Partida Rol por web

"Donde los personajes toman rumbo a Venecia en busca de la cruzada..."

Mares inciertos

PRELUDIO

Cada uno de vosotros me ha dejado clara su intención, propósito o motivo para dirigirse a Venecia en busca de la Cruzada.

Cabe destacar el resumen de la situación que os expuse en INFO de la CRÓNICA.
Donde os hablo de la tercera cruzada, de las intenciones del nuevo papa y de la motivación por parte de los nobles en alzar una nueva cruzada al ver que los reyes se abstienen a ello.

Así comenzaremos la historia en barco, en el viaje a Venecia, a pesar de que seáis de distintos lugares este barco a congeniado y ha seguido una ruta tan especial, que habéis congeniado todos en el mismo barco.

Para empezar os describiré el barco y su tripulación. Una vez leído, el primer mensaje que realizareis englobara el embarque a ese barco desde vuestro puerto de acceso.

Es decir, describiréis como vuestro personaje se dirige al puerto, espera la llegada del barco, y de que forma abandonáis tierra para embarcar.

Una vez todos estéis a bordo empezaremos a rolear.

NOTA: Solo podrán escribir ese primer mensaje los jugadores que tengan el personaje completamente terminado ( ficha, historia, perfil con su foto, descripción física y de su vestimenta e inventario de objetos ).

Estado de los Jugadores:

Juancar clan: Si Ficha: si Historia: Si Perfil de pj: Si (Listo para Comenzar)

Kamahl clan: Si Ficha: Si Historia: Si Perfil de pj: Si (Listo para Comenzar)

Poligamo clan: Si Ficha: Si Historia: Si Perfil de pj: Si (Listo para Comenzar)

Shadowblade clan: Si Ficha: Si Historia: Si* Perfil de pj: Si (Listo para Comenzar)

Than clan: Si Ficha: Si Historia: Si Perfil de pj: Si (Listo para Comenzar)

Wanna89 clan: Si Ficha: Si Historia: Si Perfil de pj: Si (Listo para Comenzar)

Perfil de pj engloba: Nombre, inventario, meter la ficha e historia, clan, y descripción física y de la vestimenta del pj.

Iré actualizando vuestro estado y cuando hayáis completado todo podréis comenzar con el primer mensaje del preludio.

INTRODUCCIÓN

La navegación:

Los viajes por la mar en la Edad Media eran siempre una aventura. El hombre medieval sentía por el mar un respeto reverencial. Temporales, corso, piratería... son los principales peligros de la navegación en esa época.

El barco: La Carraca

Las carracas eran navíos grandes y robustos, redondos, de alto bordo, de velas, especializados en el transporte de grandes cargas en travesías largas, aptos para el comercio entre Flandes y el Mediterráneo.

Eran muy apreciadas por venecianos, genoveses y portugueses, y menos utilizadas por castellanos y aragoneses. En los astilleros del Cantábrico se construyeron muy pocas carracas, por su mal comportamiento en los temporales.

Tripulación:

La tripulación esta formada por unos 20 tripulantes, 15 de ellos marineros. Todos ellos son hombres que han pasado toda su vida en el mar lo que les da una experiencia sobre la mar increíble. A pesar de ello se aprecia como sus ropas y modales son tan salvajes como el temporal.

El capitán es mas viejo que los demás. Con el pelo largo, enmarañado, grasiento y gris. Su voz es ronca y su aliento apesta a alcohol a todas horas. Aun así la capacidad que tiene de manejar a sus hombres es indiscutible. El capitán esta presente cada vez que embarca uno de vuestros personajes dándoos la bienvenida de manera rutinaria y poco entusiasta.

NOTA: Con estos datos deberéis hacer vuestro embarque, dejando atrás la tierra firme. Solo este mensaje sera de este tipo. A partir de aquí comenzare a narrar el preludio y todos rolearemos de manera activa, siguiendo el preludio como una escena interactiva.

