Partida Rol por web

¡Ya habéis oído al sargento!- les dije a los que estaban cargando las camillas conmigo, mientras continuaba avanzando por los túneles. Impotente por no poder ayudarles, no podía evitar sentir que abandonaba a los que estaban deteniendo a los bichos a mis espaldas... pero debía confiar en ellos y avanzar todo lo posible.

¡Estad atentos, no sabemos que hay delante!- añadí, mientras me esforzaba por observar el camino en frente nuestro, atento a nuevos bichos.

El enfrentamiento contra los tigres fue tan sangriento como esperaban, las garras de estos blandían el aire como gigantes espadas a gran velocidad y escapar de ellas era sumamente difícil. Dragostone sufrió una fea herida al intentar separarse de uno de estos, su primera herida desde que iniciase la misión. El sargento Stone quien ya sufría de muchas heridas tuvo más suerte y cobijado por los disparos de Dragostone y un oportuno Hikawa, logró evitar el ataque. Para cuando la lluvia de balas cesó, solo un bicho guerrero malherido se mantenía en pie enfrentándose cuerpo a cuerpo contra Dragostone.

A cierta distancia, los camilleros continuaban con su frenético avance en un intento por no darles ventaja a la marabunta de bichos que iba tras ellos y que momento a momento se acercaba más y más.

Con el guerrero herido encima mío, necesitaba recular para ganar tiempo y un poco de distancia, así que me eché para atrás, intentado esquivar como podía las garras del bicho, para intentar colocarme a una distancia prudencial. No quería alejarme demasiado del grupo.

Una vez apartado, apunté con mi morita dispuesto a rematar al enemigo y dejarnos vía libre en la retaguardia para correr un poco más. Apreté el gatillo para una ráfaga rápida. Tampoco quería gastar demasiadas balas... casi podía escuchar el ruido de otro grupo de bichos corriendo hacia nuestra posición.

De nuevo lo habían vuelto a conseguir, habían conseguido repeler la nueva embestida de los bichos y habían acabado con los letales tigres, aún quedaba en pie un moribundo guerrero que no debería de retrasarles más. Pero todavía no habían conseguido salir de allí, no sabía cuanto  quedaba para la salida, ni siquiera si podrían encontrar alguna.

Hikawa adelántate y encuentranos la salida decía mientras veía como Dragonstone intentaba eliminar al bicho que quedaba, seguid seguid. terminó diciendo al resto. Los ecos que retumbaban por el túnel cada vez eran mayores, una marabunta de bichos debía de estar persiguiéndoles por esos malditos túneles, y si no se daban prisa no sabía cuanto podrían aguantar.

Ante la primera impresión de que habían sido alcanzados, la valerosa retaguardia conseguía repeler el primer atisbo de la fuerte oleada que la vibrante arena del túnel delataba. La hora de correr para abandonar esa asquerosa madriguera volvía a tomar todo el protagonismo de sus voluntades. ¡Cuenta con ello señor! Con gran motivación ajustó su rifle para que la carrera fuese lo más cómoda posible contando con el inmenso equipamiento que soportaba. Al girar el recodo pudo tranquilizarle ver que las camillas mantenían el ritmo con suma eficiencia. Aprovechad el respiro para recuperar fuerzas chicos… Les sugirió ante la posibilidad de cruzarse con otro rezagado arácnido soldado.

Afrontando de nuevo el poder del enemigo cara a cara, el fusilero Dragostone se las arregló para salir ileso del combate y poder usar su rifle Morita a corta distancia. Su puntería no había disminuido por lo que con una sola ráfaga bastó para fulminar al enemigo quien cayó inerte al suelo con su exoesqueleto destrozado.

A lo lejos el enemigo se acercaba y el sonido que causaban al avanzar se hacia cada ves mas sonoro y preocupante. Dragostone tenía que darse prisa; el sargento y Hikawa estaban ya por delante de él, y los camilleros ya le habían tomado mucha distancia.

