Partida Rol por web

Higetora observó la conmoción durante un rato, ligeramente irritado de que una de las escasas ocasiones que tenía de relajarse y disfrutar de un buen espectáculo se viese interrumpida. Tardó un momento en reparar en los gestos del sensei escorpión. Después de mirar a su alrededor y ver que ninguno de sus compañeros estaba presente, se resignó a ser una vez más el recurso a mano. Se acercó, intentando evitar llamar mucho la atención, al sensei que le llamaba.

-Kuni-kun... tenemos un problema. +te dice en voz baja cuando te aproximas+ Al parecer hubo un altercado en la aldea... Daidoji y Hiroto-kun han estado involucrados, y sufrieron serias heridas. Necesito que vallas a ver que puedes hacer por ellos, cuanto antes. Tan pronto localicemos a Iuchi-kun, tambien lo enviare. Estan en la posada principal, el heimin te guiara. ¿Alguna pregunta?

Higetora reprimió el instinto de taparse la cara con la mano en frustración. En lugar de ello, habló con cierto tono resignado- Aunque tuviese preguntas, ahora no es el momento y no sois vos quienes las pueden responder. Sí que me vendría bien que mandasen a algún otro sanador, por si Iuchi-san no aparece. Iré a por mis pergaminos y mi botiquín y me pondré en marcha.

-Los Suzume no tienen shugenjas... solo algunos bushi y heimin con conocimientos medicos. El unico otro sanador calificado es Lanei-sama. Y el debe quedarse para mantener las apariencias... Ademas, debemos mantener esto en privado. Tan pronto encontremos a Iuchi, ira tras de ti. Ahora ve. Que las Fortunas te acompañen.  +contesta, dejandote libre para ir a por tus cosas. El sirviente heimin que entrara deprisa, un hombre delgado y anodino, te espera servilmente.

Iuchi trepa ágilmente ante el pedestal y oprime los ojos de la estatua...

El mempo de la estatua se abre... y de el sale un polvo rojizo, que impacta sobre tu rostro! Al mismo tiempo, el piso junto a la estatua se abre....

Ciertamente el polvo rojizo fue toda una sorpresa para el unicornio, quien recibe la bocanada y aunque trata de aguantar al final tose y su precario equilibrio es quebrantado por la agitación.

Higetora hizo una rápida reverencia.- Me pondré en marcha inmediatamente. Tú - dijo al heimin-, ven conmigo. - Higetora fue a sus aposentos, recogió sus pergaminos y su equipo de viaje, y se dirigió a la posada con la guía del campesino.

El heimin se provee de una linterna, ya que hace falta para bajar... El camino anguloso y salpicado de piedras es traicionero en este anochecer, no se pueden captar bien las perspectivas, y lo que habia sido solo arduo en la mañana ahora es peligroso. Una pisada mala y bajarias bastante mas rapido la ladera.. rodando.

 Usando su bastón como apoyo adicional para mantener el equilibrio, Higetora navegó el empinado y traicionero camino.

Mientras te despejas el polvo, por puro instinto logras dar un saltito hacia el lado, que te lleva a empujar levemente a la suave Suzue, la cual no hace nada por atajarte pero te amortigua.. 

El pozo abierto es un cuadro de 1x1 metros, perfectamente disimulado con el suelo de madera. No logras ver el fondo, en los segundos que permanece abierto, antes de cerrarse nuevamente por si solo. El mempo tambien regresa a su lugar... Salvo por algunas motitas de polvo rojizo que quedan sobre la estatua y sobre ti, no hay ni rastros que alli halla pasado nada.

Finalmente, logras llegar a salvo... Sin embargo, es otra buena leccion aprendida de que tras la aparente simpleza de la fortaleza Suzume hay un gran cuidado. Si de dia era dificil, de noche un asalto seria casi imposible en este terreno, incluso por el sendero. 

El heimin no parece tener tus problemas, seguramente acostumbrado al camino o muy agil. El llega antes abajo y te señala un sendero que bordea el pueblo, para continuar.

No, no le cayo nada, solo a ti. 

Higetora comprobó que todo estuviera en su sitio.- Guíame, pues. Tú delante.- Se puso en marcha tras el heimin que le indicaba el camino.

El heimin te lleva por el sendero, una camino que forma limite del pueblo, lo cual deja por un lado las colinas y por otro el caserio... Hay poca gente, probablemente por que esta anocheciendo, y ya los heimin se recogen en sus casas... 

Al cabo de unos 10 minutos de caminata, llegas a un edificio que se encuentra donde este sendero se une a otro, el cual avanza hacia el Oeste y se pierde entre las montañas. Es una posada, se nota a simple vista por su tamaño, aunque de manufactura "modesta"... como mucho. Incluso las que vieras en el camino desde Jukami Mura estaban en mejor estado, en realidad.

El hombre mantiene la cabeza gacha y se detiene a escasos metros de la puerta, dandote pie a entrar. 

-Necesita algo mas, Kuni-sama? +pregunta servilmente.

-De momento no, gracias. Vuelva con su familia, es tarde. - Higetora se adentró en la casa de té, buscando a sus compañeros de viaje.

La posada en cuestion es mas bien un enorme almacen basto, reformado. El area frontal, es un cuadrado donde una media docena de mesitas se apiñan. Al lado de la puerta se encuentra una mujer, joven y de piel palida, que mira a los clientes. Estos son unos 4 o 5 ronins, asi como media docena de mercaderes, que se encuentran charlando y bebiendo en grupo. Son servidos por una niña heimin de pocos años. 

En la parte posterior se adivinan lo que serian las habitaciones, todas en el mismo pasillo, y separadas unicamente por biombos de papel. Hay una puerta en cada lateral, tal vez para otras dependencias en el exterior (como una cocina o baño) y eso es todo. Los muros son de madera y papel baratos, aunque asentados con piedras. 

Cuando entras, todos los que estaban en la mesa miran en tu direccion, guardando silencio.

Higetora dirigió un breve asentimiento a los parroquianos, antes de buscar a la persona que pareciese al cargo del establecimiento.- Mi nombre es Higetora, sacedote de los kami. Me han mandado a buscar.