Partida Rol por web

Un nuevo día comienza en nuestra alegre villa.

Carmina bajó al pueblo a la tarde siguiente aparcando la camioneta de cualquier manera y casi estrellandola contra el muro de la iglesia.

Baja una bolsa con bizcocho para la codturera, que le ha cosido un vestido, y una pata de pollo asado para ese barbudo tan escuálido que ha aparecido en el pueblo y que da la impresión de no tener dónde caerse muerto.

MiPaco está en cama, el muy tonto se ha enfriado jugando a la petanca y está roncando en la cama, como un seňor.

Carmina como todas las tardes baja para hablar e intentar jugar un mus, con la merienda, después de un largo día de trabajo.

Carmina de apea, pero algo le da mala espina y bizquea mirando al rededor, confusa.

-Jirona! Cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo!- dice a voz en grito, y va renqueando al abrigo de la iglesia.

El sueño del cura es interrumpido por el golpe de la camioneta de la lechera contra el muro de la iglesia, se asoma a la ventana y la encuentra maldiciendo, el cura se santigua.

Tras planchar su ropa que previamente lavó y secó anoche, se la pone, no sin antes preparar todo para la misa de las siete, misa que como siempre estará él y la modista si acaso o el vagabundo que busca un poco de cobijo una vez que no es requerido por el tabernero.

Sale de la iglesia y se encuentra de nuevo a la lechera por el camino, viéndola bizquear y escuchándola blasfemar, le da los buenos días pero ella no responde...algo extraño encuentra en el ambiente, sigue bajando la cuesta y tiene una sensación de agitación y desasosiego más insólita de lo normal...¿sus sentidos le engañan o es que alguien ha pecado esta noche de una manera infame?

Después de un largo sueño, el cartero se levanta con la intención de dar una vuelta por el pueblo, y comprobar si ha cambiado algo durante su ausencia en el pueblo.

En cuanto escuchó el ruido de un coche fue a observar de quién se trataba, y llegó justo a tiempo para ver la cómica escena entre el cura y la lechera.

Sigue con su camino en busca de más excentricidades

En el taller de la modista solo se escucha el sonido del viejo reloj de cuco que cuelga de la pared. -Ya casi es la hora de la misa. Se levanta de la silla lentamente aquejada por su lumbago. Deja sobre la mesa la aguja y el dedal con los que estaba cosiendo la sotana del cura. -Sera mejor que vaya a la iglesia, no me encuentro nada bien. Seguro que el padre me ayuda.

Encamina firme sus pasos cuesta arriba por la calle que lleva directa al santuario de Castronegro. Hay un silencio sepulcral, la gente se resguarda en sus casas por culpa del frio. Todo esta muy tranquilo. -Que extraño acontecimiento podria enturbiar la paz que se respira en este pueblo?. Por eso mismo elegi vivir aqui.

Al llegar a su destino se encuentra con la pintoresca escena. La camioneta de la lechera empotrada contra la pared de la iglesia. -Que ha pasado aqui? :/

Después de comer un frugal desayuno en la taberna y cumplir con sus obligaciones, el vagabundo sale al frio de la mañana por la puerta trasera del edificio. Una quietud extraña flota en el pueblo mientras camina, sus botas hundiendose con un sonido suave y regular en la nieve recién caída. De improviso, se escucha un sonido que parece provenir de la dirección en donde se encuentra la iglesia, el sonido de un vehiculo acelerando súbitamente, un intento desesperado de frenar y después un impacto.

¿Pero que carajo?-dice-. Debe ser la Lechera, me apuesto mi guitarra a que esta ebria de nuevo.

Al llegar a la iglesia se encuentra con que, efectivamente, la lechera "estacionó" su camioneta en el muro del edificio, pero al parecer no causó daños mayores. El vagabundo observa como el cura se aleja de la iglesia...

¿A donde irá?, pensó ¿Tan poco le importa lo que estuvo a punto de suceder aquí? Me paece muy sospechoso.

Frente al edificio se encuentra con la modista, que observa la escena y parece ser que se dispone a entrar, quizá buscando al sacerdote.

