Partida Rol por web

Chang sonríe y mira sus manos. Tal vez se sonrojaría, si hubiera algo más de sangre en sus mejillas.

Rápidamente las pliega bajo las mangas, como pajarillos escondiéndose en un refugio. No, no, no era esa mi intención, exclama mirando de reojo a los guardias. Se me paga lo suficiente como para no necesitar nada extra.

La sonrisa deforma la cara como una máscara vieja y dura. No, no. Dije negocios. Y el dinero para pagar ese negocio. Ustedes no parecen tener ni uno, ni el otro...

¿Y que clase de Negocios son los que usted necesita señor? dice el clerigo sumamente molesto por tener que tratar con esta escoria.

Maldita sea no tenemos un solo trono, acabemos con todos menos con el puto levitante y saquemos le lo que queramos. Pienso para mi mientras evalúo la situación y voy seleccionando los blancos según cercanía y armamento.

Bueno... Aquí efectivo no llevamos precisamente, como comprenderá, solo venimos a tratar con su buen jefe. Y seguro que llegamos a un acuerdo en el que salgamos ganando todos. No nos gustaría haber venido hasta aquí para perder el tiempo. Hemos hecho un largo camino, y tenemos grandes planes. No poder llegar a contactar con Virgil sería un contratiempo terrible para el negocio... ¿Me comprende?

La sonrisa arrugó aún más los apergaminados lados de la cara de Chang, haciendo que sus ojillos se ocultaran tras los pliegues de piel cenicienta y seca.

- Entonces el negocio no nos interesa. El misterio no nos interesa. Se da vuelta, levanta la mano y chaquea los dedos. Fuera con ellos. Suavemente, chicos, no me ensucien el lugar.

Comienza a caminar hacia las oficinas del lateral, mientras los guardias os señalan la puerta y os piden, con empujones "amables", que desalojeis el local.

Los guardias, tras la seña del asiático anciano, los empujan sin muchos miramientos en dirección a la puerta.

Una vez allí os devuelven las armas; pero las miras de media docena de guardias hacen ver lo estúpido que sería en este momento intentar, a plena luz de los reflectores, dar un paso en falso o hacer un movimiento agresivo.

El camión que anteriormente entra sale junto a ustedes; en la cajuela advierten restos sueltos de verduras machacas, viejas, echadas a perder. La mujer os mira divertida; mientras pasa lentamente a vuestro lado toca el claxon y os saluda por la ventanilla.

- Os han retado? Necesitan un aventón?

El pequeño jeep en el cual se han desplazado se encuentra a 50 metros, pero todas sus cubiertas están bajas. Una puerta falta, y todo el lateral se encuentra pintado con aerosoles en formas que podrían recordar a falos e insultos.

Con sus suspiro, miran con mayor gusto la sucia cajuela del camión.

Mirando cabreado a sus compañeros hace un gesto con la cabeza mientras sube al camión.

- Volveremos a vernos... murmulla

Mientras me hecho mi rifle automático al hombro miro con asombro el coche y para mis adentros pienso...

Joder que pena... me gustaba ese trasto, y tampoco había sido fácil conseguirlo... Mira que acabar así.. !!A 50 METROS DE LA PUERTA VIJILADA POR LOS GUARDIAS DEL LUGAR!! Si... esos guardias que tannnnn biennnn custodian las hortalizas...

Mirando a mis compañeros y antes de subir al camión les digo en voz baja...

Un tenderete de verduras... Ya... y un cojon de pato viudo... en esos vegetales había escondida droga o algo similar... A un macarra no se la dan con queso... Capullos... jajaja.

Cuando el camión pasa cerca y se nos ofrece tan grata oportunidad de no vagabundear por las peligrosas calles de la comenta, accedo con claro agrado y subo junto a mis compañeros mientras cordialmente le digo:

Muchas gracias. ¿Cómo puedo llamarla? A parte de por teléfono... obviamente, jejeje. Me refiero por su nombre, no lo recuerdo.

Intento que la broma fácil rompa el hielo.

La mujer, ya entrada en años y en carnes, pero jovial a pesar de todo, os señala con una sonrisa un tremendo pistolón que lleva junto al asiento, contra su pierna.

- Mientras no os hagais los pillos... voy hacia mi barrio, pero puedo dejarlos cerca de la autovia si de algo les sirve. Mucho mejor que caminar... y que os observen.

Su pulgar señala hacia arriba. En las altas fachadas que los rodean, bajo la tenue luz artificial de las profundidades de la sub-colmena, aún se ven reflejos metálicos en las ventanas.

- No es personal, claro. Tienen unas pintas de arbites que se notan a la legua. Sobre todo ese; dice señalando a Whisper, se nota que no es del barrio. Y no empecemos a hablar del adorador del mal...

Se echa un rulo encanecido fuera de la frente con un bufido, toma el volante con fuerza y el camión comienza a desandar la calle.

- Me llaman Bote. Shht! se lleva un dedo a la boca. Nada de risas. Me llaman Bote, y eso es todo lo que necesitan saber de mí. Inmediatamente se sonríe. No todo está podrido aquí abajo, sonríe con una boca llena de dientes arruinados por la falta de cuidado bucal. Algunos todavía creemos en el Sagrado Padrecito, el del medallón del muchacho de la coleta.

Durante un segundo no saben a qué se refiere, hasta que advierten la efigie del Dios-Emperador colgando del cuello de Khar.

Siguiéndole la corriente le digo:

Todos servimos al emperador, hay quienes lo realizan de una manera más ferviente, en los campos de batalla lejanos, sacrificando su vida por él, otros que dedican toda su vida a pregonar su palabra por cientos de mundos y otros realizan simplemente buenas obras en su nombre. Todas son formas igual de valiosas y bien acogidas.

Hago una pausa, como meditando profundamente en esas palabras, tras lo cual continuo y digo:

El emperador protege a los virtuosos. - Por lo que nosotros... seguro que lo tenemos pero que muy difícil....- Pienso para mí mismo, mientras una sonrisa aflora en mis labios.

Puede que entre nosotros haya gente de diferentes oficios, pero bueno... digamos que nos hemos juntado para obtener un beneficio común, digno por fin de nuestros meritos en esta sociedad, hartos de esperar y esperar mientras nos mangonean. No se preocupe de nuestras procedencias, puesto que no la importunaremos con ellas, puede estar seguro. Tan solo queremos... bueno, muchas cosas, pero en general lo que quiere todo el mundo, un mañana mejor, pero un presente que se pueda vivir agusto y disfrutándolo. ¿Comprende a que me refiero?

Con gesto preocupado añado:

Desde luego sin faltar a ciertas... normas morales... Es complicado... pero algo hay que hacer para ganarse la vida... Antes servia en la guardia pero ahora intento ganarme la vida como puedo.

Dejadme que entre  y acabe con ellos, puedo acabar con el oriental sin que se den cuenta los guardias o incluso acabar con todos los guardias de uno en uno. Yo sirvo al emperador llevando su justa retribución donde no se puede llevar por otros medios.

El arbitrador mira al asesino y por unos momentos el silencio se cruza entre ambos como si el primero se lo estuviera planteando.

- Ahora no, nos acribillarían antes de mover un dedo.