Partida Rol por web

La bulliciosa ciudad de Wati estaba cerca de rebosar por la excitación. Aventureros de todos los rincones de la región del Mar Interior se habían reunido allí, bajo el sol caliente de Osirion, para explorar las tumbas de la necrópolis de la ciudad, esperando solamente que se les asignasesn sus primeros lugares para la exploración. Alrededor de los participantes, el público se había reunido para observar también la ceremonia. Se respiraba un ambiente similar al de un festival, y numerosos vendedores ambulantes estaban vendiendo bienes y refrescos tanto a participantes como a espectadores. Algunos comerciantes habían traído material que podría ser considerado equipo de aventuras para venderlo en el último minuto a los exploradores, mientras que otros anunciaban que podrían comprar los tesoros recuperados y las antigüedades de los que visitasen sus establecimientos.

Frente al imponente edificio del Gran Mausoleo, un inmenso toldo se había erigido entre pilares decorados en el mercado para proporcionar sombra a los sacerdotes de Pharasma que supervisaban el sorteo. Bajo el toldo, dos urnas colocadas sobre una mesa elevada a unos pocos metros del suelo sobre un escenario de madera construido para el evento. La gran sacerdotisa del Gran Mausoleo, Sebti El Cocodrilo, se sentaba tras la mesa mientras dos acólitos, uno a cada lado, conversaba con ella.

La noche anterior se habían hecho las averiguaciones pertinentes con respecto al sorteo y como participar. La inscripción la tendrían que realizar al día siguiente a primera hora, poco tiempo antes del fin del plazo. Deberían escoger un nombre para su grupo y una enseña con la que se identificarían. También consiguieron algo de información que podría serles de utilidad.

Los sacerdotes del gran mausoleo han decidido usar un sorteo para distribuir el acceso a las tumbas para hacer el proceso imparcial y conforme a los dictados del destino, en consonancia con los principios religiosos pharasmitas. La iglesia había cartografiado la necrópolis y había señalado los sitios seleccionados para la exploración, dividiéndolos en tres parcelas, desde la más pequeña y simple de las estructuras a la más grande y potencialmente más compleja. A cada grupo de exploradores se le asignarían tres lugares, uno tras otro, para que completasen la exploración de un sitio antes de acceder al siguiente.

Este proceso no pretendía simplemente ser arbitrario. La iglesia también buscaba evitar el conflicto entre grupos dentro de la necrópolis, el abandono de sitios más pequeños en favor de aquellos que pudieran contener más riqueza, y el soborno a funcionarios locales para obtener acceso a estructuras específicas investigadas por adelantado. El Gran Mausoleo estaba dedicado a permanecer neutral a lo largo de todo el asunto.

El joven truhán mostraba nerviosismo frente al sorteo. Quince siglos de tradición familiar recaían en sus hombros, quince siglos a la espera de que el elegido retornara algo de luz al casi extinto legado de los Lisimba. No era de extrañar que Ali frotara sus manos sudorosas y tragara saliva mezclada con la arena del desierto. A su alrededor un botín increible para dedos ágiles como los suyos en forma de bolsas de cintura de pretenciosos aventureros, no era lo que buscaba, el dinero fácil y rápido no era lo suyo, él había sido preparado para un fin más noble incluso que el que pretendía su nueva compañera Awib. 

Miró a sus compañeros y sonrió al darse cuenta de lo dispares y curiosos que eran y de que forma tan diferentes se comportaban ante el evento: Awib firme como una muralla parecía concentrada, como era normal por su estatura no veía gran cosas entre la multitud pero ahí permanecía inmutable. Ravic parecía hacer lo mismo que la enana y con un porte de plantado militar oteaba ligeramente sobre las cabezas del gentío. Nylwa inquieta, nerviosa y dotada de una ingenua curiosidad incordiaba a Abbas y a todo aquel que estaba cerca, conocido o desconocido, con preguntas o actos de tomarse confianzas. Y por último Ibrahïm... miraba de reojo a Nylwa y a Abbas, atento al sorteo en una curiosa introspectiva. Tal vez solo eran una panda de orates, pero para Ali eran posiblemente el grupo con el que el destino le brindaría la perdida gloria... El pendón del león de Wati hondearía alto de nuevo, Los leones de Wati estaban dispuestos.

Ravic estudiaba los espacios colindantes al Gran Mausoleo, como si de un acto de inercia se tratara. Su instrucción militar y su naturaleza estaban casi siempre presentes, manteniendo al explorador en una especie de estado de "siempre alerta".

