Partida Rol por web

Esto más que un combate parece el circo. todo el mundo da volteretas y giros absurdos como saltimbanquis. A mi lado, Rhoswen y el dracónico están recibiendo un duro castigo. Yo no giro ni salto ni me arroldillo. Simplemente agarro bien el mango de mi arma y la descargo con contundencia contra las costillas del Acolito que los enfrenta, hiriendolo en el costado.

¡Tu, cobarde, ven a por mi si te atreves!

Dos esqueletos más se mueven para flanquearme pero me traen sin cuidado. Puedo aguantar lo que me echen.

El brujo se encara al clérigo oscuro que logra esquivar su ataque con facilidad. Gryg se deshace rápidamente del esqueleto y corre en ayuda de Pecham.

El clérigo oscuro distraido por el brujo se lleva una buena quemadura de la esfera del mago que lo hostiga sin parar.

El guerrero traza un gran arco con su espada y alcanza al acólito, aunque no ha sido una gran herida, si que ha derribado al esqueleto que tenía a su espalda uno menos piensa.

Pues si, eso era justo lo que pensaba, que solo podia usar un poder cada vez. Gracias por la aclaracion

Mi plan sale a la perfección y el esqueleto cae ante mi en decenas de huesos blancos que se esparcen por el suelo. Pecham reacciona enseguida ante mi señal y avanza hacia el líder a fin de terminar con su vida. Satisfecha de mi misma, me dispongo a ayudar a Gryg cuando veo que nuevamente, subestimé a mi compañero, pues mientras yo realizaba mi acción, el daba buena cuenta de los esqueletos que rodean. Una ligera sonrisa se dibuja en mi rostro que se torna sombra al ver lo que está ocurriendo un poco más allá. Mi hermano está totalmente rodeado y solo. Un escalofrío recorre mi espalda y un sentimiento de temor me invade todo el cuerpo al ver al traidor de mi hermano en peligro.

¿Por qué? Es un traidor, merecería lo que le pasase. Que más da

Intento engañarme a mi misma, intento convencerme de que su muerte me daría igual. pero no es así. Por alguna extraña broma del destino, la vida de mi hermano me importaba, aunque solo fuera para poder seguir odiándole en paz. El entender esto enciende una llama en mi, una llama de furia incontenible que deseo descargar sobre aquellos que me han echo darme cuenta de ello. El clérigo oscuro. Una parte de mi quiere ir a salvar a mi hermano, pero mi orgullo, no hundido del todo se revela y me muestra un camino mejor. Seguir el plan inicial, acabar con el líder. Si el cae, los esqueletos también. Guiada por la determinación y viendo un hueco en su defensa, decido aprovecharlo en mi beneficio por...

¿...Venganza?

Intento pensar que es eso, pero la imagen de mi hermano rodeado es la única que se  dibuja en mi mente. Dejo que la llama de la ira y la incertidumbre prenda los cimientos de mi ser y me den fuerzas para lo que estoy a punto de hacer. Dando rápidas zancadas, avanzo directa hacia mi rival, con la vista fija en el objetivo. Mis músculos se tensan y coordinan en perfecta sintonía, mi mente, a pesar de las dudas, tiene claro cada movimiento que ha de hacer y como tal, se ejecuta a la perfección. Cuando finalmente estoy a la altura del enemigo, apoyo todo el peso en mi pierna izquierda y  empleo el impulso para girar en sentido de las agujas del reloj con mi pierna utilizada para marcar una circunferencia en el suelo. Al mismo tiempo alzo los brazo y los hago girar delante de mi rival a fin de engañarle con un falso ataque o movimiento. El giro termina, mis brazos se encuentran alzados con la punta de mi espada en posición horizontal. Con todas mis fuerzas, tanto físicas como las nacidas por el pensamiento de mi hermano, dirijo la hoja de mi arma hacia el cuello del desdichado, con el claro propósito de terminar el combate con esa estocada

¡Muere maldito!