-Señora-le dice amablemente el vagabundo-. Si esta buscando al padre, creo que no lo encontrará aquí de momento, me parece haberlo visto alejándose hacía allá-señala.

¿Ira a la casa de la puta?-piensa para sus adentros, sombríamente-. 

Tras haber estado en la plaza del pueblo y intentar (en vano, porque allí no había ni un alma) repartir las cintas y las guias de lo que iba a ser la misa del domingo, se dirigió a la taberna para tomarse una cerveza, manteniendo una agradable charla con el cartero, el tabernero y el pescador acerca de política, y de como este Alcalde tenía que estimular el turismo y animar a extraños a poblar este pueblucho donde no somos más de 25 adultos y unos cuantos niños...en la discusión, todos estuvimos de acuerdo que de aquí a hace unos dos días se estaban sucediendo rumores, y sospechas de que algo raro estaba sucediendo, por lo pronto tenÍamos la visita del "El Temporal", ese misterioso ser que no se le deja ver el rostro, y nos visita cuando menos nos lo esperamos...tras la charla cada uno se dirigió a sus casas...

Al llegar a la misa de las siete, todo estaba apunto para oficiarla, saludó cordialmente a la modista, le preguntó por su vida y también por la sotana y encuentra en la señoria Tautou, un halo de exasperación, por sus dolores físicos y espirituales, al estar tan sola en este pueblo, no es de extrañar, aquí hay gorriones que no cantan muchos días de lo desganados que están, tras una breve confesión, que no puedo transcribir aquí, empiezo la liturgia como todos los días con un breve canto para levantar los corazones, el vagabundo entra por la puerta y me saluda (creo que no es creyente, pero se anima también a cantar), pero...¿qué esta pasando? alguien irrumpe por la puerta gritando...que han encontrado UN CADAVER!!

La tienda del comerciante está enfrente de la iglesia. Todas las tardes hace iventario de la tienda, cuando los clientes le dejan. En eso estaba cuando su mono Amelio pega un salto de su cabeza asustado por un golpe que hizo vibrar el cristal de la puerta. 

-Ah, que ha pasado! Menudo susto, mi corazón no está para estas cosas. Se asoma por la puerta y ve el coche de la lechera que le ha dado un golpe al muro de la iglesia. Su gesto cambia radicalmente, de susto a una sonrisa picarona. Coje al mono y lo deja en el mostrador. Al lado de la caja registradora tiene un block de notas. Toma el bloc, un bolígrafo y sale de la tienda.

-Buenas tardes, Carmina.- le dice a la lechera. Ya tengo los suministros que querias. Saca el bloc de notas y el boli. -Dime cuantas cajas de leche quieres y de las otras cosas, harina embutidos y todo lo demás.

Bruce se encontraba en la pequeña caseta que hacía de la comisaría del pueblo, sentado con los pies sobre el escritorio mientras leía "El misterio del cuarto amarillo" de Leroux. El estremecedor sonido del choque llega tan nítido que se soblesalta; automáticamente toma su abrigo y sale en dirección a la iglesia.

Mientras se acerca a paso ligero, ya divisando la escena protagonizada por la lechera y el cura, desvía su vista fugazmente hacia la callejuela a la derecha de la iglesia. Ve algo amarillento en el suelo, en la nieve... Pasa a un lado de la camioneta estrellada sin prestar atención a las vociferaciones de la exasperada lechera, ya caminando normalmente, con la vista fija en aquello que yacía en el suelo. 

Una vez lo bastante cerca, sus ojos no dan crédito a lo que ven: ¡La niña, la hija del alcalde yacía muerta en la nieve! 

Bruce se abalanza sobre ella corriendo, le toma el pulso mientras respira agitadamente... No, está muerta.. ¡Está muerta! El policía no da crédito a lo que está viendo; la mirada de la niña perdida en la nada, esos ojos azules le miraban pero no le veían... Toda esa chispa, esa jovialidad habían desaparecido de su fragil cuerpo. Le cierra los párpados con sus dedos, todavía estremecido por la escena, mientras comienza a percatarse de los detalles de ésta: La habían asesinado de manera brutal, su cuello estaba desgarrado de lado a lado de una forma que no evidenciaba ningún tipo de arma de filo...

