Partida Rol por web

Abro la puerta. Un poco ojeroso y de bastantes malas pulgas. Para mi sorpresa, me ecuentro con Girac que viene acompañado de una niña pequeña recién marcada. La niña ha estado llorando pero Girac luce perfecto, como siempre. Por una vez su periquito no viene con él.

Girac! Qué sorpresa! ¿Quién es esta? Que niña tan guapa...

Cuando Zandar abrió la puerta Mañana ya había logrado recomponerse un poco. La advertencia de Girac le había hecho estremecerse, y recordando lo que había sucedido escasas horas antes, la pobre niña estaba bastante hundida como para no intentar obedecer.

La tristeza, eso sí, se le notaba.

En honor a la verdad Mañana lucía bastante bien. Su vestido, aunque de escasa calidad como era normal para los trajes de una esclava, estaba limpio, y aunque era evidente que había llorado la niña parecía sana. Su mirada era expresiva e inteligente, y aparentaba estar siendo adecuadamente educada, a pesar de su corta edad.

Probablemente Mañana se estremeció ante el tono de las palabras de Zandar. Era hermoso, sí, pero había algo que resultaba aterrador en esa belleza y que la niña esclava reconoció con rapidez. Sin embargo se esforzó en poner una sonrisa y agachar la cabeza mostrando respeto

Abro la puerta para que entre mi invitado.

Pasa, pasa, amigo. Briareos no está en casa. Debe de andar por los templos, rezando y postrándose y esas cosas que le gustan. ¿Quieres algo de comer? ¿Algo de beber?

Como siempre, hablo a toda velocidad sin esperar siquiera a que me contesten. Mientras, mantengo la puerta abierta para que pasen. En un momento dado llamo a Sintara.

¡Sintara! Tenemos invitados. Trae un refrigerio al salón.

Siempre tan cargante como él solo sabe, sigo sin comprender porque Briaeros es capaz de aguantarle, pero decido esconder esas opiniones ya que a pesar de todo Zandar no es tan malo como aparenta. Bueno, en realidad si, aunque es posible aguantarlo siempre que es necesario y a pesar de todo es un amigo.
Así que me limito a pasar, observando el comportamiento de Mañana cada poco y las reacciones de Zandar al respecto. Sin objeciones a ambas.

- La verdad es que es una visita por trabajo, pero si te aceptaría algo para refrescar la garganta. - declaro - ¿Entonces Briaeros no está? Una pena, tendré que conformarme contigo.

Pese al tono de broma, Zandar puede intuir facilmente que hubiera preferido encontrarme al clérigo de Hextor en la casa, pero de cualquier modo no sufro por no haberlo conseguido.

Je, je. Ya sabes que yo no soy mucho de rezar, sino más bien de los de dar sepultura Sonrio.Aún así haré lo que pueda por un compañero de armas.Sobretodo por los guapos.

Los guio hasta el modesto pero práctixo salón.

Sintara! ¿Donde te has metido? Espero unos segundos y continuo. Bueno, mientras llega, cuéntame, ¿en que podemos ayudarte?

- La verdad es que ya lo estas haciendo - le sonrío divertido ante su pregunta - Aunque me gustaría saber que pasa con esa Sintara.

Resultara interesante comprobar como se impone a sus esclavos y como reaccionan éstos y así Mañana podrá ver otro punto de vista.

Es evidente que teneis bastante prisa, porque lo cierto es que Sintara llega en un corto espacio de tiempo. La esclava elfa de Zandar es de una belleza superlativa y se nota tanto por su ropa como por su aspecto que está bien tratada. Viste unas ropas considerablemente mejores que las de cualquier esclava que Mañana haya visto, y en vez de argolla en el cuello lleva una diadema que, eso sí, contiene la inscripción "Sintara, esclava de Zandar". Inscripción por lo demás que Mañana no sabe leer. Su vestido es suficientemente escotado y corto para dar una buena visión de su cuerpo de exótica hermosura, y para contemplar la marca en su muslo derecho de la Z inicial del nombre de su amo.