Cita:

La cuchillada no le raja el cuello, pero si se hunde entre las costillas del clérigo que se lleva la mano a la herida inmediatamente. Al retirarla, está manchada en rojo y de la herida surje un hilillo de sangre que resbala manchandole la armadura. Está maltrecho.

Además, por si fuera poco la esfera del mago se ha vuelto a acercar provocandole nuevas quemaduras. Atosigado, lanza un golpe con la maza del reves impactando en la ladrona y aprovecha la distracción para retirarse unos pasos desde donde murmura unas palabras que le cierran algo las heridas. Aún así sigue maltrecho, pero es demasiado cabezota como para retirarse.

El combate se volcaba a su favor, desgraciadamente ella apenas había colaborado en ello, y los de la calle roja amenazaban con llevarse toda la gloria. Si lo permito la gente les verá como héroes, y a nosotros como unos inútiles, pero no puedo dejar a Collwyn solo... olvidándose entonces por fin del lider enemigo, se centra en ayudar a su compañero con los oponentes que le acosan, rodeándole.

¡Ven a por mí, traidor a la vida! Grita mientras arremete con su lanza contra uno de los que parecían clérigos oscuros o nigromantes, aunque que mas daba, eran la misma basura, traidores que se habían unido a las filas de los no muertos, y merecían acabar tan muertos como sus aliados.

El acólito recibe un herida poco profunda, pero al menos ya tiene toda su atención, y Collwyn podrá aprovecharse de ello...

Puedo cargar hasta (26/10) ¿?¿?¿?

No encontre nada que diga lo contrario... pero por las dudas ya que en 3.5 no se podía cargar si no era en línea recta.

El acólito empieza a rodear al guerrero distrayendolo con su maza, pero el golpe es demasiado inocente.

Uno de los críos aprovecha para cruzar cerca de la esfera y moverse hasta poner a la elfa entre el clérigo y él. Parece asustado.

El acólito me rodea pretendiendo flanquearme. Me limito a apartar su pequeña maza con el escudo. Aprovechando ese giro continuo volviéndome y preparo mi espada para abrir un arco tremendo que les golpea a amboscon gran violencia. Me dirijo a Rhoswen:

Déja a esos bandidos que bailen y salten y se escabullan. Al final de todo la gente de aqui se quedará con el tipo que no se ha movido del sitio, aguantando oleada tras oleada y despachando esqueletos de 2 en 2.

Cuando acabo mi frase veo aparecer a Nia trs el clérigo y fallar su ataque. ¿Que cojones hace, jugándose el cuello así?

-Niñajos, salgan de aqui enseguida, alejense del engendro-, lo mira de cerca y su cuerpo temblaba sin su concentimiento, viejos temores reaparecian para convertirse en odio puro.

Pecham no para de moverse, sigue moviendose entre las sombras que lo envuelven haciendolo poco visible. Espera que Nia  se corra un minimo y pasa, su intencion sigue siendo la misma, moverse para seguir distrayendo al clerigo y ponerlo en la encrucijada de darle la espada o el flanco a alguien.

Nuevamente falla y por dentro se maldice...

La cosa se estaba complicando el cabron del clerigo se cubria con niños inocentes, y no tenia posibilidad de dañarle sin matar seguramente a algun niño que no tenia ninguna culpa, asi que decidi anular la esfera y avanzar hasta una posicion donde pudiera dispararle con lo mas gordo que tendria, mis manos se alzaron y apuntaron al clerigo y soltaron una hola de frio que le alcanzo aunque se levanto tanto polvo en el impacto que no pudo ver si le dañaba o no.

   Gryg se mueve hasta al lado de su objetivo, y manteniendo su perfecta efectividad en el combate impacta a su oponente, otrogandole a Nia una protección al derivar la atención hacia él.

   No eres lo suficientemente competente para enfrentarme.