¿Un animal salvaje? Pero eso quedaba descartado inmediatamente por dos particularidades aún más inquietantes; una especie de pentagrama dibujado en su frente a filo de navaja, y el cuerpo dispuesto con sus brazos y piernas extendidas, formando una estrella.

Mientras Bruce observaba estas cosas, llegó a oír los pasos de alguien que se acercaba a sus espaldas. Al voltearse, solo alcanzó a notar que salió corriendo espantado. Quien fuera seguramente iría a comentar lo sucedido a los que estaban en la iglesia....

Carmina, ya más calmada lidia con el comerciante, que sigue empeňado en venderle cosas que no le ha pedido nunca.
Mientras se lo saca de encima recordándole que sólo necesita sal, harina, y jabones además de a alguien que le ayude a ponerle las cadenas a la furgoneta para dejar de dar patinazos, ve a Bruce internandose en el callejón.

Ella, que tiene la atenta parabólica simpre a punto se acerca, guiada por una corazonada y ve... A imagen más horrible que ha visto en su vida.

Piensa en Palomita, la niňa de sus ojos y echa a correr pidiendo ayuda con la voz estrangulada, y pálida como un fantasma hasta la iglesia.

Apenas puede con la puerta... Se siente mareada. Es imposible, debe de haber visto mal. No puede ser. Una criaturita tan guapa...

Y se desploma, desmayada por la impresión, en medio del pórtico.

(Inciso sobre el mensaje anterior)

La modista se encuentra completamente absorta escuchando las palabras del cura. Al mismo tiempo observa al santisimo cristo que cuelga del pulpito y le habla pidiendole ayuda. -No se sabe si dios existe o no, asi que no pierdo nada por intentarlo. La misa esta llegando a su fin, el padre se dispone a bendecir las ostias consagradas cuando de repente se escuchan unos gritos provinientes de la calle. El mensaje es alto y claro, retumba por todos los rincones del santuario. Hasta las imagenes del sagrado corazon y la virgen inmaculada se han enterado de la fatal noticia. Han encontrado un cadaver!.

Me quedo en shock, miro al padre, miro al vagabundo. -Que desgracia. ¿Pero quien ha muerto, quien y como?. ¿Un accidente?.¿Alguien que estaba mal de salud?. Sale apresurada de la iglesia para contemplar con sus propios ojos lo que esta pasando.

Ve a Carmina desplomada en el suelo, se acerca a ella, la incorpora con la ayuda del comerciante y grita: -La doctora! que alguien vaya a buscar a la doctora por favor!. A Carmina le ha dado un infarto!.

La modista se equivoca de difunta. El comerciante le aclara que no es Carmina la que ha muerto sino la hija del Alcalde. Bruce se encuentra a pocos metros sosteniendo el cuerpo sin vida de la infante. -Que horrible tragedia, una criatura tan joven y llena de vida. Sus ojos se llenan de lagrimas y empieza a cargar con furia contra dios nuestro señor. -Estas desgracias tan injustas son las que no me dejan confiar plenamente en la existencia y misericordia de dios!.

Se escucha un grito desesperado proveniente de la iglesia, a escasos metros del herbolario donde trabaja la pequeña hierbas.

-¡Que los seres de luz nos protejan! ¡Los extraterrestres nos invaden!

-¡Calla abuela! Deja la pipa un ratito que empiezas a desvariar... voy a salir a ver que ha pasado- Le responde "little hierbas" con cara de preocupación.

Un vehículo a las puertas de la iglesia tiene unos cuantos rallajos en el lateral y un par de personas miran curiosas hacia el desastre... 

-¡Pero si es la camioneta de la lechera!- Exclama para sus adentros.

