Partida Rol por web

Tras disparar con su arco precipitadamente, no era muy ducho en su manejo, Brann se preparó para la batalla portando su espada y su escudo, armas más familiares para él.

¡Preparaos! Gritó el hombre animando a sus compañeros ante lo que se les venía encima.

La lanza de Holdin atraviesa certera la sala y atraviesa uno de los habitantes del pantano que cae desplomado ante el impacto.

Tras girarse y comprobar lo ocurrido, se arroja con determinación al combate. Al tiempo que grita: -¡Poneos tras de mi!

Acto seguido, se ve rodeado por dos de las hediondas bestias. Logrando esquivar el ataque de una de ellas, ensarta la punta de su arma en el costado de la misma. -¡Llegó tu hora!

Holdin lanzo un par de torpes intentonas de cortes, aunque estaba más preocupado de protegerse que de golpear.

Sarunniel observó con deleite cómo la pica de Thror atravesaba a su enemigo y lo dejaba fuera de combate. "Uno menos, quedan cuatro" pensó para sus adentros mientras decidía quien sería el objetivo de su arco. Un monstruo amenazaba con golpearla, pero confiaba en aprovechar la ventaja que el terreno en esta parte de la sala le ofrecía para protegerse de las garras de ese enemigo, así que fijó su objetivo en la criatura que se abalanzaba contra un debilitado Holdin "¡Agacha la cabeza, Holdin!" gritó mientras subía de un salto a una roca desprendida del techo para tener mejor posición y descargar un proyectil contra el hediondo ser que atacaba al joven bardo. Una sonrisa se atisbó en sus labios cuando vio cómo su flecha se clavaba profundamente en el pecho de la criatura.

Tras ver cómo el enano se lanzaba al ataque, Brann hizo lo propio y se abalanzó sobre uno de esos seres asestando un buen golpe con su espada a la altura del hombro.

Tras haber derrotado con anterioridad a un troll con aparente facilidad, Brann se encontraba muy seguro de sí mismo, y así lo plasmaba en el combate.

El enfrentamiento es encarnizado. Thror hiende el aire y alcanza a uno de sus enemigos, sin llegarle a causar una herida severa. Sus enemigos cargan animados por el poco efecto del enano. Abren sus hediondas bocas mostrando afilados dientes y se lanzan sobre el enano. Por su lado, Brann cercena a su enemigo de un limpio tajo con la espada. Holdin trata de impactar a su enemigo que, sin embargo, cae a sus pies víctima de un flechazo de Sarunniel.

Holdin rodeó al monstruo que tenía un piquetazo de Thror, e intentó golpearle por la espalda; pero con el escudo por delante, por si acaso el ser infecto tenía buenos reflejos.

Thror y Brann acometen con rapidez al par de habitantes del pantano que les hacían frente y acaban con ellos con facilidad. A vuestro alrededor los cuerpos de los cinco enemigos, desplomados y envueltos en agua legamosa, desprenden un holor nauseabundo que el combate os había hecho olvidar.

¡Diantres!¿Qué rayos eran esos malditos monstruos? Parecían algún tipo de civilización corrompida por éstas aguas pantanosas.- Escupió por su boca a la vez que, de reojo, miraba su hombro muy ligeramente sangrante por la dentellada. -Será mejor que veamos lo que se esconde tras cada una de esas jodidas podridas puertas, antes de que aparezcan más. ¡Venga, moveos!- Apremió al grupo. Iniciando la búsqueda por la puerta que tenía más cercana y planteándose que, por algún tipo de corazonada, iba a intentar dejar la más ornamentada para el final.

Holdin se asoma con Thror a la puerta más cercana a su entrada entrada.

- No es el sitio que uno elegiría para vivir...

Se alejó del hijo de Durin, y agarró de nuevo su lanza, guardándola en su sitio tras la espalda.

- Encontremos a los enanos y vayámonos de aquí. Esta tumba me está poniendo de los nervios.- Observó a las criaturas muertas, algo asqueado, y para ahorrar tiempo, se acercó a la puerta de las piedras preciosas, y la empujo suavemente, solo para comprobar si estaba cerrada.

"No deberíamos separarnos" dice la elfa mientras se tapa la nariz con la mano para tratar de mitigar el hedor que desprenden los cuerpos inertes de sus enemigos. Acto seguido, se encamina en pos del taciturno enano, arco en ristre. Mira hacia atrás para cerciorarse de que sus dos compañeros humanos siguen a la vista.

"Aunque quizá deberíamos investigar ese arco con las piedras de colores, es el único aparentemente fuera de lo normal en este lugar y no me extrañaría que de allí hayan surgido estas criaturas, ninguno las hemos visto venir... o por lo menos no las hemos olido hasta que las teníamos encima"

Sí, la verdad es que ese arco llama mucho la atención. Dijo refiriéndose al arco de las piedras de colores. Aunque convendría revisarlo todo para no llevarnos sorpresas.

Brann siguió al enano, el cuál parecía bastante decidido en investigar cada rincón de aquel inhóspito lugar.

Thror, Holdin y Brann se acercan al primer arco a mano izquierda mientras Sarunniel parece intentar convencerles de que es mejor opción el arco con piedras de colores. Es un momento de indecisión pero los héroes logran echar un vistazo al arco al cual se dirigían. El arco se abre a un estrecho pasadizo oscuro, nauseabundo y tíbio. El suelo sigue cubierto por una capa de agua legamosa. El pasadizo parece serpentear a medida que se adentra en la oscuridad.

- Ni en cien años me metería en ese túnel; no sin saber que hay en los otros. No me da buena espina, parece un lugar oscuro.

Se acercó a la puerta de los diamantes y la miró fijamente. Luego, con un movimiento furtivo, comprobó si las piedras están bien sujetas a la puerta, rascándolas levemente.

-¿Y qué os hace pensar que en el resto no encontraremos lo mismo? ¿Es ese vuestro valor? ¡Haberos quedado en la taberna cantando versos a las mujerzuelas, en ese caso!.- Inquirió al juglar. -No pienso dejar piedra sin remover hasta dar con mis parientes desaparecidos.

Dijo antes de abrir su mochila y sacar una antorcha. La cual encendió para iluminar el oscuro pasillo.

Dejad a un lado vuestra codicia. Vais a ganar una fortuna con este rescate.