Una vez que llego con la escolta al puerto, Edward logro divisar a lo lejos aquel navio de monumental tamaño y acorde a las descripciones que le habian dado. Siguio a caballo junto con los demas y en la cubierta habian varios marineros encargandose de las provisiones y demas cargamento. Vio a uno que le llamo la atencion por su manera de vestir. Era el capitan del barco que ansiosamente estaba esperando el abordaje del invitado.

Una vez al lado del barco, el capitan lo diviso y bajo la plataforma de madera para que aquel hombre suba. Camino por esta, con un poco de desagrado y cuando llego al lado del hombre, que apestaba a alcohol.

Muy buenos dias, señor capitan - Dijo Edward inclinando levemente la cabeza y llevandose la mano en que llevaba su baston hacia la espalda.

El capitan respondio a su saludo y llamo a un marinero para que acompañase al visitante a su camarote...

El viaje seria largo

El puerto de Zven está rodeado de brumas esta noche. Me encuentro frente al embarcadero, observando detenidamente un horizonte apenas distinguible a pesar de la luz de la luna que riega de brillos la superficie del ancho mar. Hace frío, aunque no me molesta. Hace mucho que este tipo de inclemencias no afectan a mi cuerpo eterno. Sin embargo, he visto a los hombres abrigándose para soportarlo, de modo que me envuelvo en mi capa y cubro mi cabeza con la capucha, para no llamar la atención.

Mi escudero tarda en regresar. Hace ya un buen rato que se marchó para hablar con los capitanes de los barcos atracados y buscar uno que pudiera acercarnos a tierras ítalas. Veremos así si es bueno en tales menesteres, ya que aún estoy evaluando sus capacidades y talentos. De momento se que cuida bien del equipo. Un simple vistazo a las monturas, atadas a pocos metros de donde me encuentro, me deja ver el brillo de la hoja de mi hacha y el bruñido del escudo. Le he visto pasar horas afilando y cubriendo de aceite las hojas, y eso demuestra paciencia y saber hacer. Es disciplinado. Y callado, lo cual agradezco. Hemos pasado horas de cabalgada sin que se dirigiera a mi en ningún momento, salvo que yo le hablara primero. Eso demuestra respeto. Los Vlaszy le han educado bien. Y precisamente por ser un Vlaszy no pondré en cuestión su habilidad en combate. La presupongo. Lo que no esperaba es que fuera un galán. No he dejado de comprobar las reacciones que provocaba en las damiselas del pueblo en cuanto entramos. Ciertamente, sus tirabuzones dorados y su pecosa cara de niño bueno hacen estragos en el género femenino. Eso puede ser una ventaja si se sabe aprovechar, aunque también puede ser causa de problemas: demasiadas veces he visto lo mal que se toman determinados hombres la competencia frente a las mujeres.

Un nuevo vistazo para comprobar las monturas, especialmente el mulo que transporta mi tierra natal, y veo la silueta del zagal acercándose entre la bruma. Viene en silencio, sin hacer gestos desde la distancia. No habla hasta que está justo a mi lado, donde nadie pueda oír lo que decimos. Su gesto es serio, y espera que yo le pregunte. Respeto. Eso me gusta.

- ¿Has encontrado transporte?
- Hay un barco. Hace un recorrido poco habitual, pero pasa por Venecia. Puede llevarnos a ambos y a nuestras monturas, las tres. He comprobado la bodega y es estanca, bien cuidada y aislada del exterior. El precio es... algo mayor de lo normal, pero por lo que he oído es lo habitual en estos días. Los rumores de la llamada a filas para una cuarta cruzada papal hacen que el tráfico a Venecia se haya incrementado, y los precios con ello.

Asiento complacido. Me giro y comienzo a caminar, mientras mi escudero corre a desatar las monturas y traerlas hacia el barco. Yo tan solo llevo mi espada conmigo, y el cinturón sin el que no puedo descansar. El trayecto no es excesivamente largo, pero un viaje por mar siempre es un peligro y una molestia. Todo sea por el destino que me aguarda.