Tras un par de zancadas llega a la iglesia y ve el panorama: Un grupo de vecinos se reunían allí rodeando a la lechera, que yacía en el suelo mientras la modista pedía auxilio...

-¿Qué está ocurriendo? ¿Se ha estrellado? ¿Se encuentra bien?- Se apresura a decir.

Pero las noticias no podían ser peores, la lechera no se había desmayado por ningún accidente de coche, si no por la fatídica y brutal noticia del asesinato de la hija del alcalde. Tras un momento de silencio sepulcral sale en busca de la doctora, a un par de calles de allí, y cuando llega consigue pronunciar con el aliento entrecortado:

-Doctora, ha ocurrido algo horrible... Tiene que venir a la iglesia, ¡es urgente!

La doctora y la enfermera acuden y ayudadas por el policía trasladan el cadáver a una improvisada morgue. En el ínterin, los vecinos comentan el suceso y en pocos minutos ya nadie es ajeno a él. Se reúnen en la taberna y los murmullos cada vez se elevan más y más.

Los tres personajes que faltaban, la doctora, la enfermera y el policía, se abren paso ahora entre la multitud y es el policía el que toma la voz exponiendo que la niña había sido asesinada con brutalidad, que en su cuerpo había grabados símbolos satánicos y que la postura en la que su asesino o asesinos la habían depositado en la nieve sugiere algún tipo de actividad ritualística.

Lo último que recalca el policía es que, al encontrarse el pueblo aislado por la nieve, quien haya asesinado a la niña se encuentra entre los presentes. Lo cual genera, como es evidente, una acalorada discusión entre los vecinos.

Entre el revuelo creado el cura se levanta y sentencia: Ese símbolo es del maligno, el maligno se encuentra entre nosotros!!! Esto es un autentico sacrificio humano!!! (vocifera mientras gesticula).

Señor, que nos has traído a esta humilde aldea, por qué Señor somos nosotros los elegidos? Dios padre todo poderoso, lleva hacia la incandescencia de tu ser a esta cándida niña, Por qué señor?, por qué (da un golpe con su puño en la mesa, esta muy nervioso) nos has traído esta negrura!!?? Te purgo niña, pobre niña, para que el diablo desaparezca de ti!!!, y a vosotros (se dirige mirando y señalando al pueblo presente que callado le contempla), os deseo suerte y benevolencia, porque estamos atrapados, y uno de nosotros, uno, esta contaminado por satanás... como bien sabe el policía aquí no pudo entrar nadie ni salir podemos, os pido que se retracte el culpable, o los culpables!!! de este crimen atroz!!!, si no es así... rezaré por todos ustedes. , si alguien quiere tomar la palabra... Se retira sudoroso a su asiento.

La maestra escucha al policía "quien haya asesinado a la niña se encuentra entre los presentes." Los gritos del cura la hacen estremecer "símbolos satánicos". Por un momento llega a pensar que sigue unas calles atrás dentro de su cama soñando con la peor pesadilla posible pero esto... esto no es algo capaz de ser creado por su inconsciente. Quiere hablar pero no le salen las palabras. 

Se dedica a observar a los presentes, percatándose de que todos se miran unos a otros, no puede creen que exista alguien capaz de cometer un asesinato, más el policía ha sido muy claro, entre los presentes se encuentra el asesino de la hija del alcalde.

-¿Que vamos a hacer ahora?- intenta ocultar sus miedos, pero su voz se escucha temblorosa.

Después de contemplar el cadáver de la niña en la nieve y de soportar la histeria de los habitantes del pueblo, el vagabundo se arrepintió de haber permanecido en la aldea. Era obvio que había algo profundamente extraño en esa gente. El cura parecía un fanático de cuidado, en cierto momento casi no pudo aguantar las ganas de calmarlo con una bofetada bien puesta.

