Partida Rol por web

Sonny no entendía nada. Aquel pozo convertía al río de agua ácida en una cascada. Sin embargo, la charca pro la que se veían obligados a pasar no parecía ser del mismo material.

- Ah bueno, sólo apesta, entonces.- Dijo al ver el experimento de Matt.- Pasemos de uno en uno, por si ...bueno, por si pasara algo.-Avergonzado por proponerlo y no ser el primero se ofreció voluntario.- Voy primero.

Al final no les iba a quedar otra que seguir... Roderick casi hubiese preferido que el agua fuese igual de corrosiva para poder darse la vuelta... Pero no, al final iba a ser verdad lo de que los estaban esperando. Con un hondo suspiro y un puchero lacrimógeno en su rostro se acercó cual cordero degollado al americano espera do su turno para seguir adelante.

- Preferiria no tener que bajar pero ya que no hay otra, creo que puedo hacerlo sin ayuda...

Sonny se introdujo en la charcha, lentamente, notando como paso a paso se hundía más y más en el lodo. Antes de avanzar un metro el espeso barro negro y maloliente ya le llegaba a la cintura y podía notar como lentamente se introducía por debajo del pantalón y empapaba su ropa interior. Tardaría años en quitarse esa desagradable olor, aunque de momento eso era lo único que había ocurrido.

Más seguro de si mismo, Sonny, decidió avanzar un par de metros más, la marcha era lenta y se haría duro atravesar los más de cuarenta metros de charca. En ese momento emergió del cieno una criatura sin forma, o al menos sin una forma que durara poco más de unos segundos. Negra como el mismo limo del que había salido y con claras intenciones de acabar con Sonny en ese mismo instante.

—¡Aparte de esa cosa!

Matt disparó a aquella serpiente de lodo, rogando porque bajo ese barro hubiese algo físico al que poder matar. La primera bala pasó entre el atacante y Abe. Aquello podía acabar tan mal como el tiroteo contra los perros esqueléticos. El soldado levantó la cabeza y avisó a su compañero antes de seguir disparando

—¡Sony! ¡Sigue cruzando, te cubrimos!

Como buen militar Sonny había empezado a cruzar el cieno con los brazos en alto, sujentando su rifle.

-¡Puaj! ¡Qué asco!- Empezaba a sentir el espeso lodo mojando la ropa y la piel y su rostro se había arrugado en una mueca de disgusto pro el fuerte olor.

Cuando vio salir a una sombra deforme del cieno casi pegó un grito no tan apropiado de un militar.

- ¡Pero qué coño es eso!- Lo tenía a escasos centímetros. No le hizo falta escuchar mucho más.Disparó con el fusil y continuó su avance esperando llegar a la orilla y rezando para que no hubiera más de aquellos bichos en la charca.

Ab había lanzado varias piedras al agua y veía que su idea era un rotundo fracaso. Tendrían que cruzar ese cenagal a pie. 

Entonces Sony comenzó a cruzar y cuando estaba por la mitad algo surgió del cieno. Era el mismo cieno hecho forma que se ergía por encima del agua.

Sin pensárselo dos veces, Ab sacó su fusil y disparó a aquella forma. No sabía si era amiga o enemiga, pero por la apariencia que tenía y cómo había salido no podía ser lo primero.

-¡¡Corre, Sony!! -grito el cabo a su compañero mientras disparaba.

El capellán se sobrepuso sin demasiados sobresaltos a la visión del ser del cieno y al igual que el resto de compañeros disparó contra la cosa que intentaba acabar con Sonny.

El ser de barro negro proyecta uno de sus apéndices en dirección a Sonny, que con un ágil movimiento es capaz de esquivarlo, aunque por escaso margen. Después de eso, todos empezáis a disparar vuestras armas de fuego y como soldados experimentados que sois acribilláis al enemigo sin contemplaciones.

Las balas atraviesan el cuerpo del ser que, con cada impacto, cambia su fluida forma, aunque no tenéis modo de saber si el ataque está siendo efectivo, pues esa cosa de formada por pestilente cieno negro no parece sangrar.

El fusil de Abraham hace un ruido raro cuando intenta disparar, una pequeña pieza metálica ha debido salirse del sitio impidiendo su correcto funcionamiento y ha quedado inutilizada hasta que sea reparada después del combate.

-20 pv. Le quedan 10 hasta retirarse.

Aterrorizado porque los disparos no sirvieran de nada, Sonny esta vez usó toda su energía para esquivar aquellos pringosos zarcillos y para poner distancia entre el monstruo y él. Esperaba llegar a tierra firme y poder olvidarse de aquella terrible experiencia.

Al ver que su arma dejaba de funcionar, el cabo la tiró al suelo y sacó su pistola. No quería perder el tiempo intentando averiguar qué demonios le había pasado al fusil, ahora tenían otras ocupaciones más apremiantes.

-¡¡Maldito fusil!! ¡¡se estropea en el peor de los momentos!! -rugió mientras cambiaba de arma.

Al ver que las armas no solo no parecían afectarle, sino que además podía dar a su amigo, el piloto hizo lo más lógico que podía hacer una persona... siempre que esa persona fuese Matt y no tuviese demasiadas luces. De un par de zancadas, consiguió llegar hasta el monstruo y agarrar uno de los zarcillos más grandes de aquel bicho . Ahora solo era cuestión de golpearlos con violencia, ayudado por la pistola para añadir más contundencia al golpe. Bajo todo aquel barro tenía que haber algo físico, y lo machacaría. Había que aprovechar que su mujer no estaba delante.