   "Demaciado ego para una persona con tan poca habilidad y... sentimiento".

Cita:

Al ver a su hermana el guerrero se acelera, el último esqueleto cae y el acólito sangra en abundancia, aunque aún se mantiene en pie.

El clérigo oscuro resiste el ataque del mago, pero cae bajo la hacha de Gryg que la limpia en las ropas del cadaver.

Rhoswen piensa por un momento en dejar vivir al acólito e interrogarlo, pero su odio por los enemigos de Avandra es demasiado fuerte, además de que aún tiene que ocuparse de los de Pecham y no quiere cargar con otro prisionero más, así que intenta rematarlo invocando el poder de su diosa: Avandra, acaba con este engendro maligno que amenaza a tus siervos.

Más de nuevo no ocurre nada, por algún motivo la clérigo parecía haber perdido sus poderes divinos, o tal vez fuese que su diosa no quería que matasen a un oponente casi indefenso: Tienes suerte, pero si no colaboras mi lanza no fallará... dice entre dientes al acólito oscuro colocándose a su lado para flanquearlo y evitar que intente escapar.

Mi impacto... ¿ha fallado?

No salgo de mi asombro al ver al clérigo oscuro sobrevivir tras mi ataque fallido que, aunque no dió donde quería, si le perforó hondamente el pecho de donde manaba sangre. Con la ira fluyendo con mis venas giro la espada en mi mano con un gesto de muñeca a fin de situar el filo en posición de rasgar la garganta. Quiero matarlo, deseo matarlo. Un pensamiento fugaz y no preparado cruza mi mente

Debo salvarlo

Voy a lanzar mi estocada cuando una explosión de hielo impacta sobre el enemigo cubriendo la zona con un brumoso manto que durante unos instante me deja sin visibilidad, más al recuperarlo, veo un enorme cuerpo situado frente a nuestro rival. La sombra, aunque difuminada, es totalmente clara. Era Gryg, nuestro compañero se unía a la lucha. Un solo movimiento le hace falta para hacer caer finalmente al desgraciado clérigo que tantos problemas ha dado. Mientras veo su cuerpo descender hacia el frío y duro suelo, no puedo evitar sentir una pizca de molestia por no haber sido yo la precursora de su muerte. Más todo eso da igual, el combate había terminado... ¿o no?

Al alzar la vista veo que un acólito aun queda en pie, el sacerdote parece atacarle, más al fallar, como si lo considerase una señal divina y no una muestra de su ineptitud e inutilidad, parece perdonarlo la vida

Por encima de mi cadáver

Dispuesta a terminar con el dichoso combate de una vez por todas, me lanzo a la carrera hacia el único enemigo en pie. Preparo la espada, situándola con mis brazos estirados hacia abajo y la punta del arma hacia arriba para darle impulso y fuerza a fin de conseguir penetrar en sus huesos. Entonces lanzo mi ataque

Rhoswen duda y eso le hace fallar el ataque. Pero ese no es el caso de la ladrona, que apenas logra impactar con su espada corta, pero si que le alcanza lo suficiente para darle el golpe fatal. El acólito cae muerto a sus pies.

Todo ha transcurrido en unos segundos, vuestros corazones laten endemoniadamente rápido y las heridas que hasta ahora habíais olvidado en el fragor de la batalla os escuecen. Miráis alrededor y véis el mercado destrozado: tiendas quemadas, echadas abajo. Pero por otro lado habéis rescatado a los tres chavales que os miran con admiración en los ojos.

Pecham ni bien su compañero  hace caer al Clerigo, se teletransporta al lado de este y poniendo su mano en el hombro, le dice:

-Buen trabajo... buen trabajo-, se gira hacia los niños, -vamos vayan con su familia.

