Partida Rol por web

Un profundo suspiro de decepción escapa de los labios de Asako, quien asiente con un pequeño cabeceo de entendimiento. Sus ojos se humedecen, pero no añade nada más.

Lentamente retoma la postura erguida y fija la vista en su mesa, quedándose inmóvil. Poco después, pide que rellenen su platillo, retomando el contacto con la bebida…...

Setsuko disimuló que escuchó y dirigió una sonrisa casual a otros comensales, se dedicó a saludar y contestar con amabilidad cualquier charla que le hicieran durante el resto de la comida pero afinó su oído de músico por si escuchaba algo más del cortesano.

Termino de comer y dejo los palillos a un costado, el ambiente era cálido pero el silencio le mataba a momentos, No dijo mucho más si en su cabeza volvió la incertidumbre por los casos ocurridos durante el torneo entre otras cosas. Observo hacia la mesa de su Sensei con quien esperaba interactuar más adelante y así terminar los preparativos para el viaje a las Tierras Grulla.

Junichiro 

- No; lo lamento. Soy bueno con el arco, pero la hoja de mi katana no es tan veloz. Aunque me honrais con vuestra petición y confianza, no puedo cargar sobre mi una responsabilidad tan grande, ni avergonzaros en un momento tan solemne. Espero que lo comprendais.

Las palabras del Grulla cargan un peso muy hondo en su negativa, aunque esclarecen poco.

Un profundo suspiro de decepción escapa de los labios de Asako, quien asiente con un pequeño cabeceo de entendimiento. Sus ojos se humedecen, pero no añade nada más.

Lentamente retoma la postura erguida y fija la vista en su mesa, quedándose inmóvil. Poco después, pide que rellenen su platillo, retomando el contacto con la bebida… Se lo ve infinitamente triste. ¿A que vino esto?.

Notas que Togo-sama y Chomei-sama, a pesar de estar juntos no cruzan mirada. Ambos charlan, sí, pero sus ojos están pendientes de los demás comensales, y las palabras fluyen hacia abajo.

El Grulla parece especialmente preocupado por los puestos vacíos, mientras que tu sensei observa a todos en general, lo mismo que Nana, pero con menos intensidad.  ¿Acaso saben algo?

De hecho es curioso que no intenten animar la cena con juegos o algún espectáculo, y lo mismo puede decirse de Mukashino-sama. Esta noche, que deberia ser el broche de oro al evento, es un despliegue de austeridad comparado a cualquier velada normal, incluso a las de días previos… 

En eso, aparece Lanei-sama por un costado. Pero en vez de venir a ocupar su lugar, el serio y enorme monje va donde los sensei, arrodillandose detras de ellos, entre los criados, para susurrarles algo...

Miró a su mano, se dio cuenta que no se sintió seguro de llevar a cabo la misión que le encomendaba aquel triste hombre, aunque también tenía que ver con el hecho que Daidoji no era muy partidario de aquella salida, ya lo había manifestado, una curiosidad entre los samurais, por lo demás, aunque sus argumentos eran lógicos. Suzue se atrevió a mirar a Asako-sama, era un hombre alto, de rasgos varoniles, joven incluso atractivo  para la joven, ¿por qué deseaba acabar con su vida?

Suzue se puso de pie, y sirvió te a ambos hombres, desearía poder consolar a aquel hombre, debería sentirse atribulado por su decisión, y por todo lo que pasaba, pero Suzue sólo se podía  preguntar, ¿por qué?. 

El grulla miró de soslayo al Asako mientras seguía bebiendo. Se preguntaba si había tomado aquella decisión estando ebrio, o si estaba ebrio precisamente porque había decidido acabar con su vida. Por mucho que le hubieran explicado el simbolismo del sepukku como método para restablecer la honra perdida, él personalmente nunca le había encontrado sentido. A sus ojos, era preferible convertirse en un ronin, aunque la inmensa mayoría de los samurai lo considerasen un destino peor que el sepukku, o hacer como muchos samurai Cangrejo deshonrados o en la fase inicial de la Mancha que había visto en su periodo de servicio en el Muro: adentrarse en las Tierras Sombrías para no volver a ser vistos nunca más.

Mientras se relajan tras la tensa y algo triste conversación con Asako-san, Lanei-sama aparece por un costado. Recorre la sala con una mirada, para de inmediato elegir su destino.

Con el silencio peculiar que acompaña sus amplios movimientos, el enorme monje se desplaza hacia donde están Chomei-sama y Togo-sama. Saluda al daimyo Mukashino con una reverencia, pero en vez de ir tomar asiento al otro lado, donde le corresponde, se arrodilla junto a los sensei, susurrándole unas palabras… Es muy fácil adivinar sobre que viene a hablarles. Pero en las expresiones de los dos cortesanos no puede leerse nada de lo que están recibiendo. Solo que los 3 están muy serios…

Tambien es elocuente el hecho que ni Kakita-san ni Kitsune-san, han venido con él.

Esa vaga preocupación de antes volvió apoderarse del Bayushi, lo pensó un par de veces antes de levantarse e ir en dirección a Togo-Sensei; Le miro a los ojos y tras una reverencia de respeto hablo una vez de coloco a su lado.

