Partida Rol por web

La sala era relativamente pequeña: no tenía más espacio que un estrecho pasillo para comprobar los tanques, cubiertos de metal y pequeñas pantallas que arrojaban datos sobre constantes vitales y funcionamiento, con números, diagramas y pitidos incomprensibles. Pantallas que, de repente, sencillamente se apagaron con un pantallazo.

Un zumbido, al principio tenue, comenzó a alzar su volumen con potencia tensa y molesta. Unos cables que mantenían la estructura alimentada de vital corriente comenzaron a agitarse como un pez fuer adel agua, boqueando en un último arrebato de energía antes de quedarse inermes en el suelo. Un pequeño rectangulo de luz se activa con desgana sobre las cabinas, gigantescos tubos de ensayo recubiertos de las capas de metal orgánicas que pueblan la nave.

PELIGRO.

CÁMARAS DE RECLUSIÓN ABIERTAS.

Fue entonces cuando el metal comenzó a vibrar, iniciando un perezoso movimiento contra su voluntad, oponiendo resistencia. El ruido resonaba en la habitación ahora silenciosa sin los múltiples procesos de Hall, reverberando de manera siniestra.

El sonido de vapor liberado a presión inundó la sala como una humareda verduzca y, repentinamente, las capas de cobertura se abrieron de manera frenética como el diafragma de una cámara liberando litros y litros de una sustancia acuosa aunque parduzca.

Y algo más.

Con la marea de líquido biológico cae un cuerpo a peso, un cuerpo humano y calado hasta los huesos. Su ropa, pesada, se arrastra entre el líquido como un paño mojado mientras el hombre hace un pobre esfuerzo en recuperar el control de su manos huesudas, que arañan el suelo en busca de un punto de apoyo para levantarse. Su cara, ladeada, lucha por conseguir aire con el que llenar sus pulmones sin que su nariz acaba pringada del charco marron que ahora llena la sala.

Al final consigue arrastrarse con más bien poca dignidad hasta el lugar de donde proviene y, usando una de las múltiples curvas de la protección del tanque, levantarse antes de mirar el lugar con ojos abiertos y llenos de incomprensión. Todo parece estar abjo un rápido análisis: el suelo cubierto de líquido, los cables que asoman entre la marea biológica, las pantallas mudas y ciegas.

Y una sonrisa gigantesca aparece en su rostro, cargado de seguridad.

- Error de desviación de energía. dice de manera atona para sí mismo, aunque con una voz claramente humana, que demuestra más entusiasmo al continuar.  Bien. Creo que van a estar lo bastante ocupados para...

Fue entonces cuando comenzó a mirar de un lado a otro, contrariado, y se percató de la presencia del resto de la tripulación, retrocediendo un par de pasos resbaladizos hacia atras y señalándo con fino dedo acusador. Desde luego no parece nada cómodo con la presencia del resto...

- ¿Donde está Yo, malditos ladrones!

La repentina oscuridad y el apagón me asustan. Este maldito sitio me está desquiciando los nervios. ¿Ahora qué?

Cuando se despeja un poco la humareda de vapor, un olor curioso se queda fijado en mis fosas. Descubro a aquel hombre chorreando ese líquido y escucho sus aparentemente incoherentes y misteriosas palabras. 

-¿Quién demonios eres tú? -digo, visiblemente nervioso.

- ¡Eso no importa! declaró con vehemencia, agitando el dedo hacia Vincent, antes de apartarse mechones de pelo humedo que se pegan a su frente, cubierta del pegajoso líquido. Además, bien lo sabes tú. Como si no fueseis unos malditos esclavos de esas máquinas megalómanas. Espetó con dseprecio cruzandose de brazos, que hicieron un desagradable sonido al rozar capas de ropa mojada, y dar la espalda al grupo.

Hubo un par de segundos de incómodo silencio, hasta que la figura volvió a girarse lentamente hacia los demás con cierta curiosidad.

- Aunque...comenzó a decir con desconfianza, dando un par de pasos hacía Vincent. Devuelveme a Yo y sabré que estas de mi parte. Un poco al menos. añadió, sin mucho concencimiento.