Quien sabe cuantos dias han paso, desde hace algunos año solo las noches reinan en mi vida; la Kumpania se ha movido entre los mortales planeando espectaculos o tan solo jugando con la mente de los mismos para obtener tesoros o algo mas.
MIl noches? ya no puedo contarlas.... cuantas lunas llenas pasaron hasta que termine por ascender por aquella pasarela que me guio hasta un Barco con un destino incierto.... asi es la vida de un gitano.... asi es la vida de un herrantes.... Solo los vientos guian su camino.... ¨MI camino ¨

Y ahora te relatare el inocente comienzo de aquella historia joven, escucharás por mis labios la verdadera historia de la Amarga Cruzada

El viento hacia que los cortinajes del carruaje se balancearan descontroladamente, permitiendo a la fina lluvia humedecer el interior y a sus ocupantes.

-Otra noche fría, señor, seguro que nos esperan muchas más como estas.

Sin levantar la vista hacia su criado Guillaume asintió. Su mente vagaba por en esos instantes por la serie de extraños acontecimientos que le habían llevado a esperar durante mas de dos horas la llegada de un barco en dirección a Venecia, y luego Tierra Santa.

Sería un viaje largo, pero ya estaban acostumbrados a ello. Repasó mentalmente la historia que debía contarle Bertrand al capitán, lo haría bien, no iba a mentir. La cara del caballero se curvo al dibujarse una ligera sonrisa. Otra noche, otros lugares, otra cruzada, aunque tal vez no la que todos pensaban. Volvió a sonreír.

Sonó la campana del puerto anunciado el atraque de otro barco. Por fin había llegado. A través de la fina cortina de lluvia se podía distinguir la rechoncha silueta de la carraca que les debería de llevar a Venecia. El pasaje había sido pagado con antelación a uno de los armadores por medio del Temple, y los dos se habían vestido como caballeros templarios para revelar su origen.

-Vamos Bertrand, cuanto menos tiempo estemos en este puerto antes llegaremos a Venecia.

Ambas figuras se dirigieron hacia el barco y subieron la pasarela, donde aguardaba alguien que, por su vestimenta, debiera de ser el capitán.

-Vaya noche hemos elegido para embarcar ¿eh capitán?-Dijo Bertrand.-Mi señor está cansados del viaje por tierra y desearía descansar en su camarote, y a mi me gustaría supervisar el embarco de los caballos, nos son muy queridos.-dijo mientras señala a los dos caballos que habían permanecido atados tras el carruaje y que ahora uno de los mozos traía por los ronzales. Ambos mostraban la silueta característica de os caballos árabes, a la vez fuerte y veloces.

-Si, si, no hay problema.-Mientras decía esto el capitán escupió a un lado.-No se preocupen, estoy acostumbrado a este tipo de transportes.

Mientras se preguntaban que habría querido decir exactamente el capitán con ese ultimo comentario, ambos descendieron a las entrañas del barco.

Bueno si no debo poner esto por aqui avisame:

Me gustaria ir poniendo en todos los mensajes los puntos de sangre que tengo y cosas asi, por ejemplo si he gastado alguno para subirme un atributo fisico pues pondria el atributo modificado mientras dure su efecto. normalmente lo pondre en notas, pero no m egustaria que otros jugadores conocieran mi estado, asi que si el mensaje es abierto supongo que tendre que ponerlo como ahora en un post justo despues del abierto.

Gracias por la comprension!

*Llego a mi objetvo, mirando alrededor con mirada penetranda y superior, voy acercandome al que veo que es el capitan, intensamente con paso decidido pero despacio, y cuando llego elevo la mirada, y le miro a los ojos intesamente y le digo...