-Es hora de irnos Gryg, vamos a hacer que nuestra gente ayude a los del mercado que sin ellos no hay paga-. Se queda parado a lado a Gryg mirando el desastre del lugar, estaba agitado pues no habia parado d emoverse desde que empezo el combate, pero no tenia heridas, no podia decir lo mismo de su compañero, -Gryg, vamos a curar esas heridas y no me digas que no son nada como siempre-, en esto ultimo recupera el aire jocoso, para nuevamnete ponerse serio, -A ustedes!!... ya no estoy de humor para acompañarlos, ademas tenemos que ayudar a esta gente a montar el mercado, vayanse de aca, al parecer son auspices de problemas.

Escucho al extorsionador hablar como si fueran a escaparse de esta así como así. Rhoswen se encargará de él.

Yo me dirijo a Nia. Estoy prácticamente intacto excepto un par de arañazos. Ella, a primera vista, parece estar bien. Respiro aliviado.

-Nia. Ven aquí. ¿En qué estabas pensando al atacar a su líder de esa forma? ¿Es que no ves que podrias salir herida? Que cualquiera de esos indeseables con los que te relaciona se suicide no me importa, pero tu...te creía más inteligente. Esta vez habeis tenido suerte porque eran una banda de mierda pero aún así mira al dracónico, mira como está. Para eso salí de aquí, Nia, para recibir un entrenamiento marcial, para salir vivo de cosas como ésta.

Me calmo un poco y tomo aire. Paso de enfadado a conciliador.

-Nia, por favor, si quieres luchar, ven conmigo, únete a la guardia. Me aseguraré de que nada de lo que has hecho cuente desde ahora pero deja a esta gente. O acabarás mal.

Rhoswen observa estupefacta como aquella joven que al principio había pasado desapercibida para ella acababa con el último de sus enemigos, sin darla tiempo a reaccionar: ¿Pero qué...? Quien demonios eres tú para meterte en los asuntos de la guardia, ¿no ves que vivo nos habría sido mucho más útil? Pero ahora que el combate había terminado y podía pensar con algo de claridad, algunas cosas empezaban a encajar: Así que está con la banda de la calle roja, ya decía yo... ¿y como es que Collwyn parece conocerla? Bah, en ese caso la dejaré en sus manos, son los dos cabecillas los que nos interesan, pero antes tengo que ocuparme de mis hombres y de esos niños...

Buen trabajo chicos, dadme un segundo para curar nuestras heridas y enseguida nos ocuparemos de esta gente... Tyfid, tú pareces estar bien, ve preguntando a los chicos qué ha pasado y donde están sus padres, no podemos dejarlos andar por ahí solos a estas horas y en este barrio... La elfa sujeta con fuerza su símbolo sagrado y esta vez la diosa por fin responde a sus plegarias, cerrando la brecha en su frente y los cortes del cuerpo de Collwyn. Después escucha las palabras de Pecham y contesta:

No vamos a ir a ninguna parte, y vosotros tampoco hasta que aclaremos el asunto de las joyas robadas. Nadie os pidió ayuda, lo que habéis hecho será tenido en cuenta y tal vez reduzca vuestra condena, pero no os iréis totalmente de rositas. El tono de Rhoswen no es tan despectivo como la primera vez que les ordenó entregarse, pero sigue considerándolos criminales, por mucho que hayan ayudado a defender la ciudad esta noche. Probablemente solo lo hayan hecho para defenderse a sí mismos y a su fuente de ingresos, pero al menos demostraron tener agallas.

Me acerco a los demas y no quito la vista de encima de pechan, parece tener buenos recursos y podria darnos problemas, han defendido su zona, si hubiese sido la de otra pandilla, seguro que no hubieran movido ni un dedo, asi son estos criminales.

Al escuchar las ordenes asiento con la cabeza y me dirijo a los niños diciendo: Hola Chicos, que ha sucedido, como habeis acabado con esos seres? y donde estan vuestros padres, quereis que os llevemos con ellos,? indicarnos el camino y os acompañaremos.