Partida Rol por web

Bien señor Much... ¿quiere saber qué tiene que ver esto con usted? ¿con las muertes de Maxwell e Hipólito el mismo día?

Ivan mira deliberadamente hacia el coche de cristales blindados
Dejaré ir a su familia, ya se lo he dicho, no me interesan. Usted se quedará aqui conmigo, contestare a sus preguntas y llegaremos a un acuerdo. Podemos beneficiarnos mutuamente señor Munch... y eso es lo que me diferencia para usted de todos los demás profesionales que están interesados en encontrarle.

El ruso habla con voz suave, tranquila y ladea la cabeza.
No olvide, señor Munch, que mi compañero está ahora mismo apostado con un rifle de largo alcance apuntándo a su mujer y con su hija al lado. Téngalo en cuenta antes de hacer una tonteria, es hora de poner las cartas boca arriba, ¿no cree?

Munch se pasa una mano sudorosa por la cara y asiente.

Está bien. Levanta las manos. ¿A qué tipo de acuerdo quiere llegar?

Bien, esto es lo que haremos. El ruso sonrie con cierta calidez aunque las gafas de sol ocultan practicamente su expresión.

Usted, señor Munch, esperará esposado a nuestra furgoneta, yo ire con mi compañero y dejaremos marchar a la señorita. Ella y su madre podrán ir hasta su lujoso coche y alejarse sanas y salvas.

No hará ningún intento de escapar y nadie se acercará a usted más de una docena de pasos pues estaremos apuntando a las dos damas y le aseguro que nunca fallo un disparo. Él puede confirmarlo. El antiguo espia señala el cadaver del matón cercano a la furgoneta ampliando su sonrisa con un gesto de ironia.
Su mujer y su hija caminarán por el descampado hasta su coche y se marcharán en él, eso es todo. Cuando el automovil se esté alejando estaré con usted, le quitaré las esposas y podremos mantener una conversación de hombre de negocios a hombre de negocios.

¿le parece señor Munch?

Munch acepta (no parece quedarle otro remedio). Así que lo esposas al extremo de la furgoneta y allí lo dejas junto a su esposa mientras te alejas hacia los contenedores hasta perderlos de vista, pero tranquilo sabiendo que tu compañero los tiene en el punto de mira.

Al poco llegas a la escalera y subes hasta el techo del contenedor donde están la hija de Munch y tu asociado, que te hace un gesto que indica que todo está bajo control. Siguiendo el plan, desatas lo suficiente a la muchacha como para que pueda caminar y descender por la escalera. Le explicas lo que debe hacer y la dejas ir.

Desde la seguridad de vuestro puesto de vigilancia, veis a la hija entrando en la explanada y llegando hasta sus padres. La familia se abraza entre sollozos de la hija y la madre. Qué escena tan tierna, buf.

Por fin, Duncan Munch es capaz de convencer a su mujer y a su hija para que se alejen, cosa que hacen de mala gana. Cuesta un poco más de lo que pensaste, pero por fin madre e hija dejan al esposado Munch junto a la furgoneta y se meten en el coche, arrancando el motor.

El coche sale de la explanada y enfila la calle que lo llevará hasta la salida del almacén de contenedores...

Ivan baja acompañado de su ayudante...

Decendéis por la escalera de mano hasta el asfalto del suelo, dispuestos a llegar hasta Munch, pero...

Justo cuando tu camarada pone los pies en el suelo resuena un estreundo.

¡Blam!

El sonido del disparo levanta multitud de ecos en el almacen. Reconoces inmediatamente que se trata de un revolver de gran calibre.

La bala alcanza por la espalda a tu socio, haciendole tropezar hacia delante y golpearse con la pared del contenedor, mientras suelta el rifle.
Tu mirada se dirige hacia la esquina de un contenedor cercano, desde la cual ha disparado un hombre que no has visto nunca, pero en el que reconoces la mirada de un asesino...

Mierda.

Iván se ha visto sorprendido. Su cerebro trabaja rápidamente ante este hecho, es demasiado consciente de la realidad de su profesión como para tomarselo a la ligera. Ese asesino es un profesional, no un simple matón, puede verlo, sentirlo... y ya ha cometido el error de subestimar a su enemigo antes.