Sin embargo, en su fuero interno, sus pensamientos regresaban a su pasado, su oscuro pasado. Ya había estado allí, ya le era familiar la estructura del edificio, aunque dudaba que lo recordasen, ..., hacía años que abandonó este lugar.

Pero el destino lo había arrastrado de nuevo a Wati. Como si una tarea hubiese quedado pendiente: ¿encontraría respuestas a su oscuro pasado? ....

Por fin. El día del sorteo había llegado.
Ibrahïm se reunió con sus nuevos compañeros y juntos aguardaban entre la multitud. El pensamiento del joven volaba lejos de allí, tratando de imaginar qué podía ser tan importante para que su destino se hubiese separado del de su maestro de un modo tan repentino. Para muchos, la exploración de la necrópolis era un buen -aunque arriesgado- modo de conseguir riquezas y fama; sin embargo, para él, no era más que una prueba: la oportunidad de demostrar lo mucho que había aprendido, que podía buscarse la vida solo... claro que Ibrahïm nunca caminaba solo; echó un vistazo a su diestra y allí estaba el bueno de Abbas, masticando con parsimonia el bajo de su capa.
Luego llevó la vista a su alrededor y contempló al variopinto grupo que se había forjado hacía apenas unas horas. Parecían buena gente, pese a las extravagancias de cada uno, e Ibrahïm les estaba agradecido por haberle brindado la oportunidad de ser partícipe de todo aquello.

- Sí - se dijo - Me siento preparado para lo que sea...

La muchacha no hacía ni puñetero caso de sus compañeros. aquello era mucho más de lo que podía haber soñado o imaginado. Lugares repletos de gentes de los cuatro costados de Golarion se reunían allí, con sus folklores y costumbres. A cada paso del camino, la bella Nylwa dejaba escapar una exclamación: ¡Ooooooh! ¡Aaaaaah!- y miraba a un lado y a otro con ojos vidriosos de emoción.

Corría de un tenderete a otro, para observar las artesanía que allí confluían: jarrones, pipas de madera, cristales trabajados con formas de caballos y telas de materiales diversos...¡¡Telas!! La chiquilla se escurrió entre la concurrencia que allí se agolpaba y se abalanzó sobre un puesto de telas. Comenzó a extraer unas y otras como una posesa creando un desorden irracional. Paños a un lado y a otro sin orden y concierto ante los berridos admonitorios del vendedor de turno.

Finalmente halló lo que compulsivamente buscaba... 

¡¡¡GALI!!! ¡¡¡AQUÍ GALI!!!- gritaba a Alí dando unos saltitos de alegría.

En sus manos portaba un pendón de tela rojiza en el que se bordaba un león rampante... Seguramente de Taldor... Pero eso, a ella no le importaba.

La ceremonia comenzó cuando la gran sacerdotisa del Gran Mausoleo, Sebti El cocodrilo, se elevó sobre sus pies por encima de la multitud. Sebti parecía sorprendentemente joven para ostentar una posición tan distinguida, pero tenía un aire confiado de autoridad. Después de pedir silencio, comenzó con una invocación a la Dama de las Tumbas, seguido por una breve historia de la fundación de la necrópolis. Sebti, concluyó diciendo lo siguiente:

¡Que dé comienzo el sorteo! Aunque muchos de vosotros habéis solicitado sitios específicos para explorar, dejaremos estas cuestiones al destino. La Señora de las Tumbas es mucho mejor juez del destino que los que estamos en esta esfera mortal. Las puertas de la necrópolis se abrirán mañana al amanecer. Utilizad esta noche para prepararos para la tarea que tenéis por delante. Dejad que este consejo os guíe en vuestra empresa en este lugar santo: recordad cómo ocurrió todo esto, la choza de cada esclavo es un memorial en honor de los difuntos. Que la bendición de la Dama os acompañe.

Después de que Sebti regresara a su asiento, cada uno de los dos acólitos que le acompañaban extrajeron un símbolo de madera en las urnas que había sobre la mesa. El primer símbolo identificaba el grupo aventurero, y era idéntico al que ese grupo recibió cuando se registró para el sorteo. El segundo objeto determinaba qué tumba era asignada a dicho grupo. Entonces un representante del grupo elegido era convocado al escenario para presentar el símbolo de grupo a uno de los acólitos. Una vez que se había confirmado la identidad del grupo, Sebti mostraba al representante la ubicación del primer lugar de exploración de ese grupo en un mapa de la necrópolis entera. También daba al representante un mapa bosquejado, más pequeño, que mostraba la ubicación del sitio en referencia a las puertas de la necrópolis. Una vez que un grupo había recibido su encargo, el proceso se repetía con un nuevo grupo. En un determinado momento se mostró el siguiente símbolo:

LOS LEONES DE WATI

Un representante del grupo se acercó al escenario para recibir la asignación…

La ceremonia estaba siendo muy formal. Quizá lo que más le llamó la atención era la sorprendente juventud de la Gran Sacerdotisa. No la recordaba de su estancia en Wati, ...., pero tampoco recordaba cada detalle, y a veces sus recuerdos era simples fogonazos, sobre todo, después de aquel día .....