Este es el barco, que parte hacia las cruzadas???, entonces este sera mi barco

*Me bajo de mi caballo, y coloco mi ropa bien, y pongo mi espada colgada en el cinto y un escudo, en la espalda, luego miro a los demas tripulantes les observo de arriba a abajo sin decir ni una sola palabra mas...

La noche regresaba de nuevo. Tan ansiadas para unos tan temida para otros. La madera del barco cruje suavemente al navegar entre las grandes olas del Mediterráneo.

Los camarotes no son demasiado grandes, pero la mayoría de ellos cuentan con todo lo necesario que un viajero necesita en su viaje... Un pequeño arcón de madera para guardar ropa descansa a los pies de la cama. Junto a ella hay una silla y una pequeña mesa de madera de tosca talla donde reposa una tenue lampara de aceite que parpadea al paso de las corrientes de aire, dejando un juego de sombras proyectados sobre las paredes del camarote.

Angostos corredores fluyen a través de la gran embarcación, la mayoría de ellos desembocan en amplios pasillos o salones. Se observa que el barco no esta demasiado cuidado y sus decorados dejan mucho que desear.

Acaba de comenzar la noche y al poco tiempo de despertar comenzáis a oir una voz, al principio distorsionada y poco inteligible debido a la lejanía desde la que procedía. Poco a poco, paso a paso esa voz cada vez se oia mas fuerte en la noche, recorría varias puertas llamando varias veces en cada una pero sin esperar respuesta alguna o que abrieran.

Es entonces cuando los pasos se detienen ante la puerta de tu camarote, el marinero aporrea la puerta con fuerza tres veces y entonces mientras comienza a retroceder hace su aviso con voz ronca:

Marinero- Caballeros, este es un mensaje de parte del Capitán, suban a la cubierta del barco lo antes posible.

Tras mencionar su mensaje se retira y continua andando hasta que ya a lo lejos vuelve a aporrear la puerta...

En unos minutos el pasillo queda totalmente en silencio, tan solo se escuchan como rompen las olas contra el cascarón de la embarcación y el crujir de las maderas.

Mientras el capitán os aguarda en la cubierta.

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Cuando llegáis a la cubierta la noche esta algo nublada por lo que la Luna brilla a intervalos según acontecen las nubes. Encontráis justo debajo de las escaleras que dan a donde se encuentra el timón y junto a uno de los mástiles, a cuatro figuras bajo la penumbra, una de ellas la pueden reconocer a pesar de la sombra bajo la que se hayan y es la del capitán, su figura es inconfundible pues es totalmente peculiar y diferente al del resto de sus marineros.

Podéis observar la silueta de una pequeña embarcación de vela junto a la carraca. Esta atada por una soga gruesa a la borda de esta.

Es una noche clara y tranquila. Hay poca actividad a estas horas por las calles de Roma. Otros 2 Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén me acompañan junto a la mula que carga mis pertenencias. Son pocas, pero las necesarias para el lugar al que me dirijo. Salimos de la ciudad y nos dirigimos al puerto de Ostia. Un barco nos espera. Pese a las quejas de nuestras monturas aceleramos el paso; es de vital importancia que llegue a tiempo para embarcar.

Tierra Santa... Será duro regresar dónde una vez ya fuimos expulsados por Saladino; pero esos son los designios del Gran Maestre. Mi informe es lo que le orientará sobre participar o no en esta nueva Cruzada. Frey Geoffroy de Donjon sabe que soy el indicado para esta cuestión, pues los intereses de la Orden están por encima de cualquier otro.

LLegamos a la zona del puerto. Aquí se respira un ambiente mucho más vivo, mucho más frenético. El intercambio de bienes es continuo; taberneros, prostitutas y ladrones se quedan con el dinero de cualquiera que se descuide. Echo otro vistazo a mi baul, para comprobar que sigue encima de la mula. En él porto mi coraza, escudo, y espada; asi como parte del dinero que me proporcionó el Gran Maestre para esta misión. Me llevo la mano al pecho, y siento su frío roce. No me gusta ir desarmado, asi que siempre llevo una pequeña daga escondida en la túnica.