Al entrar lleva una bandeja con varios vasos de cerámica, un té, algo de cerveza y unas pastas.
- Perdonad mi señor - dice a Zandar- ¿Desean que traiga algo más?

Por ahora nada, Sintara. Vuelve con Escarlata y avísame de cualquier novedad. ¿No quieres nadas más, verdad Girac?

Echo mano del té y me sirvo un poco. No tengo el cuerpo para alcohol sabiendo lo que me espera esta tarde.

- Con esto es más que suficiente.

Agradezco el ofrecimiento cogiendo uno de los vasos con cerveza y probarla antes de volver a hablar.

- ¿Me preguntaste por mi visita antes? ¿verdad? Bueno, es simple, le estoy enseñando a Mañana los diferentes sitios donde puede acabar - me giro para comprobar la reacción de la niña ante la elfa - por eso me hubiera gustado ver a Briaeros, aunque así también puedo mostrarle otras relaciones entre amos y esclavos porque la pobre sólo me tiene a mi de refencia y una mala experiencia en los Cinco fuegos... Pero no sabía que tuvieras una elfa Zandar, ¿dónde la has conseguido?

Cambio de tema tras mi explicación, claramente interesado por una esclava tan dificil de localizar y adiestrar.

Hincho el pecho de orgullo.

Sintara fue mi primera esclava y me llevó varios años de esfuerzos económicos conseguirla. Es mi más preciada posesión y de la que más orgulloso estoy. Es inteligente, eficiente, goza de un gran sentido común y además, como habrás comprobado es dolorosamente hermosa. Briareos ha tenido docenas esclavos, yo, hasta hace muy poco, sólo he tenido a Sintara. Hasta que conseguí a Escarlata, por supuesto.

Cuando mencionó el nombre de Escarlata mi aspecto ufano cambia a otro más preocupado. Una chispa de furia asoma cuando dilato mis fosas nasales al mencionar su nombre.

- ¿Necesitas ayuda con ella?

Pregunto volviendo a un tono más serio y acariciando el látigo para luego volver al más burlesco y habitual.

- Es lo mínimo que puedo hacer por la cerveza.

No ese tipo de ayuda Girac, le digo señalando al latigo, pero podría usar tu consejo profesional.

Empiezo a caminar en circulos por la alfombra mientras le cuento a Girac la historia Verás, hace un mes que derroté a Escarlata en La Arena. Como vencedor, me quedé con ella en propiedad. He estado adiestrándola yo mismo y a fe de Hextor que las cosas iban por buen camino pero, para mi enfado,  el otro día la encontre en el potro de Briareos con claros signos de que la hubieran forzado varios hombres. Una criatura que era todo fuego y bravura se ha visto reducido a un guiñapo tembloroso. Esa chica prometía darme grandes ratos y ahora no se si podré salvar lo que queda de su mente sin que quede rota como una muñeca...

Me fijo en la mirada de Mañana

Oh, no te equivoques, niñita. No soy ningún angelito, pero sí soy muy celoso de mis propiedades. Y cuando alguien toca mis cosas...bueno, generalmente no vuelve a tocar ya nada más .

El asunto no pintaba nada bien según su historia. En principio había pensado en que era una auténtica fiera y que el látigo habría bastado para domesticarla, pero éste problema requería un medio de acción diferente que yo hubiera preferido descartar antes de llevar a cabo, pero que Zandar quizás estubiera dispuesto.

- Sólo se me ocurre una idea. - comento girando el vaso en mis manos - En realidad dos, pero la segunda no es aplicable en este caso. Cuando se calme debes armarte de paciencia y hacerle descubrir el placer del sexo. Tendrás que armarte de paciencia e ir muy poco a poco con ella, eso significa no forzarla ni usar juguetes extraños ni tampoco que pienses en posturas de contorsionistas. - se lo dejo claro conociendo su obsesión - Empieza con cosas sutiles, caricias, besos... mastúrbala como mucho sólo cuando ella te lo pida. Y creeme que tardará en hacerlo.