¿Quien es ese "Yo" del que hablas? Digo un poco asustada

Como saque un destornillador sónico me cago viva - pienso en silencio, anonadada por la secuencia de eventos.

-No sé de qué me hablas. No... No tengo nada que devolverte...

Este tío me está asustando. Empiezo a alejarme de él muy lentamente, paso a paso, caminante de espaldas. ¿De qué está cubierto? ¿De qué está hablando...? ¿Quién... o qué, es Yo? 

Anda con cuidado por el pasillo oscuro, permaneciendo cerca del resto. De pronto aparecio un sujeto extraño frente a ellos, que empezaba gritar como loco a Vincent. No me acerque al sujete y preferi hablar desde donde estaba.

No somos esclavos de las maquinas, pero tampoco tenemos muchas opciones contra ellos. comento para que no hubiera mal entendidos.

-¿De dónde coño vienes? ¿De dónde coño sales? Podrías dar alguna respuesta... -digo atónito ante la aparición y extraños actos de ese hombre.

Como si no hubiera bastante confusión encima un apagón. "¿Algún fallo de energía?" Pienso para mí hasta que me percato en el nuevo..."invitado" por llamarle de alguna forma.

-¿"Yo"? ¿Quién o qué es "Yo"? ¿Y...quién eres tú?.- Pregunto totalmente confuso, sinceramente no se quién está más perdido, él o nosotros en este maldita jaula.

Viendo que los visitantes (por que esa era su sala, ¿no?) comenzaban a alejarse y las perspectivas de recuperar a su mascota comenzaban a reducirse a velocidad exponencial, el hombre cogió aire que soltó pro la nariz como un profesor exasperado. Calma. Calma.

- Vale. De acuerdo. Yo es un droide X300 rediseñado. Capacidad cognitiva y moral similar a la de un niño de cinco años desarollado mediante programación biohexaédrica. repitió como una cantinela memorizada a la percepción, sin darse cuenta de que sus palabras no valían de mucho. Hasta que suspiró con exageración y bajó el tono hasta un nivel casi infantil, gesticulando sus expresioes. Una cosa metálica así de pequeña-repuso, bajando la mano hasta su cadera sin dejar de mirar al resto- con manitas afiladas- agito los dedos de las manos como un titiritero-y que camina a cuatro patas con un ruido un poco molesto. Y con una resistencia francamente agradable a virus y problemas de programación, todo sea dicho.

- Y ya os he dado una respuesta, y eso que fui yo quién preguntó primero. Dijo con algo de desdén mirando a Robert y su cuerpo robótico de arriba a abajo. Pero si quieres te daré otra. Sonrio. Salgo de allí. Señaló el tanque abierto con suficiencia, antes de acercarse al resto del grupo con maneras bastante más tranquilas. Y podéis llamarme...Él. Mismamente. Se encogió de hombros, asomandose ligeramente a la puerta como si usase al grupo como cobertura para esconderse. Una oveja más en el rebaño: una especialmente mojada en líquido parduzco.

- Claro que no teneis mucha opción. Dijo para si mismo, mirando al exterior del pasillo como si el grupo ya importase poco. Quizás buscando a ese tal Yo, quizás analizando la situación de manera despistada. Solo sois marionetas siguiendo una obra. Esclavos de vuestro propio guión.

- De todas formas...recuperó el hilo de pensamiento, aunque su mirada seguía analizando el oscuro pasillo. Todo tiene un precio. Sus ojos se volvieron al grupo, clavandose como alfileres en cada uno de los presentes. Mi mascota por vuestras preguntas. Quizás queráis saber en que novela estáis jugando.

-No tenemos a tu mascota, colega. Ni siquiera la hemos visto. Estamos aquí encerrados, ¿recuerdas?

Mis expectativas de que este tipo colabore son cada vez más bajas. Y más aún después de su intento de chantaje. El problema es que seguro que él tiene más información que nosotros, y no tenemos nada con qué negociar.