Recorro la vista por el muelle, hasta dar con la Carraca que he de coger. No distingo el nombre, pero no importa; pues es la única de esas proporciones que se encuentra amarrada. Antes de subir a bordo despido a mis acompañantes. Esta misión me la han encomendado a mi; ellos todavía tienen que completar su aprendizaje.

Mi destino me aguarda... Sin volver la vista atrás subo a bordo. Nada dejo detrás de mi; y un gran cometido me espera.

Subo a la cubierta y me acerco a las figuras que destacan sobre el oscuro cielo. Mi túnica de la Orden ondea con el viento, generando un leve sonido que se mezcla con el rumor de las olas. Esa mezcla de sonidos me produce una sensación de bienestar que me permite pensar con claridad.

Un aviso del Capitán a estas horas? Qué puede estar pasando?

Cuando me encuentro suficientemente cerca me dirijo a ellos sin levantar la voz.

Buenas noches Capitán, hay algún problema?

Al oír la llamada del marinero a mi puerta me levanto con un suspiro del áspero suelo del barco, donde permanecía arrodillado con un devocionario. A los poco instantes de nuevo rompe el apacible sonido de la mar otra llamada, esta vez más suave y más firme, y la voz de mi amigo Bertrand llamándome. Ambos sabemos con esa sabiduría que nos han proporcionado nuestros múltiples viajes juntos que en alta mar es mejor hacer caso de los designios del capitán de la nave, siempre que ello no sea demasiado oneroso. Así pues termino de colocarme la armadura ligera y el hacha y salgo, dejando a Bertrand encargado de permanecer en mis habitaciones por si surgiera cualquier contratiempo. Tomando la capa propia de los caballeros del Temple salgo del camarote a la vez que muchos otros ocupantes, a los que dirijo saludos sin interés, al menos evidente.

Al salir la brisa marina agita mis largos cabellos castaños, y riza la superficie de la barba como un campo de trigo. Recorro con la mirada la cubierta en busca de la figura de aquel que nos ha convocado y al descubrirlo me dirijo hacia donde se encuentra, tratando de colocarme en primera fila.

Siento postear doble apra estas cosas, pero son cosas que me gustaria hacer ocultas:

Activo el poder de Auspex nivel 1: Sentidos agudizados

Trato de percibir en la gente que sale cualquier cosa fuera de lo normal asi como sacar algun dato de los personajes que acompañan al capitan(Percepcion+Alerta)

Me gustaria saber el sistema que usas para aparentar ser humano (en puntos de sangre), y reservarme el derecho de usarlo antes del salir del camarote cuando sepa como funciona si no te importa. Muchas gracias.

Me parece estupendo que realices tus acciones ocultas en modo privado ;) puedes hacerlo cada vez que quieras siempre y cuando sea privado o yo te lo pida ;)

Pues en cuanto a la tirada:

No percibes ningún síntoma de alerta. Al parecer no hay mucha gente en el barco. Escuchas pasos tranquilos y lejanos, algunos que suben una escalera hacia la cubierta y el abrir y cerrar de algunas puertas pero nada mas.

Como llevas auspex y aunque la luna no brilla demasiado ves como junto al Capitán hay tres hombres mas, parecen guardias, aunque uno de ellos parece de mayor rango, lo notas en su vestimenta. Puedes diferenciarlo pues a pesar de llevar el mismo uniforme no lleva casco y en vez de escudo lleva un pergamino enrollado en sus manos.

Los acordes de la mandolina habian cesado cuando los golpes y las palabras de un marinero interrumpieron un momento de paz aqeulla noche; tomo su pequeña mandolina y se la coloco en la espalda sigueindo los pasos hasta salir a la cubirta del barco.
Habia mas figuras.... pero solo escucharia las palabras del capitan.... quizas algo de interes tendria para escuchar....