Doy un trago a la cerveza tras la explicación intentando adivinar si de verdad Zandar tendrá la paciencia suficiente para tal labor.

- Si lo haces bien, puede que al final sólo sean capaz de saciarla media docena de hombres a la vez. Pero el riesgo a que acabe totalmente rota es muy alto, para que negarlo.

No creas que no suena bien tu idea. Cuando quiero puedo ser muy complaciente pero no creo que eso le hiciera ningún bien ahora mismo. Tal vez más delante, si consigo que se recupere...

Me quedo pensando unos segundos.

En cualquier caso, puede que su estado actual le sirva  a alguien para que vea como tratan algunos a los esclavos. Digo mirando con dureza a Mañana. ¿Quereis verla?

Me giro para mirar a Mañana valorando si será capaz de asimilar otro golpe como ese. Sería educativo, cierto, y también se le quedaría marcado en la mente lo cual no sería tan útil. Podría incluso resultar contraproducente, posiblemente la limitaría en sus relaciones futuras y no podría llegar al grado de excelencia que espero de ella.

- Me temo que no. No está preparada para esa escena.

Declino la oferta imaginándome el alivio de la niña por no tener que contemplar la realidad que su mente ahora solo imagina.

- Seguramente llegará el día en que no le importe o incluso puede que la disfrute - continúo mientras la observo - Pero aún le falta para ello, de cualquier modo dile a Briaeros que sus visitas no rompan tus juguetes, o que almenos te compensen por ello.

Pero aún en el caso de que tuviera razón en mi hipótesis, no era cuestión de ir diciéndole a los sacerdotes de Hextor cómo comportarse.

No creo que fuera Briareos, él conoce mi manera de tratar a mis esclavos y sabe que se juega la vida poniéndoles la mano encima sin mi permiso. Creo que sé quien puede haber sido y hoy mismo pienso confirmarlo en cuanto vuelva Briareos. Ya te contaré...

Me bebo el té que me quedaba en la taza. La charla por lo menos está sirviendo para desobsesionarme. Tal vez podamos resolver las cosas a la manera de Briareos. Si no, siempre están los canales y las alcantarillas...

- Uoo... lo creía capaz de todo con tal de progresar, quizás esté siguiendo otros caminos.

Comento ligeramente sorprendido, ya que de necesitar abusar de las esclavas de Zandar para contentar a algún invitado entraba dentro de las acciones que sería capaz de hacer el sacerdote, al menos según mi opinión.

- ¿No tendrá nada que ver la Casa de la Bestia trémula? Quiero decir directamente.

A Briareos lo tengo por más cauto aunque todo puede ser. En cuanto a la bestia trémula, se que un tal Aissaoui es su líder pero no se más de ellos. ¿A que te refieres?

Me reclino sobre el respaldo y cruzo las piernas.

- Nada importante, pero es posible que tenga negocios en común con ellos - lo que viene a ser ellos paga, yo cobro y ellos se llevan el mérito - Y no gustaría que de pronto se vieran truncados... aunque para ello debo terminar con Indur.

Añado pensativo calculando cuando podré empezar a sacar al hipogrifo sin que se encabrite, salga volando o me tire desde el cielo. Luego añado sonriente quitándole hierro al asunto.

- Pero tranquilo, si encuentro algo especial te lo guardaré.

Ya. Bueno, supongo que serán cosas de animalitos de esas tuyas...En fin, cuando vea a Briareos le puedo decir que has venido para verlo y que te busque, si quieres.

La visita de Girac empezaba a alargarse y yo no podia quitarme de la cabeza lo que esperaba cuando volviera Briareos. Además. Girac, pese a lo hermoso que era, podia ser bastante irritante...