Partida Rol por web

- Os espero aquí. Si no fuera por...bueno, iría con vosotros pero no puedo.- Esperaba que al menos, mientras llegaba el médico, la señorita Cabo se hiciera cargo de él. la veía compungida pro lo que acababa de ver. Deliciosamente tierna.

Salís de la habitación para bajar a la recepción del hotel donde podréis dar orden para que a primera hora de la mañana se envíen los telegramas.

A demás de informar que estáis vivos.- Dice Derek, quien baja los escalones saltando a la pata coja con bastante habilidad.- ¿Qué más hay que añadir en el telegrama?

Vuestros cuatro compañeros se marchan dejándoos solos con los cabo, el profesor Olive y el cilindro con el cerebro del profesor Zarramenov.

Tras estudiar con detenimiento las heridas de Wood, joven profesor Cabo pregunta interesado.- ¿Qué le ha hecho eso señor Wood? Parecen heridas hechas por un cepo que le haya apretado muy fuerte, pero resulta extremadamente difícil que un cepo pueda atraparle el pecho.

No podemos arriesgarnos a que entiendan inglés. Debería ser algo oculto–dijo Matt rascandose la cabeza. Al joven no se le ocurría nada.*

- Unos viejos amigos...- Contestó Wood apretando los dientes pro el dolor. Con la Señorta Cabo delante aún le quedaban fuerzas para hacerse el hombre.- Son seres monstruosos...insectoides. Tienen madíbulas duras y garras en forma de pinza. Eso ha sido. Acabé con varios de ellos pero uno se me abalanzó encima justo antes de que mis compañeros pudieran sacarme. - La mirada que lanzó al profesor Olive no tenía desperdicio. Estaba cargada de ira por haber hecho que tuviera que seguirle en medio de una ciudad en ruinas llena de esos insectoides.- ¿Creen que un médico...podrá hacer algo con...eso?- Señalaba al cerebro enlatado.

Roderick que había decidido acompañarlos más por su propio interés que por mandar ningún telegrama, escuchó a sus dos compañeros con las manos metidas en los bolsillos.

- Podríamos mandar el telegrama con las palabras principales puestas en clave- sugirio, la verdad es que no se le ocurrían muchas cosas- quiero decir, que podríamos elaborar el mensaje como si fuera normal y cambiar algunos nombres... creo que podrían entenderlo los interesados.

–Claro–refunfuñó Matt por lo bajo– Decir "ejecutemos a Rogers" llama menos la atención que "Matemos a Richard"...

El joven sabía que Craven no se refería a eso, y su lenguaje gestual lo delataba, pero la frustración era patente en cada uno de sus gestos.

Craven miró a Greywood unos segundos mientras hacía funcionar a sus neuronas, tras rascarse la barbilla añadió.

- El truco está en decir lo que queremos pero camuflándolo un poco... a ver que os parece esto "Cariño. Estamos sanos y salvos. Avisa al resto. Tenemos que quedarnos un poco más. ¿Y los niños? No me gusta que estén con el tio Ric. Ya sabes que desde que fuimos de excursión a Francia se aficcionó a la siesta y temo que bajo su cuidado se hagan daño. O bien despierta o tendremos que ponernos serios."

Colt escuchaba en silencio, como había aprendido a hacer en el ejército. Y aunque ahora no estaba se comportaba acorde a ello. Además, estaba más atento de lo que podía acontecer a su alrededor que de mandar el telegrama.

Después de escuchar un rato, intervino.

- Es importante que digamos que hay que despertar al "tio Ric"- dijo mientras miraba a uno y otro lado por si acaso alguien llegaba y les sorprendía-. Podemos decir que hemos encontrado alguien que le pasaba lo mismo que a él...su supuesta enfermedad...y que se cura levantándose y no durmiendo tanto... que es IMPORTANTÍSIMO que se despierte y levante...y no solo para él, si no para los de su entorno, sobre todo los niños.

Pues no es mala idea, Craven– Matthew se rascaba la cabeza.–Pero creo que tenemos que ser mas contundentes que "ponerse serios" "¿darle una lección?". Lo siento hermano, pero Urdish lo dejó bien claro. Si no consiguen despertarlo pronto...Y si tengo que elegir entre mi hijo y un vegetal...Lo siento. Mi hijo va antes.

Craven se encogió de hombros mientras tanteaba su pitillera para un nuevo cigarrillo.