-No puedo evitar sentir la tensión en el lugar Sensei, siento como si algo faltara o estuviera fuera de lugar – Se lamentó por unos segundos – Es la misma sensación que me abrumo tiempo atrás, no puedo soportar el vacío que ha dejado todo lo que aconteció aquí, quiero ayudar pero siento que una montaña esta en mi camino - se explico el Cortesano.

Togo-sama te hace esperar un momento, que Lanei termina de decirles algo, y luego pasa a hablar con Suzume Mukashino y Suzume Nana, para luego escucharte seriamente.

-Hiroto-kun… Acabas de decidir empezar un arduo viaje por ti mismo. +responde al concluir tu exposición+ Normalmente, te diría que si no abordas las cuestiones que te incomodan con igual firmeza, en este lugar tan propicio, ¿cómo será cuando camines los pasillos del enemigo?...

Extiende su platillo de sake a la criada, que lo rellena.

-Pero, no obstante, hay que tener en cuenta el alcance de tus fuerzas. No todas las batallas serán para ti. Algunas veces las cosas estarán fuera de tu ámbito y simplemente no tendrás alternativas para obrar. Entonces, cuando la montaña amenaza aplastarte, lo más sensato es apartarte de su camino… incluso si te frustra no poder detener la avalancha.

Es un murmullo apagado y desgraciadamente no alcanzas a oír nada claro, pero el tono es grave, lo mismo que las expresiones de seriedad en los rostros de los tres.

Para peor, apenas termina de pasar el mensaje, Lanei pasa un poco más allá, para hablar directamente con Musashino-sama y Nana-sama. Pero quizás no seas el único que lo ha notado.

Si bien el ambiente general no se ha perturbado, algunos deben poder notar esos movimientos discretos. Así es que ves a Hiroto levantarse desde su sitio apartado, para ir junto a Togo-sama, y cuestionarle algo en voz baja, directamente. 

Junichiro no sabía que hacer, pero estaba preocupado por la situación; aquello parecía bastante grave. Si queria enterarse, tendría que preguntar directamente

- Si me disculpais... dijo al Asako antes de levantarse y dirigirse hacia los senseis

Intentó resultar discreto, situándose cerca de Hiroto. A fin de cuentas, aquel asunto le incumbía en parte.

- Disculpen, samas -dijo con una reverencia- ¿Dan su permiso?

Togo-sama acaba de exponer algo a Hiroto-san, y al ver llegar a Daidoji un suspiro quedo escapa de sus labios. Chomei-sama, al lado, les mira friamente... sin duda disgustado de que esten llamando la atencion.

Pero ya estan aqui y retarles frente a todos seria peor.

-¿Que sucede, Daidoji-kun?

- Solo quería interesarme por el estado de Kakita-san, si Lanei-sama les ha dicho algo al respecto -dijo en voz baja

La mano de Hiroto paso tras su nuca mientras escuchaba las palabras de su Sensei – No carece de razón pero… - Las palabras del Daidoji pronto llegaron con lo cual quedo en silencio esperando la respuesta de Togo –Sama, su mente pronto comenzó a trabajar, debía cambiar y amoldarse cual agua a un recipiente cuando estuviera en tierras que no conocía, un viaje en solitario era peligroso o no para el honor. Pero también era tiempo de usar su mejor arma que aun permanecía oculta para la mayoría si no, no estaría aquí junto con todos en la cena final.

Cuando Daidoji termino Hiroto volvió hablar – Daré lo mejor, aun así tenga que escalar dicha montaña a pulmón – sí, estaba decidido, quería demostrar que podía pero eso sería más adelante aun había unas horas más por las tierras Gorrión.

Lleva la taza a sus labios y bebe despacio. Pasea la mirada por la sala, atentamente. Finalmente cuando habla, primero es a su discípulo, aunque sus palabras vinieran luego. Es lo más fácil de resolver.

- Hazlo poco a poco, Hiroto-kun… y quien sabe hasta donde puedas llegar.

Suspira quedamente. Él lo sabe bien. No ha pasado más de 15 años en las cortes de Rokugan, desde que dejara el gempukku, hasta convertirse en lo que es ahora.

 Luego de unos instantes de reflexión, vuelve la mirada a Daidoji.

-… Respecto a vuestra pregunta, Kakita-san no se nos unirá esta noche. Su estado continúa siendo… delicado. Pero con unos días de reposo y atentos cuidados, Lanei-sama confía en que se repondrá físicamente.

Junichiro asintió, agradecido y algo aliviado

- Gracias, Togo-sama. Regresaré a mi mesa entonces; no quiero molestarles más. Que disfruten de la velada.

Junichiro se despidió de los senseis con una reverencia, y regresó a su mesa, junto al alcoholizado Asako

Cuando Daidoji se levanta del lado de Togo-sama, un sonido comienza a sentirse proveniente de fuera. El rítmico y armonizado resonar de tambores…

Los invitados comienzan a mirarse sorprendidos, pero algunas sonrisas dan a entender que al parecer la diversion al fin llego. No obstante, incluso Mukashino-sama parece algo turbado. Mira a sus acompañantes, buscando una explicación al sonido. Con un gesto, envía a una de las sirvientas a ver qué sucede, en tanto la intensidad de la música comienza a aumentar, como si se aproximara......