Roderick volvió a disparar su arma contra el ser de barro, iba a continuar haciéndolo cuando Matt se metió en la pelea cuerpo a cuerpo, complicando aún más su posibilidad de impactar al ser.

Sonny avanza un par de metros tratando de escapar del ser de cieno, pero moverse por el barro es lento y esa cosa cambia de forma aumentando su tamaño y siguiendo a su lado por mucho que este quiera separarse. Vuestros golpes y disparos vuelven a atravesar el lodo sin que podáis notar que vuestros intentos por acabar con el ser puedan servir de algo.

Nuevamente lanza sus apéndices contra los dos de vosotros que estáis cerca. Sonny consigue esquivar el golpe, pero Matt enlentecidos sus movimientos por culpa del barro negro en el que tiene hundido medio cuerpo no es capaz de retirarse a tiempo y recibe un golpe en el brazo.

Con la pistola en la mano, Ab disparó varios tiros a la cosa negra que había salido de aquel lodo. No sabía si surgiría efecto pues la balas parecía que atravesaban sin más aquella criatura, pero tenía que intentarlo.

¡PAM! El primer disparo retumbaron en la oquedad de la cueva como si fueran de fusil en vez de pistola. Pero Ab, acostumbrado a la batalla, no hizo caso y siguió impertérrito apuntando y disparando nuevamente a su objetivo ¡PAM! ¡PAM!

-¡¡Salid del fango!! ¡¡Si no funcionan las balas quizás tengamos que chamuscar a este bicho!! -les gritó a sus compañeros mientras disparaba.

Matt oyó a las balas silbar y se le pusieron los pelos de punta. Recordaba muy bien el disparo recibido un par de días antes. Había que acabar con aquel bicho o huir de él.

—Cruzad. Yo le entretendré— dijo mientras sacaba el arma alienígena y se disponía a atacar con él... quizá no con mucho cerebro, pues era un arma eléctrica y, si fallaba y golpeaba el agua bien podía chamuscarse a sí mismo.

La situación parece complicarse por momentos, vuestras balas y golpes no parecen hacer mella en el ser de pestilente cieno negro, cuya forma cambia para adaptarse a vuestra posición en la piscina de lodo y poder atacar a tanto a Matt como a Sonny.

Aún así, Abraham no perdió la fe y siguió disparando, una, dos, veces, pero disparar un arma en mitad de un combate tiene riesgos, Abe lo sabe y lo asume, pero es Matt quien nota un fuerte quemazón en el hombro cuando la segunda bala le atraviesa el músculo.

Mientras Matt saca el arma alienígena de los bolsillos y la coloca en su puño Abraham realiza un tercer disparo que impacta en el extraño ser.

En ese momento el ser finaliza su ataque y de repente se hunde en el cieno, dos segundos después aparece en el centro de la charca y justo antes de volver a hundirse ¿hace un gesto de reconocimiento? El ser no tiene cara, ni cuerpo ni brazos, pero todos juraríais que se ha quitado el sombrero ante vosotros.

Escucháis el sonido de un trueno antes de ver el rayo de debía precederlo. Luego llega al más absoluto de los silencios.

Tras los disparos la criatura pareció retirarse. Al momento se alzó e hizo un gesto como de respeto o de paso, para sumergirse y fundirse nuevamente en el lodo. Av de quedó unos segundos esperando sin fiarse de que no volviera a aparecer. Cuando pasaron, cogió su rifle encasquillado o rito y se acercó a sus compañeros y lo primero pidió disculpas a su Matt.

- Matt, perdona haberte alcanzado con uno de mis disparos... quería acabar con ...con esa criatura -se disculpo.

Luego mirando a todos les instó a  moverse con celeridad.

-Debemos movernos cuanto antes y salir de aquí. No me fío de que ese bicho cueva a aparecer...ese o un primo suyo. Cuando estemos más seguros, ya en las escaleras, nos curaremos -se permitió bromear el cabo mientras cruzaba el lodo hasta la otra orilla para proseguir la bajada de la escalera.

A salvo en tierra firme, Sonny trataba, enmudecido, de asimilar lo que había pasado y a lo que se habían enfrentado. Jamás había visto cosa igual. 

- Voy a volverme loco.- Dijo aún medio temblando.- ¿Se...se...ha despedido de nosotros?- Preguntó sabiendo que sonaba estúpido.

El ex-boxeador estaba un poco avergonzado. Al final Matt había tenido el arrojo para enfrentarse a aquel bicho mientras que él corría para salir del apestoso fango. Su compañero le había salvado la vida. Eran militares y no hacía falta agradecerse aquellas cosas, pero Sonny ayudó a Mattt a salir de la poza y se dirigió a él.

- Gracias, compañero.- Asintió a las palabras de Abraham. Tenían que tratar la herida del hombro , pero en un luhar seguro.

Recorréis lentamente el camino por la apestosa charca negra, esperando que en cualquier momento el ser del cieno vuelva a acabar el trabajo que había comenzado pues estábais seguros que con vuestros golpes y disparos no habíais hecho más que caricias al extraño engendro. Pero nada de eso ocurrió, ni un simple movimiento en el lodo, más allá de los que vosotros producíais.

En cuanto todos estuvisteis en el otro lado Roderick se acercó a Matt y evaluó sus heridas, por suerte para el soldado las heridas habían sido solo superficiales y el capellán pudo vendárselas con relativa facilidad, asegurándole que solo quedaría una pequeña herida.

Las escaleras continuaban su descenso al fondo del pozo.