Ravic se vio devuelto a la realidad desde su ensimismamiento, y el emblema de su grupo, quizá efímero, aunque eso lo dictaría el destino, salió a la palestra. Ahora uno de ellos debía subir para terminar el protocolo. Con voz extrañamente calmada se dirigió al grupo:

 - Quizá no sea el más indicado para decirlo, y menos conociéndoos tan poco, ..., pero creo que el más indicado de nosotros sería Awib, ..., pese a que Alí se muere de ganas de hacerlo. - Dijo con una media sonrisa, la primera que mostraba, en dirección al extranjero de estrafalarios ropajes.

Awib había permanecido la mayor parte del tiempo con un rostro solemne y serio ante todo el bullicio durante la celebración de la ceremonia inagurual. Aún tratando de conocer un poco a cada uno de los demás integrantes de los ahora llamados "Leones de Wati" se sorprendió ante la petición de Ravic.

- Si así lo deseais, acudiré como representante de nuestra expedición ante la sacerdotisa. - dijo con una voz que desprendía seguridad y convicción. Acto seguido, subió los escalones poco a poco, envuelta en un aura de majestuosidad accentuada por su armadura de placas de manufactura phamet, la diadema en la frente y esa exótica feminidad que parecía percibirse en la heralda de la Esfinge.

Cuando se halló frente a Sebti, la enana inclinó la cabeza mostrando respeto. Estaba claro que a diferencia de otros representantes de grupos de saqueadores y exploradores, Awib sabia como rendir los honores y el respeto necesario ante aquel tribunal.

- Awib Osezis III del Clan Maestroesfinge se presenta ante vos como designataria de la expedición de los Leones de Wati para recibir la asignación.... - dijo con un ritmo y voz que parecía estar calculada a la perfección.

Cuando Ravic sugirió que el mejor representante para el grupo en el sorteo debía ser la enana algo se le partió en el corazón, tal vez aun nadie sabía cual era su objetivo, ni él sabía el de los demás, pero había de reconocerse que el joven pícaro los había reunido como grupo (de forma poco ortodoxa, pero era un experto en esos menesteres). Alí se sentía protagonista en esta empresa y por ese motivo propuso el nombre que había adoptado el grupo... pero en fin, parecía que la enana se sabía los protocolos y sabía lo que se hacía.

Nunca le dejes los menesteres diplomáticos a un soldado... siempre le comentaba su padre o acabarán en conflicto

Bienhallada, Awid del clan Maestroesfinge. Tu presencia nos honra, y nos habla de la importancia de la exploración de la necrópolis. Si un clan pahmed se involucra en la vigilancia de las antiguas costumbres podemos dar por sentado que se cumplirán las normas y no se cometerán sacrílegos actos allá donde estéis. Por otra parte, hace muchos años, muchísimos, que no se escuchaba en esta ciudad un nombre como el de vuestro grupo... Sea casual o no, recordad que en Wati la memoria llega muy lejos... Y los actos del pasado, para bien o para mal, son difíciles de olvidar.

Sebti enseñó una moneda de madera con un símbolo escrito. El acólito situado a su diestra tomó nota del hecho relacionando el nombre del grupo con los lugares que les había tocado en suerte.

Vuestro primer destino es la tumba de Akhentepi, una tumba anterior a la plaga de la locura, ubicada en el cementerio original de la ciudad en la sección oriental de la necrópolis. Podéis usar este mapa bosquejado para encontrar el lugar. Que Pharasma os guíe en vuestro cometido.

Cuando Sebti finalizó el sacerdote pharasmita situado a la izquierda del Cocodrilo se levantó e inició un discurso, que de tantas veces que había repetido parecía una letanía religiosa.

Se espera que los exploradores que estén explorando dentro de la necrópolis sigan tres reglas básicas, como ha mencionado la suma sacerdotisa Sebti El Cocodrilo en su discurso durante la ceremonia de apertura. Esto es

Recordar cómo se llegó a esto: la Plaga de la Locura se desató sobre la ciudad de Wati mientras las autoridades religiosas se dedicaban a las luchas internas. Esta regla es un recordatorio de que la necrópolis sigue siendo un lugar sagrado y aquellos que se involucran en conflictos innecesarios y bandolerismo no son sólo delincuentes, también son sacrílegos.