Ahora estaban todos reunidos en la taberna, a pesar de que si le hubieran dado a elegir, él se habría mantenido al margen de este asunto, pero en realidad no había otra opción. Si decidía apartarse y tratar de salir del pueblo por sus propios medios, sería considerado sospechoso. Lo más seguro era que el pueblo entero saliera en su búsqueda, y no precisamente para darle un abrazo. El vagabundo consideró seriamente si no sería mejor arriesgarse de ese modo a permanecer un minuto más en el pueblo maldito. Era obvio que había un demente, o varios, sueltos. Se preguntó como pudo el asesino escabullirse en la posada, en donde la niña dormía, sin que el tabernero o él se dieran cuenta y cometer ese acto depravado. Porque no había habido el menor ruido, el menor susurro, ni siquiera un grito o una voz...

Aún sin quererlo, ya que el vagabundo era un hombre justo, sus pensamientos derivaron hacia el extraño individuo que se conocía como el temporal. Se cubría la cara, apenas hablaba, y los asuntos que lo llamaban al pueblo nadie los conocía. ¿Podría ser el asesino?

El vagabundo siguió sentado en una mesa un poco apartada de donde se concentraban la mayoría de los habitantes de Castronegro, ignorado por todos, como siempre. Quiso participar en sus deliberaciones pero decidió que era mejor esperar a que el ambiente se calmara un poco antes de decir algo. Esta gente lo ponía nervioso, era demasiado extrema y exaltada, en oposición con su carácter tranquilo y silencioso...además, cualquiera de ellos podía ser un asesino despiadado. Esa posibilidad lo aterraba, mientras examinaba discretamente los rostros de todos los presentes.

El reverendo se limpia todo el sudor frio que le cae por la frente. Parece como si hubiese venido de correr la carrera de San Silvestre. -Calmese que le va a dar algo, entre la muerte de la niña y la lipotimia de Carmina no ganamos para disgustos. Tautou piensa que la situacion se esta yendo de las manos, todos hablan bajo un estado de nervios importante, no se entiende nada, todos menos el vagabundo que no dice palabra, solo observa como los aldeanos se transmiten los unos a los otros la histeria colectiva.

Escucha preocupada la pregunta de la profesora, "que vamos a hacer ahora?".  -Nosotros nada, en todo caso cerrar bien las puertas y ventanas de nuestras casas y hacernos con un arma para protegernos si nos vemos en situacion de peligro. El policia es el que tiene que investigar y hacer bien su trabajo, para algo es la maxima representacion de la autoridad en este pueblo. ¿Vamos a jugar a ser Sherlock Holmes? no profesora. Lo mas inteligente y sensato es que Bruce se encarge de averiguar que asesino/s han cometido este horrible crimen.

El vagabundo escucha la platica entre la profesora y la modista y piensa:

"No creo que todo sea tan sencillo, aqui está sucediendo algo que un solo hombre no puede resolver, y estamos en una situación en verdad desesperada, no me sorprendería que de un momento a otro los aldeanos comenzaran a acusarse unos a otros y corra la sangre. ¡Nadie va a querer confiar su vida y su seguridad a una persona que bien podría ser el mismo asesino de la niña...!"

De repente, le llega al vagabundo un extraño olor de una esquina de la taberna. Es la "pequeña hierbas", que esta fumando algo...¿que estará fumando? Esa chica no tiene remedio.

El pescador estaba realmente intranquilo, no paraba de moverse aunque intentaba mantenerse sereno.. Jugueteaba con su barba para después hacerlo con su pelo para otra vez seguir con la barba. Sentía que debía de hacer algo.Hacía mucho tiempo que no veía al pueblo en una situación tan grave. Ver a la risueña profesora con esa palidez y al cura, al que tantos y tantos consejos había pedido, en ese estado de agitación le había alarmado. No podía dejar de pensar en aquel hombre de aspecto descuidado y asiduo a la Iglesia que había llegado recientemente a Castroviejo. Y en aquel otro al que nadie conocía y al que nadie quería conocer, aquel que visitaba el pueblo de vez en cuando pero nadie sabía porqué. Espero que Bruce haya pensado en ellos.. se decía. El pescador tenía la mirada clavada en el reloj de la taberna, se le veía ensimismado en sus pensamientos hasta que finalmente salió de ese estado..

-Manolo.., lo de siempre..