La salida ya debería estar cerca y tal parecía que la suerte empezaba a estar de su lado. O al menos eso pensaban justo cuando de la nada un extraño bicho salio ante el capitán Sugufu quien se había atorado recientemente en una especie de red pegajosa poco visible. El ataque fue letal y los inmensos colmillos de aquel bicho que parecía ser una araña gigante, se clavaron de lleno en el cuello y pecho del capitán quien pareció intentar hacer algo sin éxito para luego caer fulminado mientras se desangraba y su cuerpo se convulsionaba.

No había más bichos cerca, y era hora de salir de aquí. Así que me di la vuelta y eché a correr como si me persiguiese el diablo, lo cual quizá no estaba muy lejos de ser verdad. Corrí siguiendo el pasillo, y estuve a punto de parar al escuchar el grito del capitán Sugufu, pero si no había orden contraria, lo mejor que podía hacer era reunirme con el grueso del escuadrón.

Habían salvado con suerte la retaguardia y las camillas conseguían anticiparse a la inminente salida de la madriguera. El soldado mantuvo su marcha todo lo rápido que pudo para alcanzarlas, siguiendo el túnel que parecía desembocar en otra gran cámara esculpida dentro de la tierra. Su sorpresa y temor cobró vida frente a sus ojos cuando una enorme criatura acababa de golpe con sus intentos por salvar la vida de su superior. ¡Capitán! ¡Mierda! Estamos perdidos…

Bien era consciente que la misión había sido un éxito y sus vidas ahora no tenían valor, aquella esperanza de intentar sobrevivir de aquel planeta se complicó demasiado. Casi descartaba que la Flota fuera a socorrer a un puñado de infantes perdidos en mitad de la nada.

Ese sentimiento dio luz a una inmensa rabia que descargó sobre la vil criatura apostado a la entrada de otra tumba más. ¡Malditos seais, no descansaré hasta vuestro exterminio! ¡Aaaaaaah! Apenas podía contener la saliva en el interior de su boca, impulsada en todas direcciones por el retroceso de cada disparo de su rifle. Era tanta su ira como para descontrolar su precisión en tan crítica situación. 

Un enemigo cae sobre nosotros y de un plumazo  todas las esperanzas perdidas, pero por un momento, solo por un momento me alegro ocupar la parte trasera de la camilla. Las lagrimas comienzan a caer por mi rostro y me alegro que mis compañeros no me vieran, pero no podiamos rendirnos, no ahora. -Esto no se termina, no pienso morir aquí!- digo mientras suelto la camilla y saco la morita.

Come plomo basura! -descargo una rafaga directa sobre sobre la araña -Sigan, no se detengan, este es todo mio-

Ya casí podían saborear el tirunfo de haber escapado de allí, por alguna razón creía que el haberse librado de ese último guerrero era el último obstáculo hacia la salida. Pero no podía estar más equivocado, justo al girar por el estrecho túnel lo primero que escuchó fueron los gritos de alguno de sus hombres,  y rápidamente vió como no era ninguno de sus hombre sino el capitán sugufu quien era el que había sucumbido ante el mortal ataque de un bicho que les había emboscado.

¡No!, maldita sea, pensaba entre otras maldiciones, gran parte de su objetivo era sacarlo de allí aunque prefería que hubiera sido él y no uno de sus compañeros el que había muerto.  Ahora solo había que esperar que hubiera transmitido todo lo que sabía de los planes de los bichos. Sin pensar mucho más, avanzó hacía adelante siguiendo los pasos de hikawa hasta que tuvo a tiro a ese bicho que nunca había visto, intentó recordar que bicho era y de lo que era capaz, un segundo antes de hacer un disparo controlado, les había pillado descolocados y disparar en ráfaga no era opción.¡ Disparad con todo lo que tengais a esa maldita araña!

Alice ya empezaba a contemplar la posibilidad dee scapar de alli con vida cuando una nueva criatura aparecio de la nada y se lanzo sobre la otra camilla. Bell se vio atrapado en el combate y Hikawa y los demas estaban aun muy atras, asi que Alice dejo caer la camilla, cogio su rifle y abrio fuego concentrado sobre aquella especie de araña.

-Maldita sea! Estamos tan cerca!....