Cada choza de un esclavo es un memorial: cada estructura dentro de la necrópolis es un testamento a la gente que vivió y murió en la ciudad. Los exploradores no deben profanar o destrozar las estructuras permanentes y tumbas, sino preservarlos como los memoriales que pretendían ser. Algunas estructuras pueden estar en ruinas o decrépitas, pero no se tolerará la destrucción intencional e innecesaria.

Honrar a los difuntos: los muertos deben ser tratados con dignidad y respeto. Si los enterrados necesitan ser molestados para recuperar una antigüedad o reliquia, habrán de ser devueltos a sus lugares de descanso cuidadosamente. Se entiende que los antiguos muertos a menudo son frágiles, pero no hay necesidad para extraer el contenido de un sarcófago de dejar el cadáver tirado en el suelo. Esta regla no se aplica a los muertos vivientes u otras abominaciones.

No cumplir con estas reglas pueden resultar en, y no se limita a, la expulsión de la necrópolis, la prohibición de continuar con la exploración, la incautación de objetos recuperados y el arresto y enjuiciamiento por las autoridades locales.

Loada sea Pharasma

Acabada la exposición, el acólito volvió a sentarse a la espera de que el proceso continuara y un nuevo representante de algún grupo se presentara.

Por fin las cartas estaban sobre la mesa. Ya tenían destino a donde dirigirse y la sangre de la muchacha hervía de emoción y ansia por adentrarse en la aventura. Como si de un tic se tratara, se acercó hasta la enana y palmeó su hombro de forma repetitiva media docena de veces...

- ¡¿Cuándo nos vamos?!... ¡¿Cuándo nos vamos?!... ¡¿Cuándo nos vamos?!...- repitió de forma insistente siendo incapaz de mantenerse quieta en el mismo sitio. - ¡¡Vámonos yaaaaaaa!!...- dijo agarrando el brazo de Alí y tirando de él con insistencia - ¡¡¡Joooooo!!! ¡¡Se nos va hacer de noche!!

El Sol ni siquiera había alcanzado el culmen del mediodía, pero la muchacha de piel tostada, ojos verdes y sonrisa amplia, parecía tener demasiado prisa en su corazón. Quizás fuera la juventud o quizás algún secreto que guardara en lo profundo de su corazón, lo que era manifiesto, es que le resultaba imposible mantenerse calmada...

- ¡¿Vamoooos?!- Volvió a preguntar con exagerando la expresión de su cara.

Ahora ya sabían dónde debían ir. Al fin, la "aventura" podía dar comienzo.
De todos, la más impaciente por partir era sin duda Nylwa; de hecho, su insistencia rozaba la psicopatía.
Su explosión de histeria fue percibida incluso por Abbas, que se colocó entre las piernas de Ibrahïm, con cierto temor.

No obstante, lo que realmente inquietaba al muchacho era la facilidad con que el sacerdote había hecho mención a la posible presencia de no-muertos. Su mentor ya le había hablado largo y tendido de las nefandas obras de algunos nigromantes, que se creían con poder para jugar con la mismísima muerte. También le había enseñado el mejor modo de destruir semejante vileza; con todo, nunca se había enfrentado a tal corrupción, y se le hizo un nudo en la garganta sólo de pensar en ello.

Decidió desechar tales pensamientos y enfrentarse a sus temores cuando llegase la ocasión, no antes.
Volvió a la realidad, donde lo más apremiante era tratar de controlar la fogosidad de la compañera.
- Vamos Nylwa, tranquilízate un poco, ¿quieres? - dijo con una sonrisa y en un tono dulce.
- Partiremos enseguida, pero antes tenemos que estar seguros de que llevamos todo lo que pudiésemos necesitar. - Se dirigió al grupo: - ¿Os parece bien que hagamos inventario de lo que tenemos cada uno? también podríamos discutir qué planes tenemos...
Bien mirado, no hacía ni un día que se conocían, y cada uno de ellos tendría su propio modo de ver las cosas y de afrontar la vida; necesitaban llegar a un punto común para poder avanzar juntos.

Él mismo se había pasado los últimos años en el desierto, donde a priori, sólo hay libertad... pero incluso allí necesitas planificar bien cuál va a ser tu próximo paso. De lo contrario, nadie sobrevive...