Creo haberla visto en una sala llena de rejillas - respondo intrigada - Eso sí, las afiladas garras las llevaba manchadas de... ¿Sangre?

Él resopló, como si le molestase que la gente no fuese capaz de seguir su hilo de pensamiento aunque cualquiera se daría cuenta de que lo raro sería conseguir su extraño hilo mental.

- No puedo mirar solo en toda esta nave. Es más...da un paso atrás hasta volver a entrar en la sala con algo de nerviosismo, revisando el aspecto de la misma como si acabase de volver a entrar en una nueva habitación. Quizás ni siquiera debería salir de aquí. No acabo de pertecener a este sitio. Pero vosotros si. Miro al grupo con severidad y se encogió de hombros. El propio ordenador os ha elegido por algo y vuestro movimiento por la nave no destacará. Tenéis que estar aquí: yo no.

- Ahora mismo podéis no saber donde está mi mascota, pero estoy seguro de que podéis encontrarla. También estamos encerrados con vosotros, mal que me pese. Al menos de momento...

Como divina providencia, Luna habló y el hombre hizo un gesto con las manos como si por fin alguien supiera de que estaba hablando, luciendo una amplia sonrisa como si el detalle de que su mascota hubiera atacado a alguien para llenarse las garras de sangre no fuese demasiado relevante.

- Puede ser sangre, si, o solo líquido de este. Levantó su zapato, cuya suela estaba llena de aquel líquido parduzco que se había derramado del tanque y que cada vez se hacía más viscoso, a juzgar por los hilos gruesos de material que unían su bota al suelo como si fuese una gelatina pegajosa. Quién sabe. Estará tan asustado...dijo, con visible pena. ¿Podrías traerlo?

¿Marionetas? Sí solo nos falta un rombo verde en la cabeza. "Yo"..."El", sin duda son nombres curiosos.

-¿De ese tanque? ¿Desde cuándo estabas encerrado?- Pregunto con un tono de curiosidad mezclado con preocupación, y un toque de confusión. Sin duda un buen cóctel, aunque frío estará mejor.

-¿Sangre?¿Garras? - Suelto alarmado una vez que me ha llegado el riego a la cabeza.-¿Es..peligroso?-

Puedo intentarlo - respondo indecisa - pero no sé si me hará caso... Ni cómo llegar desde allí hasta aquí, la verdad.

- Solo si se intenta importunarlo. Aclaró a Jared con algo más de ánimo ahora que tenía noticias de su pequeña y fría mascota. Llevamos mucho tiempo aquí, y estará nervioso. Tienes que intentar traerlo, porfavor. Cerró las manos en gesto de súplica, mirando a Laura con el gesto más humano que había mostrado desde su aparición. Estaba claro que estaba hecho de carne, pero sus emociones eran a veces bastante más confusas que las de los humanizados robots con los que convivían.

- Aunque...se llevó la mano a la barbilla, pensativo. ^{_{Pensé que las intervenciones estaban limitadas a tres...}}La verdad es que ni siquiera se que año es.

Como un rayo chasqueo los dedos y comenzó a señalar uno a uno a los personajes del grupo, ansioso.

- ¿Alguien puede decirme que año es? ¿Nadie?

Después de que apareciera este tío contándonos todo sobre "Él" y "Yo" se me ha formado un considerable revuelto en la cabeza. ¿Quién es este espécimen que nos acabamos de encontrar? ¿Qué hacía aquí?

- ¿Nos podrías dar algún dato más de quién eres?¿Cual es tu nombre? Porque supongo que tendrás un nombre... como todas las personas - dije mirando al nuevo, al modo de intentar una presentación amable - Yo no tengo ninguno de los datos que necesitas, si supiésemos exactamente dónde está tu chucho - refiriéndome a su mascota - podríamos llegar hasta él, saliendo de aquí, por supuesto.

Hyun mira perplejo el giro de acontecimientos, y se queda pensativo ante la última pregunta.

Somos cosecha del 2013 - dijo con cierta ironía -, pero creo que nadie ha dicho de momento en que año nos encontramos, en caso que no estemos en el "presente"...