El antiguo espía detiene la vista en su compañero caído una fracción de segundo, su pensamiento se demora en él sólo un poco más antes de reaccionar moviéndose en busca de cobertura. Su ayudante solía llamarse Lichev aunque tal vez ni siquiera él recuerde ese nombre, Iván en otra época habría dado su última gota de sangre por salvar a un camarada. En otra época.
En todo caso la huida no tiene que ver con instinto de supervivencia ni con cobardía, está relacionada con un instinto menos natural pero más fuerte en el ruso: la competitividad. Su trabajo es una competición, como una partida de ajedrez, y él nunca ha aceptado la derrota.

Mientras se mueve tan rápido como puede, el ruso saca el arma y dispara contra el agresor instintivamente. Si tiene algo claro es que no es una presa indefensa y el otro tendrá que cuidar también de su pellejo.

Iván reacciona instintivamente, saltando de la escalera cuando todavía no había terminado de bajar de ella.

Mierda.

Rueda por el suelo al toda velocidad, pero en su mente todo parece a cámara lenta. Lichev, con su mono blanco estallando en rojo mientras cae hacia delante, contra la pared del contenedor. El rifle de francotirador cayendo a su lado, a apenas un metro de distancia, pero demasiado lejos de Iván, que tendría que detenerse un par de segundos al descubierto para recogerlo. Un par de segundos de los que no dispone, con el asesino disparando desde la esquina.

Iván deja de rodar para echar a correr agachado hacia la protección de otro contenedor, sin perder un instante, mientras mueve su Glock hacia su objetivo y dispara una y otra vez.

Se trata de un disparo complicado, pero Iván es muy bueno en lo que hace. Oye el grito de dolor del otro asesino justo cuando llega a la protección de otro contenedor.

Una vez más el ruso se haya en medio de la acción y es en esos momentos cuando más se esfuerza por mantener la mente fria.

Duncan Munch esposado a la furgoneta, mi viejo camarada herido de gravedad... pero ese bastardo también ha recibido su parte.

Las opciones pasan por su cabeza rápidamente y aprovechar la ventaja para desaparecer es un claro candidato. Sin embargo sea por necesidad de venganza al ver a su compañero abatido o por un frio y calculado deseo de no dejar cabos sueltos el ruso no duda.

Corriendo con todo el sigilo del que es capaz hacia el extremo opuesto del contenedor, Iván se prepara para acabar el trabajo.

En cuanto te intentas mover hacia el extremo del contenedor, resuenan unos disparos que te obligan a permanecer a cubierto.
Parece que tu adversario sigue con vida, pero esos disparos que ha realizado han sido a lo loco, solamente para mantenerte alejado.

Das la vuelta y sales por el otro lado del contenedor, moviendote pegado a él. Desde esta posición ves a tu camarada en el suelo a unos cuantos metros, retorciéndose de dolor, pero sin soltar un gemido. Sabes que ahora mismo no puedes ocuparte de él.

Te tienes que ocupar del otro...

Te aproximas paso a paso, con la Glock sujeta por ambas manos y apuntando a la esquina del contenedor. Entonces...

... sucede algo inesperado.

Oyes claramente el ruido de un potente motor acelerando. Alcanzas a ver a una ranchera negra de cristales tintados que aparece como una flecha entre las calles de los contenedores. Se dirige a toda velocidad hacia la explanada central donde está Munch. Al ritmo que va, llegará en pocos segundos.

No te vayas, en seguida vuelvo contigo.

Iván se mueve silenciosamente pero a toda velocidad hacia su rifle, decidido a encargarse de los nuevos visitantes. Parece que este muelle es más concurrido de lo que recordaba y que el señor Duncan Munch está muy solicitado.

Mientras llega al borde de la explanada, donde tendrá una buena vista y linea de tiro, el ruso mantiene toda su atención en el malherido asesino al otro lado del contenedor. Si es listo aprovechará la ocasión para largarse, suponiendo que pueda caminar, pero Iván está en América y aqui nada puede darse por supuesto.

Llegas a la esquina junto al borde de la explanada justo cuando el todoterreno llega junto a la furgoneta y hace un espectacular derrape que le hace girar 180 grados, enfilandolo hacia la salida. Joder, el conductor es bueno...

Entre el polvo levantado por el vehículo se abren las puertas traseras y salen dos tipos vestidos de traje y armados con pistolas. Duncan les increpa para que lo liberen, mientras da desesperados tirones a la cadena de las esposas que lo sujetan a la puerta trasera de la furgoneta.

Así que este es el as en la manga de Munch, esto le costará un suplemento.

Por segunda vez en el día, Iván empuña el preciso rifle HK con sus objetivos bien claros. Esta perdiendo un tiempo muy valioso, según su plan ya debería estar en una habitación de motel haciendo unas importantes llamadas telefónicas.