Ya tenían el objetivo. La primera reacción de Nilwa no le sorprendió. Sin embargo, Ibrahïm le dejó boquiabierto. De golpe se había vuelto cuerdo. Pero se puso a su lado dispuesto a colaborar:

 - Yo dispongo de cuerda. Pero nos haría falta iluminación.

- ¡¿Entonces no nos vamos?!- exclamó Nylwa con cierto aire de fastidio. Estaba deseosa de emprender la marcha, de embocar el sendero de la aventura y descubrir todo el mundo que hasta el momento le había sido privado. Había leído libros y recibido las sabias instrucciones de sus preceptores, pero aquello ya no era suficiente para la chiquilla. Notaba una fuerza interior que luchaba por irrumpir y expresarse, una fuerza que hasta el momento había sido camuflada y apaciguada, pero que todos sabían que tarde o temprano eclosionaría para convertirla en un precioso cisne. 

- ¡¿De verdad que no nos vamos?!... ¡¡¡Joooooooo!!...- volvió a exclamar con tono infantil. 

- Bueno - dijo, respondiendo a Ravic - Yo también tengo cuerda, además de un frasco de un brebaje que me dio mi maestro para paliar los efectos del veneno. En cuanto a la luz, yo me encargo; tengo mis truquitos.
Ibrahïm dijo esto último con media sonrisilla, para darle un toque de misterio.

Mientras tanto, Nylwa era incapaz de tranquilizarse. - Claro que nos vamos, leche. Pero habrá que preparar las cosas ¿no? Ya no nos viene de unos minutos...
El joven se giró hacia la compañera para hablarle y mientras lo hacía gesticulaba con gesto de hartazgo, poniéndose casi a su nivel, lo que le daba un tono bastante patético a la conversación.

Cuando Nylwa se colgó de su brazo y estiró de él con las prisas de una adolescente que cree que no hay un mañana a Ali se le subieron los colores, sin duda era una niña preciosa y en una edad tierna y apetecible... Sacudió la cabeza y entró en razón, pues su fin iba más allá de los placeres mundanos y terrenales:

Querida, un poco de paciencia! ya tendremos tiempo para conocernos más

dijo arqueando las cejas de forma repetitiva

yo voy perfectamente equipado, cambiando de conversación. Llevo material de escalada, además de cuerda hace falta un garfio normalmente, y también llevo herramientas de... se contuvo mirando a la enana ... de trampero y exploración si hubiese dicho de intrusión o de ladrón quizás hubiese dado pie a confusiones. Llevo una antorcha con su yesquero, claro, aunque si Ibrahïm es capaz de iluminarnos mediante algún sortilegio quizás no haga falta... o si, yo que se, no está de más llevarla, y un odre de agua, es importante estar hidratado en estas tierras, no me gustaría que me diera un golpe de calor o algo así... ni que os lo diera a vosotros, claro. Dibujó una enorme sonrisa forzada.

- ¡¿Sííííí?!... ¡¿Nos conoceremos más?!...- Exclamó con alegría e inocencia la bella chiquilla de piel bronceada y piel tersa. Parecía haber estado viviendo en una urna todos los años de su vida. En su cuerpo no había ni una sola mancha o marca de enfermedad. Pero lo que resultaba sobrecogedor era su pueril comportamiento exento de malicia. El sarcasmo y la ironía, eran conceptos no descubiertos por la hermosa Nylwa, que respondía a todo y a todos con una pura y limpia sonrisa de su relicario blanco y brillante de dientes. Era una flor que se abría ante un mundo desconocido, con sus coloridos pétalos como bandera.

- ¡¡Yo tengo esto!! ¡¿Servirá?!- dijo mostrando su guisarma. Aquel arma de asta, casi duplicaba la altura de la chica, pero a pesar de eso, parecía manejarla con soltura... como si no pesara.

Awib observó con suma curiosidad a la pequeña Nylwa, y no parecía perder pista de sus movimientos debido a que esta había servido de nexo con los recien bautizados "Leones de Wati", pese a no saber porque esta parecía estar esperandole antes incluso que llegara a la taberna. 

La heraldo de la Esfinge dió un golpe secó con su gran martillo cuando lo dejó en el suelo, permaneciendo este verticalmente colocado. - Yo llevo lo básico, raciones y yesca y pedernal, los phamet hemos aprendido a sobrevivir en estas tierras con nuestras propias manos. - dijo haciendo gala de la fuerte constitución de los enanos. Luego volvió su mirada, profunda y seria, a Nylwa. - Dime muchacha, aún no me has dicho por qué me buscabas y como sabías que estaría en aquella taberna.... -