar esos gimoteos lejanos que provenían de algún lugar al otro lado de la puerta de la sala de máquinas. El fuego de la rabia del agente se apagó como una cerilla bajo un chaparrón.

Apenas percibió el dedo índice de Felicia martilleándole pecho. Los gritos y los reproches de la detective pasaron a un segundo plano. Los tenues sollozos de un niño —¿William...?— se apoderaron de sus sentidos, enmudeciendo las palabras de Felicia hasta convertirlas en poco más que un murmullo informe e incomprensible. Ese sonido lastimero parecía provenir de los mismos mamparos, como si el carguero llorara por su abandono en esa sucia isla. ¿Seguía William vivo? Era imposible que pudiera haber aguantado todos esos meses encerrado en algún rincón de esa ruina herrumbrosa. Sin embargo, la frontera entre lo posible y lo imposible se había ido desdibujando en la última hora...

Felicia abrió la escotilla que daba a la sala de máquinas y el hedor del agua estancada y sucia de combustible les azotó el rostro. Una descarga de adrenalina recorrió el cuerpo del agente, dejándole el corazón cubierto de escarcha. Canta y mastica... Mastica y canta... Y ella chilla estando muerta... Siguió al resto como un autómata, bajando los pocos escalones que les separaban de ese pantano artificial. Estaba tan sobrecogido que ni siquiera reaccionó cuando la psicóloga pasó por su lado a la carrera y chapoteó con el agua hasta las rodillas hasta perderse en la oscuridad.

El grito de Mills fue lo que le trajo de regreso, pero antes de que pudiera soltar el aire que había estado aguantando sin darse cuenta, la realidad se rompió en mil pedazos.

¿Pero qué cojones...?

- Tiradas (1)

Motivo: Ver a través de la Ilusión

Tirada: 1d20

Resultado: 8 [8]

Notas de juego

Pues yo he fallado eso de Ver a través de la Ilusión". A ver qué significa eso...