- Como veáis... pero si somos demasiado explícitos es posible que quien no queramos se de cuenta del verdadero mensaje, creo que el mensaje ya de por sí es claro, pero modificad a vuestro gusto- sacó el cigarrillo y se lo encendió- ¿Qué os parece medidas drásticas?- volvió a sugerir tras dar una calada- por lo de dejar claro que es muy importante que se despierte... no se... no se me ocurre nada mejor.

Matt se rascó las sienes, pensando con fuerza. Tenía que ver algo inequivoco pero que sonase inocente. Algo que pudiese tomarse a chanza.

–Y sí...¿Como se vuelva a quedar dormido con los niños jugando le voy a matar? Digo yo que se note que es broma pero.. ¿No sonaría demasiado a que nos esperen?–el hombre sacó un cigarro y lo encendió enfadado consigo mismo. Los juegos de palabras no eran lo suyo, claramente.–No sé. Decide tú. ¿Crees que lo entenderán?

Lo mejor será que no dejemos que el médico vea eso.- Dice la mujer señalando al cerebro.- Lo más probable es que acabaran en el cuartelillo de la guardia civil y el cerebro entre los restos de la morgue o en una sacristía para que algún sacerdote le practique un exorcismo si lo oyen hablar.

¿Insectoides? ¿Podías describirlos mejor?- Pregunta Jordi después.

El profesor os escucha para luego decir.- Hay un compañero, Luis Redentor, que postuló hace unos años unas curiosas teorías sobre una extraña religión antigua, basada en el culto a fantásticos demo­nios. Por supuesto, lo único que consiguió fue crearse fama de excéntrico y lunático, teniendo que abandonar, al menos en parte, sus investi­gaciones.

Siempre pensé que no eran más que desvaríos, pero una de las razas de demonios que Luis describía coincide exactamente con la del ser que te ha atacado.

Esa última me gusta, simple y directa. Algo que la enfermera/espía entenderá sin problemas.- Dice Derek demostrando el poco aprecio que siente por la mujer de Matt.

De todas formas,-Añade Derek apoyándose en el mostrador junto al recepcionista.- No os preocupéis porque alguno de estos palurdos entienda algo de inglés. Es completamente imposible encontrar a ninguno en varias millas a la redonda.

Luego se gira y dice un par de palabras en el idioma local que evidentemente no entendéis, pero que surgen efecto pues el recepcionista os entrega una hoja de la compañía de correos y telégrafos de España donde podéis escribir el mensaje que telegrafiareis a los estados unidos.

- Pues entonces no le demos más vueltas al asunto- resolvió el capellán tras la intervención de Dereck- si no tienen ninguna sugerencia podríamos resolver ya este asunto... me gustaría salir para comprar tabaco... si es posible- concluyó alzando un poco las manos a modo de disculpa- es que casi no me queda.

- Escribid lo que queráis- comentó Ab encogiéndose de hombros-. El problema no lo tendremos aquí, si no en el lugar de destino. Allí es posible que alguien lo esté esperando, lo lea y entienda lo que queráis decir- dijo sin medias tintas.

- De todas formas es mejor poner lo que se quiere, pues di están esperando el mensaje pongamos lo que pongamos lo entenderán.

Dicho esto volvió a su posición de guardia escrutando todo aquel que se acercaba o les miraba.

Matt iba a responder a Dereck con furia, por el tono con el que hablaba de su esposa, pero Roderick actuó como cortafuegos, interviniendo antes de que pudiese hablar.

Tienes razón. Tenemos que hacer algo. Coge uno de los míos hasta que compre. En este puñetero país tardaríamos horas en conseguir comprar uno. La cosa es, podemos esperar que lo entiendan y traten de hacer algo por allá. Pero nosotros tenemos que encontrar la ciudad de los "migos" esos, en un desierto ¿Hay desiertos en España?

En ese momento tocan a la puerta y Montserrat se acerca para abrirla. En la habitación entra un hombre moreno de mediana edad y bastante buena planta, con un frondoso pelo y bigote negro.

El hombre intercambia en castellano unas palabras con los hermanos Cabo que evidentemente no entendéis y luego se acerca a la cama donde descansa Wood, al lado de ella deja su maletín.

Con ayuda de Jordi retiran las ropas que cubren las heridas de Steffan y en ese momento el doctor tuerce el gesto al verlas por primera vez y hace una pregunta a los Cabo. Cuando estos contestan el hombre empieza a sacar instrumental del maletín.

Le hemos dicho que esas heridas te las hecho con un cepo de caza.- Te informa Montserrat que acerca a Wood una botella de coñac.- El doctor dice que esto va a doler, es mejor que le des un par de buenos tragos a esto.