Partida Rol por web

Tras continuar por donde dijo Keks, pasó un rato antes de que pasarais por encima de otro de aquellos arroyos de oro fundido que discurrían bajo la ciudad. El camino continuaba, en un eterno círculo que rodeaba de nuevo a la ciudad, por suerte, este anillo era mucho más pequeño, y avanzabais con relativa velocidad.

Fue entonces cuando escuchasteis una voz que os hizo pararos en seco:

- “¡Bajad las armas, herejes, traidores, y puede que os perdonemos! ¡Estais completamente rodeados! Cientos de creyentes Razimiri me han suplicado el poderos asesinar - pero perdonaré vuestras vidas si os rendís al Dios Viviente. Es vuestra decisión"
 

-¿Herejes y traidores? ¡HEREJES Y TRAIDORES SOIS VOSOTROS! ¡Que traicionáis a la propia vida buscando las enseñanzas de un Nigromante maldito! ¡Que seguís a un Falso Dios! ¡Vuestro destino es algo peor que la muerte!

-¡Da igual que seáis uno que ciento!

Y además no sois ciento, que hemos contado los jergones y sabemos que sois pocos, y los lobos, lagartos y elementales os han dado lo vuestro...

Stan observó a los simpatizantes Razimiris que podía ver. Incluidos los que estaban escondidos. Les superabban en número, pero tampoco tanto, a menos que hubieran más.

Pero eso daba igual, Keks había hablado por todos. Esto acababa aquí. Por lo menos eran humanos. Lo cual le agradaba al picaro que estaba harto de verselas con elementales, no muertos y demás seres horribles.

Vais a pagar por todos, oh sí. Ya lo creo.

No obstante intentó una cosa.

Un momento, un momento. Yo no he venido aquí a morir. Nos superan en mucho, hay tipos ahí econdidos en las columnas que nos van a hacer picadillo. Creo que deberíamos rendirnos ahora que todavía podemos.

- ¿Rendirnos?- Robert susurró al pícaro- Hemos venido a esto camarada. Pero no te preocupes, será rápido, y caerán muchos. ¡No cederemos a vuestros deseos, seguidores del mal!

Lástima que no tengamos potencia en los ataques a distancia, ellos no tienen más que armas de cuerpo a cuerpo...

Mientras comenta esto en voz baja a sus compañeros, Andrej echa la mano a su mochila para coger un frasco...

En el momento en que Andrej movió la mano, todos los Razmiri se pusieron a gritar y salieron de sus escondites. El líder, al cual veía sólo Andrej, se tomó la poción que tenía en la mano y desapareció de la vista de todos.

Parecía que ibais a tener que combatir por vuestra vida una vez más.

-Que vengan, yo estoy listo.

Al parecer el plan de Stan no había funcionado, y el jefe de estos sicarios no le había creído. Pero bueno, había sido una buena idea, sobretodo de haber salido bien.

Ahora era cuestión de centrarse en lo que tenían entre manos. El picaro se adelantó unos pasos hasta quedarse a la altura de Keks y desenfundaba su un dardo para lanzarselo al enemigo más cercano. Por supuesto el arma arrojadiza quedó muy lejos de alcanzar a su enemigo, pero eso no le importó, ya que desenfundó su estoque y se preparó para lo que se les venía encima.