Había algo delante, pero no sabía que podía ser, por lo que seguí avanzando inconscientemente mientras pensaba que debía ser lo que había notado. Seguí avanzando en lugar de avisar para que los que me acompañaban fuesen con cuidado. Seguí avanzando hasta que fue demasiado tarde para avisar. Hasta que el capitán Sugufu se quedó atrapado en una especie de red casi invisible. Hasta que un extraño bicho parecido a una araña salió ante él y acabo con su vida de un solo golpe.

Maldita sea, es culpa mía- pensé sin poder evitarlo mientras desenfundaba el Morita tras dejar de sujetar la camilla.

¡Muere bastardo!- grité mientras descargaba una ráfaga de plomo hacia el bicho.

Aquel bicho araña gigante era realmente duro y tuvieron que intervenir 4 infantes para poder abatirlo, al final fue la Doc Miller quien logro ponerle fin a aquella bestia; la cual no obstante había logrado cargar contra Bell y causarle una fea herida que quizá se llevaría de recuerdo para toda la vida.

La situación había sido difícil, el capitán estaba muerto y Bell mal herido; no obstante no había tiempo para lamentarse, no había tiempo para pensar y mucho menos había tiempo para vengarse, simplemente tenían que seguir avanzando. Más bichos venían y cada vez estaban mas cerca, ya podían escucharlos a la distancia; alguien tenia que ayudar con la camilla de O´Connor para luego echar a correr con los demás; la salida ya estaba cerca, ya todos podían sentirlo.

El tunel se iluminó por unos instantes, y entre los fogonazos se pudo sentir como la arña se había convertido ahora en una masa amorfa de visceras yaciendo sobre el suelo, pero el coste había sido algo habían perdido al capitán, y faltó muy poco para que Bell le acompañase, había aguantado estoicamente el embite de la araña, y les había dado el tiempo suficiente para acabar con ella. 

Yo tomaré el puesto del capitán, rápido Bell, - le miro un instante - Bell, ¿puedes hacerlo? le preguntó antes comenzar la marcha, sin esperar la respuesta sabía que lo intentaría, dijo -Hikawa la salida tiene que estar cerca de aquí, guíanos, Dragonstone mantén la guardia alta, ¡todos! en marcha. se apresuró a decir, intentando que no pensaran demasiado en  lo acaba de ocurrir ya tendrían tiempo de hacerlo si llegaban hasta la Sirius.

Había algo delante, pero no sabía que podía ser, por lo que seguí avanzando inconscientemente mientras pensaba que debía ser lo que había notado. Seguí avanzando en lugar de avisar para que los que me acompañaban fuesen con cuidado. Seguí avanzando hasta que fue demasiado tarde para avisar. Hasta que el capitán Sugufu se quedó atrapado en una especie de red casi invisible. Hasta que un extraño bicho parecido a una araña salió ante él y acabo con su vida de un solo golpe.

Maldita sea, es culpa mía- pensé sin poder evitarlo... y mientras lo hacía, me quedé congelado viendo como el bicho volvía a atacar, esta vez a Bell, aunque por suerte, esté si sobrevivió al ataque, y entre todos lograron abatir al bicho -Por mi culpa- me dije de nuevo. Pero no podía quedarme allí, por lo que intentando no pensar en ello, me dispuse a seguir de nuevo a Hikawa... intentando no mirar al sargento Stone ni a ninguno de mis compañeros. Les había fallado y lo sabía.

Llegué a tiempo justo para ver cómo abatían a tiros a un bicho enorme. Uno que no había visto antes. ¿Cuántos tipos distintos habría que todavía no conociésemos? Un escalofrío recorrió mi espalda al ver al capitán Sugufu despedazado. Tragué saliva y durante un instante, dudé de qué hacer a continuación.

Pero Stone tomó la iniciativa, y sin dudar, reorganizó al grupo y dio las instrucciones. Era agradable que tomasen las decisiones por ti, el poder amontonar tus pensamientos a un lado y centrarte en la situación. Ya tendría tiempo para pensar en todo esto.

Así que recuperé la compostura y tomé mi posición junto al grupo.