Partida Rol por web

 Al terminar su labor, Iuchi se disculpa con el cangrejo y se retira, parece que su poder metafísico ha ido en descenso y su mente está desgastada, llega a la habitación y trata de no molestar a Otaku-Dono.

Discúlpe la interrupción, si no le molesta, volveré a buscar conciliar el sueño. Oyasumi Nasai.

 Ya que vienes del este y has ido al sur, lo siguiente es el oeste... Alli se encuentran las habitaciones de lavado, un almacen y luego un estudio donde se alinean diversos modelos y maquetas...

Alli encuentras a Hirohisa en un charco de sangre, junto a la ventana. Su pecho esta atravesado por un arma larga, probablemente un yari. 

Te acercas, la casa esta en silencio y en orden... mas una vez traspasas el umbral y vas al patio central, ves a Yoritomo jadeando profusamente, junto a la asustada Suzue, y el cuerpo de un ashigaru con una flecha en la garganta. El magistrado al verte, exclama:

-Kuni-san! Donde estan los refuerzos??

- Maldita sea...

El Grulla se arrodilló junto al cuerpo del anciano. Tal vez no fuese demasiado tarde, aunque en el fondo no creía que fuese posible hacer nada por él. Comprobó sus constantes vitales para ver si el anciano seguía con vida.

No tiene signos vitales. El aliento le ha abandonado y su corazon ya no late. Probablemente fue cuando grito...

Junichiro pegó un puñetazo contra el suelo, y luego le cerró los ojos y la boca al anciano. Se levantó y miró al cadáver, y un sentimiento de culpa empezó a invadirle. Si no hubiese sido débil y no hubiese cedido al sueño, podría haber avistado a los bandidos y haber evitado la muerte del anciano. Se supone que era un samurai y un protector del clan Grulla; ¿como iba a proteger al clan, si no podía proteger a los más débiles?

Sin embargo, ya dejaría los remordimientos para más tarde. Lo que ahora le preocupaba era la hija del anciano. Había sido secuestrada por bandidos, ahora había perdido a un padre, y quien sabe si no había perdido también a un hermano. ¿Como iba a hacer frente a todo eso? Quizás el magistrado, que era más hábil que él con las palabras, se le diese mejor tratar de calmar a la muchacha.

- Lo lamento, Hirohisa-sama. Que los kami sean generosos con vos en vuestra próxima vida.

Luego fue en busca del magistrado

 Del lado Oeste de la casa surge el Grulla con aspecto serio. Ve a Yoritomo y a Suzue en el centro, todavia donde los dejara, recobrando el aliento, pero ya no estan solos... El Kuni los acompaña.

El Grulla hizo un gesto de saludo al Kuni, e inmediatamente se dirigió al magistrado

- Yoritomo-sama, ¿podéis venir un momento? He encontrado una pista que creo que os puede interesar, pero no soy bueno interpretando estas cosas

Higetora miró al Mantis.- Me temo que el magistrado no hará nada hasta la llegada del alba. - Observó la escena.- Parece ser que los  bandidos valoran más su presa que su líder. Como ha sido el ataque?- Vió llegar al Daidoji, aparentemente ileso. Y no vio al carpintero.- Donde está el carpintero? 

Recordó la grave herida de Anzai, y se frenó un poco.- Mantis, como parece que no has podido descansar mucho en este día, y como mi mente está renovada, los espíritus del agua quizá se muestren más complacientes ahora para vuestra recuperación.

El Kuni no iba a permitir al Yoritomo acompañarle. Bien, entonces tendría que soltar la carga. 

- La batalla ha sido corta. Creo que atacaron tres de esos bandidos. Yo maté a dos, y el tercero huyó hacia el bosque cuando cayeron sus compañeros. No han conseguido tocarme. Sin embargo, me temo que el anciano...

Agachó la mirada y reunió fuerzas. Luego volvió a mirar a los dos samurai.

- El anciano no ha sobrevivido. Uno de esos bandidos le hirió en el pecho -luego miró a la muchacha con pesar- Lo siento mucho, ha sido culpa mia. Si no me hubiese dormido...

No dice nada. Simplemente cae sobre sus rodillas, aturdida... Mira al aire con la expresion ausente, demasiado shokeada para reaccionar. Probablemente necesite unos instantes y despues...

 Agotado por el esfuerzo y reflexivo mientras escucha las palabras de sus compañeros, finalmente mueve la cabeza negativamente con pesar al oir la declaracion de Daidoji... Con seriedad, sin embargo, le replica.

-No es vuestra culpa Dairoji-san... hicisteis lo mejor que pudisteis. Si yo me hubiera encontrado en mejor forma, o bien hubieramos tenido mas ayuda, tal vez la desgracia pudiera haberse evitado, pero los kami asi lo quisieron. No debemos dar vueltas sobre el asunto, sino buscar la forma de ayudar a esta joven y castigar a los verdaderos culpables de su desgracia, esos incalificables bandidos... Estoy seguro que eso dara paz al desafortunado Hirohisa. 

Mira a Kuni, mientras, con inusual suavidad, acaricia la cabeza de la joven Suzue, confortandola.

-Aceptare gustoso el esfuerzo que podais hacer por mi, Kuni-san. Debemos volver al pueblo, a fin de poner a salvo a esta muchacha... e informar de lo sucedido a Tsuruchi-sama. 

Creo que será mejor que examinéis primero esos rastros con el Daidoji. Dadme unos momentos para preparar las plegarias.- Higetora buscó con los dedos la forma habitual del rollo de pergamino que contenía las plegarias para llamar la ayuda de los Kami del agua. No es que lo necesitase, pero ayudaba a centrar su mente. Se acercó al Mantis, que aguantaba sorprendentemente bien para las heridas que había recibido, y recitó una breve plegaria.

El conjuro, aunque exitoso, apenas cierra un poco las heridas del magistrado... evidentemente necesitara mucho mas tratamiento y todavia es incapaz de andar por sus propios medios...

Cuando el Kuni termina el hechizo, Junichiro se dirigió a él

- ¿Donde está el Fénix? ¿Y que ha sido de los prisioneros?

Le preocupaba el estado de la muchacha, pero no encontraba palabras de consuelo para ella. No se le daba bien.

- El fénix se ha quedado en el pueblo, al igual que los prisioneros. Iuchi-san se estaba encargando de sus heridas. - Guardó su pergamino de plegarias.- Podéis llevaros a Yoritomo a ver eso que necesitaba su atención.

- No, no hay nada... Es solo... que no quería comentar nada... bueno, ya saben... - respondió, haciendo un ligero gesto hacia la chica

 -Vuestro tacto esta progresando, Daidoji-san...+sonrrie apenas, una sombra, el magistrado.+ Sin embargo , por el bien de ella,... y el nuestro, ahora debemos llevarnosla. No parece estar en condiciones de ir por su cuenta...+comenta, mirando a la aturdida muchacha caida junto a el+... asi que le solicito la cargue, si es posible. Lo haria yo, pero me temo que todavia dependere de la ayuda del noble Kuni para caminar hasta el pueblo...