Recien se despertaba Edward cuando un marinero se atrevio a dirijirle la palabra sin siquiera llamar antes para ver si estaba disponible, pero que se iba a esperar de la plebe... Se levanto de su lecho y tomo su preciado baston para dirijirse a la cubierta.

Vio como otras personas de distintas nacionalidades y formar de vestir. Los miro con recelo a todos. Al lado del mastil habian unas sombras y una de ellas mas grande que las demas. Eran el capitan con algunos marineros. Camino con los otros tripulantes en su direccion, sin pronunciar palabra alguna

Poco a poco vais llegando a cubierta y conforme os vais acercando al grupo bajo la penumbra os vais encontrando todos...

El viejo capitán parece estar agotado, sus ojos rehundidos están casi apagados y su enérgica vitalidad con la que parece dirigir a sus hombres parece que había desaparecido.

Junto a el tres hombres os miran. Al parecer son guardias. Dos de ellos van armados con armadura ligera, casco, escudo y su espada envainada. El tercero no lleva casco, tiene una armadura un poco mas relevante y porta un pergamino en su mano. Lleva una larga cicatriz en su mejilla que arranca desde su pómulo hasta la barbilla.

Este último os mira fijamente, os observa detenidamente a cada uno de vosotros, de forma tan intensa que parece escudriñar vuestros secretos mas profundos con tan solo su mirada...

Tras unos segundos y una vez han subido todos el caballero toma la palabra con voz aguda.

Caballeros, tengan buenas noches. Permitan que me presente. Mi nombre es Attilio Giampiero, sirvo Narsés, Príncipe de Venecia.

Una vez ha expuesto su presentación, espera la aptitud que toman los caballeros que le rodean. Los dos guardias permanecen junto a el en silencio con mirada al frente.

Mi deber es recorrer los alrededores de Venecia y revisar cada barco que entra y sale de la ciudad.

Después de una leve pausa en la que toma aire continua.

Como sabrán, en pocas horas llegareis a puerto veneciano. He detectado vuestra presencia abordo de este barco. Y como comprenderán, hermanos, debo de instar de vuestra presencia. Corren tiempos difíciles... Así que, caballeros, si son tan amables de presentaros y exponerme a que venís a esta ciudad les estaría muy agradecido...

Una vez concluido su pequeño discurso rutinario espera impaciente vuestra respuesta. Mientras los dos soldados continúan inmóviles y el viejo marinero en silencio y abatido.

- Hummmmf

Reniego en mi camarote al oir el anuncio del marinero. No me gustan los imprevistos, y menos aún en medio de una travesía marítima. Bastante peligroso es ya para un vampiro adentrarse en las entrañas de un cascarón flotante y alejarse de la tierra en la que puede caminar con su propio rumbo.

No respondo al marinero, pero me giro para mirar directamente a mi escudero. También miro los sacos donde guardo mis tesoros, económicos y espirituales. Mientras me ajusto el cinturón para que la espada no me moleste al caminar, comienzo a impartir instrucciones.

- Tú te quedarás aquí. No me gusta nada lo que está pasando, no me fío. Estate alerta y custodia los sacos. Las armas donde puedas disponer de ellas con rapidez, zagal. Cualquiera que atraviese esa puerta -señalando la puerta del camarote- y no sea yo, es un enemigo. Mátalo sin contemplación.

Salgo al pasillo y permanezco unos instantes escuchando cómo mi escudero atranca la puerta por dentro. Entonces me dirijo a la cubierta caminando lentamente, con una mano en la empuñadura de la espada y la otra colgando libremente a mi lado. Cuando llego a la cubierta, veo a varios hombres alrededor del capitán. Algunos de ellos forman parte de la tripulación, otros en cambio son parte del pasaje. Los observo a todos detenidamente, desconfiado. Tampoco me pasa desapercibida la embarcación atada a la borda de nuestro barco. Alguien ha debido llegar en él ¿Pero quién?